"Pérdida de España" - Batalla de Guadalete ¿711?
[Para las fuentes
históricas de la batalla de
Guadalete, ver la glosa, sin citas, en elretohistorico]
[Ajbar Machmúa. (Crónica bereber del siglo XI, los hechos, del 711)]: Musa nombró a un liberto suyo, jefe de la vanguardia, llamado Tariq ibn Ziyad, persa de Hamadán -aunque otros dicen que no era liberto suyo, sino de la tribu Sadif-, para que fuese a España con 7.000 musulmanes, en su mayor parte bereberes y libertos, pues había poquísimos árabes, y pasó en el año 92 [de la Hégira, 711 de la era cristiana]... [El rey Rodrigo] estaba ausente de la corte, combatiendo a Pamplona, y desde allí se dirigió hacia el mediodía, cuando ya Tariq había entrado, habiendo reunido contra éste un ejército de cien mil hombres o cosa semejante, según se cuenta. Apenas llegó esto a noticia de Tariq, escribió a Musa, pidiéndole más tropas y dándole parte de que se había hecho dueño de Algeciras... pero que el rey de España venía contra él con un ejército que no podía contrarrestar. Musa, que desde la partida de Tariq había mandado construir barcos y tenía ya muchos, le mandó con ellos 5.000 hombres, de suerte que el ejército acaudillado por Tariq llegó a 12.000... Encontráronse Rodrigo y Tariq, que había permanecido en Algeciras, en un lugar llamado el Lago [quizá la laguana de la Janda], y pelearon encarnizadamente; mas las alas derecha e izquierda, al mando de Sisberto y Obba, hijos de Vitiza, dieron a huir, y aunque el centro resistió algún tanto, al cabo Rodrigo también fue derrotado, y los musulmanes hicieron una gran matanza en los enemigos. Rodrigo desapareció.
[Crónica bizantina-arábiga del 741]: Tras reunirse una numerosísima multitud de sarracenos, invadieron las provincias de Siria, Arabia y Mesopotamia, ejerciendo el principado entre ellos Mahmet, nacido en el seno de una tribu de nobilísimo linaje entre las de ese pueblo, varón muy sabio y conocedor de antemano de todo lo que había de ocurrir. El citado príncipe de los sarracenos, Mahmet, cumplidos ya los diez años de su reinado, llegó al fin de su vida. A éste desde entonces y hasta nuestros días lo honran con tan gran honor y respeto que en todos sus sacramentos y sus escritos afirman que fue un apóstol de Dios y su profeta. En substitución de éste al frente de los sarracenos es elegido por los suyos Habubecar, cuyo origen era el mismo que el de su predecesor. Éste llevó a cabo una gran expedición contra los persas, devastó sus ciudades, y se apoderó de numerosas fortalezas y plazas fuertes de éstos”... Hulit [Al-Walid I -gobernó entre 705 y 715-] obtuvo a continuación el cetro del reino de los sarracenos, según lo que había establecido su padre, sucediendo a éste en el reino. Reina durante nueve años. Fue un varón de una gran sabiduría a la hora de desplegar sus tropas, hasta tal punto que, aun viéndose privado del favor divino, destruyó los ejércitos de casi todos los pueblos vecinos a él. Y debilita especialmente al Imperio romano con continuas incursiones, y a las islas las llevó casi a la extenuación. Sometió con sus conquistas los territorios de la India. Y en las regiones de Occidente, por medio del general de su ejército de nombre Musa invadió y sometió el reino de los godos en Hispania, reino firme y poderoso desde antiguo; y tras echar abajo este reino, hizo a los godos súbditos suyos. Llevando así a cabo prósperamente todas estas guerras, durante el noveno año de su reinado, tras haber sido mostradas ante él riquezas procedentes de todos los pueblos tal y como él lo había imaginado, llegó al final de su vida.
[Crónica mozárabe del 754 (citadas en Javier Albarrán, Dos crónicas mozárabes, fuentes para el estudio de la conquista de al-Ándalus, 2011)]: Ulit [Al Walid] fue hombre de tan extraordinarios conocimientos militares, que aun faltándole la ayuda divina, destrozó los ejércitos de casi todas las provincias limítrofes, y sobre todo debilitó la Romania con devastaciones constantes. ... También en Occidente sometió el reino godo asentado en España con una solidez ya tradicional –lograda en casi 350 años, desde su origen y principio en la era 400–, y que desde Leovigildo se había ido extendiendo pacíficamente por toda España durante 140 años hasta llegar a la era 750 en que fue destruido gracias a Muza, general del ejército enviado allí, y hecho tributario. ... [Ante de esto, en el reino visigodo] a ruegos del Senado ocupa Rodrigo el trono en virtud de una revuelta. Reina un año, pues en el quinto del imperio de Justiniano, nonagésimo tercero de los árabes, sexto de Ulit y 750 de la era, tras reunir un gran ejército contra los árabes y los moros enviados por Muza, esto es, Taric Abuzara y otros, que estaban realizando incursiones a la provincia que hacía tiempo le estaba encomendada y devastaban muchas ciudades, se fue a las montañas Transductinas [de difícil identificación -Iulia Traducta era el nombre de una ciudad que puede ientificarse con Tarifa o con Algeciras-] para luchar contra ellos y cayó en esta batalla al fugarse todo el ejército godo que por rivalidad y dolosamente había ido con él sólo por la ambición del reino. ... mientras devastaban España los ya mencionados expedicionarios y ésta se sentía duramente agredida no sólo por la ira del enemigo extranjero, sino también por sus luchas intestinas, el propio Muza (…) atravesando el estrecho de Cádiz penetra en ella, injustamente destrozada desde tiempo atrás y la invade para arruinarla sin compasión alguna. ... ¿Quién podrá, pues, narrar tan grandes peligros? ¿Quién podrá enumerar desastres tanto naufragio sin puerto? Pues aunque todos sus miembros se convirtiesen en lengua, no podría de ninguna manera la naturaleza humana referir la ruina de España ni tantos ni tan grandes males como ésta soportó. ... Con el fuego deja asoladas hermosas ciudades, reduciéndolas a cenizas; manda crucificar a los señores y nobles y descuartiza a puñaladas a los jóvenes y lactantes (…) Así, sobre esta España desdichada, en Córdoba (…) establecen un reino bárbaro... [Enterado el califa, impone una multa por haberse realizado tal invasión sin su permiso.] Muza, admitiendo el consejo de Urbano [posbilemente el que en otras crónicas es llamado Julián, conde de Ceuta], hombre de muy noble estirpe, de una región africana, educado en la doctrina católica, que había ido con él por las provincias españolas, acepta gustosamente pagar la multa impuesta, sin importarle nada, pues dada su gran riqueza, incluso le parecía pequeña.
[Una
leyenda se entronca con la mítica mesa del Rey Salomón, que los
godos habrían obtenido en el saqueo de Roma e incorporado a su no
menos mítico tesoro; encerrada en una estancia del palacio real de
Toledo, con la prevención de no ser nunca abierta. Rodrigo no puede
resistir la curiosidad y la abre, contemplando en la mesa una
representación de guerreros de extraño aspecto, con un texto que
profetiza que tales destruirán tu
reino.]
https://www.abc.es/cultura/20150303/abci-leyenda-mesa-salomon-201502191022.html
[También
la curiosidad de Rodrigo le hace, en otra variante de la leyenda,
contemplar la belleza desnuda de Cava, hija del conde de Ceuta, don
Julián. El rey la fuerza, y en venganza don Julián facilita a los
musulmanes cruzar el
Estrecho.]
https://www.abc.es/cultura/20150201/abci-leyenda-cava-perdida-espana-201502171213.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
Romance
de don Rodrigo
[Posteriormente
el rey busca un lugar apartado para cavar su propia tumba y
enterrarse; un ermitaño le viene a ver hasta que de la fosa sale
este lamento:] Ya
me comen, ya me comen / por do más pecado había (citado
en El Quijote).
http://www.digibis.com/digibib-demo/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1000338
Estoria de los godos, del arçobispo don Rodrigo [Jiménez de Rada]. Ser. Princ. Joannis II, Aragonum Regis vita / per Gundisalvum Garsiam de Sancta Maria. Relación histórica del príncipe don Carlos de Viana / por José Queralt y Nuet ; documentos precedidos de una introducción por Antonio Paz y Meliá que publican el Marqués de la Fuensanta y José Sancho Rayón, Madrid, 1887
DE LOS REYES GODOS PUES EGICA.
XXXVI. Pues Flauio Egica, . iij. annos ante que muriese, puso á su fijo U[i]tiza [Witiza], el que ouo en Cisilona, en el regno Gallizia, et mandól que morase en Tuda, la mas uiciosa ciudad de Gallizia: alí echara á don Fáfila, padre de Pellagio. Pues Uitiza, por razón de su muger, ouo de ferir con un palo en la cabeca et á. Fáfilla, et desso murió, et fué enterrado en .xij. annos, que es agora dicho Panpliga. Murió don Egica en Toledo de su muerte, et regnó Uatiza era de [d.]cc. et .xl., et regnó .ix. annos. Este comencé bien, et tomó los exulados que aquel rey echara de tierra, et perdonó á los que el padre querie mal, et fizo concilio sobre ordenamiento del regno, maguer non es escripto. Pues que començó en todo mal, echó de tierra á Pelayo, fijo de Fáfilla, que pues lidió bien con moros; esto fizo por sanna que ouo con su padre Fáfilla. Comencó U[i]tiza de seer luxurioso, prenderse las mugeres de sus uasallos et de los otros por fuerca. Era estonz primado en Toledo Gunderico, bueno et sabio, et fué pus él Sindendo, bueno et sabio; este duró fasta el tiempo del rey Rodrigo, que se perdió la tierra. Uatiza, que cresció en todo mal et uió quel contrallaua [et] quel paraba rebel[día] don Sidendo, el primado de Toledo, et por los males que fazie aporfazaua, et que se enuiaua querellar et apellar á la cort del papa, ouo miedo quel podrie uenir danno de Roma, fizo su cort, et mandó á los clérigos que casassen et tomasen cuantas mugeres quisiesen, por seer bien con ellos, et mandó que non obedesciesen á Roma. Haéuos el regno de los Godos, que era alto et poderoso, que tenie de mar á mar, de Tangi, cibdad de África, fasta el Ruédano, regno noble de buenos príncipes et de catholicus prelados et de buenos dichos, así commo de Leandro et de Ysidoro et de Ladio, de Eugenio et de Ildefonso et de Iuliano et de Fulgencio et de Martino Dumien[se] et de Ydalio de Barcilona et de Taio et de T. de Caragoca et de los sabios de Córdoua, tornado á mal et á poco seso et á sobeianía et á discordia et á luxuria, tan bien los clérigos commo los legos, los grandes et los chicos, los buenos et los malos. Pus Uitiza, porque temie del regno que se leuantase guerra contra él fizo derribar los muros de llas uillas et tornar las armas en reias et en legones et en lauores, que se non temiesen de usar su peccado et su mal. Dios ouo dolor del regno de los Godos, et ouo de crescer Thufredo, fijo de Recesuyndo, que deu[i]e por derecho heredar; et era buen ninno et de buenna uentura et amado de todos. A tiempo, por que quiso regnar, echólo de tierra do'n naciera, et vínose Thufredo á Córdoua, et allí seyendo casó con Tacisilona, que era noble et de grand linage, et ouo en aquela muger á Rodrigo. Regnó Uatiza pues su padre Egica, et segudó de mas á Thufredo, et prísolo, et sacól los oios. Otrosí quiso fazer á don Pelayo, fijo de Fáfilla, á quien él ouo ferido de un fuste, por que murió; et non lo pudo prender, que Dios non quiso; et fuyóse en Cantabria, et alí escapó, et retóuolo Dios á su seruicio. Estonz Uatiza toliól el arcobispadgo de Toledo á don Sidendo en su uida, et diólo á su hermano que h. don Oppa, arcohispo de Yspalis, ca era su hermano el factor en todo mal et en toda luxuria; et reuocó los iudíos, et tolió et quebrantó los priuileios á las yglesias del regno. Dios, que se nunqua pagó del mal, fizo y uindicta: cresció Rodrigo, et por amor del padre era muy amado de los Romanos, et dieron-le ayuda, et leuantóse contra Uitiza, lidió con él, et prísolo, et cególo, et así commo él fizo al su padre Thufredo, et exulólo á Córdoua, et toliol el regno, et así murió era de [d.]cclj. Et maguer ouo dos fijos, Siseberto et Ebam, non regnaron, que los non quiso el pueblo por el padre, que les fué malo et cruo. Con ayuda de los Romanos, uiuiendo Uitiza, regnó Rodrigo el .vij° anno del regno de Uitiza, en la era [d.]ccxlix., en el .iiij.º anno que regnaua Ulith, en la era de los Arabes .lxxxxj.º Regnó Rodrigo .iij. annos, .i. por sí .ij. uiuiendo Uatiza. Rodrigo 11 echól de tierra et á Siseberto et á Enba, fijos de don Uatiza; et recibiólos don Recilla, cuende de Tingitania, por amor que ouo con su padre don Uatiza. Auie estonz en Toledo un p[a]lacio que un rey ficiera executar, et puso y un cannado, et puso por fuero et por ley que nunqua abriessen aquel palacio, et cada rey que uiniese que pusiese y su cagnado; et así fasta el tiempo del rey Rodrigo. Pues él non auiendo guerra nin coyta nin mengua, creciól coraçon por saber si auie tesoro en aquel palatio, et non quiso escuchar por conseio de los suyos, etfizo abrir el palatio, et non falaron y mas de una arca, et ya allí non pudo ser grand tesoro commo él cuidó; et abrieron el arca, et fallaron y un panno de seda preciado, á formas de omnes, et escripto aderedor; las formas de los omnes, que eran con barbas luengas et tocas en las cabeças, et uestidos anchos commo almexías; las letras eran griegas, abraecas et latinas et aráuigas, et todas diz[i]en esta razón: «Al tiempo que este palacio será abierto, et esta arca catada, et este panno sacado, se perderá Espanna, et perderán los Godos su regno, et ganarán ientes desta facion que son aquí.» El rey Rodrigo, en que uido esto [et] non falló tesoro commo él cuydaua, de mas oyó tan mal mandado, ouo miedo, et pesól: fizo el panno tornar á su arca, et cerraron el palatio como ante era. Estonz era costumbre que los altos omnes enuiauan sus fijas á criar á casa del rey por criarsse de meiores maneras. Otro-sí enuió una su fija el conde don Iulian á tiempo, e sposóla con el rey Rodrigo. Pues el rey ouo su conseio sobre la demost[r]ança que fallaron en el panno, demandó qué omnes eran, et falaron que se levantaran en Arabia moros, que creyan en la predication de Mahomad, et, maguer poco tiempo auie que se leuantaron, que uencieron muchas faziendas. Sobre esto enuió al conde don Iulian, que era buen caballero et mucho ardit et lidiador, que fue[se] poner paz et concordia et amiztad con los moros de Arabia, et á la tornada que casarie con su fija. El conde pasaua la mar por recabar fazienda de su sennor: ó por muerte ó por uida que acaesciese, comendó su fija et la muger et quanto auie. Entanto pasó el mar, et uídose con los Arabes, et puso su amiztad buena et firme con ellos, et, quando tornó, falló su muger querelosa del rey: unos dezien que se yogó el rey con la condesa, los otros que con la fiia, otros que con amas; pero, qual quier que fuese, todo era mal. Oyólo el conde, et pesól de coraçon que andando en su seruicio tan mal gualardon [ouiese]; pero encrubióse commo que lo non sabie, et uino al rey, et contólo commo recapdara su mensaie, et él gradeciólo quanto y fiziera. A la yuernada demandó su fija al rey Rodrigo, que [la] leuase á su madre, que enfermara con deseo della; prísola con su muger et con su companna, pasó la mar, et púsolas en Cepta. Estonz tenie Iulian Algegita Tafrada, et dende fazie mucho mal á los moros et á los de Africa. Estonz Muca Auenocair era príncep en Africa, et Uelit era Amiramon, et Iulian díxoles la honta quel auie fecho el rey Rodrigo, andando en su seruicio et á pro de christiandad; et pesóles por el desguisado del rey Rodrigo, et plógoles por la discordia de los christianos, et prometieron-le ayuda por se uengar, et puso pleyto con ellos que les darie Espanna, si ellos quisiesen; et plógoles de coracon, que conoçiesen que Iulian era buen cauallero et muy poderoso. Et maguer con todo eso dubdauan en Julian, et ouieron su acuerdo que enmasen con él algunas compannas á prender lengua, et uerien commo falarien la tierra, et alí uerien si dezie uerdad Iulian. Así lo fizieron: don Muca, que era prínceb de Africa, et enuió á un moro Rafet Auerencara con Iulian que uiniese á Espanna, et guisaron .iiij. ñaues, et enuió con ellos .c. caualleros et .cccc. peones de Africa. Esto fué en el .lxxxxj.º anno de los Arabes, en la era de [dc].cl., en el mes que es dicho Ramada. Esta fué la primera entrada que moros ouieron en Espanna. Aribaron en Algezira Rafef, et alí moraron fasta que se ajuntaron los parientes de Iulian et sus amigos et sus ualedores et aquellos que pesaua el su quebranto. La primera corrida fué á Gezira Tafrida, et ganaron y mucho, et quanto quisieron, et non ouieron conflicto, nin perdieron nada de lo suyo. Estonz tornó á Muca con grand gozo. Ahé Espanna, que estudiera en paz et nombradía del tiempo de Leouigildo, que fué príncep, fasta el rey [Rodrigo], tornada en discordía. Estonz era primado en Toledo Sinderdus, el que dixiemos de suso, á qui Uatiza por sí toliera el arçobispado et lo diera á su hermano [que] era arçobispo de Yspalis: este, que con miedo de los moros que uinieran, que uido que todo yua á mal, et con pesar de lo quel fiziera Uatiza, delexó Espanna et su arcobispado, et fué á Roma. Los de Toledo esleyeron otro arçobispo en su lugar á don Urban, bon omne, á pesar de don Oppa, arcobispo de Yspalis, que se los querie amos los arzobispados tener ó delexar Yspalis por Toledo. Don Iulian passó con esta presa la mar, et uino-se para Muca, et contól de commo fiziera; et Muca fuése ueer sobresto con Mira-momemra en Firema, et delexó la tierra á comienda de Taric Abinciet. Pues acordaron-se que uiniese Taric él mismo con Iulian, et dióles aiuda .xij. mili caualleros, et que aiudasen á Iulian; et él pasóles á Espanna en senbrança de mercadores, et aribaron á Gibel [Taric], en aráuigo le dizien «mont,» pues «el mont de Taric;» esto fué [el] .lxxxxij.º anno de los Arabes, en la era de .dcclj. Quando esto ovó el rey Rodrigo, enuió contra Julián á su sobrino Enecon, et lidió muchas uezes en campo; fué uencido et muerto y; andaua Iulian por Béthica et por Lusitania; los Godos, commo eran desusados de lidiar, eran mal trechos, que con las paces que ouieron tan luengo tiempo nin auien armas, nin cura delas. En-tanto Taric et Iulian tornaron-se á Muca en Africa, et uido Muca que Iulian bien andaua en la fazienda, dióles mayor ayuda á Taric et Iulian, pero non fiaua aun bien en Iulian, et retóuose en fieldad don Nala, cuende de Tingitania. Et don Iulian et Taric pasaron mar, comencaron de destruir Béthica et Lusitania. Oyólo el rey Rodrigo, et salióle á la carrera de Xerez; del otra parte, quando fueron al río Gudal-fera, estaban los Arabes con el conde Iulian. Al rey Rodrigo, segund costumbre de los Godos, trayeron-lo en un carro d'ebori [ebúrneo] et con quatro mulos, et el rey con sus preciosos pannos et su corona de oro. en la cabesça. Començaron la batalla, et aturó la fazienda á cutiano .viij. dias de domingo á domingo; así que murieron de los Arabes bien .xvj. mill; et por nuestro peccado los moros, con e[s]fuerço de Iulian et de los christianos que eran con él, ouieron de quebrantar la haz del rey Rodrigo. Començaron de fuir los christianos dia de domingo .v. idus del mes Xauel el .lxxxxiij.º [anno] de los Arabes, en la era de [dcc.]lij. Los fijos de Uitiza, que echara el rey Rodrigo de tierra, eran con él en la fazienda, et eran así partidos que el uno estudíese á la parte diestra del rey Rodrigo, et el otro á la siniestra; et dizien que estos dos ante noche ouieron su fabla con Taric, que ellos non lidiando serie el rey Rodrigo uencido; et Taric prometióles grand algo et de mas que les dará el regno de su padre, quel tenie el rey Rodrigo; et así dizien que acaesció. ¡Los que ganaron Asia et Europa, en un dia fueron uencidos de los moros! Pero así el rey Rodrigo lidió muy bien, et defendióse quanto pudo; en cabo fué uençido, él con los suyos, et delos fueron presos, delos muertos, delos escaparon. Entanto non sopieron qué se fizo el rey Rodrigo, si non que falaran sus pannos reales et sus çandalias et su corona et su cauallo Oulla [el original, en latín, le llama Orelia, otros Ouella] en un tremedal cabo un rio; pero á tiempo falaron en Uiseo, una cibdad de Portugal, un sepulcro, et dizien las letras del epitafio: «Aquí iaze el rey Rodrigo, postrimero rey de los Godos.» Et así finó la profecía del panno de Toledo, et la cobdicia et los fechos del rey Rodrigo, et la yra et ]a crudencia del conde don Iulian, homiciero contra Dios et contra los omnes, que trayó et destruyó la tierra et la fe christiana. ¡El su nombre malo et cruo por siempre!
TODOS LOS FECHOS DE LOS GODOS, COMMO FUERON UENCIDOS.
XXXVII. A ay Dios! aquí esfenece el bien et la ondra et el poderío de los Godos, en la era de [dcc.]lij. ¡Qué cueyta et qué dolor! la yente que tantas yentes et tantos regnos uençió et sobi[u]gó, en un dia fué uençida et subjugada, esta gent gótica que conquistó Sicithia et Ponto. Asia et Grecia, Macedonia, Ilírico et las partidas de Orient, et priso á Ciro, que era sennor de Babilonia et de Asiria, de Media et de Siria et de Horromana, et lo mataron en un odre de sangre porque siempre se delectó en destruyr sangre, et esta gent que subiugó Roma á su seruicio, et otro-sí á Uálens el enperador, et Atila, rey de los Gunos et de los Alanos et de los Uá[n]dalos, ¡ahé quan manas cosas fizo! en un dia por una batalla de huest de Mafomat fue uencida et subjugada. Mucho deuen los omnes quitar-se del mal et legar-se al bien, et mucho mas los reyes et los príncipes, que los sus peccados maiamiento son del pueblo.
DE LOS BIENES DE ESPANNA.
XXXVIII. Maguer todo el mundo ganaran, Asia et Europa et Galia Gotica, que es Narbona, et Rocoma et Alba et Uicana, que pertenece al sennorío de los Godos et á la prouenciá de Narbona, et Tingitania, una cibdad que es sennora de diez cibdades en Africa, en Espanna fizieron su sennorío et su ient et su morada. Esta tierra es que Dios bendixo et á qui dió sus donea. A Espanna tiene .iiij. rios cabdales como el Parayso: Ebro, Duero, Taio, Anabes; et Espanna ha habondamiento de pozos et de fuentes et de rios commo Sucrar et Guadalinar, que nasce en territorio del obispagdo de Cigüença en la prouincia de Toledo, menos de otros rios buenos, que omne non podrie contar. Espanna es abondamiento de buenas mieses et buenos frutos, de pescados, de leche et de queso et de manteca, de toda caca et de muchos ganados, de cauallos et de mulos, et de uillas et de castiellos, de pan et de uino et de todo mercal: oro et plata, fierro, arambe, cobre, plomo, estanno, seda et pannos, lana, lino, pennas, miel et olio. Omnes de buen engenno, sotiles, fuertes, sabios, ligeros, francos, osados, batalerosos, bien usados, fieles, leales á señorío, de buen estudio, bien razonados, abastados de palabra, complidos de todo bien. ¡Qué digamos mucho! Espanna en mundo non a par, et son pocas tierras quel semeien. Maguera tan leal, tan abastada, en un dia fué subiugada et uençida, como si non ouiese y omnes por pleito ó por fazienda, et por peccado de sennor.
QUÉ MAL SUFRIÓ ESPANNA.
XXXIX. ¡Qué dolor! ya non auie qui alear la mano á defender Espanna, fizo la tierra yerma, liena de gentes agenas, renouaron-se los males de Hércules et de los Griegos, renouaron-se los males de los Alanos et de los Uándalos; agora compeçó de regnar en Espanna lenguaie aieno; ploró, et non ouo qui la conortar, nin que fablase ó se doliese del su mal; el nombre de Ihesú Christo abaxado, et el del Mahomat alçado; la Yglesia quebrantada, la Mezquita alçada; así que non finquó eglesia cathedral en Espanna que non fuese destruyda á suelo, si non la de Yspalis ó de Seuilla, et esta fincó porque Oppa el arcobispo, con los que y eran, por escapar tornóse al sennorío de los moros por les facer guerra et paz; et los que fincaron á este pleyto, allí en tantos lugares fueron dichos et son Mixtárabes «mecthlados con Arabes,» et dezimos-les nos oy en dia moçarabes. Esfconz fueron todos los tesoros perdidos, et las reliquias, et los cuerpos de los sanctos. ¿Qué diremos mucho? Quanto mal sufrió Babilon de Ciros et de Darío, si non que siempre pues fué yerma; quanto mal Alarico fizo á Roma, et otrosí Athaulfo et los Godos et Gaserico et los Uándalos; et quanto mal sufrió Iherusalen; et quanto mal et quanto fuego sufrió Carta-agena de mano de Scipio, príncep de Roma, tanto ó más sufrió Espanna en un clia solo por sí mismo, ca Dios non pudo sofrir-los. De suso dixiemos del Uatiza et del rey Rodrigo et de los otros reyes, que por enganno, que por muert, que por trayciones regnauan, et por la heregía de Uálens el emperador, que regnó fasta el tiempo del rey Cheradio.
[Luis
María Anson, Entre las cañas y las lanzas: Sánchez-Albornoz
y Américo Castro, 1960]:
Con
"España en su historia", Américo Castro logró un impacto
fulminante en la intelectualidad. española. El libro desarrolla una
original filosofía de la Historia de España. Es, sin duda, una obra
importante. Está escrita con una prosa brillante y precisa, llena dé
metáforas deslumbradoras y de intuiciones centelleantes.
La
ágil dialéctica de Castro produce asombro. El gran escritor estira
sus largos dedos de enamorado para rozar la médula del problema
español y parece como si quisiera meter en una sola imagen toda la
Historia de España. Pero hay una espina oculta entre tantas flores.
Por ella sangrará la teoría de Castro.
El
autor . de "España en su historia" parte de la base de
que. cuantos sucesos ocurrieron en la Península antes del 711 caen
fuera de la historia española. Este es el nudo gordiano de la
cuestión. De aquí deducirá Américo Castro la arabización del
"homo hispanus" y la decisiva influencia judaica en el
desarrollo histórico español. Contra estas tesis" se desgranó
un rosario de críticas. Menéndez Pidal discutió la obra de Castro,
y, con más o menos intensidad, la rechazaron los hebraístas Millas
y´ Villaviciosa, los arabistas Leví-Provengal v García Gómez,
romanistas como Spitzer, hispanistas como Bataillon, historiadores y
estudiosos como Ziegler, Malkiel. Konetzke. García Borrón y Pérez
de Urbel.
Pero
quien puso definitivamente el dedo en la llaga fue Claudio
Sánchez-Albornoz. En un libro monumental y admirable, "España,
un enigma histórico", Albornoz desbarata las teorías de
Castro, demostrando con una argumentación exhaustiva que no se
arabizó la contextura vital de España y que la influencia judaica
fue muy pequeña y tiene ´unos límites concretos que la- reducen a
la mínima expresión. Para Albornoz, el "homo hispanus" se
forjó en la España primitiva y por ,eso este período de nuestra
Historia resulta irrenunciable, Viriato y Numancia son Historia de
España como el Empecinado y Zaragoza. Al renunciar a los sucesos
anteriores al 711, Castro hacía una historia española falsa, gris,
muy agria y triste. Sánchéz-Albornoz la devuelve, con gozo, a la
época primitiva para analizar luego las causas que hicieron de
España la más fantástica encrucijada de culturas de la historia
universal. "España, un enigma histórico" pone fin a las
teorías de Castro. El lector las ve desmoronarse ante sus ojos como
castillos de arena soplados por el viento.
Poco
o nada queda de ellas. Humo sólo esparcido por la distancia. Los
argumentos de Sánchéz-Albornoz son duros y fríos. Como de
escarcha. Pero el fuego va dentro. El autor de "España, un
enigma histórico" no escribe con la brillantez de Castro.
Esculpe las palabras como estatuas de granito, definitivas y ariscas.
A veces sus frases, de tan transparentes, parecen de cristal. Y
vibran siempre con amor contenido al hablar de España.
Las
criticas de Sánchéz-Albornoz a Castro están, sin embargo,
enredadas de elogios. Son muy ponderabas, llenas de sosiego. Carecen
de ánimo hostil. No agravian. El propio Sánchéz-Albornoz advertía
su deseo de no herir a Castro, de que las cañas no se tornaran
lanzas. Inútil aspiración. Porque Castro reaccionó con violencia.
Y las cañas se volvieron lanzas.
La
polémica descubre entonces el ser de los dos escritores. Castro
emplea frases de hierro; Sánchéz-Albornoz, de seda; Castro
dogmatiza; Sánchéz-Albornoz analiza, estudia. Castro llega a la
injuria, poniendo así de relieve su íntima inseguridad;
Sánchéz-Albornoz se limita a demostrar lo que afirma.
El
uno deslumhra, es la espuma brillante y efímera del mar; el otro, la
ola oscura que repasa una y otra vez lo que descubre. Con su
imaginación desenfrenada salta Castro de siglo en siglo por la
Historia de España, mientras que Sánchéz-Albornoz, más humilde,
la recorre paso a paso por el viejo camino solitario. Castro,
ensayista antes • que historiador, bebe sólo en las fuentes
literarias. Sánchéz-Albornoz, admirable ejemplar de historiador sin
mixtificaciones, apura también las fuentes narrativas, las
jurídicas, las artísticas. Y pacientemente demuestra a Castro que
le los "banu-al-aj-mas" no se llega a los fijodalgos, o que
el culto de Santiago no deriva del mito dioscórido.
Antes
de interpretar la historia es necesario conocerla profundamente,
sujetándose a un riguroso sistema metodológico de investigación.
Castro.no renuncia nunca a lo que ha imaginado, aunque no encuentre
pruebas aceptables que le respalden. Por eso deforma las figuras de
Berceo, el Arcipreste o don Sem Tob.
En
la polémica pierde la ecuanimidad. A veces fragmenta los testos de
Sánchez-Albornoz y su juego dialéctico le lleva a incurrir en
pintorescas contradicciones. Para rebatir a su rival expresa, en una
ocasión, este, juicio sorprendente: "De Séneca no se conoce
más que su obra, escrita y no se sabe qué pensara cuando no estaba
escribiendo." Pero en un trabaje anterior, "Dos ensayos",
había dicho que de Séneca "se conoce bastante bien su
pensamiento, hoy sin misterios ni complicaciones".
Después
de un abundante intercambio de literatura polémica, seguido con
apasionante interés por los lectores dé uno y otro lado del océano,
Castro no ha querido aceptar tampoco la ponderada lección
desarrollada por Sánchéz-Albornoz en su libro "Españoles ante
la Historia". Las lanzadas que Castro le dirige en su reciente
ensayo "Origen, ser y carácter de los españoles" han
hecho anunciar a Sánchez-Albornoz una réplica titulada
"Deshonestidad científica".
Pero
no es preciso seguir. Entre las cañas y las lanzas, el lector ha
hecho y a su elección, inclinándose espontáneamente en favor de la
tesis de Sánchéz-Albornoz, que es la que ofrece rigor científico y
la que tiene, además, sentido común.
Un
discípulo de Castro, Claudio Guillen, agudamente replicado por Hilda
Grassotti, ha sentado esta afirmación increíble: "¡Que por
ser católico Sánchez-Albornoz no puede buscar la verdad!" Y
bien; en contra de tan singular expresión yo he escrito
calladamente, en alguna ocasión, jue el catolicismo no impide, sino
qué´ favorece, el descubrimiento de la verdad y el supeditarse a su
veredicto. Y que esto es lo que hace Claudio Sánchez-Albornoz, por
ejemplo, cuando rechaza la frase de Nietzsche de que "los
españoles son un pueblo que ha querido ser demasiado", o el
pensamiento de Ortega de que España es la explosión de un simple
querer sin saber por qué se quiere, para afirmar rotundamente la
mejor esencia de nuestra alma nacional: "que quisimos ser la
espada de Dios sobre la tierra."
[Del
mismo
autor, https://elcultural.com/jose-varela-ortega-desvela-el-enigma-historico-de-espana 2019]
[Pedro
Insúa, ...
sobre la idealización de al-Ándalus y cómo el mito ha sido
utilizado para abanderar determinadas posiciones políticas,
2020]
...
entrevista al filósofo francés, primero marxista y después
convertido al islam (“la religión de los pobres”, decía él),
Roger Garaudy, con ocasión del anuncio de la inauguración en
Córdoba de la Biblioteca Viva de al-Ándalus (de la que él era
principal promotor).... Decía Garaudy, “Córdoba fue una de
las grandes fuentes de la cultura europea, el centro de esa cultura.
Córdoba fue un puente entre Oriente y Occidente ... Fue la gran
expansión del islam y no por conquista militar. Vinieron invitados
por los cristianos arrianos. [sic]
El islam se introducía en las civilizaciones. Tenemos que evocar
este pasado. Fue aquel un período de gran tolerancia. Hubo un
enriquecimiento mutuo que hizo convivir las tres religiones”. El
filósofo francés se comprometía así con la tesis de Ignacio
Olagüe (la no invasión islámica de la península), dando a
entender que la expansión del islam no fue agresiva, sino más bien
“revolucionaria” representando la islamización un movimiento de
liberación para la población hispana... Hoy día, Emilio González
Ferrín (en su Historia
general de Al-Ándalus,
2006, y en su último libro Cuando
fuimos Árabes,
2018), ha renovado y dado nuevos bríos a la perspectiva de Olagüe,
en una suerte de neoandalucismo justificativo, fundamentalmente, del
autonomismo andaluz, siguiendo en parte los pasos de Blas Infante.
González Alcantud en El
Mito de al-Ándalus (ed.
Almuzara, 2012) reivindica igualmente la obra de Olagüe (como obra,
dice Alcantud, que contribuye al “mito luminoso” de al-Ándalus),
mostrándose, sin embargo, muy hostil -incluso insultante- con las
tesis opuestas de Serafín Fanjul (Al-Ándalus
frente a España,
y La
Quimera de al-Ándalus),
a las que Alcantud califica, nada menos, de “boutades neorracistas”
(por su parte, el libro de García Sanjuán, La
conquista islámica de la península ibérica y la tergiversación
del pasado,
ed. Marcial Pons, 2013, pone muy bien las cosas en su sitio, en
relación a esta polémica, haciendo un admirable repaso
historiográfico desde el siglo XIX hasta la actualidad). Sea
como fuera, desde una concepción idílica y luminosa de la sociedad
andalusí, como la de Garaudy, se pretende que el islam, como
religión “de paz”, se ha expandido pacíficamente, liberando a
los pueblos del agresivo oscurantismo judeo-cristiano.
Dinar omeya
de la época de la conquista, con inscripción latina |
[Pacto
de Tudmir/Teodomiro,
713]:
En
el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de ‘Abd
al-‘Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo
de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo
la garantía de Dios y su profeta, de que su situación y la de su
pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni
hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se
les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no
serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en
ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le
imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes
ciudades: Uryula [Orihuela], Baltana, Laqant [Alicante], Mula,
Villena, Lurqa [Lorca] y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que
huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que
huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que
goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre
nuestros enemigos que pueda llegar a su conocimiento. Él y sus
súbditos pagarán un tributo anual, cada persona, de un dinar en
metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo de uva y vinagre,
dos de miel y dos de aceite de oliva; para los siervos, sólo una
medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira [713]. Como
testigos, ‘Uthman ibn Abi ‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís
ibn Maisara y Abu l-Qasim al-Mazali.
IV - Omeyas - Formación de los reinos cristianos
Batalla de Covadonga, ¿718-722?; comparación de fuentes
[Crónica
de Alfonso III (s. X)]:
Pelayo
estaba con sus compañeros en el monte Aseuva, y el ejército de
Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la
entrada de la cueva (…). Alqama mandó entonces comenzar el
combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los
fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se
encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al
punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que
salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa
María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las
disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las
lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los
cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos;
emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí
mismo fue, al punto, muerto Alqama y apresado el obispo Oppas. En el
mismo lugar murieron 124.000 caldeos, y los 63.000 restantes subieron
a la cumbre del monte Aseuva y, por un lugar llamado Amuesta,
descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon de la venganza
del Señor.
[Al-Maqqari, Nafh
al-tib (s.
XVII)]:
Dice
Isa ben Ahmad al-Razi que, en tiempos de Anbasa ben Suhaim al-Qalbi,
se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo.
Desde entonces empezaron los cristianos de al-Ándalus a defender
contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder (…).
Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a
emigrar, se habían apoderado de sus país (…) y no había quedado
sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos
hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados
murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta
hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que
tomaban de la dejada por la abejas en las hendiduras de la roca. La
situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los
despreciaron diciendo «Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden
hacernos?». En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fáfila.
El reinado de Pelayo duró diecinueve años y el de su hijo dos.
Después de ambos reinó Alfonso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu
Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se
apoderaron de lo que los musulmanes les habían tomado..
[Crónica
de Alfonso III (versión rotense, ca. 990)]:
Pelayo
estaba con sus compañero en el monte Aseuva, y el ejército de
Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la
entrada de la cueva.
El
predicho obispo (obispo visigodo Oppas, aliado con los árabes) subió
a un montículo situado ante la cueva dominica y habló así a
Pelayo: "Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?".
El
cual, desde una ventana, dijo en respuesta: "Aquí estoy".
Al
cual el obispo: "Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo
hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos
y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y
que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo
sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás defenderte en la
cima de este monte? Lo que me parece difícil. Escucha ciertamente mi
consejo y haz volver tu ánimo de esta decisión, para que goces de
muchos bienes y disfrutes de la amistad de los caldeos".
[...]
Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño
montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los
godos. Confío en que se cumplirá en nosotros la promesa del Señor
[...]"
El
obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: "Acercaos y pelead.
Ya habéis oído cómo me ha respondido; a lo que adivino de su
intención no tendréis paz con él, sino por la venganza de la
espada".
Por
su parte ahora ya el predicho Alcaman mandó comenzar el combate, y
los soldados tomaron las armas. Se levantaron furibundos, se
prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las
lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se
mostraron las magnificiencias del Señor: las piedras que salían de
los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que
estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban
y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que
da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de
la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga,
se dividieron en dos sus destacamentos, y allí mismo fue al punto
muerto Alcaman y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron
ciento veinticinco mil caldeos.
Los
sesenta y tres mil restanes subieron a la cumbre del monte Auseva y
por el lugar llamado Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni éstos
escaparon a la venganza del Señor; cuando atravesaban la cima del
monte que está a orillas del río llamado Deva, junto al predio de
Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de
sus cimientos, arrojó al río de los sesenta y tres mil caldeos y
los aplastó a todos.
[Rainer
María Rilke, sobre la Mezquita de Córdoba -citado en Pedro
Insúa-]:
¡Esta
mezquita!... Es una pena, una tristeza, una vergüenza lo que han
hecho con ella, esas iglesias enmarañadas en la trenza de su
interior, dan ganas de pasarle el peine como a los nudos de una
hermosa cabellera. Las capillas de oscuridad, puestas allí para
digerir suave y constantemente a Dios como jugo de una fruta que se
deshace en la boca, han quedado atravesadas en la garganta como
bocados excesivos que no se pueden tragar. Aún ahora resulta
sencillamente insoportable oír el órgano y el canto de los
canónigos en este espacio.
[Crónica
bereber anónima llamada Ajbar
Machmúa,
siglo XI -los hechos, 740-]:
Los
bereberes españoles, al saber el triunfo que los de África habían
alcanzado contra los árabes y demás súbditos del Califa, se
sublevaron en las comarcas de España, y mataron o ahuyentaron a los
árabes de Galicia, Astorga y demás ciudades situadas más allá de
las gargantas de la sierra [de Guadarrama], sin que ibn Qatan tuviese
la menor sospecha de lo que sucedía hasta que se le presentaron los
fugitivos. Todos los árabes de los extremos del norte de la
Península fueron impelidos hacia el centro, a excepción de los que
habitaban en Zaragoza y sus distritos, porque eran allí más
numerosos que los bereberes y no podían éstos
acometerles".
[Batalla
de Roncesvalles,
778, según Eghinardo, Vita
Karoli Magni,
817-833]:
Marchó
a Hispania con todas las fuerzas disponibles, y salvados los montes
Pirineos, logró la sumisión de todas las fortalezas y castillos que
encontró. Al regreso, en la misma cima de los Pirineos, tuvo que
experimentar la perfidia de los vascones cuando el ejército
desfilaba en larga columna, como lo exigían las angosturas del
lugar. Los vascones emboscados en el vértice de la montaña,
descolgándose de lo alto, empujaron al barranco a la columna que
escoltaba la impedimenta que cerraba la marcha, provocando que los
hombres se precipitasen al valle situado más abajo, y trabando la
lucha los mataron hasta el último. Después de lo cual, apoderándose
del botín, protegidos por la noche que caía, se dispersaron con
gran rapidez. Ayudó a los vascones no solo la ligereza de su
armamento, sino también la configuración del lugar en que la suerte
se decidía. A los francos, tanto la pesadez de su armamento como el
estar en un lugar más bajo, les hizo inferiores en todo momento.
Entre otros muchos perecieron el senescal Egiardo, el conde de
palacio Anselmo y Roldán, prefecto de la Marca de Bretaña. Este
fracaso no pudo ser vengado inmediatamente, porque los enemigos se
dispersaron de tal manera que ni siquiera quedó rastro del lugar
donde podían hallarse.
[Jornada
del foso de Toledo,
ca. 800]
[Ben
al-Athir, Kamil
fi-I-Tarif ("La
Historia Completa"), 1231 -los hechos, la revuelta del
arrabal de Córdoba, 813-]:
En
198 (31 de Agosto de 813) tuvo lugar en Córdoba la revuelta llamada
del arrabal [...].
El
príncipe omeya reinante Al-Hakam ben Hixam casi no se ocupaba más
que en jugar, cazar, beber y otros placeres semejantes y, por otra
parte, la ejecución de muchos de los principales habitantes de la
ciudad le hicieron odioso a la población, que era injuriada y
maltratada por los mercenarios del emir.
El
desorden llegó a tal punto que, cuando se convocaba a la plegaria,
el pueblo gritaba: "¡Ven a rezar, borracho, ven a rezar!",
y cuando alguno lanzaba esta injuria, el resto aplaudía. Entonces,
Al-Hakam comenzó a rodear Córdoba con un recinto fortificado,
protegido con zanjas: acuarteló la caballería en la puerta de su
palacio, donde había siempre tropas armadas, y aumentó el número
de sus soldados. Todas estas preocupaciones no hicieron más que
acrecentar el odio de la población [...]. Enseguida estableció el
impuesto del diezmo sobre las mercaderías, impuesto que habría de
cobrarse cada año sin remisión, lo que fue mal visto por el pueblo.
Al-Hakam capturó a diez de los principales exaltados y los hizo
ejecutar y crucificar, con lo que dio origen a la cólera de las
gentes del arrabal. Añádese a todo esto que un mameluco del
príncipe llevó su espada a casa de un bruñidor para hacerla
limpiar, y como este la remitiera a su dueño más tarde de lo
convenido, el mameluco tomó la espada y golpeó con ella al obrero
hasta dejarle muerto. Ocurrió esto en Rabadán (abril-mayo del 814)
del año referido.
Las
gentes del arrabal meridional empuñaron los primeros las armas, y
todos los otros arrabales les siguieron. El "chund", los
omeyas y los esclavos negros se concentraron en el palacio y Al-Hakam
procedió a la repartición de los caballos y de las armas [...].
Se
entabló la lucha y fue favorable a las gentes del arrabal, que
cercaron el palacio. Entonces Al-Hakam descendió de la terraza donde
se encontraba y fue, a caballo y armado, a reanimar el valor de los
suyos, que se batieron a su vista con encarnizamiento [...].
Al-Hakam
consultó con Abd al-Qarim ben Abd al-Wahid ben Abd al-Mugayth, su
último confidente, quien le aconsejó clemencia. Tal fue el partido
que tomó el príncipe, a pesar del dictamen contrario emitido por
otro, y perdonó a los rebeldes, pero con amenaza de muerte y
crucifixión para todos los habitantes del arrabal que no hubiesen
partido del arrabal en el plazo de tres días. Los sobrevivientes
salieron a escondidas, expuestos a toda clase de penas y
humillaciones, llevando lejos de Córdoba a sus mujeres, sus hijos,
sus riquezas de más fácil transporte. Los soldados y malhechores
estaban en acecho para saquearles y mataban a quienes osaban
resistir.
Terminando
el plazo de tres días, Al-Hakam [...] hizo destruir el arrabal
meridional (de Secunda)
[Fuero
de Brañosera,
824 (u 820, u 884)]:
En
el nombre de Dios. Yo Munio Núñez y mi esposa Argilo, que buscamos
el Cielo y recibiendo la merced entre osos y cacerías solemos
fomentar poblados, hemos llevado para poblar, a vosotros Valero,
Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo y a todos vuestros descendientes
y os regalamos para poblarle, aquel lugar que se llama Braña Osaria,
con sus montes, sus ríos, sus fuentes, frutos y valles y os
señalamos como límites, los sitios conocidos por los nombres de
Cotopedroso, aquella Casa de Campo, aquellos Llanos, y aquella
antigua ciudad y aquel pradum porquerum, Cobas Regis, Penna Robra y
aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y cántabros,
aquel Petrizo que está enclavado en el Valle Verzoso y aquel coto
mediano y os daremos yo el Conde Munio Núñez y mi mujer Argilo, a
ti Valerio, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo los mismos límites a
vosotros o aquellos que vinieren a poblar la villa de Braña
Osaria.
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media
[Carlos
el Calvo, 842 -original
en latín,
con fecha de 844, condición de "capitular" que confirma
textos anteriores, de Carlomagno y Luis el Piadoso-]:
Ha
placido a nuestra voluntad tomar y conservar benignamente bajo la
protección de la inmunidad y el amparo la defensa de los godos o
hispanos que habitan en la ciudad de Barcelona, de prestigioso
nombre, o en el castillo de Tarrasa, con todos los hispanos que se
encuentren en el mismo condado de Barcelona fuera de la ciudad, y
auxiliarlos oportunamente en sus necesidades [...]. De ahora en
adelante no les sea exigido a las iglesias ni por el conde ni por sus
ministros, ningún otro censo, es decir, ni de pastos en sus términos
o villas, ni tributos en el condado donde viven, ni cualquier otra
restitución. Y ni él ni sus hombres no sean de ninguna manera
juzgados u obligados por ningún conde o ministro con poder judicial
excepto por tres acciones criminales, es decir, homicidio, rapto e
incendio, pero puedan, según su ley, llevar a término juicios sobre
otras cosas, exceptuadas estas tres, y resolver todas las cosas que
les afectan, a ellos y a sus hombres, según la propia ley.
[San
Eulogio y los mártires de Córdoba,
850-859 -glosado por Jesús Miguel Sánez-]:
Una
parte de la historiografía que se ha ocupado del episodio martirial
de 850-859 se ha dirigido a refutar los relatos de San Eulogio y
Álvaro de Córdoba, únicas fuentes primarias de que disponemos. No
son cuestionados, en general, los hechos referidos, sino el punto de
vista que los inspira: la defensa de los mártires desde una
perspectiva católica tradicional. El sacerdote Eulogio y el seglar
Álvaro escribieron para exponer los motivos de muchos de los
mártires dando testimonio de su fe manifestándose contra el Islam
ante el cadí, con el previsible resultado de su martirio– y para
defenderlos de las objeciones que les hicieron sus detractores; estos
eran principalmente cristianos de Córdoba, entre los que se contaban
muchos miembros de la burocracia palatina y algunos clérigos que,
con argumentos teológicos, históricos y de conveniencia social, con
citas del Evangelio y de los Padres, acusaron a los mártires de
actuar por soberbia, de apartarse de las enseñanzas evangélicas y
sin motivos justificados, ya que, decían, los musulmanes trataban a
los cristianos con tolerancia y les permitían el libre ejercicio de
su religión; también los mártires eran censurados diciendo que
actuaban buscando el suicidio y ocasionando graves perjuicios a la
comunidad cristiana.
Perfecto
era un sacerdote cordobés de la basílica de San Acisclo de
Córdoba, “profundamente
versado en las doctrinas eclesiásticas, poseedor de una rica
formación literaria y muy conocedor de la lengua árabe”. Un
día del mes de enero del año 850, Perfecto había salido a la calle
a cumplir con un cometido particular, cuando fue abordado por un
grupo de musulmanes estacionados en la vía pública, quienes le
invitaron a exponer su idea de Cristo y de Mahoma. Perfecto, primero
rehusó, pensando en las posibles consecuencias, y luego pidió
garantías temiendo por su seguridad. Los musulmanes se las
dieron..., diciendo que no tomarían represalias contra él. Le
prometieron su lealtad y le instaron a manifestar, sin temor, la
opinión que tenían las autoridades cristianas sobre su profeta
Mahoma. Perfecto respondió, en árabe, que “era
un falso profeta y un hereje de lo más mendaz, por haber engañado a
muchos ... ¿cómo va a ser reputado entre los profetas o por qué no
va a ser castigado con la maldición celestial quien le arrebató a
su esclavo Zaid su esposa Zeinab, cegado por la imagen de su belleza,
a la manera de los bárbaros, como el caballo y el mulo carentes de
inteligencia, la unió a sí con una adúltera unión, y adujo como
pretexto haberlo hecho por mandato de un ángel?" ...
la conversación se desarrolló en árabe ... la historia de Zaid y
Zaynab provenía de la tradición (Hadiz) y algunos versículos del
Corán aludían a ella. “Aunque
no lo atacaron entonces con su soberbia mirada, guardaron en su
corazón, no obstante, un encendido furor de venganza para su ruina.
... Pero pasando algún tiempo, reteniendo siempre en sus corazones
el engañoso veneno, pensando que por el tiempo transcurrido podían
desligarse de la promesa que habían hecho con anterioridad,
alevosamente, cercándolo con engaños, lo prendieron, ensañándose
con él pérfidamente, lo llevaron ante el juez, sin respeto a su
sacerdocio, como a un destructor de sus creencias y, aunque
hombrecillos despreciables, afirmaron con su testimonio que Perfecto
había maldecido del profeta.” En
un primer movimiento, Perfecto, sorprendido por las intenciones
fraudulentas y atemorizado por las consecuencias de sus palabras,
negó haberlas dicho. El cadí no hizo caso de su retractación y lo
envió a la cárcel, donde Perfecto, volviendo sobre sí, se reafirmó
en sus primeras palabras; un tiempo después fue decapitado.
Mas
sobre la ausencia de tolerancia en Al-Andalus
[Tributo
de las cien doncellas y batalla de Clavijo -míticos, siglo IX-, en
Derek Lomax, Jiménez
de Rada como historiador]:
En
el cuarto concilio del Letrán, Rodrigo [Jiménez de Rada, arzobispo
de Toledo, que pretendía imponer el primado de su sede] había
indicado su escepticismo sobre la supuesta predicación de Santiago
en España. En su Historia ni
siquiera menciona las leyendas, ni de la predicación ni del hallazgo
de su tumba, presentando la iglesia compostelana como construcción
de Alfonso III.
Y,
cuidadosamente, escribe que « se dice » que Santiago apareció en
la batalla de Clavijo, y « se dice » que así empezó el grito de
guerra « Ayúdanos Dios y Santiago » [Santiago y cierra España]; y
al referirse a los discutidos votos de Santiago, explica que aunque
los campesinos los pagan,
sólo
lo hacen voluntariamente y no por obligación — una interpretación
que debía de disgustar bastante al cabildo compostelano.
[Votos
de Santiago y San Millán, Gonzalo de Berceo, Vida
de San Millán,
1230-1236 -los hechos, la mítica batalla de Hacinas, identificable
con la batalla de Simancas, 939-]:
El
reï don Remiro, de la buena ventura,
asmó
un buen consejo de pro o de cordura,
pagar
a Santiago por alguna mesura,
tomarlo
de sue part' en esta lit tan dura
Fizieron
so consejo todos los castellanos,
con
so señor el cuende, unas donosas manos;
"Oídme",
diz' el cuende, "amigos e ermanos,
fizieron
leoneses como buenos christianos.
Pero
abrirvos quiero todo mi coraçón,
qerría
qe fiziéssemos otra promissïón:
mandar
a Sant Millán nos atal furcïón
qual
manda al apóstol el reï de León". ...
Quand'
estavan en campo los reys azes paradas,
mezclavan
las feridas las lanzas abaxadas,
temiénse
los christianos de las otras mesnadas,
ca
ellos eran pocos e ellas muy granadas.
Avién
caras angélicas e celestial figura
descendién
por el aer' a una grand pressura,
catando
a los moros con turba catadura,
espadas
sobre mano, un signo de pavura.
Pero
los que quisieron so derecho complir
ovieron
en el campo lidiando a morir;
los
otros qe cuidaron estorcer e foír,
muy
pocos foron d'ellos qe podiessen guarir.
Adiesso
qe ovieron las ganancias partidas,
a
Dios e a los santos las gracias
ofrecidas,
confinnaron
las parias qe fueron prometidas
a
los dos qe fizieron las primeras feridas.
[Origen
de la "senyera cuatribarrada" o incluso de la independencia
de Cataluña; Pere
Antoni Beuter, Crónica
general de España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia,
1551 -los hechos, míticos, del siglo IX-]:
En
este comedio los Normandos entraron por la tierra de Francia, y hovo
de hazer gente el Emperador Lois [Ludovico Pío] para resistirles, y
fue a servirle el conde con los cavalleros Barceloneses que con el se
hallaron y pelearon con los Normandos valerosamente y vencieronlos.
En esta batalla (según he hallado escrito en unos quadernos de mano)
diz que pidió el conde Iofre Velloso [Wifredo el Velloso o Guifré
el Pilos] al Emperador Lois que le diesse armas que pudiesse traer en
el escudo, que llevava dorado sin alguna divisa, y el Emperador
viendo que havia sido en aquella batalla tan valeroso que con muchas
llagas que recibiera, hiziera maravillas en armas, llegose a el, y
mojose la mano derecha de la sangre que le salía al conde, y passo
los quatro dedos assi ensangrentados encima del escudo dorado de alto
abaxo, haciendo quatro rayas de sangre, y dixo, estas serán vuestras
armas conde. Y de allí tomo las quatro rayas, o bandas de sangre en
campo dorado, que son las armas de Cathaluña, que agora dezimos de
Aragon.
["El
Albeldense" -Vigila, autor de la Crónica
Albeldense,
hasta 881-, citado por Isidro Bango, Manual
del arte español -el
reinado de Alfonso I, de 739 a 757, los reinados de Ordoño I y
Alfonso III, de 831 a 910-]:
... urbes
quoque Legionem atque Asturicam ab inimicis possesos victor invasit.
Campos quos dicunt Goticos usque ad flumen Dorium eremavit en
xpristianorum regnum extendit
...
Ordoño
I circundó con muros y levantó puertas en ciudades abandonadas de
antiguo, León, Astorga, Tuy y Amaya...
Alfonso
el Magno reinó cincuenta y un años... En Oviedo construyó con
piedra y cal un templo dedicado al Salvador y a los doce Apóstoles.
También edificó una iglesia con tres altares en honor a la Virgen
María. Igualmente cimentó con muchas esquinas un edificio
admirable, la basílica de san Tirso. Diligentemente decoró todas
estas casas de Dios con arcos y columnas marmóreas, oro y plata. Lo
mismo decoró los palacios reales con diversas pinturas. Y estableció
en Oviedo, tanto en el palacio como en la iglesia, todo el orden de
los godos (ordo
gotorum)
tal como había existido en Toledo.
[Proclamación
del Califato de Córdoba, Abderramán III, 929, citado en la crónica
anónima de Abd al-Rahman al-Nasir, siglo X.]:
En
el nombre de Dios clemente y misericordioso. Bendiga Dios a nuestro
honrado Profeta Mahoma.
Los
más dignos de reivindicar enteramente su derecho y los más
merecedores de completar su fortuna y de revestirse de las mercedes
con que Dios Altísimo nos ha favorecido con ello, ha mostrado su
preferencia por nosotros, ha elevado nuestra autoridad hasta ese
punto, nos ha permitido obtenerlo por nuestro esfuerzo, ha extendido
nuestra fama por el mundo, ha ensalzado nuestra autoridad por las
tierras, ha hecho que la esperanza de los mundos estuviera pendiente
de Nosotros [...]. En consecuencia, hemos decidido que se nos llame
con el título de Príncipe de los Creyentes, y que en las cartas,
tanto las expidamos como las que recibamos, se nos dé dicho título,
puesto que todo el que lo usa, fuera de nosotros, se lo apropia
indebidamente, es un intruso en él, y se arroga una denominación
que no merece. [...] Ordena, por tanto, al predicador de tu
jurisdicción que emplee dicho título, y úsalo tú de ahora en
adelante cuando nos escribas.
[Último
mensaje atribuido a Abderramán III,
961, recogido en la Historia
General de España de
Modesto Lafuente (cita como fuentes a Ahmed Almakari y a Suleiman ben
Abdelgafir)]:
He
reinado cincuenta años, y mi reino ha sido siempre o
pacífico o victorioso. Amado de mis súbditos, temido de mis
enemigos, respetado de mis aliados y de los príncipes más poderosos
de la tierra, he tenido cuanto parece pudiera desear, poder,
riquezas, honores y placeres. Pero he contado escrupulosamente los
días que he gustado de una felicidad sin amargura, y solo he
hallado catorce en mi larga vida.
[Aljoxaní, Kitáb
al-qudá bi-Qurtuba ("historia de los jueces de Córdoba"),
año 969]:
Asbag
ben Isa el Xarac me contó lo siguiente:
Un
día iba yo en compañía del juez Áhmed ben Baquí a tiempo en que
casi nos tropezamos con un borracho que iba delante de nosotros. El
juez tiró de las riendas de su caballería y refrenó su marcha,
esperando que el borracho advirtiera o notara que el juez estaba
cerca y se largase apresuradamente; pero cuanto más lentamente iba
el juez, el borracho se paraba más. Hasta que el juez no tuvo mas
remedio que acercarse y darse por entendido. Yo pude notar, viéndole
perplejo ante ese espectáculo y sabiendo que era hombre de muy
blando corazón, la repugnancia que sentía en imponer a nadie la
pena de azotes, y dije entre mí:
—
¡Ah
caramba! A ver cómo te las compones para salir de este apuro, ¡oh
Abenbaquí!
Y
al acercarnos al borracho, me veo, con gran estupefacción mía, que
se vuelve hacia mí y me dice:
—
Mira,
mira ese desdichado transeúnte, me parece que ha perdido el seso.
—
Sí
— contestéle — es una gran desgracia.
El
juez se puso a compadecerse de él y a pedir a Dios que le curase la
locura y le perdonara sus pecados.
También
cuenta Asbag lo siguiente: Estábamos un día en su casa, yo y su
secretario Abenhosn, cuando se presentó un almotacén trayendo un
hombre que olía a vino. El almotacén le denunciaba como bebedor. El
juez dijo a su secretario Abenhosn:
—
Huélele
el aliento.
Y
el secretario se lo olió y dijo:
—
Sí,
sí, huele a vino.
Al
oír eso pintóse en la cara del juez la repugnancia y el disgusto
que esto le causaba, e inmediatamente me dijo a mí:
—
Huélelo
tú.
Yo
lo hice y le dije:
—
Efectivamente
encuentro que huele a algo; pero no percibo con seguridad que sea
olor de bebida que pueda emborrachar.
Al
oír eso brilló en la cara del juez la alegría y dijo
inmediatamente:
—
Que
lo pongan en libertad; no está probado legalmente que haya cometido
esa falta.
[Ibn
al-Attar, Kitab
al-wata’iq wa-l-siyillat (Formulario
de actas notariales y judiciales) siglo X]:
El
converso Fulan ibn Fulan, estando con salud y jurídicamente capaz en
pleno dominio de su inteligencia y razón, invoca la declaración de
los testigos de este acta sobre que abandona la religión cristiana,
que rechaza, y entra en la religión del islam, que
prefiere.
Atestigua
que no hay más Dios que Allah, el único, el que no tiene
copartícipes; que Muhammad es su siervo, su enviado y el sello de
sus apóstoles; que el Mesías Jesús, hijo de María -que Dios
bendiga y salve- es su enviado, su verbo y su aliento que mandó a
María.
Se
ha purificado para el islam y ha rezado. Reconoce las normas del
islam: la ablución, oración, limosna legal, ayuno del mes del
Ramadán, la peregrinación a la Casa -para todo el que pueda-,
conociendo sus límites y momentos. Se ha convertido de buen grado,
tranquilamente, sin temor a nada, ni por aversión, ni esperar
recompensa alguna, en presencia de Fulano.
[Los
testigos] que le reconocen y se lo han oído, dan fe del testimonio
del converso Fulan ibn Fulan, aducible en contra suya, sobre cuanto
ha sido mencionado en este escrito, después de que ha reconocido
haberlo comprendido en su totalidad y haberse obligado a cuanto
contiene. El [converso] se halla en el estado supra descrito y este
[acta] se establece con fecha ....
[Ibn
Hawqal, Kitab
surat al-Ard,
ca. 977]:
...
se fabrican diversos tejidos de lana; entre otros, el más bello
terciopelo armenio que se pueda imaginar, que se vende muy caro, sin
contar los tapices de hermosa calidad. En los tejidos de
lana tintada y en otros tejidos, a los cuales se aplica
el tinte, hay maravillas obtenidas con hierbas especiales de
Al-Andalus.
Se
tintan fieltros del Magreb, excelentes y costosos, y seda, con los
diferentes colores que se prefieren para el adúcar y
seda cruda. También se exporta brocado. Ningún especialista
de ningún otro país iguala a los de Al-Andalus en la
confección de los fieltros... Los productos de calidad
media son accesibles a todo el mundo, sin tener que pagarlos
muy caros...
[Antonio
Escohotado, Los
enemigos del comercio]:
Los
primeros captivi registrados
por anales europeos serán dos jóvenes visigodos, en 724, si bien
fuentes árabes afirman que diez años antes no menos de treinta mil
(visigodos e hispanorromanos) fueron enviados desde España a Siria.
Los musulmanes exageran a veces, como cuando dicen que tomar
Barcelona y la Septimania le procuró a Almanzor —califa de facto
en Al Ándalus— más de doscientos mil cautivos en 793. ...
[Ídem] El
desarrollo del reino cordobés se apoyará básicamente en una
compenetración de musulmanes con judíos y mozárabes... Entre
el siglo VIII y el XI la Península Ibérica no solo constituye el
lugar más culto y tolerante de Europa, sino el más rico con
mucho. Los
frutos de la concordia se observan, por ejemplo, comparando el
tributo anual percibido por Abderramán I (731-788) y el de
Abderramán III (912-961). El primero obtuvo trescientos kilos de
oro, cuatro toneladas y media de plata, diez mil caballos y otras
tantas mulas, mil corazas de cuero y mil tahalíes para lanzas. El
segundo empieza su reinado con una renta de 12.045.000 dinares de oro
— aproximadamente cincuenta mil kilos—, cifra superior al ingreso
conjunto de los reyes europeos. Es el monarca más poderoso del
globo, superior al califa de Bagdad, al emperador bizantino y al de
China, un país con el cual ha empezado a comerciar de modo bastante
asiduo. Su serrallo lo forman seis mil trescientas personas,
entre huríes y eunucos, y no puede ponerse en duda que es un
espíritu refinado... El derrocamiento de los omeyas por los
abásidas... tendrá como consecuencia política primordial -y muy
benéfica para Europa- que el reino cordobés deba entenderse de
alguna manera con Bizancio y el norte del Mediterráneo. Aunque Omar
ha quemado la biblioteca de Alejandría, el califato occidental lo
compensa abriendo una Universidad que reúne seiscientos mil libros,
y opera como correa de transmisión entre el saber grecorromano y su
tiempo. Ls anales registran más de trescientos escritores
cordobeses, presididos por el Aristóteles medieval que es Averroes.
Sin embargo, el brillo alcanzado apenas sobrevive a Abderramán III.
El último califa es una marioneta movida por Almanzor (939-1002), un
integrista sumamente belicoso que clausura la Universidad, cierra
escuelas y quema bibliotecas. ... En la floreciente España las
invasiones de almohades y almorávides, que llegan desde África para
asegurar el cumplimiento de la sharia,
equivalen a una persecución no solo del infiel sino del saber en
general. Aplicar literalmente la ley islámica desalienta el
desarrollo de la industria y el comercio, ya de por sí mermados como
consecuencia de una guerra civil crónica, y con los reinos de Taifas
-que llegan a ser treinta y nueve- la moneda de oro empieza a
desaparecer, la de plata se adultera y el bronce se generaliza. a la
discordia se añade hacer frente a reinos cristianos cada vez
más eficaces en términos militares, y aunque ningún lugar de
Europa se acerque vagamente a AlÁndalus en producto agrícola y
manufacturas, su riqueza va mermando sin pausa.
[Curación
de Sancho "el Craso", 956-966 -artículo-]:
Abu
Yusuf Hasday ben Isaac ibn Saprut, más conocido Hasday ibn Saprut,
era un médico judío que había nacido en Jaén en 915. Fue el
médico del califa y fue nombrado por éste príncipe de las
comunidades judías de Al Andalus. Su cultura y diplomacia lo
convirtieron en un personaje clave del califato.
Sancho
I había accedido al trono de la capital leonesa en 956. Hijo de
Ramiro II y de Urraca Sánchez no fue bien recibido en el trono por
las turbulencias de la época y por su excesiva y ridícula figura.
Dos años después, fue derrocado y huyó a Pamplona en busca del
apoyo de su tía, la reina Toda Aznar, que se empeñó en que
recuperara el trono, con un paso previo por la cura de
adelgazamiento. Como una moderna asesora de imagen, buscó que su
sobrino cumpliera más que los cánones de belleza de la época con
el mínimo exigido para andar con soltura, montar a caballo y poder
empuñar la espada y luchar.
La
reina Toda negoció con el califa: curación de su sobrino y
recuperación del trono de León, a cambio de plazas en las riberas
del Duero. Y hacia Córdoba se fue la expedición cristiana donde
«las hierbas del hebreo» hicieron efecto tras un tratamiento de
cuarenta días durante los cuales el depuesto rey no pudo ingerir
ningún alimento sólido. El régimen de Hasday consistió en
infusiones compuestas por distintos productos que Sancho debía tomar
siete veces al día. Las diarreas y vómitos fueron, al parecer,
continuos, pero el adelgazamiento era urgente porque había que
recuperar el reino.
Los
bromistas leoneses aseguran que no hubo tal tratamiento, que el
médico judío le hizo ir andando desde Pamplona a Córdoba, caminata
que bastó para bajar los muchos kilos que le sobraban. Otros,
además, aseguran que le impidió cualquier relación sexual. Sancho
estaba casado con Teresa Ansúrez, que sin duda había viajado en la
comitiva que fue a Córdoba encabezada por la reina Toda, que tenía
entonces más de ochenta años.
Terminada
la cura y firmados los pactos, el ejército navarro y musulmán quiso
tomar León, que le cerró las puertas. Pero la razón de las armas
fue superior y en 956 Sancho I, que seguía siendo el «craso» pero
que había perdido los kilos y desterrado la obesidad mórbida que
sufría, volvió al trono. Y el rey depuesto, Ordoño IV, ¿adónde
huyó? Adonde va a ser, a Asturias, donde permaneció un tiempo hasta
que se instaló luego en las profundidades de Castilla. Sancho no
cumplió los pactos con el Califa, que envió un ejército
triunfador.
Sin
kilos de más, Sancho reinó por segunda vez desde el 960 al 966. Al
año siguiente murió envenenado en el monasterio gallego de Castrelo
do Miño.
[Aquilino
Iglesia, El
Derecho en la Cataluña altomedieval,
1977]:
...
el Liber
iudicorum era
un texto cristalizado, que, con el transcurso del tiempo, envejecía
de forma cada vez más acusada. Se explica así, dentro de la
mentalidad que he indicado, que pronto surgiesen al lado del Liber
malos usos, que imponían los poderosos y que intentan combatir los
primeros capitulares francos sin mucho éxito, que se presentan así
como abusos, como desviaciones del antiguo y buen derecho, y que por
ello mismo no eran concebidos por la mentalidad altomedieval como
creación de un nuevo derecho, sino como simple ocultación temporal
del antiguo y buen derecho, que había sido recibido en parte en el
Liber. Frente a estos abusos, la actividad del conde se enmarca
dentro de la tarea de recuperar el antiguo y buen derecho, de
restaurar el antiguo y buen derecho. Como señala Borrell II,
mejorando los privilegios concedidos por su antecesor a los
habitantes de Cardona: cin melius statuimus et in melius confirmamus
et sic precipimus custodiri~; se trata de restaurar el antiguo y buen
derecho, el derecho divino, frente a los abusos de los poderosos,
permaneciendo en las demás causas en todo su vigor la ley, que no es
otra que el Liber iudiciorum. «Nam de aliis modis ve1 culpis in
omnibus precepit legem et directam iustitiam inter eos cum iudices
custodire ad eum in cuius potestatem eos commendavi ve1 concessit
patrono» había afirmado en el s. IX Vifredo el Velloso; «Et
stabitis in dilectione Dei in legem directam et iustitiam rectam in
quantum possitis secundum canonem et leges gotorum» afirma
Borrell II. Y porque la tarea del monarca consiste en restaurar el
antiguo y buen derecho, algunas concesiones realizadas por los
antecesores pueden ser anuladas por los sucesores como hace Borrell
II con las de Wifredo: «si aliquis fur aut latro ingeniosus, aut
criminosus falsator, aut aliquis malignus adulter cum aliena uxore
aud sponsa venerit inter vos, isti malefici secundum iegum
iudicabuntur; quia non est bonus malignis abitare cum bonisn. La
tarea del pnncipe no se limita a restaurar el antiguo y buen derecho;
dispone también de lo que hoy calificaríamos, aunque sólo sea de
forma aproximada, de sus derechos subjetivos. Las posteriormente
llamadas regalías pueden ser concedidas por el príncipe a algunos
de sus súbditos, alterándose así la situación de éstos dentro
del ordenamiento jurídico de la kpoca. Tanto en el primer supuesto
-la superación de los malos usos- como en el segundo -la concesión
de diversos privilegios- el príncipe no innovaba en el derecho
existente, ya que el autor del Derecho no era el hombre, sino Dios;
se limitaba a descubrir el antiguo y buen derecho, que había quedado
oculto por los abusos momentáneamente y a disponer de sus propios
derechos como un particular cualquiera. Estas intervenciones, por las
razones apuntadas, tenían un carácter particular, ya que el conde
no pretendía dictar regias con carácter general. Este carácter
particular del derecho altomedieval puede quedar ofuscado por algunos
testimonios que o bien aluden a la situación jurídica propia de una
determinada profesión o son el resultado de un cierto desarrollo,
coetáneo con el surgir de un nuevo clima. Así ocurre con aquel
privilegio concedido a los habitantes de Montpellier para suavizar la
sanción impuesta a los adúlteros por la Iey, estableciendo que los
mismos debían correr desnudos por las calles de la ciudad, sin que
sus bienes sean confiscados en favor del marido; se extiende esta
costumbre a través de la carta puebla de Lérida, convirtiéndose
aquel privilegio de Montpellier con el paso del tiempo en costumbre
de Lérida y terminar siendo reconocida como mos patriae, pero pese a
esta calificación, aquella práctica no perdió su condición de
privilegio, que sólo podían disfrutar aquellos que lo habían
recibido. Esta situación altomedieval sufre una rápida
transformación, cuando se dejan sentir los primeros síntomas de la
Recepción. Entre Dios y los hombres se coloca ahora la justicia, que
deja de ser identificada con Dios... Esta transformación la
vemos en los Usatges:
la novedad que supone la participación del príncipe en la tarea de
crear el nuevo derecho la difunde el anónimo redactor de
los Usatges,
cuando justifica la actividad legislativa del conde Ramón Berenguer
I invocando los principios recogidos en el Liber.
La llegada del nuevo derecho --el derecho de la Recepción- había
abierto los ojos a los juristas de la época y había permitido que
el Liber se comprendiera. Esta transformación parece poderse colocar
en la época de Alfonso 1, cuando por vez primera en las Cortes de
Fontdaldara [1173], se menciona la existencia de Usatges escritos,
es decir, de aquellos Usatges que
fueron dados por Ramon Berenguer 1 según el anónimo jurista
coetáneo de Alfonso 1. De esta manera se legitimaba doblemente la
nueva tarea legislativa, que reclama Alfonso 1; esta tarea de
creación del derecho se presenta no como una novedad, sino como algo
que desde antiguo venían realizando los condes catalanes, y se
justifica y legitima esta actividad creadora, pues es en virtud de la
lex sacra, aquella que recogía el derecho divino, que el conde
catalán se arroga la tarea de legislar.
[Fuero
de Castrojeriz,
974]:
En
el nombre de la santa e indivisa Trinidad, esto es, Padre, e Hijo y
Espíritu Santo, un solo señor omnipresente, creador de todas las
criaturas del que proceden todas las cosas, en el que están todos,
por el cual han sido hechos todos. A El la gloria y el imperio por
los siglos de los siglos. Amén.
Yo
García Fernández. Conde por la gracia de Dios, y Emperador de
Castilla, a una con mi esposa Ava, Condesa, para remedio de mi alma,
de las almas de mis padres y de todos los fieles difuntos, dicto esta
escritura de libertad e ingenuidad para vosotros, mis fidelísimos
varones de Castrojeriz, que es del tenor siguiente:
Damos
buenos fueros a aquellos que fueron caballeros y los elevamos a
infanzones, anteponiéndoles a los infanzones que sean de fuera de
Castrojeriz y les autorizamos a poblar sus heredades con forasteros y
hombres libres y respétenlos estos como infanzones, pudiendo ser
desheredados los colonos si resultan traidores.
Y
gozarán los caballeros de Castrojeriz el mismo fuero en sus
heredades que en sus casas de la villa, si alguien matase a un
caballero de Castrojeriz peche 500 sueldos y espúrguese del
homicidio con doce testigos y no paguen ni abunda ni mañería.
El
caballero de Castrojeriz que no tenga prestimonio que no acuda al
fonsado, si el merino no le asigna soldana y tengan señor que les
señale un beneficio.
Y
si ocurre un homicidio en Castrojeriz, causado por caballero, pague
el culpable 100 sueldos, tantos por un caballero como por uno de a
pie.
Y
los clérigos tengan el mismo fuero que los caballeros.
Y
a los peones concedemos fuero y los anteponemos a los caballeros
villanos de fuera de Castrojeriz y otorgamos que no se les pueda
imponer ninguna serna ni vereda, excepto un solo día en el barbecho
y otro en el sembrado, otro en podar y en acarrear cada uno un carro
de mies.
Y
a los vecinos de Castrojeriz no paguen portazgo en nuestros dominios
y no se les exija mañería, fonsadera, ni ninguna vereda.
Si
el Conde llamare a fonsado, de cada tres peones vaya uno y de los
otros dos uno preste su asno, quedando libres los dos.
Y
si los vecinos de Castrojeriz matasen a un judío pechen como por un
cristiano y las afrentas se compensarán como entre hombres de las
villas.
Se
hizo esta carta el señalado día octavo de los idus de marzo, en la
Era mil doce, imperando en Castilla el Conde García y Ava, la
Condesa, su mujer. La oímos con nuestros oídos y la firmamos con
nuestras manos juntamente con otros testigos. Sancho nuestro hijo,
testigo. Pelayo, obispo, testigo. Urraca, nuestra hija, testigo.
Diego, testigo. Anaya Sonaz, testigo.
Y
ninguno de los gobernantes, hijos o nietos nuestros, se atreva a
romper este pacto, sino que la escritura permanezca firme. Y si
alguno quisiere romper o violar esta escritura sea separado de Dios y
vaya al infierno más hondo con Datán y con Judas, el traidor que
entregó a Cristo Redentor. Y decimos y confirmamos, yo el Conde
García y Ava la Condesa, que si entre nosotros y los de Castrojeriz
hubiese alguna caloña, la compondremos entre nosotros y ellos. Y si
algún hombre dijese algún falso testimonio y le fuese probado sea
castigado con el concejo de Castrojeriz y cuando hubiese
investigación júzguese por el propio fuero.
[Aceifa
de Almanzor hasta Santiago, 997 - Ibn Idhari, Kitāb al-bayān al-muġrib fī ājbār mulūk al-āndalus wa-l-maġrib (Libro de la increíble historia de los reyes de Al Andalus y el Magreb)]:
Al-Mansur
había llegado en esta época al más alto grado de poder. Socorrido
por Allah en sus guerras con los príncipes cristianos, marchó
contra Santiago, ciudad de Galicia, que es el más importante
santuario cristiano de España y de las regiones cercanas del
continente. La iglesia de Santiago es como la Qaaba para nosotros
[...].
Al-Mansur
dirigió contra tal ciudad la expedición estival que salió de
Córdoba el sábado 23 Chumada II de 387 (3 julio 997), que era su
cuadragésimo octava campaña [...].
[Después
de diversas peripecias los musulmanes] fueron a acampar ante la
orgullosa ciudad de Santiago el 2 de Xaban (10 de agosto). La habían
abandonado todos sus habitantes y los musulmanes se apoderaron de
todas las riquezas que en ella hallaron y derribaron las
construcciones, las murallas y la iglesia, de modo que no quedaron
huellas de las mismas. Sin embargo, los guardias colocados por
al-Mansur para hacer respetar el sepulcro del santo impidieron que la
tumba del santo recibiera daño alguno. Pero todos los hermosos
palacios, sólidamente construidos, que se alzaban en la ciudad,
fueron reducidos a polvo y no se hubiera sospechado tras su
arrasamiento que hubieran existido allí la víspera. Se llevó a
cabo la destrucción durante los dos días que siguieron al miércoles
2 de Xaban. Las tropas conquistaron después las comarcas vecinas y
llegaron hasta la península de San Mankas que avanza en el Océano,
punto extremo al que ningún musulmán había arribado hasta entonces
y que sólo había sido hollado hasta allí por los pies de sus
habitantes [...].
En
Santiago, al-Mansur no había encontrado sino un viejo monje sentado
junto a la tumba del santo. Le preguntó: "¿Por qué estáis
ahí?" "Para honrar a Santiago", respondió el monje,
y el vencedor dio orden de que le dejaran tranquilo.
[Cita
de al-Bakr de un texto de Ibrilh'm ibn Ya'qüb al-Turtüs, siglo X
-recogida en Virgilio Martínez Enamorado, Relaciones
entre los Omeyas y los núcleos cristianos-]:
El
país de los gallegos (balad
al-yillzqiyyzn)
es todo él llano (sahl),
predominando en su suelo la arena (ramal);
supone su mayor fuerza el mijo (dujn)
y el sorgo (durra),
y su afición entre las bebidas por el jugo de manzana (sarab
al-tufab),
bebida que se toma en pequeña cantidad. Su gente es traidora y de
naturaleza vil; no se limpian ni se lavan al año más que una o dos
veces con agua fría. No lavan sus vestidos desde que se los ponen
hasta que, puestos, se hacen a tiras; creen que la suciedad que
llevan de su sudor proporciona bienestar y salud a sus cuerpos. Por
otra parte, sus ropas son en extremo delgadas, hechas jirones,
mostrando por entre las aberturas lo más de su cuerpo. Tienen gran
valor, no admiten la huída en el encuentro de la guerra, y
consideran apropiada la muerte en su puesto.
[Piedra
de Silo,
siglo X, pretendiendo ser del VIII]:
T
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SILO
PRINCEPS FECIT (lo
hizo el príncipe Silo)
[Glosas
Emilianenses,
ca. 1000]:
Gaudeamus
frates karissimi et Deo gratias agimus, quia uos, secundum desideria
nostra, jncolomes [ sanos et salbos ] jnueniri meruimu [ jzioki dugu
] (...) Si uero, quod Deus non patiatur [non quieti] et mala opera
exercimus [nos sificieremus] et plus pro carnis luxuria quam pro
salute anime laboramus, timeo ne quando boni christiani cum angelis
acceperint uitam eternam nos, quod absit, precipitemur [ guec
ajutuezdugu ] [ nos non kaigamus ] jngeenna (...)
[Al Cid le hicieron 'mobbing' y otras verdades dolorosas de la Historia de España - Si no somos capaces de ponernos de acuerdo en torno a lo que pasó ayer mismo, ¿por qué damos por buenos los hechos que nos han contado siempre sobre el siglo VIII? - Entrevista a María y Laura Lara Martínez presentando su libro Mentiras de la historia de España en El Confidencial, 29 de enero de 2013 ] ... en la Edad Media se popularizaron los matrimonios mixtos. ... Así es, resulta recurrente el uso del concepto de mestizaje en la Historia de América, no obstante, hasta hace unos años parecía algo prohibido hablar de "cruce" sanguíneo en la Reconquista. Las crónicas árabes y cristianas nos permiten seguir el rastro de estirpes híbridas como las del infante Sancho Alfónsez, Abderramán III o Abderramán Sanchuelo. Y, también, casos insólitos, como el de la beréber Yamila, desposada con un cristiano y con egregia descendencia en Compostela... hubo mestizaje buscado. Cuando Zaida enviudó del gobernador de Córdoba por la presión almorávide, su suegro al-Mutamid no se lo pensó dos veces: le apalabró el refugio en la corte del Tajo. En 1091 llegó desde Almodóvar del Río (Córdoba) a Toledo con parte del tesoro real y lo más probable es que la relación sentimental comenzara al poco. Zaida tenía 28 años y Alfonso VI, 44. Tras renunciar al Islam, recibió las aguas en Burgos como Isabel y falleció frisando la treintena después de dar a luz al infante Sancho Alfónsez. Este infante de dos sangres, cristiana y musulmana, murió siendo adolescente en la batalla de Uclés contra los almorávides, en 1108. La belleza de la judía Raquel enamoró a Alfonso VIII en Toledo y, más al sur, en Granada, el rapto trocó en amor fecundo dando lugar al idilio de Muley Hacén con Isabel de Solís. La sultana Aixa, de la estirpe del Profeta, casi explotó de cólera al ver al padre de Boabdil prendado de la cautiva.
V - Plena Edad Media
(taifas, almorávides, almohades, expansión de los reinos cristianos)
[Fitna
de Al-Andalus,
1009-1031]
https://es.wikipedia.org/wiki/Fitna_de_al-%C3%81ndalus
[Fuero
de León, 1017 y
1020]:
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media
[Reparto
de la herencia de Sancho III el mayor,
1035]
https://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170711/sancho-iii-mayor-primer-rey-moderno.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Sancho_Garc%C3%A9s_III_de_Pamplona#Reparto_entre_sus_herederos
[Ibn
Hazm, Risãla
fĩ fadl al-Andalus (“Epístola
en elogio de al-Ándalus” ), 1035 y poema, 1048 -citado en Ibn
Hazm, pasión y rebeldía,
contiene vídeo-]:
Sus
habitantes sienten envidia por el sabio que entre ellos surge y
alcanza maestría en su arte; tienen en poco lo mucho que pueda
hacer, rebajan sus aciertos y se ensañan, en cambio, con sus caídas
y tropiezos, sobre todo mientras vive, y con doble animosidad que en
cualquier otro país. ... Si la suerte le llega luego por el
camino de descollar claramente sobre sus émulos, o le hace abrirse
una senda que no es la que ellos frecuentan, entonces se le declara
la guerra al desgraciado, convertido en pasto de murmuraciones, cebo
de calumnias, imán de censuras, presa de lenguas y blanco de ataques
contra su honor. Le atribuirán lo que no ha dicho, le cargarán lo
que no ha hecho, le imputarán lo que no ha proferido ni creído su
corazón. Si se le ocurre escribir un libro, lo calumniarán,
difamarán, contradirán y vejarán. Exagerarán y abultarán sus
errores ligeros; censurarán hasta su más insignificante tropiezo;
le negarán sus aciertos, callarán sus méritos y le apostrofarán e
increparán por sus descuidos,…
---
Y
es que aunque queméis el papel
nunca
quemaréis lo que contiene,
puesto
que en mi interior lo llevo,
viaja
siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo
duerme cuando descanso,
y
en mi tumba será enterrado luego.
[Al-Waqqasí,
Toledo, siglo XI -recogido por Miguel Asín Palacios, citado
en Wikipedia-]:
Me
aflige pensar que las ciencias de la humanidad son dos y que si las
aprendo no tengo más que aprender: Una ciencia (la teología) cuya
comprobación real es imposible y otra (la filosofía) cuya verdad de
nada sirve.
[Reconquista
de Barbastro, 1064 - ¿Planearon
los andalusíes una reconquista de los territorios cristianos? Los
historiadores medievalistas estudian si hubo un equivalente a los
proyectos cristianos de recuperación de territorio entre los
habitantes musulmanes de la Península]:
“La
pérdida de Barbastro produce una enorme conmoción entre los
andalusíes”, apunta Javier Albarrán. Un cronista cordobés de la
época, Yusuf Ibn 'Abd al-Barr, ve en esa pérdida algo más que la
simple caída de un lugar importante: “Si [los cristianos] nos
arrebatan las regiones extremas, no es imposible que ocurra lo mismo
con el centro”. Su relato de la conquista busca conmover a sus
correligionarios: “Prevaleció la tiranía, aparecieron las cruces,
hablaron las campanas, los demonios cayeron sobre su presa, los jefes
de los cerdos prendieron fuego a todo y las casas se convirtieron en
hornos”. La ciudad fue tomada de nuevo por las tropas del rey de
Zaragoza, al-Muqtadir, un año después, y finalmente cayó en manos
cristianas de nuevo en 1101. Toledo, el corazón de la Península,
caerá en 1085, cuando entre en la ciudad Alfonso VI de
León.
[Traición
de Bellido Dolfos - Romance
del rey don Sancho -el
hecho, 1072-]:
—¡Rey
don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te
aviso,
que
de dentro de Zamora un alevoso ha salido;
llámase
Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,
cuatro
traiciones ha hecho, y con esta serán cinco.
Si
gran traidor fue el padre, mayor traidor es el
hijo.
Gritos
dan en el real: —¡A don Sancho han mal herido!
Muerto
le ha Vellido Dolfos, ¡gran traición ha
cometido!
Desque
le tuviera muerto, metiose por un postigo,
por
las calle de Zamora va dando voces y gritos:
—Tiempo
era, doña Urraca, de cumplir lo prometido.
[Romance
de la Jura de Santa Gadea -el
hecho, 1072-]:
En
Santa Gadea de Burgos, do juran los
fijosdalgo,
allí
le toma la jura el Cid al rey castellano.
Las
juras eran tan fuertes que a todos ponen espanto;
sobre
un cerrojo de hierro y una ballesta de palo.
-Villanos
mátente, Alfonso, villanos, que non fidalgos;
de
las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos.
Mátente
con aguijadas, no con lanzas ni con dardos,
con
cuchillos cachicuernos, no con puñales
dorados;
abarcas
traigan calzadas, que non zapatos con
lazos;
traigan
capas aguaderas, no de contray ni frisado;
con
camisones de estopa, non de holanda ni
labrados;
vayan
cabalgando en burras, non en mulas ni
caballos;
frenos
traigan de cordel, non de cueros
fogueados.
Mátente
por las aradas, non por villas ni poblados;
y
sáquente el corazón por el siniestro
costado,
si
non dijeres verdad de lo que te es
preguntado:
si
fuiste ni consentiste en la muerte de tu
hermano.
Jurado
tiene el buen rey que en tal caso no es hallado;
pero
con voz alterada dijo muy mal enojado:
-Cid,
hoy me tomas la jura; después besarme has la
mano.
Respondiérale
Rodrigo, de esta manera ha fablado:
-Por
besar mano de rey no me tengo por
honrado;
porque
la besó mi padre me tengo por afrentado.
-¡Vete
de mis tierras, Cid, mal caballero probado,
y
no me estés más en ellas desde este día en un
año!
-Pláceme
-dijo el buen Cid-, pláceme -dijo- de
grado,
por
ser la primera cosa que mandas en tu
reinado.
Tú
me destierras por uno, yo me destierro por
cuatro.
Ya
se despide el buen Cid sin al rey besar la mano,
con
trescientos caballeros, esforzados
fijosdalgo.
Todos
son hombres mancebos, ninguno hay viejo ni cano;
todos
llevan lanza en puño, con el hierro acicalado,
y
llevan sendas adargas con borlas de
colorado.
[Cantar
de Mío Cid, compuesto
en el siglo XII sobre hechos de finales del siglo XI]:
Myo
Çid Ruy Diaz por Burgos entraua.
En
su conpanna LX pendones leuaua:
exien
lo ver mugieres e uarones.
Burgeses
e burgesas por las finiestras son.
Plorando
de los oios, tanto auyen el dolor.
De
las sus bocas todos dizian una razon:
Dios,
que buen vassalo si ouiesse buen sennor!
Conbidar
le yen de grado, mas ninguno non osaua,
El
rey don Alfonsso tanto auie la grand sanna.
Antes
de la noche en Burgos del entro su carta,
Con
grand recabdo e fuerte mientre sellada:
Que
a Myo Çid Ruy Diaz que nadi nol diessen posada,
E
aquel que gela diesse sopiesse una palabra,
Que
perderie los aueres e mas los oios de la cara,
E
aun demas los cuerpos e las almas.
...
Con
uuestro consego bastir quiero dos archas.
Yncamos
las darena, ca bien seran pesadas,
Cubiertas
de guadalmeçi e bien enclaueadas:
Los
guadameçis uermeios e los clauos bien dorados.
Por
Rachel e Vidas uayades me priuado.
Entrando
en Burgos me vedaron conprar, e el rey me a ayrado
Non
puedo traer el auer, ca mucho es pesado:
Enpennar
gelo he por lo que fuere guisado.
De
noche lo lieuen que non lo vean christianos:
Vealo
el Criador con todos los sos sanctos.
Yo
mas non puedo e amydos lo fago.
Martin
Antolinez non lo detarua,
Por
Rachel e Vidas apriessa demandaua.
Passo
por Burgos, al castiello entraua,
Por
Rachel e Vidas apriessa demandaua.
Rachel
e Vidas en vno estauan amos,
En
cuenta de sus aueres, de 1os que auien ganados.
Lego
Martin Antolinez a guisa de menbrado.
O
sodes, Rachel e Vidas, los myos amigos caros?
En
poridad flablar querria con amos.
Non
lo detardan, todos tres se apartaron:
Rachel
e Vidas amos me dat las manos
Que
non me descubrades a moros nin a christianos;
Por
siempre uos fare ricos que non seades menguados.
El
Campeador por las parias fue entrado;
Grandes
aueres priso e mucho sobeianos:
Retouo
dellos quanto que fue algo.
Por
en vino a aquesto por que fue acusado.
Tiene
dos arcas lennas de oro esmerado.
Ya
lo vedes que el rey le a ayrado.
Dexado
ha heredades e casas e palaçios.
Aquelas
non las puede leuar si non seryen ventadas.
El
Campeador dexar las ha en uuestra mano,
E
prestalde de auer lo que sea guisado.
Prended
las archas e meted las en uuestro saluo:
Con
grand iura meted y las fes amos
Que
non las catedes en todo aqueste anno.
Rachel
e Vidas seyen se conseiando:
Nos
huebos auemos en todo de ganar algo
Bien
lo sabemos que el algo ganno.
Quando
a tierra de moros entro, que grant auer saco!
Non
duerme sin sospecha qui auer tiene monedado.
Estas
archas prendamos las amas,
En
logar las metamos que non sean ventadas.
Mas
dezid nos del Çid, de que sera pagado,
O
que ganançia nos dara por todo aqueste anno?
Respuso
Martin Antolinez a guisa de menbrado:
Myo
Çid querra lo que ssea aguisado:
Perdir
uos a poco por dexar so auer en saluo.
Acogen
sele omnes de todas partes menguados.
A
menester seys çientos marcos.
Dixo
Rachel e Vidas: dar gelos de grado.
Ya
vedes que entra la noch, el Çid es presurado,
Huebos
auemos que nos dedes los marchos.
Dixo
Rachel e Vidas: non se faze assi el mercado,
Si
non primero prendiendo e despues dando.
Dixo
Martin Antolinez: yo desso me pago
Amos
todos tred al Campeador contado,
E
nos uos aiudaremos, que assi es aguisado
Por
aduzir las archas e meter las en uuestro saluo,
Que
non lo sepan moros nin christianos.
Dixo
Rachel e Vidas: nos desto nos pagamos.
Las
archas aduchas, prendet seyes çientos marcos.
...
Enbraçan
los escudos delant los coraçones,
Abaxan
las lanças abueltas de los pendones,
enclinaron
las caras de suso de los arzones,
ívanlos
ferir de fuertes coraçones.
A
grandes vozes llama el que en buen ora nasco:
¡Feridlos,
cavalleros, por amor de caridad!
¡Yo
só Ruy Díaz el Çid Campeador de Bivar!
Todos
fieren en el az do está Pero Vermúez,
trezientas
lanças son, todas tienen pendones;
seños
moros mataron, todos de seños colpes;
a
la tornada que fazen otros tantos muertos son.
Veriedes
tantas lanças premer e alçar,
tanta
adágara foradar e passar,
tanta
loriga falsar e desmachar
tantos
pendones blancos salir vermejos en sangre,
tantos
buenos cavallos sin sos dueños andar.
Los
moros llaman Mafómat e los cristianos Sancti
Yagüe;
cayén
en un poco de logar moros muertos mill e trezientos
ya.
[Batalla
de Zalaca o Sagrajas, según Al-Himyari, Kitab
ar Rawd al mitar (Compendio
de noticias sobre Al-Ándalus), siglo XV -los hechos, 1086-]:
Los
ejércitos musulmanes llegaron a Badajoz y se instalaron en sus
alrededores. El señor de Badajoz, al-Mutawakkil, vino a su encuentro
con víveres [...]. Por un lado, los obispos y frailes salieron con
sus cruces en alto [...], por otro, Yusuf [el emir almorávide] y
al-Mutamid [rey de Sevilla] exhortaron a los suyos, y los alfaquíes
y las gentes religiosas sermoneaban a la gente y les animaban a ser
firmes [...]. Cuando llegó el jueves, se le ocurrió a Alfonso [VI]
utilizar un ardid, y envió a decirle a al-Mutamid: "Mañana
viernes es vuestra fiesta, y el domingo es la nuestra. Tenga lugar la
batalla entre ambas, el sábado". Al-Mutamid observó: "Se
trata de una estratagema de Alfonso". [El viernes] las tropas de
Alfonso se echaron sobre al-Mutamid [...], que empezó a flaquear
[...]. El primero de los generales almorávides que llegó junto a
él, Daud, gran héroe, dio nuevo ánimo a al-Mutamid [...].
Enseguida llegó el emir almorávide, Yusuf ibn Tasufin, y ambos
cargaron juntos, en un ataque que decidió la victoria."
Toda la asamblea del pueblo católico adepta a Dios, conozca que inclitas reliquias se guardan dentro de las preciosísimas entrañas de la presente arca; esto es, mucho del leño, o sea, de la crus del Señor; de su vestido, que fue dividido en suertes; del pan deleitante, de que se hizo uso en la cena; del sepulcro del Señor, y de su sudario, y de sus santíssima sangre; de la tierra santa que entonces holló con sus piadosos vestigios (pies) de las ropas de la Virgen María, su madre; también de su leche, lo que es muy admirable. Y a estas reliquias están unidas igualmente algunas otras muy aventajadas de santos, de quienes, en cuanto pudimos , auí suscribimos los nombres, esto es: de San Pedro, de Santo Tomás, de San Bartolomé, de los huesos de los profetas y de todos los apóstoles, y de otros muchísimos santos, cuyos nombres sólo recoge la sabiduría de Dios. Para todos ellos, el egregio rey Alfonso, dotado de humilde devoción, hizo este receptáculo, por dentro exaltado con prendas de los santos, por fuera adornado con obras de arte no viles, por lo que después de su vida merezca [para] la compañía de aquellos santos, en las mansiones celestiales, [que no obstante, sea atendido en sus oraciones.] De cierto estas prendas saludables y venerados dones [los] conoció toda la provincia en la era, sin duda, 1113 [1075 de la era cristiana], por mano e industria de los clérigos y obispos, que por esto nos reunimos con dicho Alfonso Príncipe y con su gratísima hermana, llamada por nombre Urraca, a quienes el Redentor de todos conceda indulgencia y perdón de sus pecados por esas santísimas prendas de los apóstoles y mártires; esto es, de los santos Justo y Pastor, Adriano y Natalia, Cosme y Damián, Julia, Verísimo y Máximo, Germán, Baudilio, Pantaleón, Cipriano y Eulalia, Sebastián, Cucufate, Félix, Sulpicio. (Traducción de Gómez Moreno en asturnatura)
[Memorias
de Abd Allah, último rey zirí de Granada destronado por los
almorávides,
1090]:
Ibn
Ammar había quedado empeñado con el cristiano, ya que, por el
compromiso adquirido cuando alquiló un ejército infiel para lo de
Belillos, le debía grandes cantidades e importantes sumas, que había
de pagarle y le tenía prometidas. Con este motivo ponía a su
soberano en grandes aprietos, porque no quería dejarle reposar un
momento, para hacerse el indispensable en medio de las discordias, y
no vacilaba en atraer el mal contra los musulmanes [...].
Por
segunda vez fue a visitar al cristiano Alfonso y a preguntarle como
fácil el negocio de Granada, pintándome a sus ojos como un ser
incapaz de todo, por mi flaqueza y mis cortos años. Le garantizó,
además, que, con la toma de Granada, todos los tesoros de esta
ciudad pasarían a su poder, a cambio de que el cristiano le
asegurase que, una vez hecho dueño de la plaza, la pondría bajo su
soberanía y le dejaría apropiarse de mi peculio personal. No dejó
paso por dar para decidir a Alfonso a ir contra Granada, y no sólo
le entregó considerables sumas con ese propósito, sino que incluso
le prometió que, una vez acabado el negocio, le daría cincuenta mil
meticales, a más de lo que encontrase en la ciudad, para animarle a
ponerse al punto en camino.
Tales
proposiciones excitaron la codicia del cristiano. "Es éste un
negocio -se decía- en el que de todos modos he de sacar ventaja,
incluso si no se toma la ciudad, porque, ¿qué ganaré yo con
quitársela a uno para entregársela a otro, sino dar a este último
refuerzos contra mí mismo? Cuantos más revoltosos haya y cuanta más
rivalidad exista entre ellos, tanto mejor para mí." Se decidió,
pues, a sacar dinero de ambas partes, y hacer que unos adversarios se
estrellaran contra los otros, sin que entrase en sus propósitos
adquirir tierras para sí mismo [...].
Con
la solemnidad requerida por las circunstancias, salí a encontrarme
con Alfonso en las cercanías de la ciudad [...]. Entabladas luego
las negociaciones, yo le envié mis embajadores y él me mando los
suyos [...]. Me exigió cincuenta mil meticales [...]. Yo me quejé
de los pocos recursos de mi territorio [...] y por fin llegamos al
acuerdo de que le pagaría veinticinco mil meticales [...]. Además
[...] le preparé muchos tapices, telas y vasos, y lo reuní todo en
una gran tienda en la que le invité a entrar.
[Salustiano
Moreta, Señores
contra labradores: el malhechor feudal en la literatura,
1978, citado en Wikipedia]:
Respecto
al feudalismo castellano, dado que la historiografía oficial y
academicista partió de los presupuestos teórico-metodológicos
positivistas y de una idea jurídico-política del feudalismo, no se
dudó en asegurar «sin riesgo de error, que el sistema feudal no
alcanzó en los Estados de la Reconquista su completo desarrollo y
que la estructura social y política de la mayor parte de la España
cristiana nunca llegó a constituirse según las formas políticas de
los Estados feudales» (Luis García de Valdeavellano, Las
instituciones feudales en España, pág. 231). En esta misma línea,
a partir de la consideración del feudalismo como un fenómeno
esencialmente político y superestructural, se formularía una
distinción mixtificante entre régimen feudal y régimen señorial
como categorías excluyentes y contrapuestas (Luis García de
Valdeavellano, op. cit; Grassotti, Las instituciones
feudo-vasalláticas en León y Castilla. Partiendo desde presupuestos
positivistas, Salvador de Moxó ha puesto de manifiesto algunas de
las limitaciones de las causas y razones aducidas por los dos autores
anteriores para mantener la no feudalización castellana. Sociedad,
estado y feudalismo, págs. 193-202.). Por fortuna la visión
académico-oficial del feudalismo en general y del feudalismo
castellano en particular resulta cada vez menos inapelable y su
cuestionamiento crítico se halla en marcha, precisamente desde las
perspectivas teórico-metodológicas derivadas -en unos casos
simplemente invocadas y en otros asumidas directa y conscientemente,
aunque con desigual acierto y rigor de la otra concepción del
feudalismo: el feudalismo entendido como modo de producción (Pese a
no contar todavía con una sola monografía rigurosa sobre el
feudalismo en Castilla analizado desde las categorías y métodos
derivados de su consideración como «modo de producción» se han
publicado ya algunos trabajos y se van ensayando, poco a poco,
ciertas observaciones y problemas que apuntan hacia esa dirección:
Bartolomé Clavero, Mayorazgo: propiedad feudal en Castilla
(1369-1836), págs. 60 y ss.; Señorio y hacienda a finales del
antiguo régimen en Castilla; Julio Valdeón Baruque, Prólogo en El
modo de producción feudal, Akal, págs. 7-14; Sebastiá Domingo,
Crisis de los factores mediatizantes del regimen feudal; Reyna Pastor
de Togneri, Del islam al cristianismo, págs. 12 y ss.)
[Paulina
López, Señoríos
nobiliarios bajomedievales,
1991]:
Sánchez
Albornoz afirmaba que al mantener los reyes buen número de reservas
del poder real en sus manos, no hubo feudalismo ni relaciones
feudo-vasalláticas desarrolladas plenamente, y que si lo hubo
fue imperfecto al menos hasta el siglo xiv. ... Para Reyna
Pastor la «vieja nobleza» no se gestó como mantenía Moxó,
en el siglo xii, sino mucho antes, durante los siglos x y xi, momento
en el que el comienzo de la expansión cristiana va a posibilitar la
gestión, especialmente en el siglo x, del poder de la nobleza ...
poder real y poder nobiliario se fueron gestando a la par por mutua
necesidad y apoyo, nacieron como complementarios, pero en ocasiones
con intereses contrapuestos. Durante esta etapa, que abarcaría desde
la segunda mitad del siglo x hasta finales del siglo xi, en la que
Reyna Pastor fija la primera etapa de la señorialización, se
produjo la desaparición progresiva del alodio; y la lenta, pero
sostenida, desaparición del campesino libre y su entrada en la
dependencia señorial con la consiguiente aparición de nuevas cargas
e impuestos que los campesinos debían satisfacer a sus señores. De
esta manera el campesino fue perdiendo su relación directa con la
tierra; y se fue restructurando la renta feudal, base económica de
la implantación del feudalismo ^^ Posteriormente, en los siglos
bajomedievales, y más concretamente en el siglo xiv, uno de los
siglos más controvertidos por su propia complejidad, tuvo lugar la
formación de una «nueva nobleza» como consecuencia de la
instauración de nuevas dinastías en los reinos peninsulares. El
núcleo de linajes nobles que aparece en la cúspide nobiliaria al
final del período Trastámara constituirá la base altonobiliar que
dominará el reino durante la Edad Moderna, citemos, entre otros, a
los Ayala, Álvarez de Toledo, Velasco, Medinaceli, etc.. solo una
minoría de la nobleza vieja (20,5 %) se integrará en los cuadros de
la nueva nobleza, los Guzmán, Ponce de León, Mendoza,
Manrique, Osorio, Guevara, Rojas, etcétera ...
Desde
el último tercio del siglo xiv, con la llegada al trono de la Casa
de Trastámara se produjo en Castilla la transformación de numerosos
pueblos de realengo en lugares de señorío nobiliario, al tiempo que
muchos tributos y contribuciones destinadas a la Hacienda real
pasaron a engrosar las arcas de personajes particulares, lo cual
ocasionó un grave quebranto para la hacienda castellana. Recordemos
que en esos momentos el objetivo primordial de las monarquías
occidentales era la organización de sus finanzas ya que constituían
éstas uno de los pilares del nuevo orden político. El primer
monarca de la Casa de Trastámara. Enrique II, al inicio de su
reinado concedió a los nobles una serie de mercedes, entregándoles
tierras, rentas, jurisdicciones, etc.. para asegurar y consolidar el
gobierno de la nueva dinastía, especialmente en aquellas regiones
que revestían un mayor peligro para la estabilidad del régimen
... desde
1371, cuando se celebran las Cortes de Toro, hasta 1379 se produjo un
freno en la concesión de donaciones. Será precisamente a partir de
entonces cuando la institución del mayorazgo comienze a
generalizarse; su significado e importancia quedan reflejados en un
privilegio real otorgado en 1377: «...
Et otro si porque los maiorazgos son muy provechosos y cumplen mucho
al nuestro servicio en los nuestros regnos por que aquellos que los
an nos puedan mejor servir por ellos que en otra manera por que ellos
sean mas ricos y mas honrados ...»
[Els
Greuges de Guitart Isarn,
1080-1095 -glosado por Reis Fontanals, Biblioteca de Catalunya-]:
...
el senyor de Caboet, Guitart Isarn, relaciona les vexacions que ha
suportat dels seus vassalls, castlans de Cabó. Comença amb
l’expressió llatina: Hec
est memoria de ipsas rancuras que abet domnus Guitardus Isarnus,
sennior Caputense.
Les rancures eren els actes escrits pels quals un senyor demanava la
reparació dels perjudicis causats per l’incompliment dels pactes
feudals. La fórmula son rancurós o rancur-me’n,
utilitzada de manera repetitiva per Guitart Isarn, amb la qual va
desgranant al llarg del document els greuges i malvestats que li han
fet, dóna lloc a un text gairebé literari que és al mateix temps
simptomàtic dels canvis que transformaven la Catalunya del segle XI
amb la consolidació de la nova aristocràcia, representada en el
document pels Arnall pare i fills, i l’increment de la violència,
la inseguretat i la dependència pagesa fins a extrems mai vistos.
L’antiga noblesa, representada en el document per Guitart Isarn, no
va tenir més remei que fer lloc als nouvinguts, a costa, però, de
l’extrema explotació del treball camperol.
Els
motius adduïts per Guitart Isarn contra Guillem Arnall i els seus
fills Guillem Arnall i Mir Arnall, amb els quals no era la primera
vegada que s’enfrontava, eren la violació dels pactes vassallàtics
concretats en els insults rebuts per ell i la seva esposa (per
mal che Mir Arnall m·avia fait et dict a mi et a ma muler),
el menyspreu a la seva esposa (Rancur-me
quar desmentist ma mulier ante me e de las folias que li dexist
davant me),
l’establiment de pactes amb altres senyors sense el seu
consentiment (E
sso rancurós de Guilelm Arnal quar fed conveniencia de la mia onor
ab suo fratre senes lo men consel),
el desacatament de judicis (e
fforon-ne judicis donads et aculids et Mir Arnall fer no·ls me
volg),
els robatoris (Rancur-me
de I bou de Oliba d·Ares e no li vol redre. Rancur-me de I vaca de
Guilelm Oler, no la vol redre.),
el cobrament de rendes i serveis que no els corresponien (Et
rancur-me de Mir Arnall de la casa de Botxera che s’a presa e m’a
tolta et non debet abere nisi solum decimum),
l’elecció de batlles sense llicència del seu senyor (He
rancur-me de Mir Arnall quar d·altra guisa elegit baiulum en la onor
de Guilelm Arnal sino con el o mannà),
les violències (Et
son rancurós de les toltes e de les forces que fa en la mea onor)
i la manca de l’assistència obligada al senyor (Rancur-me’n
de la cavalleria de Mir Guilabert qui no m·és servida).
Conclou
el document dels Greuges confiant Guitart Isarn la seguretat de la
seva esposa i del seu fill als seus homes i als seus batlles per tal
que els protegeixin quan ell no hi sigui, tant en plets com en
guerra, fins que llur dret els serà reconegut (per
pled et per gera, tro lor dret los en sia exid.)
[Crónicas
Anónimas del monasterio de Sahagún e Historia
compostelana: o sea, hechos de d. Diego Gelmírez, primer arzobispo
de Santiago -
Los hechos que siguen a las "Malditas e descomulgadas bodas"
(1109) entre el rey Alfonso "el batallador" de Navarra y
Aragón y la reina Urraca de León y Castilla, madre del príncipe
Alfonso (futuro Alfonso VII de León y Castilla); guerra civil y
revueltas urbanas o burguesas de las ciudades del Camino de Santiago,
1110-1117]:
Es
poco cuanto se diga para ensalzar el interés que revisten estas
narraciones, gracias á las cuales asistimos al nacimiento de la
villa, á la llegada de los monjes de Cluni [sic, Cluny] traídos por
Alfonso VI, y á la puebla, en su tiempo realizada, valiéndose de
gentes extranjeras á las que se concedían grandes privilegios; á
la otorgación de los primitivos Fueros y al auge del poder de la
Abadía; á los primeros chispazos que anunciaron la lucha secular de
los burgueses contra este poder; á la invasión de los aragoneses en
el reinado de Alfonso I el Batallador- y á los pleitos sostenidos en
el de Alfonso X de Castilla, todo ello sembrado de episodios, ora
pintorescos, ora de acentuado carácter dramático, que cautivan la
atención y proporcionan no pocas enseñanzas al historiador y al
jurista; pero el mayor interés de las Crónicas consiste, sin duda
alguna, en ofrecernos el proceso del concejo de Sahagún, cuyos
períodos están determinados por las tres rebeliones de la villa,
porque la primera de ellas significa el momento en que los pobladores
de Sahagún, á quienes «se les prometieron garantías y ventajas
excepcionales para hacerles venir de remotas tierras, se percatan de
la inferior condición á que les redujo un Fuero como el de 1085,
manifestación tardía de un sistema decadente en la época en que
alboreaba el régimen municipal con todo el cortejo de sus libres
privilegios; la segunda rebelión, la más formidable de todas ellas,
corresponde al tiempo en que el concejo conquista sus derechos, y,
una vez conquistados, procura y consigue el reconocimiento de su
personalidad; y la tercera, en fin, que se desenvuelve en los días
de Fernando III y en los primeros del reinado de Alfonso X, marca el
comienzo de una nueva etapa en la que el Municipio, después de haber
entrado en la vida legal, porfía por redimirse del señorío del
abad para no acatar otro que el del Rey. [Boletín
de la Real Academia de la Historia, 1919]
---
Los
acontecimientos narrados en la Historia Compostelana comienzan a
recopilarse a partir de 1107, siete años después de que Diego
Xelmírez fuese nombrado primer Arzobispo de la ciudad, época
conocida como la primera edad de oro de Santiago. El contenido de la
historia era, pues, muy favorable a la figura del arzobispo y su
labor, pero también nos cuenta de primera mano cómo fue la
edificación de la catedral, los problemas que tuvieron para
construirla y algunos episodios importantes, como las revueltas
populares que se iniciaron en la Compostela del siglo XII y que
sirvieron para delimitar el poder en la Galicia feudal.
A
principios del siglo XII, en la primavera de 1117, una turba de
compostelanos prende fuego en el interior de la catedral que aún se
encuentra en construcción. El arzobispo Gelmírez está escondido en
dependencias cercanas y la reina Urraca ha podido escapar de un grupo
de exaltados, aunque magullada y con la ropa echa jirones.
Los
protagonistas del conflicto son tres: los monarcas, el obispo y los
compostelanos. Durante estos años, el reino cristiano occidental se
encuentra en un momento crítico: la reina Urraca se encuentra en
Melide; su hijo, aún menor, Alfonso está en santiago al cuidado de
la condesa doña Mayor, esposa del Pedro Froiláz conde de
Traba y ayo del rey Alfonso. El hijo de Urraca era el pretendiente
apoyado por la nobleza gallega y por el obispo como futuro rey de
Galicia, lejos de la influencia leonesa.
Urraca
decide entonces apartar a su hijo Alfonso Raimúndez de la influencia
de su tutor, para lo cual se dirige al frente de su ejército a
Santiago y cerca la ciudad.
En
este momento entra la intervención de los burgueses compostelanos.
Un grupo de ellos se dirige a parlamentar con la reina, prometiendo
ayuda para deponer al obispo y la entrega de la ciudad si las tropas
se retiraban de las murallas de la ciudad. Otro grupo de
compostelanos se acercó junto al obispo para pedirle que sacase de
Santiago al rey niño. La reina, al ver que contaba con le apoyo de
un grupo de compostelanos, decidió entrar con el ejército en la
ciudad y obligó al obispo a refugiarse en una torre
fortificada.
Ante
esta situación , Gelmírez y el conde de Traba pactan una salida con
Urraca y mientras se entrevistan con ella.
La
situación social dentro de las murallas era volátil ya que entre
los compostelanos las opiniones sobre el poder del obispo no siempre
eran unánimes y tampoco se resolvían en las asambleas de corte
popular y horizontal, llamadas germanitas, en contraposición a los
concilium, de carácter vertical.
Las
revueltas y motines eran bastante habituales durante la baja edad
media.La influencia de Gelmírez dentro de la ciudad aminoraba, hasta
el punto de que fueron los propios burgueses los que destruyeron
parte de la catedral. Para recuperar su poder terrenal, había que
buscar consenso con la reina Urraca, aliada de los burgueses de
Santiago. Clero y nobleza acuerdan términos de paz y la reina ordena
a los compostelanos que obedezcan de nuevo a Gelmírez.
Ante
este repentino cambio de actitud, la población se amotina y en la
revuelta popular Urraca fue rodeada, golpeada y en un barrizal fue
desnudada, humillada y vejada y hasta se dice que alguien que estaba
allí le tiró una piedra que le dio en la cara saltándole varios
dientes y muelas. Tras huir, la reina sitió la ciudad hasta su
rendición, sometiéndola posteriormente a una fuerte represión.
[Historia
Compostelana, un manual de prosperidad política medieval para
Santiago, 29/12/2015]
[Fuero
de Toledo, 1101 -derechouned-]:
La
toma de Toledo por Alfonso VI en el 1085 llevó consigo la regulación
del status jurídico de los diversos grupos de población. Así se
distingue, el derecho de los moros, judíos y mozárabes por un lado
y, de otro, el de castellanos y francos. Los clérigos obtienen,
independientemente de su origen, un específico fuero eclesiástico
con lo que quedan exentos de la jurisdicción secular rigiéndose por
el derecho canónico.
Los
moros y judíos mantuvieron su derecho y debió ser respetado aunque
probablemente no fue escrito.
La
población mozárabe recibió un estatuto que fijaba su condición
jurídica si bien no supuso un régimen privilegiado salvo en lo
relativo a regirse en cuestiones privadas por el Liber Iudiciorum. En
cuanto al orden penal y de pleitos entre mozárabes y castellanos,
cayeron bajo la regulación del derecho otorgado a estos
últimos.
Para
atraer a los castellanos procedentes de la región del Duero, Alfonso
VI les concedió a finales del S XI una Carta Castellanorum que
establece jurisdicción propia reconociéndoles numerosos
privilegios. La Carta, ampliada en una segunda versión, fue
aprovechada para la redacción del Fuero de Escalona.
Alfonso
VI otorgó, por tanto, dos textos forales a Toledo con un doble
sistema jurídico y una duplicidad de jurisdicciones. Fuero o Carta
de los Castellanos de 1101 concedido a los castellanos que repoblaron
Toledo. Y Fuero o carta a los mozárabes el 19 de marzo de 1101 en
que concedía a los mozárabes, entre otras cosas, el derecho de
regirse por el Fuero juzgo excepto en materia penal en cuyo caso
aplicaría la Carta de los Castellanos.
[Guillermo
Fatás, Alfonso
I y ... (artículo
en el centenario de la reconquista de Zaragoza) -los hechos,
1118-] :
...
por el rey Batallador, un empeño de su linaje, fallido hasta 1118.
La campaña fue compleja. Vinieron cruzados bearneses y bigordanos,
con sus jefes Gastón y Céntulo, y el norteño Rotrou, conde de
Perche. Nuestros abuelos, en similar ocasión (el VIII centenario,
celebrado en 1918-1919), dejaron legados magníficos, incluida la
colosal estatua del rey Alfonso que señorea el Parque, obra de José
Bueno.
La
conquista aragonesa de Zaragoza se evalúa mejor dentro de esta
secuencia: Toledo es ganada en 1085, por Alfonso VI de León y
Castilla; Zaragoza, en 1118; Lisboa en 1147, por Alfonso I de
Portugal; Tortosa (1148) y Lérida (1149) por Ramón Berenguer IV, a
punto de casar con la reina Petronila de Aragón. Así, el Tajo y el
Ebro fueron, en poco más de sesenta años, las nuevas fronteras de
la cristiandad occidental europea y tres de esas ciudades, poco
después, eran las capitales de sendos reinos.
Alfonso
I, «rey de aragoneses y pamploneses», contrajo unas ‘descomulgadas
bodas’ con la reina Urraca de León y Castilla, en segundas nupcias
de esta. Se llevaron a matar y no engendraron al heredero que habría
unificado dinásticamente casi toda la cristiandad hispana. Todo
fueron desavenencias y disgustos. Tantos que, recientemente, alguien
ha aplicado la abusiva -por incomprobable- calidad de homosexual al
monarca aragonés, quien más parece misógino que otra cosa.
Anulada
la boda, la herencia de Urraca fue para un hijo de su primer enlace:
Alfonso VII, que se proclamó ‘emperador’ de Hispania, como lo
había hecho antes -con más motivo- su padrastro aragonés. Muerto
este, su hermano y sucesor, el rey monje Ramiro, repudiado por los
navarros, se vio forzado a un cierto vasallaje, pues la Saraqusta
taifal había sido tributaria del rey castellanoleonés y Alfonso
VII, deseoso de mantener esa preeminencia, se llegó a la ciudad,
pacíficamente, pero con tropas a las que Ramiro no podía oponer
resistencia útil.
El
inesperado rey Ramiro era un monje vocacional. Monje, pero no manso,
como no lo fueron tantos clérigos beligerantes contra los
‘infieles’. Ramiro se vio en el deber de casarse («y no por
lujuria de la carne, sino por la restauración de la estirpe», según
hizo constar). Gravoso deber. En medio de serias dificultades y
tensiones internas, la Zaragoza recién conquistada adquirió valor
simbólico: Alfonso VII requirió del Monje una muestra de sumisión,
un acto de «fidelidad personal, sin apenas efectos reales» (Sesma).
En el verano de 1136, Ramiro pactó con Alfonso la recuperación
plena de Zaragoza, pero una vez que este hubiera muerto.
Zaragoza
y su amplia jurisdicción formaban el ‘regnum Caesaraugustanum’.
Este ‘regnum’ era distinto del de Aragón. No formaba parte del
tronco antiguo y era un reino en sí, tomado a los moros, como
conquista personal (‘acapto’), no heredada, de Alfonso I.
El
Concejo y Alfonso I
La
fugaz hegemonía leonesa sobre el ‘regnum Caesaraugustanum’
explica el león heráldico de Zaragoza, trasplante del león
‘imperial’ que variaría del color púrpura al rojo. Admiten este
origen Ángel San Vicente y Guillermo Redondo (de la muerte del cual
hizo el viernes cuatro años), que ya postuló en el siglo XVI
Jerónimo Blancas, el sucesor del gran Jerónimo Zurita.
La
necesidad de atraer pobladores a la urbe amurallada (y fronteriza, no
se olvide) llevó al rey Alfonso a ser clemente con los musulmanes y
a conceder a los zaragozanos ventajas y exenciones fiscales,
monopolios de pastos y cursos de agua, licencias para explotar
baldíos, bosques y canteras, permisos de pesca y franquicias para
exportar e importar mercaderías.
Así,
los zaragozanos fueron pronto una comunidad vigorosa, dotada de
beneficios envidiables y alto nivel de autogobierno: no se les podía
juzgar fuera de su ciudad y esta podía tomarse la justicia por su
mano si se lesionaban sus derechos, imponiendo penas severas e
inapelables. A lo largo de 1118 y 1119 se instauró lo que podría
llamarse el germen del ayuntamiento: veinte vecinos, designados
«entre los mejores», se ocuparían de aplicar estos fueros, pronto
famosos.
La
Real Academia de la Historia (RAH) -a través de José Ángel Sesma,
su único numerario aragonés- convocó a seis conferenciantes en
torno al IX centenario de la conquista de Zaragoza . Sus textos
(accesibles en el portal de la RAH) se han reunido en el reciente
libro ‘Ciudades y frontera en el siglo XII hispánico’. Al revés
que la RAH, el gobierno de Zaragoza prefirió en el bienio 2018-2019
(la ciudad se rindió en diciembre) olvidar su propio origen y la
raíz de su capitalidad, que afectó a Aragón, primero, y a su
Corona, además, puesto que en Zaragoza, y solo en ella, debían
coronarse sus soberanos.
[Dos
textos musulmanes sobre Alfonso el Batallador (en
Claudo Sánchez Albornoz, La España Musulmana, recogidos en
Narbaitz) - I. El llamamiento de los mozárabes... (1125-1126) (Ibn
Al-Jatib, Kitab
Amal Al-Alam y
anónimo, Hubal
Al-Mawchiyya)
- II. La batalla de Fraga (21 de octubre 1134) (Ibn Al-Athir, Kamil
fi-I-Tarif)]
[Contrato
de esponsales entre la princesa Petronila de Aragón y el conde Ramón
Berenguer IV de Barcelona,
1127, recogido en el Líber
Feudorum Maior]:
En
nombre de Dios. Yo Ramiro, por la gracia de Dios rey de Aragón, te
doy a ti Ramón, conde de Barcelona y marqués, mi hija por mujer
junto con todo el reino de Aragón, íntegramente, tal como mi padre.
Sancho, rey, y mis hermanos, Pedro y Alfonso, lo tuvieron y
retuvieron (...) respetando los derechos y costumbres que mi padre
Sancho y mi hermano Pedro tuvieron en su reino. Y te encomiendo a ti
todos los hombres del mencionado reino con homenaje y juramento a fin
de que te sean fieles en todo el mencionado reino y en todos los
lugares pertenecientes al mismo, salvada la fidelidad debida a mí y
a mi hija. También, todas estas cosas antedichas yo el mencionado
rey Ramiro te las hago de tal manera a ti. Ramón, conde de Barcelona
y marqués, que, si mi hija falleciera prematuramente, y tú aún
vivieras, tengas la donación del mencionado reino de manera libre o
inmutable sin ningún impedimento después de mi muerte (...). Y yo
el antes mencionado rey Ramiro seré rey, señor y padre en el
mencionado reino y en todos sus condados hasta que a mí me plazca.
Lo cual se hizo el III de las idus de agosto en el año 1127 de la
Encarnación del Señor (...) reinando el mencionado rey
Ramiro.
[Donación
de Petronila a Alfonso II, 1174, según el Liber
Feudorum Maior -en iesmardearagon-]:
Sigue
instrumento de donación que hizo la noble reina Petronila después
de la muerte del ilustrísimo conde de Barcelona y príncipe de
Aragón, su marido, a su venerable hijo Alfonso, rey de Aragón y
conde de Barcelona, sobre el reino de Aragón.
Yo,
Petronila, por la gracia de Dios, reina de Aragón y condesa de
Barcelona, mujer que fui del venerable Raimundo Berenguer, conde de
Barcelona y príncipe de Aragón, con gustoso ánimo, prontísima
voluntad, con el consejo y consenso y providencia de otros magnates
tanto aragoneses como barceloneses, te doy, a tí, mi dilecto hijo
Alfonso, rey de Aragón y conde de Barcelona, que en el testamento de
mi marido eras llamado Raimundo, y a todos tus sucesores, todo el
reino de Aragón íntegramente, sus ciudades y fortalezas, villas,
iglesias y monasterios, con todos los términos y posesiones y
pertenencias que corresponden al mencionado reino de Aragón o deben
pertenecer de algún modo, así como mejor tuvieron el reino de
Aragón en otro tiempo mi abuelo y mi bisabuelo.
Y
para que esta donación sea tenida firme y estable a perpetuidad,
confirmo con mi propia mano y concedo ordenación del testamento de
mi marido y su última voluntad, así como el mismo marido, tu padre,
ordenó y estableció en dicho testamento de todo el antedicho reino
y de las demás cosas [...]. Si muriese sin descendencia legítima se
seguirá el orden fijado en el testamento de mi marido, tu padre,
entre tus otros hermanos.
Hecho
esto en Barcelona XIIII calendas de julio año de la encarnación del
Señor MCLXXIIII
[Fuero
de Calatayud concedido por Alfonso I el Batallador,
1131]:
Todos
los pobladores que vengan a poblar Calatayud queden absueltos y
libres de todas las deudas que hayan contraído, de las caloñas y
daños que pesaren sobre ellos, vengan del rey o de cualquier otro
hombre; y dondequiera que tuvieren heredades o haberes, ténganlo
todo a salvo y sin trabas, libre y franco para venderlo, donarlo y
gravarlo a quienes ellos quieran (...).
El
vecino de Calatayud que pueda tener hombres en su solar, cristianos,
moros o judíos, sea responsable ante sí y ante cualquier otro señor
(...).
Elija
el Concejo el juez que quisiere y esté a su cargo un año; después
haga el Concejo como le plazca (...).
Ningún
vecino de Calatayud pague lezda (peajes) en tierra del rey, y el que
se la arrancare a la fuerza pague mil maravedíes, en tres
partes.
más
extenso en "artesonado"
[Chronica
Adefonsi imperatoris,
Coronación imperial de Alfonso VII durante el Concilio de León, 26
de mayo de 1135]:
En
el año 1135, fijó el rey la fecha de celebrar concilio en la ciudad
regia de León, en 26 de mayo, en la solemnidad de Pentecostés,
congregando a los arzobispos, obispos y abades, condes y príncipes,
jefes militares y jueces de todo el reino. En el día señalado, se
reunió el rey con su esposa, doña Berenguela, su hermana la infanta
doña Sancha; con ellos, el rey García de los Pamplonicas.
Obedientes a la indicación real, todos acudieron a León. Se
congregó también un gran número de monjes y clérigos y una
inmensa muchedumbre del pueblo llano, deseosos de ver y de escuchar o
de predicar la palabra divina.
En
el primer día del concilio tanto las clases altas como las más
populares se congregaron con su rey en la iglesia de Santa María y
allí discutieron lo que se dignó inspirarles, en su bondad, Nuestro
Señor Jesucristo, para la salvación de las almas de los fieles
cristianos. Al día siguiente, que coincidía con la venida de del
Espíritu Santo sobre los Apóstoles, arzobispos, obispos, abades,
nobles y plebeyos y todo el pueblo, se congregaron nuevamente en la
iglesia de Santa María con el rey García y con la infanta doña
Sancha. Por inspiración divina se propusieron entronizar como
emperador al rey Alfonso, en atención a que el rey Zafadola de los
Sarracenos, el conde de Barcelona, el conde Alfonso de Tolosa y
muchos condes y duques de Gascuña y de Francia le habían prometido
vasallaje. Cubrieron al rey con un manto muy rico, bordado
exquisitamente; impusieron sobre su cabeza una corona de oro puro y
piedras preciosas; le colocaron entre las manos el cetro. El rey
García le sostenía el brazo derecho y el obispo de León, don
Arias, el izquierdo y, entre obispos y abades, lo llevaron al altar
de Santa María entonando el “Te Deum laudamus” y aclamándole
con vivas a Alfonso Emperador. En el altar le bendijeron y celebraron
la misa con rito festivo. Terminada la ceremonia cada uno regresó a
su alojamiento.
[Bufurdium o
torneo de Arcos de Valdevez, 1141 -Chronicum
Lusitanum-]:
Per
idem tempus Imperator D. Alfonsus filius Comitis Raymundi, &
Reginae Donnae Orracae filiae Imperatoris magni D. Alfonsi, coadunato
omni exercitu de Castella, & de Gallecia, voluit intrare Regnum
Portugalliae, & venerunt usque ad locum qui dicitur Valdevez; sed
Rex de Portugal D. Alfonsus occurrit ei cum exercitu suo, &
obsedit iter, per quod ille venire volebat, fixitque tentoria sua,
isti ex hac parte, & illi ex altera parte, cumque veniret aliquis
ex parte Imperatoris ad ludendum, quod populares dicunt Bufurdium,
statim egrediebantur ex parte Regis Portugallis occurrentes eis, &
ludentes cum eis, qui in exercitu comprehenderunt Fernandum Furtado
fratrem Imperatoris, & Consulem Pontium de Cabreira, Veremundum
Petri, & Varella filium de Fernando Joannis germanum de Pelagio
Curvo, & Rodericum Fernandi patrem de Fernando Roderici, &
Martinum Kabra consobrinum Consulis D. Pontii, & alios multos,
qui cum eis venerant.
[Frase
del Corán que usaba Ibn Túmart "el Mahdi" y los almohades
como lema, siglo XII]:
¡Que
constituyáis una comunidad que llame al bien, ordenando lo que está
bien y prohibiendo lo que está mal! Quienes obren así serán los
que prosperen.
[https://www.zendalibros.com/un-renovado-estudio-del-poder-y-la-guerra-en-la-edad-media-peninsular/ Presentación del autor en Zendalibros, 05 Jun 2024] ... en los siglos XI y XII. Durante este período, más de una docena de estados independientes configuraron el escenario operativo más complejo no solo de la Península, sino de toda Europa. Este análisis es fundamental para comprender la guerra en este momento histórico. Tradicionalmente, la sociedad medieval hispana ha sido definida como una sociedad centrada en la guerra, pero esta descripción es incompleta. La sociedad de este período, tanto cristiana como musulmana, se organizaba en torno a la apropiación de la propiedad ajena, lo que implicaba el uso de la violencia. Sin embargo, esta reflexión no implica que la sociedad fuera naturalmente bárbara o incivilizada, sino que la apropiación violenta se realizaba a través de una sanción justa, institucionalizada y consuetudinaria. ¿Por qué era así? Es importante recordar que esta usurpación legal carece de sentido sin comprender el contexto intersubjetivo que prevalecía en la antigua Hispania debido a su realidad política precedente. El concepto de guerra durante el período califal influyó en gran medida en la forma posterior de entender el conflicto. Mientras que los musulmanes hispanos, durante la Alta Edad Media, entendían la guerra o la confrontación religiosa, política y étnica según el derecho malikí occidental, que giraba en torno al botín como elemento central, al otro lado de la frontera, el enfoque se basaba en la propiedad de la tierra, sentando las bases para la posterior expansión feudal.
[Carta
puebla de Lérida,
1150]:
Sea
conocido por todos que yo Ramón [Berenguer IV] conde de Barcelona,
príncipe de Aragón y marqués de Lérida y Tortosa, y yo Ermengol,
conde de Urgell, que poseo a Lérida de manos del conde de Barcelona,
damos a vosotros todos los pobladores y habitantes o residentes de la
ciudad de Lérida, así presentes como futuros, las casas y patios y
huertos y fincas, y toda la ciudad de Lérida, así construida como
destruida, dentro y fuera de los muros para que en ella habitéis y
la pobléis y edifiquéis casas. También os damos todo el territorio
de la ciudad de Lérida así cultivado como yermo, con todos sus
términos y pertenencias y todas sus entradas y salidas para que allí
tengáis vuestras casas y vuestras heredades [...] Os damos también
los prados y pastos, fuentes y aguas, bosques y leñas, y la caza, el
llano y el monte para todos vuestros usos y apacentar y conducir
todos vuestros rebaños. O concedemos también a todos que, en lo
sucesivo, no paguéis en la ciudad de Lérida y su término lezda ni
ningún usatge y que ninguna persona a ello os requiera
perpetuamente. [...] Y que en lo sucesivo seáis francos, libres
y seguros con todas vuestras posesiones y heredades sin otra
retención que aquí no hacemos , salva la felicidad y recta justicia
solamente que aquí nos reservamos, las cuales fidelidad y justicia
tendréis y observareis así, tal y como se halla escrito y
constituido a continuación. Primero el modo de instituir y observar
la justicia es este. Si alguno desenvainare el cuchillo o espada o
lanza contra otro amenazándole e irritándole, o entregue a la curia
60 sueldos o pierda una mano. El que prendiere a u ladrón robando su
propiedad reténgale hasta que recupere sus bienes y luego
entréguenlo a la justicia de la curia. [...] Empero en todas las
injusticias y en todos los perjuicios que ocurrieren entre los
habitantes de Lérida, los prohombres de Lérida, tengan facultad
para pacificarlas y componerlas si quisiesen antes de que ellas se
adjure querella ante la curia [...] Y nos los prescritos Condes de
Barcelona y de Urgell convenimos con vosotros todos lo habitantes de
Lérida en mantener firmemente y cumplir de buena fe todo lo arriba
escrito [...]. E igualmente nosotros, todos los pobladores y
residentes en la ciudad e Lérida, de mano mayor y menor, convenimos
con vosotros nuestros señores Ramón, conde de Barcelona, y
Ermengol, conde de Urgell, que de este día en adelante os seremos
fieles en todos vuestros derechos y justicias [....]
[Privilegio
de la Orden de Santiago,
1181]:
En el nombre de nuestro señor Jesucristo. Es condición de reyes católicos amar y venerar tanto los lugares sagrados como a las personas religiosas, enriqueciéndolos y engrandeciéndolos con magníficos donativos y generosos beneficios para conseguir, mediante donaciones temporales, el premio de una eterna compensación. Por esta razón yo Rey Don Fernando [II], junto con mi hijo el Rey Don Alfonso [IX], sabiendo que la Orden Militar de Santiago, creada específicamente para contener la arrogancia de los enemigos de la Cruz de Cristo y para extender la gloria del nombre de Cristo por Hispania, tuvo sus orígenes dentro de mi reino, y viendo que Vos, Pedro Fernández, maestre de esta orden militar, y vuestros hermanos todavía no tenéis un lugar que sirva de sede capitular y casa central […] os hacemos carta de donación de las tierras de Valduerna y Villafáfila para la casa que ha de ser la sede capitular de vuestra orden dentro de mi reino y que poseeréis a perpetuidad tanto vos, maestre Pedro Fernández, y vuestros hermanos como vuestros sucesores.
[Cortes
de León,
1188]:
En
el nombre de Dios. Yo don Alfonso, rey de León y de Galicia,
habiendo celebrado curia en León, con el arzobispo y los obispos y
los magnates de mi reino y con los ciudadanos elegidos de cada una de
las ciudades, establecí y confirmé bajo juramento que a todos los
de mi reino, tanto clérigos como laicos, les respetaría las buenas
costumbres que tienen establecidas por mis antecesores.
Dispuse
y juré que si alguien me hiciera o presentara delación de alguno,
sin tardanza daré a conocer el delator al delatado; y si no pudiere
probar la delación que hizo en mi curia, sufra la pena que debiera
sufrir el delatado, en caso de que la delación hubiere sido
probada.
Juré
también que, por la delación que se me haga de alguien o por mal
que se diga de él, nunca le causaré mal o daño en su persona o
bienes, hasta citarlo por carta para que responda ante la justicia en
mi curia en la forma que mi curia mande; y si no se probare, el que
hizo la delación sufra la pena sobredicha y pague, además, los
gastos que hizo el delatado en ir y volver.
Prometí
también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo
de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo
regirme.
Establecí
también que ni yo ni otro de mi reino destruya o invada la casa o
tale las viñas y los árboles de otro, más el que recibe agravio de
alguien, que me presente a mí la queja o al señor de la tierra o a
los justicias nombrados por mí o por el obispo o por el señor de la
tierra; y si el que es objeto de queja quisiera presentar fiador o
dar prendas en garantía de que estará a derecho conforme a su
fuero, no sufra daño alguno; y si no quisiere hacerlo, el señor de
la tierra y los justicias le obliguen, como es justo; y si el señor
de la tierra o los justicias no quisieren hacerlo, presénteme
denuncia con el testimonio del obispo y de los hombres buenos, y yo
le haré justicia.
Prohíbo
también firmemente que ninguno lleve a cabo asonadas en mi reino,
sino que demande justicia ante mí, según se ha dicho más arriba. Y
si alguien hiciere asonada [pague] un daño doble del que me haya
causado a mí; y pierda mi benevolencia, beneficio y tierra si de mi
parte poseyera alguna.
Establecí
también que ninguno se atreva a ocupar violentamente cosa alguna ya
sea mueble o inmueble que estuviere en posesión de otro. Y si esto
hiciere, restituya el doble al que sufrió violencia.
Establecí
también que ninguno prende a no ser por medio de los justicias o los
alcaldes puestos por mi; y ellos y los señores de la tierra hagan
cumplir fielmente el derecho en las ciudades y en los alfoces a los
que lo buscan. Y si alguien prendare de otra forma sea castigado como
violento invasor. Del mismo modo [sea castigado] quien prendase
bueyes o vacas destinadas a la labranza, o lo que el aldeano tuviese
consigo en el campo, o a la persona del aldeano. Y si alguien
prendase o se apoderase de las cosas, como queda dicho, sea castigado
y además excomulgado. Y quien negare haber actuado con violencia
para evitar dicha pena, presente fiador de acuerdo con el fuero y las
antiguas costumbres de su tierra, y en seguida indáguese si cometió
violencia o no, y según los resultados de la investigación quede
obligado a satisfacer con la fianza dada. Los pesquisidores, sin
embargo, lo sean o por consentimiento del acusador y de su acusado, o
si estos no llegasen a un acuerdo sean de aquellos que nombrasteis al
frente de las tierras. Si pusieran para hacer justicias por
consentimiento de los hombres precitados a los justicias y a los
alcaldes o a los que tienen mi tierra, los tales deben tener sellos,
por medio de los cuales citen a los hombres para que acudan a
responder a las demandas de sus querellantes, y por medio de ellos me
den testimonio sobre qué quejas de los hombres son verdaderas o
no.
...
Juré
también que ni yo ni otro cualquiera entre por la fuerza en casa de
otro o le haga algún daño en ella o en sus bienes; y si lo hiciese,
pague al dueño de la casa el doble de su valor y además al señor
de la tierra nueve veces el daño causado, si no prometiera
satisfacer, según está escrito. Y si acaso matase
al [el] dueño
o la dueña o alguno de los que les ayudaren a defender su casa
matase a alguien de aquéllos, no sea castigado como homicida y del
daño que le causase nunca quede obligado a responder.
Y
establecí que si alguno quisiere hacer justicia a alguna persona que
tuviera agravio de él, y el agraviado no quisiera recibir de él
justicia, según lo dicho anteriormente, no le haga ningún daño; y
si lo hiciera, pague el doble, y si además acaso le matare, sea
declarado alevoso.
Establecí
también que si alguien por casualidad vagase de una ciudad a otra o
de una villa a otra o de una tierra a otra y alguno con sello viniere
de justicias a justicias de aquella tierra para que lo detengan y
hagan de él justicia, inmediatamente y sin dilación no duden en
detenerlo y hacer justicia. Y si no lo hicieren los justicias, sufran
la pena que debiera sufrir el malhechor.
Prohíbo
además que ningún hombre que posea bienes por los que me paga foro
los entregue a ningún establecimiento eclesiástico.
Ordené
también que nadie acuda a juicio a mi curia ni al juicio de León a
no ser por aquellas causas por las que debe irse según sus propios
fueros.
También
prometieron todos los obispos, y todos los caballeros y los
ciudadanos confirmaron con juramento, ser fieles en mi consejo, a fin
de mantener la justicia y conservar la paz en mi reino.
[Mariano
Rajoy, Carta
abierta a los leoneses,
17 de noviembre de 2017, usa, sin citar, muchos de los elementos del
vídeo de Jauan Pedro Aparicio y Álvaro del Amo, León,
cuna del parlamentarismo,
2010]: Mi patria, como la vuestra, es España. Y, como a vosotros,
nada me enorgullece más que poder hablar bien de España. ¡Hay
tantos motivos! Uno de ellos fue la oportunidad de promover ante la
Unesco, en 2012, en la primera Legislatura como presidente del
Gobierno, la candidatura de los ‘Decreta’ de León de 1188 como
el documento más antiguo del sistema parlamentario de occidente, su
cuna en el sentido primigenio del término. La Unesco incorporó
los ‘Decreta’ en la Memoria del Mundo en 2013 como prueba
documental del sistema parlamentario más antiguo que se conozca.
Este hito histórico se sumó a la larga lista de aportaciones de
León a la Historia, el patrimonio y la cultura de España. Que León
sea «Cuna del Parlamentarismo» es motivo de legítimo orgullo para
los leoneses y para todos los españoles.
Así lo había dejado escrito, con décadas de antelación, don Claudio Sánchez-Albornoz: «En este año inolvidable de 1188, un rey Alfonso otorgó lo que podríamos llamar la Carta Magna española, anterior en varios siglos a la inglesa. La Carta Magna leonesa se dirigía a un pueblo que no conocía el régimen feudal, articulado en grandes municipios libres, y que fue por ello más liberal y democrática que la de Juan Sin Tierra».
Ese rey Alfonso era un entonces jovencísimo Alfonso IX que, en sus 42 años de reinado, fundó la Universidad de Salamanca, que vinculó a Santiago, y la ciudad de La Coruña; otorgó fuero a Tui y a Llanes; conquistó Cáceres, Mérida y Badajoz; reunió a las Cortes en Benavente en 1202… pero tuvo un reinado no exento de dificultades, con riesgo reiterado de excomunión y entredicho. Sé que el carácter abierto, afable e inclusivo de todos los leoneses me evitará la condena de excomunión o entredicho en esta ocasión.
El próximo año viajaré en AVE a León. Cuando, el 29 de septiembre de 2015, llegó a vuestra ciudad el AVE, recordé cómo era el León de mi infancia, y sentí, como español, un legítimo orgullo. León es historia de España, y es un presente cargado de futuro. La llegada del AVE permitió la explosión de León como destino turístico; este año que ahora acaba estáis conmemorando el milenario del Fuero de León, y podré acompañaros en el arranque del año de la celebración del bimilenario de su fundación romana. En 2018, además, León será Capital de la Gastronomía más prestigiosa del mundo, que es la española. Y seguiremos trabajando para concluir las obras del AVE a Galicia y Asturias, lo que terminará de convertir a León en el gran centro logístico del oeste. Ya sois referente en biotecnología, en ciberseguridad y en modernas tecnologías de la comunicación. Y habéis sabido conjugar esa modernización con el cuidado al sector agroalimentario en una oferta productiva equilibrada y sostenible.
En las últimas décadas, León y España han dado un salto enorme hasta situarnos entre las grandes naciones del mundo, entre las grandes democracias del planeta. Y una gran democracia debe rendir siempre honor a sus primeros esfuerzos por asentar en la ley la convivencia de sus gentes. Eso fue, precisamente, lo que hicieron los ‘Decreta’, con esbozos muy definidos de lo que hoy son derechos fundamentales de los ciudadanos, como la defensa de la inviolabilidad del domicilio o la sujeción de todos a la ley. Porque sabemos que la democracia merece ese nombre cuando somete a todos al imperio de la ley, al Estado de derecho.
[Fuero
de Cuenca, 1190]:
El
fuero de Cuenca es el más importante de nuestros fueros medievales y
fue otorgado por Alfonso VIII en torno a 1190. En virtud de su fecha,
volumen y perfección dio lugar a una importante familia de Fueros
basados en este modelo y otorgados a otras localidades de Castilla,
Aragón y
Portugal.
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media
[Batalla
de Las Navas de Tolosa,
1212]:
http://socialesmoriles.blogspot.com/2012/01/tema-5-2-batalla-de-las-navas-de-tolosa.html (Rodrigo
Jiménez de Rada, De
Rebus Hispaniae,
1243)
http://socialesmoriles.blogspot.com/2012/01/tema-5-2-batalla-de-las-navas-de-tolosa.html (fuentes
secundarias literarias)
Jiménez
de Rada es un claro ejemplo de esta disparidad de cifras entre
vencedores y vencidos, ya que señala que de los musulmanes murieron
doscientos mil, mientras que de los cristianos sólo murieron
veinticinco. ... como recogen los textos cristianos y musulmanes, la
gran mayoría de muertos se produjo, no en la batalla en sí, sino
una vez esta término, tanto en el campo de batalla, donde se dio
muerte a los heridos musulmanes que allí se encontraron, como en la
persecución de los que huían en desbandada, que fueron perseguidos
hasta bien avanzada la noche por las tropas cristianas. El botín
conseguido por el ejército cristiano, especialmente con la ocupación
del campamento musulmán, fue enorme, obteniendo gran cantidad de
oro, plata, joyas, telas preciosas, y todo tipo de armas y animales,
entre los que se encontraban diferentes tipos de animales de carga,
incluidos camellos, animales de guerra y todo tipo de animales de
carne. Tras descansar dos días en el campamento musulmán, el
ejército cristiano se puso en marcha, haciéndose con algunas
fortalezas de la sierra, como los castillos de Losa o de Ferral,
llegando a la ciudad de Úbeda, que encontraron abandonada, siguiendo
hasta Baeza, en donde se habían refugiado los musulmanes de la
región y parte de los supervivientes de la batalla de las Navas.
Inmediatamente fue cercada, y aunque se ofreció una gran cantidad de
dinero por su rendición, cosa que agradaba a algunos magnates del
ejercito cristiano, no se aceptó, y la ciudad, aunque sin
resistencia, fue conquistada, siendo arrasada en su totalidad, y sus
habitantes capturados y hechos esclavos. Poco duró la campaña, pues
al poco de la conquista de Baeza fueron apareciendo epidemias en el
ejército cristiano, por lo que se tomó la determinación de que se
disolviese el ejército cristiano y sus componentes volvieron a sus
tierras, en su gran mayoría cargados de un espléndido botín, en
especial los reyes Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra.
(Federico Gallegos, La
batalla de las Navas de Tolosa,
2012).
El
Príncipe de Viana, en su crónica escrita mediado el siglo XV,
proporciona la versión de la leyenda que en adelante se consolidará.
Según su descripción de la batalla de Las Navas, el recinto del
califa almohade habría estado protegido por “gruessas cadenas de
fierro” que unían hasta tres mil camellos. Tras la victoria, el
soberano navarro habría tomado “el dicho cadenado de los gamellos
e las tiendas, e conquistó las cadenas por armas”. De este modo,
el carbunclo con botones o esferillas [el escudo real] fue
interpretado hace más de quinientos años como un poco lógico
entrelazamiento radial y perimetral de eslabones de una cadena de
oro. El relato legendario se apoyaba en los fragmentos de gruesas
cadenas que, también según noticias tardías, habrían recibido de
manos de Sancho el Fuerte varios santuarios navarros en recuerdo de
la victoria. De ahí procederían las que en 1910 poseía la
Diputación Foral y de ahí igualmente las que todavía hoy se
exponen en Roncesvalles. La identificación del emblema de Navarra
con las cadenas ganadas por Sancho VII fue reiterada durante siglos
por cronistas e historiadores, quedando firmemente asentada en el
imaginario colectivo. Frente a la leyenda, gloriosa pero falaz, la
historia real del escudo está plasmada en los capiteles tudelanos.
Sin duda carece del poder de evocar hazañas pasadas, pero posee
otras virtudes, como hacernos reflexionar sobre la simplicidad, el
error o en ocasiones la mentira con que están construidos muchos
argumentos falsamente históricos que apelan al sentimiento olvidando
la razón. (Javier Martínez de Aguirre, Así
llegaron las 'cadenas' al escudo y la bandera de Navarra,
2015).
[El
milagro de San Isidro que ayudó al rey a ganar la batalla de las
Navas de Tolosa - Cuenta
la leyenda que Alfonso VIII regaló el arca donde está enterrado al
reconocerle como el pastor que le permitió derrotar a los almohades,
ABC, 2014]:
El
arca de San Isidro se encuentra en el interior de la catedral de la
Almudena. Muy pocos conocen la leyenda del origen de esta obra de
arte, donación de Alfonso VIII. Resulta que uno de los 438 milagros
más conocidos admitidos por la Santa Sede para la canonización del
santo es el de la batalla de las Navas de Tolosa.
Según
la tradición, el santo se apareció a Alfonso VIII en forma de
pastor para guiar a las tropas del rey sin ser vistos por los
almohades y poder atacarles por sorpresa. Era el 16 de julio de 1212.
Los cristianos, después de vencer en la famosa batalla, buscaron al
pastor para agradecerle su ayuda, pero no lo encontraron.
Cuando
Alfonso VIII pasó por Madrid y visitó la iglesia de San Andrés, al
ver el cuerpo incorrupto del santo le reconoció y exclamó: «Este
es el pastor que nos enseñó el camino y nos llevó a la victoria».
En agradecimiento regaló un arca de madera recubierta con pinturas
alusivas a la vida de San Isidro destinada a albergar el cuerpo del
santo. El arca se apoyaba sobre tres leones de piedra
dorados.
[Batalla
de Muret,
1213, en la Canço
de la Cruzada de
Guillermo de Tudela (poema occitano)]:
El
bos reis d’Arago, cant les ag perceubutz, / Ab petit companhos es
vas lor atendutz; / E l'ome de Tolosa son tuit corregutz, / Que anc
ni coma ni mis non fon de ren creütz; / E anc non saubon mot trois
Frances son vengutz / E van trastuit en le on fo.l reis conogutz. / E
el escrida: “Eu sois reis!” mas no i es estendutz / E fo sí
malament e nafratz e ferutz / Que par meje la terre s ‘es lo sancs
espandutz / E lores cazec mortz equi totz estendutz. / E l’autri
cant o viro, teno.s per deceubutz, / Qui fug sa, qui fug la: us no
s’es defendutz..., [en castellano moderno]: El buen rey de
Aragón, cuando les ha apercibido, Con pocos compañeros se va hacia
ellos; Y los hombres de Tolosa allí todos han corrido, Que ninguno
ni el conde ni el rey no son creídos [obedecidos]; Y ninguno sabe
nada hasta que los franceses han llegado, Y ven todos juntos hasta
donde es el rey reconocido. Él gritó: “iSoy el Rey!”pero no es
oído. Y ft,e tan malamente golpeado y herido Que en medio de le
tierra la sangre se ha esparcido; Y entonces cae muerto aquí todo
extendido. Y los otros, cuando lo vieron, por traicionados
[son]tenidos; Quien huye de acá quien huye de allá: ninguno se ha
defendido...
[El
error mortal de Pedro II en Muret (Historia y Vida-La
Vanguardia)]: Las
consecuencias derivadas de la batalla fueron trascendentales. La
represión de la herejía cátara fue imparable, y durante décadas
Occitania se vio envuelta en una marea de sangre y fuego hasta el
aniquilamiento de la última resistencia en 1244. Al mismo
tiempo, la expansión francesa hacia el sur, en gran parte
gracias al decisivo apoyo del papa Inocencio III y su sucesor,
Honorio III, sería ya irreversible. El reino de Aragón estuvo
sin rey algún tiempo, hasta que, en 1218, con solo diez años, las
Cortes de Lérida declararon la mayoría de edad del heredero.
El rey Jaime I se vio obligado a reorientar su política
exterior. Las nuevas vías de expansión de la Corona iban a ser la
zona musulmana de la península ibérica, por un lado, y el
Mediterráneo, por otro. Por esta razón, la Corona de Aragón tuvo
que competir con Castilla en la península y con los estados
italianos en el este.
[Ibn
´Amira al-Mahzumi, Kitab
Tanh Mayurqa,
en La
conquista de Mallorca contada por los vencidos (I),
2015 -los
hechos, 1227-1229-]:
Hasta
hace seis años no se conocía ningún relato de la conquista de
Mallorca por el rey Jaime I desde el punto de vista de los vencidos,
los musulmanes que vivieron intramuros el asedio de Madina
Mayurqa-
Seguramente,
la conquista de Mallorca por parte de Jaime I y sus huestes sea uno
de los capítulos más conocidos de la historia insular.
Tradicionalmente, durante siglos, se ha recurrido a las cuatro
grandes crónicas catalanas –especialmente el Llibre dels fets–
para documentar y recordar la gesta de la fundación del reino. Ahora
bien, no se conocía ninguna noticia ni ningún relato de lo ocurrido
según la visión de los vencidos: los mayurquines, aquellos
musulmanes que vivieron intramuros el asedio de Madina Mayurqa.
Se
tuvo que esperar hasta el año 2008 para descubrir una crónica árabe
de la conquista de Mallorca: Kitab Tanh Mayurqa, escrita en Rabat
pocos años después de la Conquista por Ibn ´Amira al-Mahzumi
(1186-1269), un funcionario y escritor musulmán de la época. Fue el
profesor Muhammad ben Ma´mar que descubrió una copia manuscrita de
la crónica en una biblioteca particular de Tinduf. Tal como recuerda
el propio profesor Ben Ma´mar esta situación, por desgracia, no es
nada extraña: "Es conocido que los manuscritos árabes
conservados en los países del Occidente islámico han sufrido, a lo
largo de su prolongada historia, la desgracia de su pérdida [€].
Las personas cultas de esos lugares han guardado un gran número de
libros de diferente tipo [€], la mayoría de los cuales se
encuentra en un depósito o reserva de archivo; libros que, por
ahora, se conservan sin inventariar, aunque se mantiene la firme
esperanza de encontrarlos algún día. Este es, pues, un manuscrito
[la crónica árabe de la conquista de Mallorca] que ha conservado
para todos nosotros la familia de los Bul´amas".
Tras
acceder a la crónica, Ben Ma´mar la transcribió y estudió. Más
tarde, esa transcripción y estudio fueron traducidos al catalán por
Nicolau Roser y Guillem Rosselló-Bordoy, lo que permitió su
publicación en Mallorca. Como se ve ha sido un largo recorrido, pero
que sin duda ha valido la pena.
Gracias
a este hallazgo ahora conocemos lo que vivieron y sintieron aquellos
´mayurquines´ protagonistas de los fatídicos últimos meses del
año 1229 y de los primeros de 1230. Recordemos los hechos a partir
de la crónica de Ibn ´Amira.
Tras
la gran derrota de las Navas de Tolosa (1212) el poder almohade se
fue desintegrando. Fue en esos momentos que el valí de Mayurqa, Abu
Yahya, aprovechó esta situación para gobernar la isla como un
estado independiente. Además, un año más tarde, tras la inesperada
derrota y muerte de Pedro el Católico en la batalla de Muret (1213),
los musulmanes de al-Andalus oriental en general, y de las Balears en
particular, tuvieron un respiro, disfrutando de un período de
tranquilidad nada desdeñable. El motivo de ello fue el escenario de
descontrol en que se encontró la corona de Aragón al quedar sin
rey. Jaime I (1208-1276), heredero de la corona, todavía era un niño
y esta situación fue aprovechada por la nobleza que se enconó en un
enfrentamiento por el poder político que les mantuvo entretenidos en
luchas internas durante años.
Siguiendo
siempre el relato de Ibn ´Amira, el valí de Mayurqa, Abu Yahya,
tenía un gran defecto: la avaricia. Tanto es así que pudo ser esa
tara, años más tarde, el motivo de su derrota frente a las tropas
de Jaime I, pues se negó "a aceptar el plan de defensa de la
ciudad que le propusieron durante el asedio, debido a su avaricia y
el temor de tener que gastar demasiado dinero". Ahora bien, a
pesar de este hecho, cabe decir que durante su mandato tuvo una buena
conducta a la hora de gobernar y pudo disfrutar de varios años de
paz y tranquilidad.
Fue
a partir de 1227 –cuando Jaime I ya había sometido a sus nobles–
que el valí y sus consejeros detectaron la intención de los
catalanes de ocupar el archipiélago. Ante esta amenaza, Abu Yahya
ordenó fletar una tarida (nave de transporte) para ir a Eivissa a
buscar la preciada leña de sabina que allí crece, con la intención
de construir con ella resistentes naves de guerra. Cuando el barco de
carga ya estaba fondeado en Eivissa, unos mercaderes catalanes se
enteraron del plan del valí de Mallorca y enseguida enviaron un
mensaje a las costas de Tortosa. Desde la costa catalana, no tardaron
en enviar una expedición marítima para interceptar el valioso
contenido del mercante mallorquín. Las naves se encontraron en el
canal entre Eivissa y Mallorca, los catalanes abordaron y capturaron
la nave apoderándose de la codiciada leña de sabina. El valí, al
enterarse de la captura montó en cólera y se dirigió al rey Jaime
I exigiéndole, bajo la amenaza de fuertes represalias, la devolución
de la tarida. Fue el inicio de una serie de ataques a naves
cristianas, tanto catalanas como genovesas. Un grave error según el
propio Ibn ´Amira, pues Abu Yahya "no sabía que, en algunas
ocasiones, el orgullo lleva a la humillación; y que a veces una sola
palabra es capaz de provocar una guerra sin fin".
Así
fue, pues los mercaderes catalanes empezaron a instigar al rey para
que se apoderase de las Illes Balears. Y fue entonces que Jaime I,
que veía tres razones para intentar la conquista: entretener a los
nobles; saciar a los mercaderes que codiciaban el gran botín que
–según se aseguraba por doquier– se escondía tras los muros de
Madina Mayurqa; y ampliar y asegurar el espacio de influencia
comercial; fue así como el joven rey empezó a buscar una excusa
para ordenar el ataque a Mallorca.
De
ello fue consciente el valí de Mayurqa, que no dudó en reagrupar su
ejército, reunió a 2.000 jinetes y 18.000 soldados de a pie.
Convocó a la gente del campo para que oteara el mar y vigilase los
puertos. Pero ante esta convocatoria, Ibn ´Amira asegura que
apareció la división entre los musulmanes, división que tendría
como origen, tanto las banderías o parcialidades de los diferentes
clanes; como la actitud de desconfianza de los almohades expulsados
de al-Andalus, muchos de ellos soldados, que se habían refugiado en
la isla. Abu Yahya tuvo serios problemas con esos soldados. La
tensión fue tan seria que tuvo que ejecutar a algunos de sus
cabecillas, mientras que otros pudieron escaparse a las montañas de
la sierra de Tramuntana.
Mientras
sucedían estas cosas, las noticias sobre Haymi al-barsinuni (Jaime
el barcelonés, es decir, Jaime I), aumentaban. El valí envió
espías para poder confirmar las noticias. La última expedición que
envió, pronto se vio envuelta en un fuerte temporal que la desvió
hasta la isla de Cerdeña. Allí capturaron a unos sardos y los
llevaron ante el valí y estos –sorprendentemente– le aseguraron
que la gente de Aragun (los catalanes) habían decidido retardar el
ataque a Mallorca hasta la primavera siguiente, en lugar de hacerla
durante el invierno. Todavía sorprende más que Ab? Yahya les
hiciese caso, pues "anunció a la gente que el enemigo no se
presentaría y que los ´trinitarios´ (los cristianos) habían
acordado quedarse [en su casa]", por lo que autorizó el retorno
de los payeses a sus casas y sus campos.
Creyendo
el valí que gozaría de unos meses de paz, aprovechó para reprimir
a los jefes de los clanes que le eran hostiles. Y volvió el impío a
cometer un nuevo error al ejecutar a un sobrino –que "era una
persona que siempre estaba en estado de purificación", es
decir, piadosa– de Abu Hafs ibn Sayri, "que era de posición
preeminente" en la isla. A causa de este suceso, huyeron de
Madina Mayurqa "muchos nobles y prohombres. Se reunieron entorno
a Ibn Sayri, le informaron de las desventuras que habían pasado y le
dieron el pésame". Fue de este modo, que muchos clanes de toda
la isla decidieron organizarse entorno a Ibn Sayri con el objetivo de
derrocar a Abu Yahya.
Ignorando
estos hechos, el valí continuó con sus represalias sobre los
prohombres de la ciudad. Una mañana, en los primeros días de
septiembre de 1229, entregó al jefe de policía una lista de
cincuenta personas que debían ser conducidos a la alcazaba de la
Almudaina. Así se hizo esa misma mañana. Los cincuenta se
presentaron "embriagados por la pavor con la saliva que se
secaba en sus bocas", ante el valí que les esperaba con sus
"lobos y perros aulladores". Todos temían por su vida.
Pero de repente irrumpió ante todos ellos un jinete desnudo –antigua
costumbre árabe de dar una noticia transcendental y urgente, lo
hacían para llamar la atención de los demás– anunciando la
fatalidad a Abu Yahya: "¡Hasta nosotros han llegado los rum!
[los cristianos, rum de romanos]. Sus naves vuelan sobre la costa.
¡He contado hasta cuarenta naves!". No había acabado de hablar
el mensajero cuando apareció otro jinete inquieto: "¡Es verdad
que una armada enemiga ha hecho aparición. He contado setenta
naves!. El terror cubrió a todo el mundo "de pies a cabeza".
La conquista de Mallorca había empezado.
Citado en [Las Dueñas de Zamora, una pornocracia en el convento, Silvia Castellanos, Jot Down, 5/12/2021]:
quizá el testimonio que nos dé la pista definitiva sobre lo que había estado ocurriendo tras los muros del convento sea el de María Martínez, la priora:
Declaró que ni la regla ni las constituciones se observan. Ni el silencio. Las monjas recibían a veces cartas y regalos de los dominicos que les llevaban mujeres o que les pasaban por agujeros del muro. Las mujeres llevaban los mensajes escritos en los dedos. La razón de que las monjas viviesen en un estado de discordia era que los frailes frecuentaban el convento y se entregaban allí a actividades disolutas con ellas (…). En cuanto a las actividades disolutas los frailes se desnudaban delante de las monjas y uno de los que estaba desnudo se puso la túnica de doña Xemena que estaba haciendo sus necesidades. El oficio divino o no se celebraba o se hacía a deshora. Y ese hermano que se puso la túnica hizo unos versos sobre Inés Domínguez. También se enfrentaron a la priora diciendo que no era priora. Le dijeron palabras desagradables, la amenazaron y la privaron del cargo de priora. Doña Perona y doña Xemena se apoderaron de los paños de los altares aunque luego los devolvieron. Pero doña Xemena se apoderó de reliquias que nunca se devolvieron (…). Caterina dejó la orden y la recogieron hombres de los hermanos predicadores que estaban allí cerca. Pedro Pérez vino a san Frontis y la llevó por las aldeas. Y vendió trigo con ella, en Montamarta (…). Perona Franca le había pegado (a la priora) y había acudido a la reja sin su permiso.
Y el relato de Xemena Pérez es todavía más preciso:
El problema en el convento tenía su origen en la presencia de los frailes allí. El hermano Munio dijo que le quitaría el hábito a doña Orobona. Las monjas y frailes habían formado parejas y tomado amantes: María Reínaldez con el hermano Bernabé, Inés Domínguez con el hermano Nicolás, Marina Domínguez de Toro con el hermano Juan de Aviancos que se desnudó en el convento en presencia de las monjas y Teresa Arnáldez con el hermano Pedro Gutiérrez (…). Inés Domínguez tenía dos amantes entre los frailes, los hermanos Nicolás y Juan de Aviancos. Y el hermano Juan se sentó en la cama de la enfermería con ella y le dijo: «Mi monjangelina, no quieras al muchacho, quiéreme a mí que soy viejo que más vale viejo bueno que muchacho malo» (…). Inés Domínguez, Elvira Pérez, doña Juana y María Reináldez abandonaban completas para irse a beber…
[Foro
do Burgo de Castro Caldelas,
1228]:
Eu don Alfonso porla gratia de Deus Rey de Leon a
vos omes [do boo Burgo?], assy aos presentes como aos que an de víír,
et a vossos fillos et a toda vossa generacion faço karta de donacion
et texto de firmidũe, et dou a vos foros en que sempre vivades.
Inprimeiramente omẽs do bon Burgo non ayam nullo señor senon el
Rey ou quen esse Burgo tover de sua mão (tover). Et qualquer noble
ou de qual dignidade na villa do Burgo in propia ou in alia casa
morar, ille et quantos cun el moraren ayam foro assy como cada um
viçiño. ... Meyriños do Burgo seyan duos viçiños do
Burgo et vassalos daquel que tover o Burgo et ayam casas no Burgo et
intrem por mandado do señor do Burgo et por octoridade do concello.
Et omẽs do bon Burgo den in cada un ano un soldo de cada una casa
in festivitate de Sancta Maria de agusto por incenso de suas casas.
Et omẽs do bon Burgo vendam seu pan et seu viño por midida dereyta
quando quiseren. Et quen por forcia casa a[l]lẽa romper, peyte ao
señor do Burgo .LX. slds. et ó señor da casa outros .LX. slds. et
os livores et os danos que feçer.
[Reconquista
de Valencia, 1238, según la Historia
del Rey de Aragón Don Jaime I el Conquistador escrita en lemosín
por el mismo monarca; traducida al castellano y anotada por Mariano
Flotats]:
Pasados
tres días, a la hora de vísperas enviamos a decir al rey y al
arráyaz Abuihamelec, que para que supiesen los cristianos que
Valencia era nuestra, y ningún daño les hiciesen, enarbolasen
nuestra señera en aquella torre que ahora es del Templo.
Respondieron ellos que les placía, y entonces fuimos a la rambla que
había entre el real y la torre, donde descabalgamos, y vuelta la
cara a Oriente, lloraron nuestros ojos y besamos la tierra por la
gran merced que Dios nos había hecho. Diéronse tal prisa entretanto
los sarracenos a salir, que en vez de verificarlo al quinto día,
estuvieron ya al tercero dispuestos del todo; en vista de lo que,
Nos, acompañado de caballeros y llevando cerca a otros hombres
armados, fuimos a buscarlos y los sacamos afuera en aquellos campos
que se encuentran entre Ruzafa y la villa; mas obligado nos vimos en
tal punto a herir de muerte a algunos hombres que querían quitar el
equipaje a los sarracenos y robar algunas sarracenas y niños; lo que
impedimos de modo, que, no obstante de ser tan grande el gentío que
salía de Valencia, pues entre hombres y mujeres pasaban de cincuenta
mil, gracias a Dios no perdieron los que marchaban ni por valor de
mil sueldos, y llegaron seguros a Cullera para donde les dimos Nos
nuestro salvoconducto.
[Fueros de Aragón, 1243 y
Privilegio General,
1283]:
https://es.wikipedia.org/wiki/Fueros_de_Arag%C3%B3n
[Reconquista
de Sevilla, 1248, según la Primera
Crónica General de España que mandó componer Alfonso el Sabio y se
continuaba bajo Sancho IV en 1289]:
Libradas
todas las pleytesías de suso dichas, que en razón del entregamiento
de la noble cipdat de Sevilla fueron traydas, et el rey apoderado, ya
en el Alcaçar della, commo dichos auemos, los moros demandaron plazo
al rey para vender sus cosas las que non podían leuar; et fue un mes
el que ellos demandaron, et el rey ge lo dio. El plazo conplido, los
moros auien vendido todas las cosas que vender quisieron; et
entregados de su auer, entregaron las llaues de la uilla al rey don
Fernando. Et el rey a los que por mar quisieron yr, dióles cinco
naues et ocho galeras; et a los que por tierra, dióles bestias et
quien los guiase et los posiese en saluo. Et desta guisa los enbió
este rey don Fernando a esos moros de esa cibdat de Sevilla desque la
ouo ganada et puesta en sennorío. Et los que yuan por mar et queríen
pasar a Cebta, eran cient vezes mili por cuenta; et los que por
tierra, que yuan para Xerez, eran trezientas uezes mili, et con estos
enbío al maestre de Calatrava que los guió et los puso en saluo,
fasta dentro a Xerez.
[Tratado de Almizra, 26 de
marzo de 1244, reflejado en el Llibre
dels feyts o Hechos del rey Jaime I]:
Volvieron
los mensajeros a a ver al infante [Alfonso, el futuro Alfonso X "el
Sabio"], y acordaron entonces no insistir en reclamarnos [por la
dote de Violante] la plaza de Játiva, sino que, partiendo las
tierras entre los dos, conforme estaban divididos ya el reino de
Muricia y el de Valencia, le cederíamos Nos [Jaime I "el
Conquistador"] Villena, Saix, Capdets y Bugarra; y él nos
entregaría en cambio Enguera y Muxent. Conforme el repartimiento de
las tierras que quedó entonces acordado, tocaron al infante Almansa,
Sarazull y el río de Cabrio; y nos correspondieron a Nos Castalla,
Biar, Sexona, Alarch, Finestrat, Torres, Polop, la Mola cerca de
Aynés, Altea, Tormos, y todo lo que se hallaba comprendido en sus
términos. Extendiéronse en seguida las correspondientes escrituras
entre Nos y el infante don Alfonso, pusimos en ellas nuestros sellos,
y nos separamos amigos, restituyendo cada uno al otro lo que de él
tenía.
Ver
el contexto y la siguiente revuelta mudéjar
Sepulcro de
Fernando III en Sevilla, con epitafio en latín, castellano,
árabe y hebreo (fuente:
glosarioarquitectonico) |
[Las
Siete Partidas de Alfonso X "el Sabio",
1256-1265]:
Primera Partida: En la que el autor demuestra que
todas las cosas pertenecen a la iglesia católica, y que enseñan al
hombre conocer a Dios por las creencias.
Segunda Partida: Lo que
conviene hacer a los reyes, emperadores, tanto por sí mismos como
por los demás, lo que deben hacer para que valgan más, así como
sus reinos, sus honras y sus tierras se acrecienten y guarden, y sus
voluntades según derecho se junten con aquellos que fueren de su
señorío.
Tercera Partida: La Justicia que hace que los hombres
vivan unos con otros en paz, y de las personas que son menester para
ella.
Cuarta Partida: Los desposorios, los casamientos que
juntan amor de hombre y de mujer naturalmente y de las cosas que les
pertenecen, y de los hijos derechureros que nacen de ellos, y de los
otros de cualquier manera que sean hechos y recibidos, del poder que
tienen los padres sobre sus hijos y de la obediencia que ellos deben
a sus padres, pues esto, según naturaleza junta amor por razón de
linaje, y del deudo que hay entre los criados y los que crían, y
entre los siervos y sus dueños, los vasallos y sus señores, las
razones del señorío y de lo bien hecho que los menores reciben de
los mayores y otrosí por lo que reciben los mayorales de los
otros.
Quinta Partida: Trata de los empréstitos y de los
cambios y de las miercas, y de todos los otros pleitos y
conveniencias que los hombres hacen entre ellos, placiendo a ambas
partes, como se deben hacer y cuáles son valederas o no, y cómo se
deben partir las contiendas que entre las partes nacieren.
Sexta
Partida: Los testamentos, quién los debe hacer, y cómo deben ser
hechos y en qué manera pueden heredar los padres a los hijos y a los
otros parientes suyos y aun a los extraños, y otrosí de los
huérfanos y de las cosas que les pertenecen.
Séptima Partida:
Y en la setena partida de todas las acusaciones y los males y las
enemigas que los hombres hacen de muchas maneras y de las penas y de
los escarmientos que merecen por razón de ellos.
...
Clérigos
quiere decir hombres escogidos en suerte de Dios. Y esto se demuestra
por dos razones: la una, porque ellos han de decir las horas y hacer
todos el servicio de Dios que es establecido en la iglesia, y la
otra, porque se deben tener por satisfechos y vivir de aquella suerte
que dan los cristianos a Dios, así como décimas y primicias y
ofrendas. Y por esto, todos aquellos que son ordenados de corona o de
aquí para arriba son llamados clérigos comunalmente, bien que sean
mayores o menores.
...
Estudio es ayuntamiento de maestros
y escolares, que es hecho en algún lugar con voluntad y con
entendimiento de aprender los saberes, y hay dos maneras de él: la
una es la que dicen estudio general, en que hay maestros de las
artes, así como de gramática y de lógica y de retórica y de
aritmética y de geometría y de música y de astronomía, y otrosí
en que hay maestros de decretos y señores de leyes; y este estudio
debe ser establecido por mandato del papa o del emperador o del rey.
La segunda manera es la que dicen estudio particular, que quiere
tanto decir como cuando algún maestro amuestra en alguna villa
apartadamente a pocos escolares; y tal como este puede mandar hacer
prelado o concejo de algún lugar.
...
Compañía hacen los
hombres unos con otros para ganar algo de común acuerdo; y la carta
de la compañía debe ser hecha de esta manera: "Sepan cuantos
esta carta vieren como Pedro de la Rochela y don Beltrán, mercaderes
de Sevilla, hicieron entre sí compañía por diez años para comprar
estableciendo un común acuerdo, y venderlos a retal en la rúa de
los Francos de Sevilla, y para hacer todas aquellas cosas que
perteneciesen a esta mercaduría; en la cual compañía metió cada
una de ellos mil maravedís alfonsíes, con los cuales prometieron
entre sí el uno al otro hacer ganancia o daño o pérdida que
hubiesen por razón de esta mercaduría. Y todas estas cosas
sobredichas y cada una de ellas prometieron un mercado al otro hacer
guardar así como dichas son, y no hacer ni venir contra ninguna de
ellas so pena de mil maravedís, la cual pena, bien que sea pagada o
no, siempre sea firme la postura de esta compañía, obligándose el
uno al otro a sí mismo y a sus herederos, y renunciando eximiéndose
de toda ley de todo fuero, etc.
...
Ley quiero decir
leyenda, enseñanza y aviso que apremia la vida del hombre a no hacer
el mal y que muestra lo que el hombre debe hacer y usar, y otrosí es
dicha ley porque los mandamientos deben ser leales legales y derechos
y cumplidos según Dios y justicia. ,,, Estas leyes se tomaron
de las palabras de los santos que dijeron lo que le conviene a bondad
del cuerpo y a salvación del alma, la otra de los dichos de sabios
que dicen sobre las cosas naturales, como se ordenan los hechos del
mundo, de cómo se hagan de bien y con razón. A Nuestro Señor
Jesucristo pertenecen las leyes que hablan de la fe y unen al hombre
a Dios con amor, por derecho conviene amarlo honrarlo y temerlo, por
su bondad y por el bien que nos hace. Al gobierno de los hombre
pertenecen las leyes que los unen por amor, y esto es derecho y
razón, de estas dos cosas sale la justicia que hace a los hombre
vivir como les conviene y sin motivo para desamarse, sino para
quererse bien, estas leyes juntan las voluntades de los hombres por
amistad. Las leyes han de ser cumplidas y cuidadas y miradas para que
sean hechas con razón y las cosas hechas según naturaleza; las
palabras de las leyes han de ser claras para que todo hombre la
entienda y guarde en su memoria: Otrosí deben ser sin escasez y sin
punto para que los hombres del derecho saquen razones torcidas por su
maldad, y muestren la mentira por verdad y la verdad por mentira. ...
Uso es lo que nace de aquellas cosas que el hombre dice o hace y que
siguen en el tiempo y sin ningún problema. Se debe hacer el uso de
manera que a pro comunal y sin daño y no a escondidas, sino de
manera que se sepa y se satisfagan de ellos los conocedores de
derecho y razón. ... Se llama costumbre al derecho o fuero no
escrito, el cual han usado los hombres largo tiempo ayudándose de él
en las cosas y en las razones por las que lo usaron. ... Pueblo
quiere decir ayuntamiento de gentes y de la forma de aquella tierra
donde se allegan, y de esto no sale hombre ni mujer, ni clérigo ni
lego. Y tal pueblo como este o la mayor parte de él, si usaren diez
o veinte años hacer alguna cosa como en manera de costumbre,
sabiéndolo el señor de la tierra y no contradiciéndolo y
teniéndolo por bien, puedénlo hacer y debe ser tenido y guardado
por costumbre, si en este tiempo mismo fueren dados concejeramente de
treinta juicios arriba por ella de hombres sabios y entendidos en
juzgar y no habiendo quien los contraríe. Otrosí decimos que la
costumbre que quiere el pueblo poner y usar de ella, debe ser con
derecha razón y contra la ley de Dios, ni contra señorío; ni
contra derecho natural, ni contra procomunal de toda la tierra o del
lugar donde se hace. Y débenla poner con gran consejo, no por yerro,
ni por antojo, ni por otra ninguna cosa que les mueva, sino por
derecho y razón y pro, pues si de otra manera la pusiesen, no sería
bueno, sino sería en daño de ella y de la justicia. Fuero es
cosa en que se encierran estas dos maneras que hemos dicho, uso y
costumbre, que cada una de ellas ha de entrar en el fuero para ser
firme, el uso, porque los hombres se hagan a él y lo amen, y la
costumbre, que les sea así como en manera de herencia para razonarlo
y guardarlo, pues si el fuero es hecho como conviene, de buen uso y
de buena costumbre, tiene tan gran fuerza que se vuelve a tiempo así
como ley, porque se mantienen los hombres y viven los unos con los
otros en paz y en justicia Y por eso tiene este nombre: fuero porque
no se debe decir ni mostrar a escondidas, sino que en las plazas y
por los otros lugares a quienquiera que lo quiera
oír.
...
Defensores son uno de los tres estados por
los que Dios quiso que se mantuviese el mundo; pues bien así como
los que ruegan a Dios por el pueblo son dichos oradores, y otrosí
los que labran la tierra y hacen en ella aquellas cosas por las que
los hombres han de vivir y de mantenerse se llaman labradores, y
otrosí los que han de defender a todos son dichos defensores. Por
ello los hombres que tal obra han de hacer tuvieron por bien los
antiguos que fuesen muy escogidos; y esto fue porque en defender
yacen tres cosas: esfuerzo, honra y poderío.
...
Judío es
dicho aquel que cree y tiene la ley de Moisés según suena la letra
de ella que se circuncida y hace las otras cosas que manda esa ley
suya, ... Y la razón por la que la Iglesia y los emperadores y los
reyes y los otros príncipes sufrieron a los judíos vivir entre los
cristianos es esta: porque ellos viviesen como en cautiverio para
siempre y fuesen memoria a los hombres que ellos vienen de linaje de
aquellos que crucificaron a Jesucristo. Mansamente y sin mal bullicio
deben hacer vida los judíos entre los cristianos, guardando su ley y
no diciendo mal de la fe de nuestro señor Jesucristo que guardan los
cristianos. Otrosí se deben mucho guardar de no predicar ni
convertir a ningún cristiano que se torne judío alabando su ley y
denostando la nuestra.... Sinagoga es lugar donde los judíos hacen
oración y tal casa como esta no pueden hacer nuevamente en ningún
lugar de nuestro señorío, a menos de nuestro mandato. Pero las que
había antiguamente, si acaeciese que se derribasen, puédenlas
reparar o hacer en aquel mismo suelo así como antes estaban, no
alargándolas más ni alzándolas ni haciéndolas pintar. Y la
sinagoga que de otro manera fuese hecha, débenla perder los judíos
y ser de la iglesia mayor del lugar donde la hicieren. Y porque la
sinagoga que de otra manera fuese hecha, débenla perder los judíos
y ser de la iglesia mayor del lugar donde la hicieren. Y porque la
sinagoga es casa en donde se loa el nombre de Dios, prohibimos que
ningún cristiano no sea osado de quebrantarla ni de sacar de allí,
ni de tomar ninguna cosa por fuerza, fuera de sí algún hombre
malhechor se acogiese a ella, pues a este tal, bien lo pueden
pretender por fuerza para llevarlo delante de la justicia. Otrosí
prohibimos que los cristianos no metan bestias ni posen en ellas ni
hagan embargo a los judíos mientras estuvieren haciendo oración
según su ley. ... Fuerza ni apremio no deben hacer en ningún modo a
ningún judío por que se torne cristiano, mas con buenos ejemplos y
con los dichos de las Santas Escrituras y con halagos los deben los
cristianos convertir a la fe de Jesucristo, pues nuestro señor no
quiere ni ama servicio que le sea hecho por apremio. Otrosí decimos
que si algún judío o judía de su grado se quisiere tornar
cristiano o cristiana, no se lo deben impedir ni prohibir los otros
judíos en ninguna manera. ... Otrosí mandamos que después que
algunos judíos se tornasen cristianos, que todos los de nuestro
señorío los honren, y ninguno sea osado de retraer a ellos ni a su
linaje de como fueron judíos en manera de denuesto. Y que tenga sus
bienes y sus cosas partiendo con sus hermanos y heredando a sus
padres y a los otros parientes suyos bien así como si fuesen judíos.
Y que puedan tener todos los oficios y las honras que tienen los
otros cristianos. ... Prohibición es que ningún judío sea
osado de tener su casa cristiano ni cristiana para servirse de ellos,
aunque los puedan tener para labrar y enderezar sus heredades de
fuera o para guiarlos en camino cuando hubiesen de ir por algún
lugar dudoso. Otrosí prohibimos que ningún cristiano ni cristiana
convide a judío ni a judía ni reciba otrosí convite de ellos para
comer ni beber juntos, ni beba del vino que es hecho por mano de
ellos. Y aun mandamos que ningún judío sea osado de bañarse en
baño junto con los cristianos. Otrosí prohibimos que ningún
cristiano reciba medicina ni purga que sea hecha por mano de judío,
pero bien la puede recibir por consejo de algún judío sabedor,
solamente que sea hecha por mano de cristiano que conozca y entienda
las cosas que hay en ella. ... Muchos yerros y cosas desaguisadas
acaecen entre los cristianos y las judías y las cristianas y los
judíos porque viven y moran juntos en las villas y andan vestidos
los unos así como los otros. Y por desviar los yerros y los males
que podrían acaecer por esta razón, tenemos por bien y mandamos que
todos cuantos judíos y judías vivieren en nuestro señorío, que
traigan alguna señal cierta sobre sus cabezas, y que sea tal por la
que conozcan las gentes manifiestamente cuál es judío o judía. Y
si algún judío no llevase aquella señal, mandamos que pague por
cada vez que fuese hallado sin ella diez maravedís de oro. Y si no
tuviese de qué pagarlos, reciba diez azotes públicamente por
ello.
...
Moros son una manera de gente que cree que Mahoma
fue profeta y mandadero de Dios. ... en las villas de los cristianos
no deben tener los moros mezquitas ni hacer sacrificios públicamente
ante los hombres. Y las mezquitas que tenían antiguamente deben ser
del rey, y puédelas él dar a quien quisiere. Y comoquiera que los
moros no tengan buena ley, sin embargo mientras vivieren entre los
cristianos, en seguridad de ellos no les deben tomar ni robar lo suyo
por fuerza. Y cualquiera que esto hiciere, mandamos que peche doblado
todo lo que les así tomaren. ... Como quiera que no se debe apremiar
a los moros ni a los judíos para creer en la fe de los cristianos,
con todo eso no tenemos por bien que ninguno de ellos sea osado ni
atrevido en ninguna manera de denostar a Dios ni a santa María ni a
ninguno de los otros santos que son otorgados por la iglesia de Roma,
pues si los moros prohiben, en todos los lugares donde tienen poder
sobre los cristianos, que no denuesten a Mahoma ni digan mal de su
creencia, y los azotan por esta razón, y les hacen mal en muchas
maneras y los descabezan, mucho más conveniente cosa es que se lo
prohibamos a ellos y a los otros que no creen en nuestra fe, que no
osen ser atrevidos de decir de ella mal ni de
denostarla.
...
Tormento es manera de pena que hallaron los
que fueron amadores de la justicia para escudriñar y saber la verdad
por él de los malos hechos que se hacen encubiertamente, que no
pueden ser sabidos ni probados por otra manera, y tiene muy gran
provecho para cumplirse la justicia y por los tormentos saben los
jueces muchas veces la verdad de los malos hechos encubiertos, que no
se podrían saber de otra manera. Y comoquiera que las maneras de los
tormentos son muchas, pero las principales son dos; la una se hace
con heridas de azotes, la otra es colgando al hombre que quieren
tormentar de los brazos, y cargándole las espaldas y las piernas de
lorigas o de otra cosa pesada.
Atormentar los presos no debe
ninguno sin mandado de los jueces ordinarios que tiene poder de hacer
justicia de ellos. Y aun los jueces no los deben mandar atormentar
luego que fueren acusados, a menos de saber antes presunciones o
sospechas ciertas de los yerros sobre los que son presos. Y otrosí
decimos que no deben meter a tormento a ninguno que sea menor de
catorce años, ni a caballero, ni maestro de leyes o de otro saber,
ni a hombre que fuese consejero señaladamente del rey o del común
de alguna ciudad o villa del reino, ni a los hijos de estos
sobredichos, siendo los hijos hombres de buena fama, ni a mujer que
fuese preñada hasta que para, aunque hallasen señales o sospechas
sobre ella, y eso es por honra de la ciencia o por nobleza que tienen
en sí, y a la mujer, por razón de la criatura que tienen en
vientre, que no merece mal.
...
Dilucidar ni esclarecer no
puede ninguno las leyes sino el rey, cuando duda acaeciere sobre las
palabras o el entendimiento de ellas; o la costumbre antigua que
siempre hubiesen los hombre usado para así entenderla, eso mismo
decimos de los privilegios y de las cartas del rey.
[Repartimiento
de Murcia, 3ª y 4ª Particiones, 1266-1272
-en iesmardearagon-]:
Esta
es la quadriella de Beniffanda. Gonçalvo Corella et Johan Alffonso
que son quarelleros.
Caualleros mayores non ouo y,
Caualleros
medianos non ouo y,
Estos son los caualleros menores que fueron
puestos en quantía de v alffabas cada uno dellos.
Ramón de
Castellón tiene en Beniffanda xxiii taffullas, que son v alffabas et
vi ochauas.
Diéronle por emienda de las casas viii taffullas,
que son i alffaba et media. Tiene en orto iii taffullas, que son i
alffaba et iiii ochauas en Neuba.
Tiene en Aduffa i taffulla et
quarta, que son vii ochauas. Summa xxxv taffullas, que son ix
alffabas et v ochauas.
Peones mayores non ouo y,
Estos son
los peones medianos de la quadriella de Beniffanda que fueron puestos
en quantía de dos alffabas et media cada uno dellos.
Iohan
Riquelm tene en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et ii
ochauas et media. Tene en lo de maestre Pedro ii taffullas et quarta,
que son i alffaba et ochaua et media. Summa x taffullas et quarta,
que son ii altabas et media.
Pero Martínez del Real tiene en
Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et media. Tiene en orto
i taffulla, que es iii ochauas. Tiene en lo de maestre Pedro ii
taffullas et quarta, que son i alffaba et ochaua. Summa xi taffullas
et quarta, que son ii alffabas et media.
Summa destos peones
medianos que tienen xxi taffullas et media, que son v alffabas.
Estos
son los peones menores que fueron puestos en quantía de i alffaba et
vi ochauas cada uno
dellos.
Pero Artal tiene en Beniffanda
viii taffullas, que son i alffaba et quarta. Tiene en orto en
Alffarella i taffulla, que es vii ochauas. Summa ix taffullas, que
son ii alffabas et ochaua.
Los fijos de Bernat Uidal tienen en
Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et vi ochauas.
Summa
mayor destos peones menores que tenen xvii taffullas, que son iii
alffabas et vii ochauas.
Estos fueron errados que fueron dados
por absentes et eran presentes
Ramón de Segarra viii taffullas,
que son i alffaba et media.
Domingo Segarra viii taffullas, que
son i alffaba et quarta.
Guillen Royz viii taffullas, que son i
alffaba et ii ochauas et media.
Summa destos que fueron errados
que tienen xxxii taffullas, que son v alffabas et ii ochauas et
media.
Estos fueron dados por absentes.
Bernat Riquer et su
hermano xxxii taffullas que son vi alffabas.
Maestre Matheu c
taffullas que son xxiii alffabas.
Maestre Pedro c taffullas que
son xxiii alffabas.
Summa destos absentes que son ccxxx
taffullas, que son liii alffabas.
Summa mayor desta quadriella
que tenen todos los herederos cient et v taffullas et media, et
daluar taffullas, que son xxiii alffabas et vi ochauas et
media.
[Cortes de Zamora, 1274
-derechouned-]:
Alfonso
X intentó la unificación jurídica del reino. Ante la oposición de
los partidarios de los viejos fueros, en las Cortes de Zamora el rey
cedió, acordándose que los pleitos foreros se resolvieran según
los antiguos fueros municipales y por sus propios jueces sin
intromisión de los alcaldes de Corte. Se establecieron asimismo los
casos de Corte, reservados al tribunal del rey. Aparecen así dos
tipos de pleitos: Pleitos foreros: juzgados conforme al Derecho
municipal de cada lugar, tanto en primera instancia como en
apelación. Pleitos del rey: "casos de Corte" y conflictos
propios de la casa real y sus oficiales. Solo en los "pleitos
del rey" encontró aplicación el derecho regio.
En
ausencia de normas adecuadas de los fueros municipales, jueces y
alcaldes hubieron de acudir al monarca en demanda de preceptos a que
ajustarse. Las disposiciones fueron compiladas en una colección
llamada Leyes Nuevas, formada en Burgos a fines del siglo XIII.
La
distinción en la práctica entre estos dos tipos de pleitos se
recoge en las Leyes de Estilo, que reúnen casos ejemplares de
jurisprudencia del tribunal de la Corte.
[Balbino
Lozano, Los
enfrentamientos por el control de la Corona en el siglo XIII,
2018]:
Violante
de Aragón, hija de Jaime I El Conquistador y de Violante de Hungría,
contrajo matrimonio el 26 de diciembre de 1246 en la Colegiata de
Valladolid con el rey Alfonso X El Sabio.
En
un primer momento, Alfonso llegó a considerar la posibilidad de
solicitar al Papa la anulación matrimonial creyendo que su esposa
era estéril, pero ello era debido a la extrema juventud de Violante
que solo contaba diez años cuando contrajo matrimonio.
Según
cuenta la leyenda, como la reina no quedaba encinta, el médico le
mandó reposo. En 1248, al ser reconquistado Alicante para la Corona
de Castilla, doña Violante fue a descansar a una finca situada en
los campos próximos a la ciudad y allí fue donde quedó embarazada,
decidiendo llamar al paraje "Pla del Bon Repos" (llano del
buen reposo), nombre que quedó para la posteridad y que hoy es un
barrio de Alicante.
El
hijo primogénito del matrimonio, don Fernando de la Cerda, murió en
1275 en Villareal, cuando se dirigía a hacer frente a una invasión
árabe. De acuerdo con el derecho consuetudinario, en caso de muerte
del primogénito en la sucesión de la Corona, los derechos debían
recaer en el segundogénito, en este caso Sancho.
Sin
embargo, el derecho romano introducido en el Código de las Siete
Partidas establecía que la sucesión debía corresponder a los hijos
de Fernando de la Cerda.
El
rey Alfonso, en principio estaba a favor de las aspiraciones de
Sancho; pero posteriormente, presionado por su esposa Violante, se
vio obligado a compensar a los llamados "Infantes de la Cerda"
creando un reino en Jaén para el mayor de los hijos del antiguo
heredero Fernando de la Cerda.
Sancho
se enfrentó a su padre y junto con buena parte de la nobleza se
rebelaron llegando a desposeer a Alfonso X de sus poderes. Alfonso
maldijo a su hijo, a quien desheredó en su testamento. Sancho se
alzó contra el rey sin respetar la voluntad de su padre y fue
coronado en Toledo el 30 de abril de 1284, aunque hubo un grupo
bastante numeroso de partidarios de los infantes de la Cerda que
reclamaban el acatamiento testamentario.
Durante
todo el reinado de Sancho IV hubo luchas internas por alcanzar el
poder.
Especial
interés tiene para los zamoranos la milagrosa aparición de la
Virgen al rey Sancho IV cuando estaba cazando por tierras de Zamora.
El monarca, tras ir a recoger una perdiz que había sido abatida por
su halcón, se encontró entre la retama o hiniesta una pequeña
imagen de la Virgen. Trasladada la Imagen a la Iglesia de San
Antolín, el rey dispuso que se construyera un templo en el lugar de
su aparición. Como consecuencia del mandato regio se edificó la
Iglesia de la Hiniesta o de Santa María la Real. Actualmente es una
de las escasas, pero importantes muestras del estilo gótico en
nuestra provincia. En el interior de la Iglesia se conservan tres
estatuas de piedra: la Virgen embarazada, el Arcángel San Gabriel y
otra Virgen con el Niño Jesús en brazos.
La
reina Violante, apoyada por Felipe III de Francia, tío de los
"Infantes de la Cerda", falleció en Roncesvalles en el
reino de Navarra el 1301 a su regreso de la ciudad de Roma donde
había ido a ganar el Jubileo el año anterior de 1300.
Sancho
IV murió en 1295, dejando como heredero a su hijo Fernando, de nueve
años de edad. Dejó también la herencia de las disputas y
rivalidades con los infantes de la Cerda y sus partidarios entre los
que estuvo su madre Doña Violante.
"No
- madeja -do" Emblema de Sevilla, |
[Defensa
de Tarifa por Guzmán "el Bueno", 1294, en las Crónicas de
los reyes de Castilla, citadas en Breve
Historia...]:
É
el infante don Juan [hermano
y enemigo del rey Sancho IV, aliado con los musulmanes que sitiaban
la plaza]
tenia un mozo pequeño, fijo deste don Alfonso Perez [de Guzmán], é
envió decir a este don Alfonso Perez que le diese la villa, é sin
non, que le mataria el fijo que él tenia. E don Alonso Pérez le
dijo que la villa que gela non darie; que cuanto por la muerte de su
fijo, que él le daría el cuchillo con que lo matase; é dijo que
ante quería que le matasen aquel fijo é otros cinco si los toviese,
que non darle la villa del Rey su señor, de que él ficiera omenaje;
é el infante don Juan con saña mandó matar su fijo antél, é con
todo esto nunca pudo tomar la villa.
[Sebastià Giralt, Quién es Arnau de Vilanova, 2013 -los hechos, finales del siglo XIII-]:
Arnau de Vilanova es sin duda uno de los personajes más atractivos de nuestra historia, tanto por méritos propios como por los que le ha otorgado la posteridad. Fue uno de los médicos más destacados de su época por su obra, su docencia universitaria y su actividad profesional. También fue un teólogo controvertido, blasfemado y perseguido por los teólogos de profesión, pero apreciado y seguido por las corrientes más reformistas. Los reyes y papas de la época se disputaban sus servicios médicos y le encomendaban misiones diplomáticas. Tras su muerte, una sentencia eclesiástica condenó algunas de sus tesis teológicas, que quedaron enterradas en el olvido. En cambio, su fama de médico no cesó de crecer con el tiempo y su figura se sumergió en la leyenda. Hoy en día aún pervive la imagen legendaria de Arnau de Vilanova formada a partir de la deformación de su recuerdo y los numerosos escritos que le fueron falsamente atribuidos: con frecuencia se sigue reproduciendo la visión tradicional como alquimista, astrólogo, médico empírico o introductor de la destilación del alcohol, a pesar de que la investigación de las últimas décadas ha desmentido todos estos equívocos y nos ha devuelto su personalidad histórica.
[Autobiografía
de Ramon Llull/Raimundo Lulio,
1311 (versión catalana moderna del latín original)]:
Jo he
estat un home casat, he tingut fills; era bastant ric, lasciu i
mundà. Vaig deixar-ho tot de
bon grat per poder-me dedicar a
fomentar l’honor de Déu i el bé públic, i a exaltar la santa fe.
Vaig
aprendre l’àrab i vaig anar moltes vegades a predicar
als sarraïns; per causa de la fe vaig ser pres,
empresonat,
colpejat. He treballat quaranta-cinc anys per aconseguir que
l’Església i els prínceps
cristians s’interessessin pel bé
públic. Ara sóc vell, ara sóc pobre, i encara tinc el mateix
propòsit, i
el tindré fins a la mort si Déu
voldrà.
[Romance
de Fernando IV "el emplazado" -los
hechos, de 1312-]:
Después que estuvo en Jaén
y
la fiesta hubo pasado,
pártese para Alcaudete,
ese castillo nombrado;
el pie tiene en el estribo
que aún no se había apeado,
cuando le daban
querella
de dos hombres hijosdalgo,
y la
querella le daban
dos hombres como villanos,
abarcas traen calzadas
y aguijadas en las manos:
-Justicia, justicia, rey,
pues que somos tus
vasallos,
de don Pedro Carvajal
y de don
Alonso su hermano,
que nos corren nuestras tierras
y nos robaban el campo,
y nos fuerzan las mujeres
a tuerto y desaguisado.
Comíannos la cebada
sin después querer pagallo
hazen otras
desverguenzas
que verguenza era contallo.
-Yo
hare de ello justicia,
tornáos a vuestro ganado.
Manda pregonar el rey
y por todo su reinado,
de cualquier que los hallase
le daría buen
hallazgo.
Hallólos el Almirante
allá en
Medina del Campo,
comprando muy ricas armas,
jaezes para caballos.
-Presos, presos, caballeros,
presos, presos, hijosdalgo.
-No por vos, el
Almirante
si de otro no traéis mandado.
-Estad
presos, caballeros,
que del rey traigo recaudo.
-Plácenos, el Almirante,
por complir el su
mandado.
Por las sus jornadas ciertas
en Jaén
habían entrado.
-Manténgate Dios, el rey.
-Mal
vengades hijosdalgo.
Mándales cortar los pies,
mándales cortar las manos,
y mándalos despeñar
de aquella peña de Martos.
Allí hablara el
uno de ellos,
el menor y más osado:
-¿Por
qué lo haces, el rey,
por qué haces tal mandado?
Querellámonos, el rey,
para ante el
soberano,
que dentro de treinta días
vais
con nosotros a plazo
y ponemos por testigos
a
san Pedro y a san Pablo;
ponemos por escribano
al
apostol Santiago.
El rey, no mirando en ello,
hizo
complir su mandado,
por la falsa información
que los villanos le han dado;
y muertos los
Carvajales,
que lo habían emplazado,
antes
de los treinta días
él se fallará muy malo,
y
desque fueron cumplidos,
en el postrer día del plazo,
fue muerto dentro en León
do la sentencia hubo
dado.
[Juan Ruiz, arcipreste de Hita, 1330 -citado
en El
derecho mercantil en el Libro
de buen amor-]:
Las
vuestras fijas amadas
véadeslas bien casadas
con maridos
caballeros
e con onrados pecheros,
con mercadores
corteses
e con ricos burgeses.
...
El dinero es
alcalde e jüez mucho loado,
éste es consejero e sotil
abogado,
alguaçil e merino, bien ardit, esforçado:
de
todos los ofiçios es muy apoderado.
[Juan
Manuel, El
Conde Lucanor,
1331-1335]:
Señor conde -dijo Patronio-, el conde Fernán
González vivía en Burgos, después de haber luchado muy duramente
por defender su tierra. Una vez que estaba allí más sosegado y en
paz, le dijo Nuño Laínez que ya le convenía alejarse de tantas
disputas y contiendas, para descanso suyo y de sus gentes.
Le
respondió el conde que nadie del mundo desearía tanto como él
descansar y disfrutar de la paz si pudiera, pero bien sabía don Nuño
que estaban en guerra con los moros, con los leoneses y con los
navarros, por lo que, si ellos se dedicaban al ocio, sus contrarios
les atacarían en seguida, y si se marcharan de caza con buenas aves
de cetrería, siguiendo el cauce del Arlanzón, montados en buenas
mulas gordas, sin mantener la defensa de sus tierras, bien lo podrían
hacer, pero les sucedería como dice el antiguo refrán: «Murió el
hombre y murió su nombre». Mas si, por el contrario, queremos
olvidar las comodidades y nos esforzamos por defender este joven
reino y acrecentar nuestra honra, dirán cuando muramos: «Murió el
hombre, pero no murió su nombre». Y como hemos de morir, felices o
desgraciados, no me parece que sea bueno dejar de hacer, por preferir
el descanso y los placeres, lo que después de muertos mantiene viva
la buena fama de nuestros hechos y gestas.
[David
Igual Luis, Las
"taules
de canvi"
privadas y los cambistas, en Ciudades y élites urbanas en
el Mediterráneo medieval]:
...
si en la Valencia bajomedieval hubo algún tipo de institución
centrada sobre los temas financieros, esta fue la de las taules
de canvi particulares....
la verdadera acta fundacional de la banca valenciana cristiana sería
la creación por Jaime I en 1239 de una zona reservada, precisamente
para esas mesas de cambio en un solar de la ciudad conocido como
la Vall
del Paradís,
delimitado por la zapatería, la carnicería y el lienzo de la
muralla, junto al cual se dispondría cada jueves el mercado. Además,
el rey garantizó ese mismo año de 1239 la exclusividad de los
vecinos de este nuevo carrer
dels canvis en
los intercambios monetarios. La posterior acuñación de moneda
privativa del reino, que comenzó en 1247 con la creación
del real de
Valencia, confirió incluso mayor importancia al papel de los
cambistas de la ciudad, que serían a la postre los que deberían
fijar en el futuro la paridad de esta moneda con el resto de divisas
que circulaban por sus mesas. Pero estos profesionales del cambio no
se limitaron a dicha función, sino que comenzaron a aceptar pronto
dinero en depósito de terceras personas, con el cual especulaban en
los negocios más variados.
[Manuel
Cabezas, La
"Taula de Canvi",
2019]:
[No
deben confundirse las tablas descritas aquí con las oficiales de
cada ciudad, véase
en Wikipedia]
En
la Alta Edad Media, las transacciones mercantiles no estaban
reguladas y esto provocaba numerosos problemas: quiebras de
cambistas, desajustes en el cambio de moneda, morosidad en los pagos,
no devolución de los depósitos, usura, etc. Por eso, en la Baja
Edad Media y ante el incremento del comercio y de los viajes a
ultramar, se creó en Barcelona, primero, y en otras ciudades de la
Corona de Aragón, después, la institución de la “Taula de
Canvi”, precedente y embrión de los bancos actuales. Con ella, se
pretendía poner orden, regular y dar seguridad en los intercambios
comerciales.
Las
“Taulas [sic, el plural es taules]
de Canvi” se instalaban en las ferias, al aire libre o bajo los
soportales de la vía pública. Y la infraestructura se componía de
un banco y de un simple tablero de madera, como mesa y soporte de las
operaciones financieras (contar el dinero, hacer los pagos y cobros,
y efectuar otras operaciones). La Taula de Barcelona dio lugar a lo
que se denominó los “usos de Barcelona”: un conjunto de reglas o
normas, de obligado cumplimento en las transacciones financieras. De
entre ellas, quiero citar sólo dos.
Según
la primera, los responsables o titulares de una “Taula de Canvi”
(i.e. los ancestros de los banqueros actuales) debían ofrecer a sus
clientes la fianza o la garantía de una tercera persona. Si no lo
hacían, se les prohibía cubrir con un mantel o tapiz o tapete, que
tenía estampado el escudo de armas de la ciudad, la mesa (“taula”)
sobre la que oficiaban. La ausencia de tapete informaba a los
clientes de que los banqueros no eran solventes, ni honestos, ni
fiables, ni dignos de confianza. Si alguno no respetaba esta regla y,
además, utilizaba el precitado tapete ... cometía un delito de
fraude, que era severamente castigado...
Según
la segunda, si el titular de una “Taula de Canvi” no respetaba la
deontología profesional, si engañaba y estafaba a sus clientes, si
falsificaba la moneda, si no cumplía con sus obligaciones, si
trabajaba sin tener fiadores, si hacía un uso indebido del tapete
que debía cubrir la “taula” (mesa), si no pagaba sus deudas, se
le caía el pelo. En efecto, era severamente castigado con un abanico
de penas ejemplares y ejemplarizantes.
Por
un lado, in situ y públicamente, se le rompía la mesa y el banco, y
era declarado, en sentido propio y figurado, en bancarrota
(banca-rota). Además, era objeto de escarnio y de humillación
pública: un vocero o pregonero municipal se encargaba de denunciar
públicamente al estafador. Por otro lado, era sometido a una dieta
cuaresmal de pan y agua hasta que devolviese los depósitos a los
acreedores. Y si, en el espacio de un año, no pagaba sus deudas, el
banquero era decapitado, ante su mesa de trabajo (“Taula de
Canvi”), y sus propiedades eran vendidas para resarcir a los
acreedores. En ciertos casos, se le arrancaba la lengua o se le
amputaba un brazo. Y los casos de falsificación de moneda se
castigaban con la amputación de la mano derecha, la hoguera o la
deportación.
[Petición
en las Cortes de Madrid de 1330]:
Este alcalde de la Mesta y los
pastores andan, señor, por vuestras tierras demandando de nuevo
nuevas cañadas en los lugares donde nunca las hubo […] y os
pedimos, señor, que tengáis por bien de mandar que en los lugares
donde no hubo cañadas desde el tiempo del rey don Alfonso, vuestro
bisabuelo, que no las haya ahora ni de aquí en adelante […] Y si
en algunas tierras se quieren abrir o ensanchar cañadas, que lo
hagan por los lugares acostumbrados. Y no como las quieren abrir
ahora, pasando por medio de las mejores huertas, viñas y heredades y
por las aldeas mismas.
Ver
el texto original en Cortes
de los antiguos reinos de León y Castilla (este
texto modernizado aparece en varias páginas web que parecen haberlo
extraído de un manual de 3º de BUP).
[Á. Van den Brule, La primera globalización fue castellana: origen e historia de la Mesta - Sus fundamentos no eran solo mercantiles y expansivos, sino que fueron propiciados por los favorables lances bélicos que enfrentaron a Castilla con otras potencias marítimas, El Confidencial, 05/08/2023]:
En el año 1273, Alfonso X el Sabio, el enorme rey castellano que tan gran legado dejó a la historia, creó, con la idea de dirimir diferencias entre los ganaderos trashumantes y la sedentaria gente del campo, una enorme organización con proyección internacional. Los conflictos entre los agricultores y los ganaderos eran más que frecuentes y en ocasiones acababan de forma abrupta, básicamente, por los temas relacionados con las cañadas reales, tema este que tuvo cierto grado de imposición, en esencia, por condicionantes orográficos y operativos difícilmente negociables. Este monarca de fértil creatividad y de talla política probada, tras consultas, arbitró las diferencias entre ambos colectivos y tomó una decisión salomónica; diseñó un marco en el que los agravios al campesinado fueran los mínimos posibles, incluso concediendo indemnizaciones para los colonos. De paso, favoreció el que probablemente fuera el primer grupo de presión europeo, de tal manera que, con el tiempo, este llegaría a manejar sus actividades en Calais (una vez desalojada la piratería inglesa por Tovar, Pero Niño y Bocanegra), Países Bajos, Amberes, Brujas y hasta en el mismísimo balcón Báltico, promoviendo a través de la Liga Hanseática la difusión de la famosa lana merina entre otros productos de exportación. Se calcula con bastante aproximación que en 1521 ya había una cabaña de 21.000.000 de ovejas entre las cuatro razas principales.
El llamado Honrado Concejo de la Mesta se creó tras una entente cordial entre todos los pastores de Castilla y de León, desembocando en una afortunada asociación formal de dimensiones nunca vistas. La comprometida protección de la Corona y la exención del servicio de armas le dieron cierto atractivo a una durísima profesión en la que, durante seis meses de trashumancia, se vivía sin paréntesis y con intensidad la conducción, el trasquilado y castrado, junto a la cobertura de docenas de mayorales, pastores, zagales y mastines. Basta decir que las diferentes cabañas de ganado ya fuera grandes masas de trashumancia o pequeños rebaños o reatas, tenían paso franco siempre y cuando se acatara el tiempo de la siembra y el de la cosecha, algo que no siempre se respetaba, pues en estos paréntesis no siempre imperaba el sentido común. Los que atentasen contra los pastores podían ser apercibidos en primera instancia, pero si eran repetidores, al calabozo por una temporada. Asimismo, se les dispensaba de pagar montazgos (derechos de paso por territorios protegidos por el rey). La Mesta se puede decir que surgió al principio con el objetivo de crear cañadas y dehesas en su fase temprana, para luego consolidarse por aquello de que las costumbres se hacen leyes. Históricamente, siempre se ha valorado la formidable apuesta marítima promovida por el reino de Aragón generando el mercadeo intensivo en su predio mediterráneo a un nivel mucho más avanzado y próspero que la República de Venecia y la de Génova, pero en esta valoración, hay cierto sesgo por omisión. Al otro lado de las fronteras y zonas de influencia pactadas en función de la llamada Reconquista, Castilla, reino europeo de dimensiones mayores que Inglaterra o Francia, en aquel tiempo, no estaba de brazos cruzados.
Los fundamentos de La Mesta no eran solo mercantiles y expansivos, sino que fueron propiciados por los favorables lances bélicos que enfrentaron a Castilla con otras potencias marítimas. Las hazañas olvidadas de La Rochelle (1372) con más de 5.000 bajas inglesas infligidas por Ambrosio Bocanegra a la sazón almirante de la flota castellana, y la durísima derrota posterior provocada por Tovar incendiando el puerto de Gravesend (1380) en las cercanías de Londres, permitieron al Reino de Castilla empezar a pensar a lo grande. La Mesta, tras cien años de existencia, dio un salto cualitativo, potenciada enormemente tras estas derrotas producidas a los ingleses, pues los mercados flamencos sufrían muy mucho las acometidas de la piratería anglosajona. Tarde, los anglos entenderían que era mejor fortificar sus ciudades que llevar vida de salteadores. Se hace necesario recordar que los castellanos no solo acometieron empresas “comerciales” tales como las “visitas" permanentes a las costas inglesas (incendio del puerto de Londres con pingues beneficios, la conexión hanseática a través de los puertos vascos y cántabros y su particular doctorado, el Descubrimiento de América, que proporcionó una realidad nueva a la humanidad dando un giro de 180º a la historia universal. "En aquellos momentos del medievo, la acuñación de moneda escaseaba o, no daba abasto, por lo que el trueque era casi imperativo; la oveja era el eje de las transacciones, aunque no la única opción." La excelente conexión con el Señorío de Vizcaya proporcionó al Reino de Castilla a los mejores pilotos de aguas bravas, sin demérito por supuesto de los marinos de otros enclaves. El soporte logístico lo aportaría la Hermandad de la Marina de Castilla a través de una infraestructura de astilleros y puertos tales como Pasajes, Guetaria y Fuenterrabía en el actual País Vasco y Laredo y Santander en la actual Cantabria. En lo que afecta a los mercados de Flandes, sus avanzados y famosos telares no podrían haber producido sin la necesaria materia prima proporcionada por la Mesta. Aunque siempre fue la merina la oveja de referencia en las exportaciones, es bastante acertado incluir en las remesas al exterior, un porcentaje alrededor del 33% entre sus pares de churras, manchegas y latxas vasco- navarras, estas últimas de lana más burda pero también más resistente. Un tema para destacar y que ha pasado bastante desapercibido, es que en aquellos momentos del medievo la acuñación de moneda escaseaba o, no daba abasto, por lo que el trueque era casi imperativo; la oveja era el eje de las transacciones, aunque no la única opción. Este patrón de cambio tuvo un increíble arraigo y aceptación con la consiguiente repercusión en la economía castellana. La incuestionable calidad de la lana disparó la demanda de forma exponencial hacia el norte de Europa, traduciéndose en un saneamiento de las arcas del reino. Lo cierto es que nada se le puede hurtar a la erosión del tiempo ni a las extrañas ecuaciones que produce la incertidumbre de la vida. Durante el siglo XVIII, la Mesta sufriría duros ataques, por parte de dos de los ministros del buen gestor y mejor rey, Carlos III. Campomanes y Jovellanos y su peculiar racionalismo ilustrado, actuaron en consecuencia ante el imparable crecimiento de tierras de cultivo, parejo al surgimiento urbano y la demanda de productos agrícolas que conllevaba. La exportación de lana se debilitaba a pasos agigantados por la venta de centenares de estas ovejas a Alemania y Francia en donde se traduciría en competencia. En Dresde, los telares de lana sajona causaban furor. En este punto, es importante destacar que existía un pacto desde los orígenes de la Mesta que prohibía la venta de las cuatro razas de ovinos más allá de los Pirineos.
Francia, a partir de 1786, ejerció una intensa presión para obtener cerca de 6000 carneros y ovejas y tras un tira y afloja ante el débil Carlos IV, se ejecutó la venta por un importe descomunal; pero la puñalada trapera de Napoleón, un ensalzado canalla admirado injustamente y sobrevalorado por la historia, más allá de los horrores que trajo con su guerra gratuita a nuestro suelo patrio, se incautó de una cantidad de miles de ovejas imposible de registrar en una calculadora, acabando definitivamente con el monopolio español sobre la lana merina. Pero como a todo monopolio, se le acaba viendo el plumero. La enorme corrupción ejercida por la figura todopoderosa del Alcalde Entregador (una especie de omnipotente gestor) rebosó los límites de lo aceptable. Era el año de 1764, cuando Vicente Payno, un diputado extremeño levantisco y peleón, en un informe a las Cortes, hizo una brillante exposición sobre la miseria que afectaba a las gentes de Extremadura por los abusos de la Mesta. Ahí, se juntaron el hambre con las ganas de comer. A la oratoria impecable de este pacense había que sumar los acontecimientos derivados de una mala planificación en la exportación. A esto hay que añadir que, en el siglo XVIII, el crecimiento demográfico era galopante y, en consecuencia, la demanda estaba disparada; pero a estas alturas, los extremeños, ya habían soportado más que mucho. El fallo del rey fue lúcido y justo, se acabaron los privilegios seculares de esta institución que se había doctorado en el abuso de sus atribuciones.
Al mismo tiempo, la venta de algunos ganaderos que no operaban con las reglas del juego inundó toda Europa con centenares de ovejas merinas y carneros que producían lana merina en un régimen acorde con la revolución Industrial y su maquinaria de confección de tejidos. España perdía fuelle en los mercados. La verdad es que poco se podía hacer ante un hecho consumado. La estocada definitiva la daría el advenimiento del liberalismo con la Real Orden impulsada en 1836 por la que se desnudaba a esta vieja institución despojándola de ciertos derechos hasta condenarla a vestir santos como mera asociación. Objetivamente, La Mesta, cayó en desgracia no por un simple trámite jurídico, sino por la competencia de los Países Bajos e Inglaterra. En el caso de los primeros, la desalinización progresiva por evaporación de grandes extensiones robadas al mar a través de la construcción de Pólder tuvo como consecuencia el crecimiento de los pastos y consiguiente asentamiento de cabañas extensivas de ovinos. El caso inglés es algo diferente. Las dos revoluciones inglesas, primero la agrícola y luego la industrial, afectaron a las ya de por sí endebles exportaciones de lana merina.
[Texto
mítico de la coronación de los reyes de Aragón, o discurso de
Francisco de Vinatea ante Alfonso IV, 1333]:
Nos, que valemos
tanto como vos y juntos podemos más que vos, os hacemos nuestro Rey
y Señor, con tal que guardéis nuestros fueros y libertades; y si
no,
no.
http://javifields.blogspot.com/2011/10/y-si-no-no-historia-o-leyenda.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Francesc_de_Vinatea
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