Textos VIII-XIV

 

"Pérdida de España" - Batalla de Guadalete ¿711?


[Para las fuentes históricas de la batalla de Guadalete, ver la glosa, sin citas, en elretohistorico]

[Ajbar Machmúa. (Crónica bereber del siglo XI, los hechos, del 711)]: Musa nombró a un liberto suyo, jefe de la vanguardia, llamado Tariq ibn Ziyad, persa de Hamadán -aunque otros dicen que no era liberto suyo, sino de la tribu Sadif-, para que fuese a España con 7.000 musulmanes, en su mayor parte bereberes y libertos, pues había poquísimos árabes, y pasó en el año 92 [de la Hégira, 711 de la era cristiana]... [El rey Rodrigo] estaba ausente de la corte, combatiendo a Pamplona, y desde allí se dirigió hacia el mediodía, cuando ya Tariq había entrado, habiendo reunido contra éste un ejército de cien mil hombres o cosa semejante, según se cuenta. Apenas llegó esto a noticia de Tariq, escribió a Musa, pidiéndole más tropas y dándole parte de que se había hecho dueño de Algeciras... pero que el rey de España venía contra él con un ejército que no podía contrarrestar. Musa, que desde la partida de Tariq había mandado construir barcos y tenía ya muchos, le mandó con ellos 5.000 hombres, de suerte que el ejército acaudillado por Tariq llegó a 12.000... Encontráronse Rodrigo y Tariq, que había permanecido en Algeciras, en un lugar llamado el Lago [quizá la laguana de la Janda], y pelearon encarnizadamente; mas las alas derecha e izquierda, al mando de Sisberto y Obba, hijos de Vitiza, dieron a huir, y aunque el centro resistió algún tanto, al cabo Rodrigo también fue derrotado, y los musulmanes hicieron una gran matanza en los enemigos. Rodrigo desapareció.


[Crónica bizantina-arábiga del 741]: Tras reunirse una numerosísima multitud de sarracenos, invadieron las provincias de Siria, Arabia y Mesopotamia, ejerciendo el principado entre ellos Mahmet, nacido en el seno de una tribu de nobilísimo linaje entre las de ese pueblo, varón muy sabio y conocedor de antemano de todo lo que había de ocurrir. El citado príncipe de los sarracenos, Mahmet, cumplidos ya los diez años de su reinado, llegó al fin de su vida. A éste desde entonces y hasta nuestros días lo honran con tan gran honor y respeto que en todos sus sacramentos y sus escritos afirman que fue un apóstol de Dios y su profeta. En substitución de éste al frente de los sarracenos es elegido por los suyos Habubecar, cuyo origen era el mismo que el de su predecesor. Éste llevó a cabo una gran expedición contra los persas, devastó sus ciudades, y se apoderó de numerosas fortalezas y plazas fuertes de éstos”... Hulit [Al-Walid I -gobernó entre 705 y 715-] obtuvo a continuación el cetro del reino de los sarracenos, según lo que había establecido su padre, sucediendo a éste en el reino. Reina durante nueve años. Fue un varón de una gran sabiduría a la hora de desplegar sus tropas, hasta tal punto que, aun viéndose privado del favor divino, destruyó los ejércitos de casi todos los pueblos vecinos a él. Y debilita especialmente al Imperio romano con continuas incursiones, y a las islas las llevó casi a la extenuación. Sometió con sus conquistas los territorios de la India. Y en las regiones de Occidente, por medio del general de su ejército de nombre Musa invadió y sometió el reino de los godos en Hispania, reino firme y poderoso desde antiguo; y tras echar abajo este reino, hizo a los godos súbditos suyos. Llevando así a cabo prósperamente todas estas guerras, durante el noveno año de su reinado, tras haber sido mostradas ante él riquezas procedentes de todos los pueblos tal y como él lo había imaginado, llegó al final de su vida.


[Crónica mozárabe del 754 (citadas en Javier Albarrán, Dos crónicas mozárabes, fuentes para el estudio de la conquista de al-Ándalus, 2011)]: Ulit [Al Walid] fue hombre de tan extraordinarios conocimientos militares, que aun faltándole la ayuda divina, destrozó los ejércitos de casi todas las provincias limítrofes, y sobre todo debilitó la Romania con devastaciones constantes. ... También en Occidente sometió el reino godo asentado en España con una solidez ya tradicional –lograda en casi 350 años, desde su origen y principio en la era 400–, y que desde Leovigildo se había ido extendiendo pacíficamente por toda España durante 140 años hasta llegar a la era 750 en que fue destruido gracias a Muza, general del ejército enviado allí, y hecho tributario. ... [Ante de esto, en el reino visigodo] a ruegos del Senado ocupa Rodrigo el trono en virtud de una revuelta. Reina un año, pues en el quinto del imperio de Justiniano, nonagésimo tercero de los árabes, sexto de Ulit y 750 de la era, tras reunir un gran ejército contra los árabes y los moros enviados por Muza, esto es, Taric Abuzara y otros, que estaban realizando incursiones a la provincia que hacía tiempo le estaba encomendada y devastaban muchas ciudades, se fue a las montañas Transductinas [de difícil identificación -Iulia Traducta era el nombre de una ciudad que puede ientificarse con Tarifa o con Algeciras-] para luchar contra ellos y cayó en esta batalla al fugarse todo el ejército godo que por rivalidad y dolosamente había ido con él sólo por la ambición del reino. ... mientras devastaban España los ya mencionados expedicionarios y ésta se sentía duramente agredida no sólo por la ira del enemigo extranjero, sino también por sus luchas intestinas, el propio Muza (…) atravesando el estrecho de Cádiz penetra en ella, injustamente destrozada desde tiempo atrás y la invade para arruinarla sin compasión alguna. ... ¿Quién podrá, pues, narrar tan grandes peligros? ¿Quién podrá enumerar desastres tanto naufragio sin puerto? Pues aunque todos sus miembros se convirtiesen en lengua, no podría de ninguna manera la naturaleza humana referir la ruina de España ni tantos ni tan grandes males como ésta soportó. ... Con el fuego deja asoladas hermosas ciudades, reduciéndolas a cenizas; manda crucificar a los señores y nobles y descuartiza a puñaladas a los jóvenes y lactantes (…) Así, sobre esta España desdichada, en Córdoba (…) establecen un reino bárbaro... [Enterado el califa, impone una multa por haberse realizado tal invasión sin su permiso.] Muza, admitiendo el consejo de Urbano [posbilemente el que en otras crónicas es llamado Julián, conde de Ceuta], hombre de muy noble estirpe, de una región africana, educado en la doctrina católica, que había ido con él por las provincias españolas, acepta gustosamente pagar la multa impuesta, sin importarle nada, pues dada su gran riqueza, incluso le parecía pequeña.


[Una leyenda se entronca con la mítica mesa del Rey Salomón, que los godos habrían obtenido en el saqueo de Roma e incorporado a su no menos mítico tesoro; encerrada en una estancia del palacio real de Toledo, con la prevención de no ser nunca abierta. Rodrigo no puede resistir la curiosidad y la abre, contemplando en la mesa una representación de guerreros de extraño aspecto, con un texto que profetiza que tales destruirán tu reino.]
https://www.abc.es/cultura/20150303/abci-leyenda-mesa-salomon-201502191022.html
[También la curiosidad de Rodrigo le hace, en otra variante de la leyenda, contemplar la belleza desnuda de Cava, hija del conde de Ceuta, don Julián. El rey la fuerza, y en venganza don Julián facilita a los musulmanes cruzar el Estrecho.]
https://www.abc.es/cultura/20150201/abci-leyenda-cava-perdida-espana-201502171213.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F


Romance de don Rodrigo
[Posteriormente el rey busca un lugar apartado para cavar su propia tumba y enterrarse; un ermitaño le viene a ver hasta que de la fosa sale este lamento:] Ya me comen, ya me comen / por do más pecado había (citado en El Quijote).


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Estoria de los godos, del arçobispo don Rodrigo [Jiménez de Rada]. Ser. Princ. Joannis II, Aragonum Regis vita / per Gundisalvum Garsiam de Sancta Maria. Relación histórica del príncipe don Carlos de Viana / por José Queralt y Nuet ; documentos precedidos de una introducción por Antonio Paz y Meliá que publican el Marqués de la Fuensanta y José Sancho Rayón, Madrid, 1887

DE LOS REYES GODOS PUES EGICA. 

  XXXVI. Pues Flauio Egica, . iij. annos ante que muriese, puso á su fijo U[i]tiza [Witiza], el que ouo en Cisilona, en el regno Gallizia, et mandól que morase en Tuda, la mas uiciosa ciudad de Gallizia: alí echara á don Fáfila, padre de Pellagio. Pues Uitiza, por razón de su muger, ouo de ferir con un palo en la cabeca et á. Fáfilla, et desso murió, et fué enterrado en .xij. annos, que es agora dicho Panpliga. Murió don Egica en Toledo de su muerte, et regnó Uatiza era de [d.]cc. et .xl., et regnó .ix. annos. Este comencé bien, et tomó los exulados que aquel rey echara de tierra, et perdonó á los que el padre querie mal, et fizo concilio sobre ordenamiento del regno, maguer non es escripto. Pues que començó en todo mal, echó de tierra á Pelayo, fijo de Fáfilla, que pues lidió bien con moros; esto fizo por sanna que ouo con su padre Fáfilla. Comencó U[i]tiza de seer luxurioso, prenderse las mugeres de sus uasallos et de los otros por fuerca. Era estonz primado en Toledo Gunderico, bueno et sabio, et fué pus él Sindendo, bueno et sabio; este duró fasta el tiempo del rey Rodrigo, que se perdió la tierra. Uatiza, que cresció en todo mal et uió quel contrallaua [et] quel paraba rebel[día] don Sidendo, el primado de Toledo, et por los males que fazie aporfazaua, et que se enuiaua querellar et apellar á la cort del papa, ouo miedo quel podrie uenir danno de Roma, fizo su cort, et mandó á los clérigos que casassen et tomasen cuantas mugeres quisiesen, por seer bien con ellos, et mandó que non obedesciesen á Roma. Haéuos el regno de los Godos, que era alto et poderoso, que tenie de mar á mar, de Tangi, cibdad de África, fasta el Ruédano, regno noble de buenos príncipes et de catholicus prelados et de buenos dichos, así commo de Leandro et de Ysidoro et de Ladio, de Eugenio et de Ildefonso et de Iuliano et de Fulgencio et de Martino Dumien[se] et de Ydalio de Barcilona et de Taio et de T. de Caragoca et de los sabios de Córdoua, tornado á mal et á poco seso et á sobeianía et á discordia et á luxuria, tan bien los clérigos commo los legos, los grandes et los chicos, los buenos et los malos. Pus Uitiza, porque temie del regno que se leuantase guerra contra él fizo derribar los muros de llas uillas et tornar las armas en reias et en legones et en lauores, que se non temiesen de usar su peccado et su mal. Dios ouo dolor del regno de los Godos, et ouo de crescer Thufredo, fijo de Recesuyndo, que deu[i]e por derecho heredar; et era buen ninno et de buenna uentura et amado de todos. A tiempo, por que quiso regnar, echólo de tierra do'n naciera, et vínose Thufredo á Córdoua, et allí seyendo casó con Tacisilona, que era noble et de grand linage, et ouo en aquela muger á Rodrigo. Regnó Uatiza pues su padre Egica, et segudó de mas á Thufredo, et prísolo, et sacól los oios. Otrosí quiso fazer á don Pelayo, fijo de Fáfilla, á quien él ouo ferido de un fuste, por que murió; et non lo pudo prender, que Dios non quiso; et fuyóse en Cantabria, et alí escapó, et retóuolo Dios á su seruicio. Estonz Uatiza toliól el arcobispadgo de Toledo á don Sidendo en su uida, et diólo á su hermano que h. don Oppa, arcohispo de Yspalis, ca era su hermano el factor en todo mal et en toda luxuria; et reuocó los iudíos, et tolió et quebrantó los priuileios á las yglesias del regno. Dios, que se nunqua pagó del mal, fizo y uindicta: cresció Rodrigo, et por amor del padre era muy amado de los Romanos, et dieron-le ayuda, et leuantóse contra Uitiza, lidió con él, et prísolo, et cególo, et así commo él fizo al su padre Thufredo, et exulólo á Córdoua, et toliol el regno, et así murió era de [d.]cclj. Et maguer ouo dos fijos, Siseberto et Ebam, non regnaron, que los non quiso el pueblo por el padre, que les fué malo et cruo. Con ayuda de los Romanos, uiuiendo Uitiza, regnó Rodrigo el .vij° anno del regno de Uitiza, en la era [d.]ccxlix., en el .iiij.º anno que regnaua Ulith, en la era de los Arabes .lxxxxj.º Regnó Rodrigo .iij. annos, .i. por sí .ij. uiuiendo Uatiza. Rodrigo 11 echól de tierra et á Siseberto et á Enba, fijos de don Uatiza; et recibiólos don Recilla, cuende de Tingitania, por amor que ouo con su padre don Uatiza. Auie estonz en Toledo un p[a]lacio que un rey ficiera executar, et puso y un cannado, et puso por fuero et por ley que nunqua abriessen aquel palacio, et cada rey que uiniese que pusiese y su cagnado; et así fasta el tiempo del rey Rodrigo. Pues él non auiendo guerra nin coyta nin mengua, creciól coraçon por saber si auie tesoro en aquel palatio, et non quiso escuchar por conseio de los suyos, etfizo abrir el palatio, et non falaron y mas de una arca, et ya allí non pudo ser grand tesoro commo él cuidó; et abrieron el arca, et fallaron y un panno de seda preciado, á formas de omnes, et escripto aderedor; las formas de los omnes, que eran con barbas luengas et tocas en las cabeças, et uestidos anchos commo almexías; las letras eran griegas, abraecas et latinas et aráuigas, et todas diz[i]en esta razón: «Al tiempo que este palacio será abierto, et esta arca catada, et este panno sacado, se perderá Espanna, et perderán los Godos su regno, et ganarán ientes desta facion que son aquí.» El rey Rodrigo, en que uido esto [et] non falló tesoro commo él cuydaua, de mas oyó tan mal mandado, ouo miedo, et pesól: fizo el panno tornar á su arca, et cerraron el palatio como ante era. Estonz era costumbre que los altos omnes enuiauan sus fijas á criar á casa del rey por criarsse de meiores maneras. Otro-sí enuió una su fija el conde don Iulian á tiempo, e sposóla con el rey Rodrigo. Pues el rey ouo su conseio sobre la demost[r]ança que fallaron en el panno, demandó qué omnes eran, et falaron que se levantaran en Arabia moros, que creyan en la predication de Mahomad, et, maguer poco tiempo auie que se leuantaron, que uencieron muchas faziendas. Sobre esto enuió al conde don Iulian, que era buen caballero et mucho ardit et lidiador, que fue[se] poner paz et concordia et amiztad con los moros de Arabia, et á la tornada que casarie con su fija. El conde pasaua la mar por recabar fazienda de su sennor: ó por muerte ó por uida que acaesciese, comendó su fija et la muger et quanto auie. Entanto pasó el mar, et uídose con los Arabes, et puso su amiztad buena et firme con ellos, et, quando tornó, falló su muger querelosa del rey: unos dezien que se yogó el rey con la condesa, los otros que con la fiia, otros que con amas; pero, qual quier que fuese, todo era mal. Oyólo el conde, et pesól de coraçon que andando en su seruicio tan mal gualardon  [ouiese]; pero encrubióse commo que lo non sabie, et uino al rey, et contólo commo recapdara su mensaie, et él gradeciólo quanto y fiziera. A la yuernada demandó su fija al rey Rodrigo, que [la] leuase á su madre, que enfermara con deseo della; prísola con su muger et con su companna, pasó la mar, et púsolas en Cepta. Estonz tenie Iulian Algegita Tafrada, et dende fazie mucho mal á los moros et á los de Africa. Estonz Muca Auenocair era príncep en Africa, et Uelit era Amiramon, et Iulian díxoles la honta quel auie fecho el rey Rodrigo, andando en su seruicio et á pro de christiandad; et pesóles por el desguisado del rey Rodrigo, et plógoles por la discordia de los christianos, et prometieron-le ayuda por se uengar, et puso pleyto con ellos que les darie Espanna, si ellos quisiesen; et plógoles de coracon, que conoçiesen que Iulian era buen cauallero et muy poderoso. Et maguer con todo eso dubdauan en Julian, et ouieron su acuerdo que enmasen con él algunas compannas á prender lengua, et uerien commo falarien la tierra, et alí uerien si dezie uerdad Iulian. Así lo fizieron: don Muca, que era prínceb de Africa, et enuió á un moro Rafet Auerencara con Iulian que uiniese á Espanna, et guisaron .iiij. ñaues, et enuió con ellos .c. caualleros et .cccc. peones de Africa. Esto fué en el .lxxxxj.º anno de los Arabes, en la era de [dc].cl., en el mes que es dicho Ramada. Esta fué la primera entrada que moros ouieron en Espanna. Aribaron en Algezira Rafef, et alí moraron fasta que se ajuntaron los parientes de Iulian et sus amigos et sus ualedores et aquellos que pesaua el su quebranto. La primera corrida fué á Gezira Tafrida, et ganaron y mucho, et quanto quisieron, et non ouieron conflicto, nin perdieron nada de lo suyo. Estonz tornó á Muca con grand gozo. Ahé Espanna, que estudiera en paz et nombradía del tiempo de Leouigildo, que fué príncep, fasta el rey [Rodrigo], tornada en discordía. Estonz era primado en Toledo Sinderdus, el que dixiemos de suso, á qui Uatiza por sí toliera el arçobispado et lo diera á su hermano [que] era arçobispo de Yspalis: este, que con miedo de los moros que uinieran, que uido que todo yua á mal, et con pesar de lo quel fiziera Uatiza, delexó Espanna et su arcobispado, et fué á Roma. Los de Toledo esleyeron otro arçobispo en su lugar á don Urban, bon omne, á pesar de don Oppa, arcobispo de Yspalis, que se los querie amos los arzobispados tener ó delexar Yspalis por Toledo. Don Iulian passó con esta presa la mar, et uino-se para Muca, et contól de commo fiziera; et Muca fuése ueer sobresto con Mira-momemra en Firema, et delexó la tierra á comienda de Taric Abinciet. Pues acordaron-se que uiniese Taric él mismo con Iulian, et dióles aiuda .xij. mili caualleros, et que aiudasen á Iulian; et él pasóles á Espanna en senbrança de mercadores, et aribaron á Gibel [Taric], en aráuigo le dizien «mont,» pues «el mont de Taric;» esto fué [el] .lxxxxij.º anno de los Arabes, en la era de .dcclj. Quando esto ovó el rey Rodrigo, enuió contra Julián á su sobrino Enecon, et lidió muchas uezes en campo; fué uencido et muerto y; andaua Iulian por Béthica et por Lusitania; los Godos, commo eran desusados de lidiar, eran mal trechos, que con las paces que ouieron tan luengo tiempo nin auien armas, nin cura delas. En-tanto Taric et Iulian tornaron-se á Muca en Africa, et uido Muca que Iulian bien andaua en la fazienda, dióles mayor ayuda á Taric et Iulian, pero non fiaua aun bien en Iulian, et retóuose en fieldad don Nala, cuende de Tingitania. Et don Iulian et Taric pasaron mar, comencaron de destruir Béthica et Lusitania. Oyólo el rey Rodrigo, et salióle á la carrera de Xerez; del otra parte, quando fueron al río Gudal-fera, estaban los Arabes con el conde Iulian. Al rey Rodrigo, segund costumbre de los Godos, trayeron-lo en un carro d'ebori [ebúrneo] et con quatro mulos, et el rey con sus preciosos pannos et su corona de oro. en la cabesça. Començaron la batalla, et aturó la fazienda á cutiano .viij. dias de domingo á domingo; así que murieron de los Arabes bien .xvj. mill; et por nuestro peccado los moros, con e[s]fuerço de Iulian et de los christianos que eran con él, ouieron de quebrantar la haz del rey Rodrigo. Començaron de fuir los christianos dia de domingo .v. idus del mes Xauel el .lxxxxiij.º  [anno] de los Arabes, en la era de [dcc.]lij. Los fijos de Uitiza, que echara el rey Rodrigo de tierra, eran con él en la fazienda, et eran así partidos que el uno estudíese á la parte diestra del rey Rodrigo, et el otro á la siniestra; et dizien que estos dos ante noche ouieron su fabla con Taric, que ellos non lidiando serie el rey Rodrigo uencido; et Taric prometióles grand algo et de mas que les dará el regno de su padre, quel tenie el rey Rodrigo; et así dizien que acaesció. ¡Los que ganaron Asia et Europa, en un dia fueron uencidos de los moros! Pero así el rey Rodrigo lidió muy bien, et defendióse quanto pudo; en cabo fué uençido, él con los suyos, et delos fueron presos, delos muertos, delos escaparon. Entanto non sopieron qué se fizo el rey Rodrigo, si non que falaran sus pannos reales et sus çandalias et su corona et su cauallo Oulla [el original, en latín, le llama Orelia, otros Ouella] en un tremedal cabo un rio; pero á tiempo falaron en Uiseo, una cibdad de Portugal, un sepulcro, et dizien las letras del epitafio: «Aquí iaze el rey Rodrigo, postrimero rey de los Godos.» Et así finó la profecía del panno de Toledo, et la cobdicia et los fechos del rey Rodrigo, et la yra et ]a crudencia del conde don Iulian, homiciero contra Dios et contra los omnes, que trayó et destruyó la tierra et la fe christiana. ¡El su nombre malo et cruo por siempre! 

TODOS LOS FECHOS DE LOS GODOS, COMMO FUERON UENCIDOS. 

   XXXVII. A ay Dios! aquí esfenece el bien et la ondra et el poderío de los Godos, en la era de [dcc.]lij. ¡Qué cueyta et qué dolor! la yente que tantas yentes et tantos regnos uençió et sobi[u]gó, en un dia fué uençida et subjugada, esta gent gótica que conquistó Sicithia et Ponto. Asia et Grecia, Macedonia, Ilírico et las partidas de Orient, et priso á Ciro, que era sennor de Babilonia et de Asiria, de Media et de Siria et de Horromana, et lo mataron en un odre de sangre porque siempre se delectó en destruyr sangre, et esta gent que subiugó Roma á su seruicio, et otro-sí á Uálens el enperador, et Atila, rey de los Gunos et de los Alanos et de los Uá[n]dalos, ¡ahé quan manas cosas fizo! en un dia por una batalla de huest de Mafomat fue uencida et subjugada. Mucho deuen los omnes quitar-se del mal et legar-se al bien, et mucho mas los reyes et los príncipes, que los sus peccados maiamiento son del pueblo.

DE LOS BIENES DE ESPANNA. 

   XXXVIII. Maguer todo el mundo ganaran, Asia et Europa et Galia Gotica, que es Narbona, et Rocoma et Alba et Uicana, que pertenece al sennorío de los Godos et á la prouenciá de Narbona, et Tingitania, una cibdad que es sennora de diez cibdades en Africa, en Espanna fizieron su sennorío et su ient et su morada. Esta tierra es que Dios bendixo et á qui dió sus donea. A Espanna tiene .iiij. rios cabdales como el Parayso: Ebro, Duero, Taio, Anabes; et Espanna ha habondamiento de pozos et de fuentes et de rios commo Sucrar et Guadalinar, que nasce en territorio del obispagdo de Cigüença en la prouincia de Toledo, menos de otros rios buenos, que omne non podrie contar. Espanna es abondamiento de buenas mieses et buenos frutos, de pescados, de leche et de queso et de manteca, de toda caca et de muchos ganados, de cauallos et de mulos, et de uillas et de castiellos, de pan et de uino et de todo mercal: oro et plata, fierro, arambe, cobre, plomo, estanno, seda et pannos, lana, lino, pennas, miel et olio. Omnes de buen engenno, sotiles, fuertes, sabios, ligeros, francos, osados, batalerosos, bien usados, fieles, leales á señorío, de buen estudio, bien razonados, abastados de palabra, complidos de todo bien. ¡Qué digamos mucho! Espanna en mundo non a par, et son pocas tierras quel semeien. Maguera tan leal, tan abastada, en un dia fué subiugada et uençida, como si non ouiese y omnes por pleito ó por fazienda, et por peccado de sennor. 

QUÉ MAL SUFRIÓ ESPANNA. 

   XXXIX. ¡Qué dolor! ya non auie qui alear la mano á defender Espanna, fizo la tierra yerma, liena de gentes agenas, renouaron-se los males de Hércules et de los Griegos, renouaron-se los males de los Alanos et de los Uándalos; agora compeçó de regnar en Espanna lenguaie aieno; ploró, et non ouo qui la conortar, nin que fablase ó se doliese del su mal; el nombre de Ihesú Christo abaxado, et el del Mahomat alçado; la Yglesia quebrantada, la Mezquita alçada; así que non finquó eglesia cathedral en Espanna que non fuese destruyda á suelo, si non la de Yspalis ó de Seuilla, et esta fincó porque Oppa el arcobispo, con los que y eran, por escapar tornóse al sennorío de los moros por les facer guerra et paz; et los que fincaron á este pleyto, allí en tantos lugares fueron dichos et son Mixtárabes «mecthlados con Arabes,» et dezimos-les nos oy en dia moçarabes. Esfconz fueron todos los tesoros perdidos, et las reliquias, et los cuerpos de los sanctos. ¿Qué diremos mucho? Quanto mal sufrió Babilon de Ciros et de Darío, si non que siempre pues fué yerma; quanto mal Alarico fizo á Roma, et otrosí Athaulfo et los Godos et Gaserico et los Uándalos; et quanto mal sufrió Iherusalen; et quanto mal et quanto fuego sufrió Carta-agena de mano de Scipio, príncep de Roma, tanto ó más sufrió Espanna en un clia solo por sí mismo, ca Dios non pudo sofrir-los. De suso dixiemos del Uatiza et del rey Rodrigo et de los otros reyes, que por enganno, que por muert, que por trayciones regnauan, et por la heregía de Uálens el emperador, que regnó fasta el tiempo del rey Cheradio.



[Luis María Anson, Entre las cañas y las lanzas: Sánchez-Albornoz y Américo Castro, 1960]:
Con "España en su historia", Américo Castro logró un impacto fulminante en la intelectualidad. española. El libro desarrolla una original filosofía de la Historia de España. Es, sin duda, una obra importante. Está escrita con una prosa brillante y precisa, llena dé metáforas deslumbradoras y de intuiciones centelleantes.
La ágil dialéctica de Castro produce asombro. El gran escritor estira sus largos dedos de enamorado para rozar la médula del problema español y parece como si quisiera meter en una sola imagen toda la Historia de España. Pero hay una espina oculta entre tantas flores. Por ella sangrará la teoría de Castro.
El autor . de "España en su historia" parte de la base de que. cuantos sucesos ocurrieron en la Península antes del 711 caen fuera de la historia española. Este es el nudo gordiano de la cuestión. De aquí deducirá Américo Castro la arabización del "homo hispanus" y la decisiva influencia judaica en el desarrollo histórico español. Contra estas tesis" se desgranó un rosario de críticas. Menéndez Pidal discutió la obra de Castro, y, con más o menos intensidad, la rechazaron los hebraístas Millas y´ Villaviciosa, los arabistas Leví-Provengal v García Gómez, romanistas como Spitzer, hispanistas como Bataillon, historiadores y estudiosos como Ziegler, Malkiel. Konetzke. García Borrón y Pérez de Urbel.
Pero quien puso definitivamente el dedo en la llaga fue Claudio Sánchez-Albornoz. En un libro monumental y admirable, "España, un enigma histórico", Albornoz desbarata las teorías de Castro, demostrando con una argumentación exhaustiva que no se arabizó la contextura vital de España y que la influencia judaica fue muy pequeña y tiene ´unos límites concretos que la- reducen a la mínima expresión. Para Albornoz, el "homo hispanus" se forjó en la España primitiva y por ,eso este período de nuestra Historia resulta irrenunciable, Viriato y Numancia son Historia de España como el Empecinado y Zaragoza. Al renunciar a los sucesos anteriores al 711, Castro hacía una historia española falsa, gris, muy agria y triste. Sánchéz-Albornoz la devuelve, con gozo, a la época primitiva para analizar luego las causas que hicieron de España la más fantástica encrucijada de culturas de la historia universal. "España, un enigma histórico" pone fin a las teorías de Castro. El lector las ve desmoronarse ante sus ojos como castillos de arena soplados por el viento.
Poco o nada queda de ellas. Humo sólo esparcido por la distancia. Los argumentos de Sánchéz-Albornoz son duros y fríos. Como de escarcha. Pero el fuego va dentro. El autor de "España, un enigma histórico" no escribe con la brillantez de Castro. Esculpe las palabras como estatuas de granito, definitivas y ariscas. A veces sus frases, de tan transparentes, parecen de cristal. Y vibran siempre con amor contenido al hablar de España.
Las criticas de Sánchéz-Albornoz a Castro están, sin embargo, enredadas de elogios. Son muy ponderabas, llenas de sosiego. Carecen de ánimo hostil. No agravian. El propio Sánchéz-Albornoz advertía su deseo de no herir a Castro, de que las cañas no se tornaran lanzas. Inútil aspiración. Porque Castro reaccionó con violencia. Y las cañas se volvieron lanzas.
La polémica descubre entonces el ser de los dos escritores. Castro emplea frases de hierro; Sánchéz-Albornoz, de seda; Castro dogmatiza; Sánchéz-Albornoz analiza, estudia. Castro llega a la injuria, poniendo así de relieve su íntima inseguridad; Sánchéz-Albornoz se limita a demostrar lo que afirma.
El uno deslumhra, es la espuma brillante y efímera del mar; el otro, la ola oscura que repasa una y otra vez lo que descubre. Con su imaginación desenfrenada salta Castro de siglo en siglo por la Historia de España, mientras que Sánchéz-Albornoz, más humilde, la recorre paso a paso por el viejo camino solitario. Castro, ensayista antes • que historiador, bebe sólo en las fuentes literarias. Sánchéz-Albornoz, admirable ejemplar de historiador sin mixtificaciones, apura también las fuentes narrativas, las jurídicas, las artísticas. Y pacientemente demuestra a Castro que le los "banu-al-aj-mas" no se llega a los fijodalgos, o que el culto de Santiago no deriva del mito dioscórido.
Antes de interpretar la historia es necesario conocerla profundamente, sujetándose a un riguroso sistema metodológico de investigación. Castro.no renuncia nunca a lo que ha imaginado, aunque no encuentre pruebas aceptables que le respalden. Por eso deforma las figuras de Berceo, el Arcipreste o don Sem Tob.
En la polémica pierde la ecuanimidad. A veces fragmenta los testos de Sánchez-Albornoz y su juego dialéctico le lleva a incurrir en pintorescas contradicciones. Para rebatir a su rival expresa, en una ocasión, este, juicio sorprendente: "De Séneca no se conoce más que su obra, escrita y no se sabe qué pensara cuando no estaba escribiendo." Pero en un trabaje anterior, "Dos ensayos", había dicho que de Séneca "se conoce bastante bien su pensamiento, hoy sin misterios ni complicaciones".
Después de un abundante intercambio de literatura polémica, seguido con apasionante interés por los lectores dé uno y otro lado del océano, Castro no ha querido aceptar tampoco la ponderada lección desarrollada por Sánchéz-Albornoz en su libro "Españoles ante la Historia". Las lanzadas que Castro le dirige en su reciente ensayo "Origen, ser y carácter de los españoles" han hecho anunciar a Sánchez-Albornoz una réplica titulada "Deshonestidad científica".
Pero no es preciso seguir. Entre las cañas y las lanzas, el lector ha hecho y a su elección, inclinándose espontáneamente en favor de la tesis de Sánchéz-Albornoz, que es la que ofrece rigor científico y la que tiene, además, sentido común.

Un discípulo de Castro, Claudio Guillen, agudamente replicado por Hilda Grassotti, ha sentado esta afirmación increíble: "¡Que por ser católico Sánchez-Albornoz no puede buscar la verdad!" Y bien; en contra de tan singular expresión yo he escrito calladamente, en alguna ocasión, jue el catolicismo no impide, sino qué´ favorece, el descubrimiento de la verdad y el supeditarse a su veredicto. Y que esto es lo que hace Claudio Sánchez-Albornoz, por ejemplo, cuando rechaza la frase de Nietzsche de que "los españoles son un pueblo que ha querido ser demasiado", o el pensamiento de Ortega de que España es la explosión de un simple querer sin saber por qué se quiere, para afirmar rotundamente la mejor esencia de nuestra alma nacional: "que quisimos ser la espada de Dios sobre la tierra."
[Del mismo autor, https://elcultural.com/jose-varela-ortega-desvela-el-enigma-historico-de-espana 2019]



[Pedro Insúa, ... sobre la idealización de al-Ándalus y cómo el mito ha sido utilizado para abanderar determinadas posiciones políticas, 2020]
... entrevista al filósofo francés, primero marxista y después convertido al islam (“la religión de los pobres”, decía él), Roger Garaudy, con ocasión del anuncio de la inauguración en Córdoba de la Biblioteca Viva de al-Ándalus (de la que él era principal promotor).... Decía Garaudy, “Córdoba fue una de las grandes fuentes de la cultura europea, el centro de esa cultura. Córdoba fue un puente entre Oriente y Occidente ... Fue la gran expansión del islam y no por conquista militar. Vinieron invitados por los cristianos arrianos. [sic] El islam se introducía en las civilizaciones. Tenemos que evocar este pasado. Fue aquel un período de gran tolerancia. Hubo un enriquecimiento mutuo que hizo convivir las tres religiones”. El filósofo francés se comprometía así con la tesis de Ignacio Olagüe (la no invasión islámica de la península), dando a entender que la expansión del islam no fue agresiva, sino más bien “revolucionaria” representando la islamización un movimiento de liberación para la población hispana... Hoy día, Emilio González Ferrín (en su Historia general de Al-Ándalus, 2006, y en su último libro Cuando fuimos Árabes, 2018), ha renovado y dado nuevos bríos a la perspectiva de Olagüe, en una suerte de neoandalucismo justificativo, fundamentalmente, del autonomismo andaluz, siguiendo en parte los pasos de Blas Infante. González Alcantud en El Mito de al-Ándalus (ed. Almuzara, 2012) reivindica igualmente la obra de Olagüe (como obra, dice Alcantud, que contribuye al “mito luminoso” de al-Ándalus), mostrándose, sin embargo, muy hostil -incluso insultante- con las tesis opuestas de Serafín Fanjul (Al-Ándalus frente a España, y La Quimera de al-Ándalus), a las que Alcantud califica, nada menos, de “boutades neorracistas” (por su parte, el libro de García Sanjuán, La conquista islámica de la península ibérica y la tergiversación del pasado, ed. Marcial Pons, 2013, pone muy bien las cosas en su sitio, en relación a esta polémica, haciendo un admirable repaso historiográfico desde el siglo XIX hasta la actualidad). Sea como fuera, desde una concepción idílica y luminosa de la sociedad andalusí, como la de Garaudy, se pretende que el islam, como religión “de paz”, se ha expandido pacíficamente, liberando a los pueblos del agresivo oscurantismo judeo-cristiano.



Dinar omeya de la época de la conquista, con inscripción latina 
(FERITOS SOLI IN SPAN ANXCI -Feritos Solidus in Spania Anno XCI-) 
y árabe (Muhammad rasul Allah en el centro), 715-717.
Fuente: Commons - Wikipedia



[Pacto de Tudmir/Teodomiro, 713]:
En el Nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. Edicto de ‘Abd al-‘Aziz ibn Musa ibn Nusair a Tudmir ibn Abdush [Teodomiro, hijo de los godos]. Este último obtiene la paz y recibe la promesa, bajo la garantía de Dios y su profeta, de que su situación y la de su pueblo no se alterará; de que sus súbditos no serán muertos, ni hechos prisioneros, ni separados de sus esposas e hijos; de que no se les impedirá la práctica de su religión, y de que sus iglesias no serán quemadas ni desposeídas de los objetos de culto que hay en ellas; todo ello mientras satisfaga las obligaciones que le imponemos. Se le concede la paz con la entrega de las siguientes ciudades: Uryula [Orihuela], Baltana, Laqant [Alicante], Mula, Villena, Lurqa [Lorca] y Ello. Además, no debe dar asilo a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que huya de nosotros o sea nuestro enemigo; ni producir daño a nadie que goce de nuestra amnistía; ni ocultar ninguna información sobre nuestros enemigos que pueda llegar a su conocimiento. Él y sus súbditos pagarán un tributo anual, cada persona, de un dinar en metálico, cuatro medidas de trigo, cebada, zumo de uva y vinagre, dos de miel y dos de aceite de oliva; para los siervos, sólo una medida. Dado en el mes de Rayab, año 94 de la Hégira [713]. Como testigos, ‘Uthman ibn Abi ‘Abda, Habib ibn Abi ‘Ubaida, Idrís ibn Maisara y Abu l-Qasim al-Mazali.



IV - Omeyas - Formación de los reinos cristianos



Batalla de Covadonga, ¿718-722?; comparación de fuentes


[Crónica de Alfonso III (s. X)]:
Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Aseuva, y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva (…). Alqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividió en dos su hueste, y allí mismo fue, al punto, muerto Alqama y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron 124.000 caldeos, y los 63.000 restantes subieron a la cumbre del monte Aseuva y, por un lugar llamado Amuesta, descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon de la venganza del Señor.

[Al-Maqqari, Nafh al-tib (s. XVII)]:
Dice Isa ben Ahmad al-Razi que, en tiempos de Anbasa ben Suhaim al-Qalbi, se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos de al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder (…). Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de sus país (…) y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por la abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo «Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?». En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fáfila. El reinado de Pelayo duró diecinueve años y el de su hijo dos. Después de ambos reinó Alfonso, hijo de Pedro, abuelo de los Banu Alfonso, que consiguieron prolongar su reino hasta hoy y se apoderaron de lo que los musulmanes les habían tomado..

[Crónica de Alfonso III (versión rotense, ca. 990)]:
Pelayo estaba con sus compañero en el monte Aseuva, y el ejército de Alqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva.
El predicho obispo (obispo visigodo Oppas, aliado con los árabes) subió a un montículo situado ante la cueva dominica y habló así a Pelayo: "Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?".
El cual, desde una ventana, dijo en respuesta: "Aquí estoy".
Al cual el obispo: "Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás defenderte en la cima de este monte? Lo que me parece difícil. Escucha ciertamente mi consejo y haz volver tu ánimo de esta decisión, para que goces de muchos bienes y disfrutes de la amistad de los caldeos".
[...] Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea España salvada y reparado el ejército de los godos. Confío en que se cumplirá en nosotros la promesa del Señor [...]"
El obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: "Acercaos y pelead. Ya habéis oído cómo me ha respondido; a lo que adivino de su intención no tendréis paz con él, sino por la venganza de la espada".
Por su parte ahora ya el predicho Alcaman mandó comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron furibundos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificiencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos; emprendieron éstos la fuga, se dividieron en dos sus destacamentos, y allí mismo fue al punto muerto Alcaman y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron ciento veinticinco mil caldeos.
Los sesenta y tres mil restanes subieron a la cumbre del monte Auseva y por el lugar llamado Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon a la venganza del Señor; cuando atravesaban la cima del monte que está a orillas del río llamado Deva, junto al predio de Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de sus cimientos, arrojó al río de los sesenta y tres mil caldeos y los aplastó a todos.


[Rainer María Rilke, sobre la Mezquita de Córdoba -citado en Pedro Insúa-]:
¡Esta mezquita!... Es una pena, una tristeza, una vergüenza lo que han hecho con ella, esas iglesias enmarañadas en la trenza de su interior, dan ganas de pasarle el peine como a los nudos de una hermosa cabellera. Las capillas de oscuridad, puestas allí para digerir suave y constantemente a Dios como jugo de una fruta que se deshace en la boca, han quedado atravesadas en la garganta como bocados excesivos que no se pueden tragar. Aún ahora resulta sencillamente insoportable oír el órgano y el canto de los canónigos en este espacio.


[Crónica bereber anónima llamada Ajbar Machmúa, siglo XI -los hechos, 740-]:
Los bereberes españoles, al saber el triunfo que los de África habían alcanzado contra los árabes y demás súbditos del Califa, se sublevaron en las comarcas de España, y mataron o ahuyentaron a los árabes de Galicia, Astorga y demás ciudades situadas más allá de las gargantas de la sierra [de Guadarrama], sin que ibn Qatan tuviese la menor sospecha de lo que sucedía hasta que se le presentaron los fugitivos. Todos los árabes de los extremos del norte de la Península fueron impelidos hacia el centro, a excepción de los que habitaban en Zaragoza y sus distritos, porque eran allí más numerosos que los bereberes y no podían éstos acometerles".


[Batalla de Roncesvalles, 778, según Eghinardo, Vita Karoli Magni, 817-833]:
Marchó a Hispania con todas las fuerzas disponibles, y salvados los montes Pirineos, logró la sumisión de todas las fortalezas y castillos que encontró. Al regreso, en la misma cima de los Pirineos, tuvo que experimentar la perfidia de los vascones cuando el ejército desfilaba en larga columna, como lo exigían las angosturas del lugar. Los vascones emboscados en el vértice de la montaña, descolgándose de lo alto, empujaron al barranco a la columna que escoltaba la impedimenta que cerraba la marcha, provocando que los hombres se precipitasen al valle situado más abajo, y trabando la lucha los mataron hasta el último. Después de lo cual, apoderándose del botín, protegidos por la noche que caía, se dispersaron con gran rapidez. Ayudó a los vascones no solo la ligereza de su armamento, sino también la configuración del lugar en que la suerte se decidía. A los francos, tanto la pesadez de su armamento como el estar en un lugar más bajo, les hizo inferiores en todo momento. Entre otros muchos perecieron el senescal Egiardo, el conde de palacio Anselmo y Roldán, prefecto de la Marca de Bretaña. Este fracaso no pudo ser vengado inmediatamente, porque los enemigos se dispersaron de tal manera que ni siquiera quedó rastro del lugar donde podían hallarse.


[Jornada del foso de Toledo, ca. 800]


[Ben al-Athir, Kamil fi-I-Tarif ("La Historia Completa"), 1231 -los hechos, la revuelta del arrabal de Córdoba, 813-]:
En 198 (31 de Agosto de 813) tuvo lugar en Córdoba la revuelta llamada del arrabal [...].
El príncipe omeya reinante Al-Hakam ben Hixam casi no se ocupaba más que en jugar, cazar, beber y otros placeres semejantes y, por otra parte, la ejecución de muchos de los principales habitantes de la ciudad le hicieron odioso a la población, que era injuriada y maltratada por los mercenarios del emir.
El desorden llegó a tal punto que, cuando se convocaba a la plegaria, el pueblo gritaba: "¡Ven a rezar, borracho, ven a rezar!", y cuando alguno lanzaba esta injuria, el resto aplaudía. Entonces, Al-Hakam comenzó a rodear Córdoba con un recinto fortificado, protegido con zanjas: acuarteló la caballería en la puerta de su palacio, donde había siempre tropas armadas, y aumentó el número de sus soldados. Todas estas preocupaciones no hicieron más que acrecentar el odio de la población [...]. Enseguida estableció el impuesto del diezmo sobre las mercaderías, impuesto que habría de cobrarse cada año sin remisión, lo que fue mal visto por el pueblo. Al-Hakam capturó a diez de los principales exaltados y los hizo ejecutar y crucificar, con lo que dio origen a la cólera de las gentes del arrabal. Añádese a todo esto que un mameluco del príncipe llevó su espada a casa de un bruñidor para hacerla limpiar, y como este la remitiera a su dueño más tarde de lo convenido, el mameluco tomó la espada y golpeó con ella al obrero hasta dejarle muerto. Ocurrió esto en Rabadán (abril-mayo del 814) del año referido.
Las gentes del arrabal meridional empuñaron los primeros las armas, y todos los otros arrabales les siguieron. El "chund", los omeyas y los esclavos negros se concentraron en el palacio y Al-Hakam procedió a la repartición de los caballos y de las armas [...].
Se entabló la lucha y fue favorable a las gentes del arrabal, que cercaron el palacio. Entonces Al-Hakam descendió de la terraza donde se encontraba y fue, a caballo y armado, a reanimar el valor de los suyos, que se batieron a su vista con encarnizamiento [...].
Al-Hakam consultó con Abd al-Qarim ben Abd al-Wahid ben Abd al-Mugayth, su último confidente, quien le aconsejó clemencia. Tal fue el partido que tomó el príncipe, a pesar del dictamen contrario emitido por otro, y perdonó a los rebeldes, pero con amenaza de muerte y crucifixión para todos los habitantes del arrabal que no hubiesen partido del arrabal en el plazo de tres días. Los sobrevivientes salieron a escondidas, expuestos a toda clase de penas y humillaciones, llevando lejos de Córdoba a sus mujeres, sus hijos, sus riquezas de más fácil transporte. Los soldados y malhechores estaban en acecho para saquearles y mataban a quienes osaban resistir.
Terminando el plazo de tres días, Al-Hakam [...] hizo destruir el arrabal meridional (de Secunda)


[Fuero de Brañosera, 824 (u 820, u 884)]:
En el nombre de Dios. Yo Munio Núñez y mi esposa Argilo, que buscamos el Cielo y recibiendo la merced entre osos y cacerías solemos fomentar poblados, hemos llevado para poblar, a vosotros Valero, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo y a todos vuestros descendientes y os regalamos para poblarle, aquel lugar que se llama Braña Osaria, con sus montes, sus ríos, sus fuentes, frutos y valles y os señalamos como límites, los sitios conocidos por los nombres de Cotopedroso, aquella Casa de Campo, aquellos Llanos, y aquella antigua ciudad y aquel pradum porquerum, Cobas Regis, Penna Robra y aquel estrecho sendero por donde caminan los asturianos y cántabros, aquel Petrizo que está enclavado en el Valle Verzoso y aquel coto mediano y os daremos yo el Conde Munio Núñez y mi mujer Argilo, a ti Valerio, Félix, Zonio, Cristóbal y Cervelo los mismos límites a vosotros o aquellos que vinieren a poblar la villa de Braña Osaria.
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media


[Carlos el Calvo, 842 -original en latín, con fecha de 844, condición de "capitular" que confirma textos anteriores, de Carlomagno y Luis el Piadoso-]:
Ha placido a nuestra voluntad tomar y conservar benignamente bajo la protección de la inmunidad y el amparo la defensa de los godos o hispanos que habitan en la ciudad de Barcelona, de prestigioso nombre, o en el castillo de Tarrasa, con todos los hispanos que se encuentren en el mismo condado de Barcelona fuera de la ciudad, y auxiliarlos oportunamente en sus necesidades [...]. De ahora en adelante no les sea exigido a las iglesias ni por el conde ni por sus ministros, ningún otro censo, es decir, ni de pastos en sus términos o villas, ni tributos en el condado donde viven, ni cualquier otra restitución. Y ni él ni sus hombres no sean de ninguna manera juzgados u obligados por ningún conde o ministro con poder judicial excepto por tres acciones criminales, es decir, homicidio, rapto e incendio, pero puedan, según su ley, llevar a término juicios sobre otras cosas, exceptuadas estas tres, y resolver todas las cosas que les afectan, a ellos y a sus hombres, según la propia ley.


[San Eulogio y los mártires de Córdoba, 850-859 -glosado por Jesús Miguel Sánez-]:
Una parte de la historiografía que se ha ocupado del episodio martirial de 850-859 se ha dirigido a refutar los relatos de San Eulogio y Álvaro de Córdoba, únicas fuentes primarias de que disponemos. No son cuestionados, en general, los hechos referidos, sino el punto de vista que los inspira: la defensa de los mártires desde una perspectiva católica tradicional. El sacerdote Eulogio y el seglar Álvaro escribieron para exponer los motivos de muchos de los mártires dando testimonio de su fe manifestándose contra el Islam ante el cadí, con el previsible resultado de su martirio– y para defenderlos de las objeciones que les hicieron sus detractores; estos eran principalmente cristianos de Córdoba, entre los que se contaban muchos miembros de la burocracia palatina y algunos clérigos que, con argumentos teológicos, históricos y de conveniencia social, con citas del Evangelio y de los Padres, acusaron a los mártires de actuar por soberbia, de apartarse de las enseñanzas evangélicas y sin motivos justificados, ya que, decían, los musulmanes trataban a los cristianos con tolerancia y les permitían el libre ejercicio de su religión; también los mártires eran censurados diciendo que actuaban buscando el suicidio y ocasionando graves perjuicios a la comunidad cristiana.
Perfecto era un sacerdote cordobés de la basílica de San Acisclo de Córdoba, profundamente versado en las doctrinas eclesiásticas, poseedor de una rica formación literaria y muy conocedor de la lengua árabe”. Un día del mes de enero del año 850, Perfecto había salido a la calle a cumplir con un cometido particular, cuando fue abordado por un grupo de musulmanes estacionados en la vía pública, quienes le invitaron a exponer su idea de Cristo y de Mahoma. Perfecto, primero rehusó, pensando en las posibles consecuencias, y luego pidió garantías temiendo por su seguridad. Los musulmanes se las dieron..., diciendo que no tomarían represalias contra él. Le prometieron su lealtad y le instaron a manifestar, sin temor, la opinión que tenían las autoridades cristianas sobre su profeta Mahoma. Perfecto respondió, en árabe, que era un falso profeta y un hereje de lo más mendaz, por haber engañado a muchos ... ¿cómo va a ser reputado entre los profetas o por qué no va a ser castigado con la maldición celestial quien le arrebató a su esclavo Zaid su esposa Zeinab, cegado por la imagen de su belleza, a la manera de los bárbaros, como el caballo y el mulo carentes de inteligencia, la unió a sí con una adúltera unión, y adujo como pretexto haberlo hecho por mandato de un ángel?" ... la conversación se desarrolló en árabe ... la historia de Zaid y Zaynab provenía de la tradición (Hadiz) y algunos versículos del Corán aludían a ella. Aunque no lo atacaron entonces con su soberbia mirada, guardaron en su corazón, no obstante, un encendido furor de venganza para su ruina. ... Pero pasando algún tiempo, reteniendo siempre en sus corazones el engañoso veneno, pensando que por el tiempo transcurrido podían desligarse de la promesa que habían hecho con anterioridad, alevosamente, cercándolo con engaños, lo prendieron, ensañándose con él pérfidamente, lo llevaron ante el juez, sin respeto a su sacerdocio, como a un destructor de sus creencias y, aunque hombrecillos despreciables, afirmaron con su testimonio que Perfecto había maldecido del profeta.” En un primer movimiento, Perfecto, sorprendido por las intenciones fraudulentas y atemorizado por las consecuencias de sus palabras, negó haberlas dicho. El cadí no hizo caso de su retractación y lo envió a la cárcel, donde Perfecto, volviendo sobre sí, se reafirmó en sus primeras palabras; un tiempo después fue decapitado.
Mas sobre la ausencia de tolerancia en Al-Andalus 


[Tributo de las cien doncellas y batalla de Clavijo -míticos, siglo IX-, en Derek Lomax, Jiménez de Rada como historiador]:
En el cuarto concilio del Letrán, Rodrigo [Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, que pretendía imponer el primado de su sede] había indicado su escepticismo sobre la supuesta predicación de Santiago en España. En su Historia ni siquiera menciona las leyendas, ni de la predicación ni del hallazgo de su tumba, presentando la iglesia compostelana como construcción de Alfonso III.
Y, cuidadosamente, escribe que « se dice » que Santiago apareció en la batalla de Clavijo, y « se dice » que así empezó el grito de guerra « Ayúdanos Dios y Santiago » [Santiago y cierra España]; y al referirse a los discutidos votos de Santiago, explica que aunque los campesinos los pagan,
sólo lo hacen voluntariamente y no por obligación — una interpretación que debía de disgustar bastante al cabildo compostelano.


[Votos de Santiago y San Millán, Gonzalo de Berceo, Vida de San Millán, 1230-1236 -los hechos, la mítica batalla de Hacinas, identificable con la batalla de Simancas, 939-]:
  El reï don Remiro,     de la buena ventura,
asmó un buen consejo     de pro o de cordura,
pagar a Santiago     por alguna mesura,
tomarlo de sue part'     en esta lit tan dura
   Fizieron so consejo     todos los castellanos,
con so señor el cuende,     unas donosas manos;
"Oídme", diz' el cuende,     "amigos e ermanos,
fizieron leoneses     como buenos christianos.
   Pero abrirvos quiero     todo mi coraçón,
qerría qe fiziéssemos     otra promissïón:
mandar a Sant Millán     nos atal furcïón
qual manda al apóstol     el reï de León". ...
  Quand' estavan en campo     los reys azes paradas,
mezclavan las feridas     las lanzas abaxadas,
temiénse los christianos     de las otras mesnadas,
ca ellos eran pocos     e ellas muy granadas.
    Avién caras angélicas     e celestial figura
 descendién por el aer'     a una grand pressura,
 catando a los moros     con turba catadura,
 espadas sobre mano,     un signo de pavura.
   Pero los que quisieron     so derecho complir
ovieron en el campo     lidiando a morir;
los otros qe cuidaron     estorcer e foír,
muy pocos foron d'ellos     qe podiessen guarir.
   Adiesso qe ovieron     las ganancias partidas,
a Dios e a los santos     las gracias ofrecidas,
confinnaron las parias     qe fueron prometidas
a los dos qe fizieron     las primeras feridas.


[Origen de la "senyera cuatribarrada" o incluso de la independencia de Cataluña; Pere Antoni Beuter, Crónica general de España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia, 1551 -los hechos, míticos, del siglo IX-]:
En este comedio los Normandos entraron por la tierra de Francia, y hovo de hazer gente el Emperador Lois [Ludovico Pío] para resistirles, y fue a servirle el conde con los cavalleros Barceloneses que con el se hallaron y pelearon con los Normandos valerosamente y vencieronlos. En esta batalla (según he hallado escrito en unos quadernos de mano) diz que pidió el conde Iofre Velloso [Wifredo el Velloso o Guifré el Pilos] al Emperador Lois que le diesse armas que pudiesse traer en el escudo, que llevava dorado sin alguna divisa, y el Emperador viendo que havia sido en aquella batalla tan valeroso que con muchas llagas que recibiera, hiziera maravillas en armas, llegose a el, y mojose la mano derecha de la sangre que le salía al conde, y passo los quatro dedos assi ensangrentados encima del escudo dorado de alto abaxo, haciendo quatro rayas de sangre, y dixo, estas serán vuestras armas conde. Y de allí tomo las quatro rayas, o bandas de sangre en campo dorado, que son las armas de Cathaluña, que agora dezimos de Aragon.



["El Albeldense" -Vigila, autor de la Crónica Albeldense, hasta 881-, citado por Isidro Bango, Manual del arte español -el reinado de Alfonso I, de 739 a 757, los reinados de Ordoño I y Alfonso III, de 831 a 910-]:
... urbes quoque Legionem atque Asturicam ab inimicis possesos victor invasit. Campos quos dicunt Goticos usque ad flumen Dorium eremavit en xpristianorum regnum extendit 
...
Ordoño I circundó con muros y levantó puertas en ciudades abandonadas de antiguo, León, Astorga, Tuy y Amaya...
Alfonso el Magno reinó cincuenta y un años... En Oviedo construyó con piedra y cal un templo dedicado al Salvador y a los doce Apóstoles. También edificó una iglesia con tres altares en honor a la Virgen María. Igualmente cimentó con muchas esquinas un edificio admirable, la basílica de san Tirso. Diligentemente decoró todas estas casas de Dios con arcos y columnas marmóreas, oro y plata. Lo mismo decoró los palacios reales con diversas pinturas. Y estableció en Oviedo, tanto en el palacio como en la iglesia, todo el orden de los godos (ordo gotorum) tal como había existido en Toledo.


[Proclamación del Califato de Córdoba, Abderramán III, 929, citado en la crónica anónima de Abd al-Rahman al-Nasir, siglo X.]:
En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Bendiga Dios a nuestro honrado Profeta Mahoma.
Los más dignos de reivindicar enteramente su derecho y los más merecedores de completar su fortuna y de revestirse de las mercedes con que Dios Altísimo nos ha favorecido con ello, ha mostrado su preferencia por nosotros, ha elevado nuestra autoridad hasta ese punto, nos ha permitido obtenerlo por nuestro esfuerzo, ha extendido nuestra fama por el mundo, ha ensalzado nuestra autoridad por las tierras, ha hecho que la esperanza de los mundos estuviera pendiente de Nosotros [...]. En consecuencia, hemos decidido que se nos llame con el título de Príncipe de los Creyentes, y que en las cartas, tanto las expidamos como las que recibamos, se nos dé dicho título, puesto que todo el que lo usa, fuera de nosotros, se lo apropia indebidamente, es un intruso en él, y se arroga una denominación que no merece. [...] Ordena, por tanto, al predicador de tu jurisdicción que emplee dicho título, y úsalo tú de ahora en adelante cuando nos escribas.


[Último mensaje atribuido a Abderramán III, 961, recogido en la Historia General de España de Modesto Lafuente (cita como fuentes a Ahmed Almakari y a Suleiman ben Abdelgafir)]:
He reinado cincuenta  años, y mi reino ha  sido siempre o pacífico o victorioso. Amado de mis súbditos, temido  de mis enemigos, respetado de mis aliados y de los príncipes más poderosos de la tierra, he tenido cuanto parece pudiera desear, poder, riquezas, honores y placeres. Pero he contado escrupulosamente los días que he  gustado de una felicidad sin amargura, y solo he hallado catorce en mi larga vida.


[Aljoxaní, Kitáb al-qudá bi-Qurtuba ("historia de los jueces de Córdoba"), año 969]:
Asbag ben Isa el Xarac me contó lo siguiente:
Un día iba yo en compañía del juez Áhmed ben Baquí a tiempo en que casi nos tropezamos con un borracho que iba delante de nosotros. El juez tiró de las riendas de su caballería y refrenó su marcha, esperando que el borracho advirtiera o notara que el juez estaba cerca y se largase apresuradamente; pero cuanto más lentamente iba el juez, el borracho se paraba más. Hasta que el juez no tuvo mas remedio que acercarse y darse por entendido. Yo pude notar, viéndole perplejo ante ese espectáculo y sabiendo que era hombre de muy blando corazón, la repugnancia que sentía en imponer a nadie la pena de azotes, y dije entre mí:
¡Ah caramba! A ver cómo te las compones para salir de este apuro, ¡oh Abenbaquí!
Y al acercarnos al borracho, me veo, con gran estupefacción mía, que se vuelve hacia mí y me dice:
Mira, mira ese desdichado transeúnte, me parece que ha perdido el seso.
Sí — contestéle — es una gran desgracia.
El juez se puso a compadecerse de él y a pedir a Dios que le curase la locura y le perdonara sus pecados.
También cuenta Asbag lo siguiente: Estábamos un día en su casa, yo y su secretario Abenhosn, cuando se presentó un almotacén trayendo un hombre que olía a vino. El almotacén le denunciaba como bebedor. El juez dijo a su secretario Abenhosn:
Huélele el aliento.
Y el secretario se lo olió y dijo:
Sí, sí, huele a vino.
Al oír eso pintóse en la cara del juez la repugnancia y el disgusto que esto le causaba, e inmediatamente me dijo a mí:
Huélelo tú.
Yo lo hice y le dije:
Efectivamente encuentro que huele a algo; pero no percibo con seguridad que sea olor de bebida que pueda emborrachar.
Al oír eso brilló en la cara del juez la alegría y dijo inmediatamente:
Que lo pongan en libertad; no está probado legalmente que haya cometido esa falta.


[Ibn al-AttarKitab al-wata’iq wa-l-siyillat (Formulario de actas notariales y judiciales) siglo X]:
El converso Fulan ibn Fulan, estando con salud y jurídicamente capaz en pleno dominio de su inteligencia y razón, invoca la declaración de los testigos de este acta sobre que abandona la religión cristiana, que rechaza, y entra en la religión del islam, que prefiere.
Atestigua que no hay más Dios que Allah, el único, el que no tiene copartícipes; que Muhammad es su siervo, su enviado y el sello de sus apóstoles; que el Mesías Jesús, hijo de María -que Dios bendiga y salve- es su enviado, su verbo y su aliento que mandó a María.
Se ha purificado para el islam y ha rezado. Reconoce las normas del islam: la ablución, oración, limosna legal, ayuno del mes del Ramadán, la peregrinación a la Casa -para todo el que pueda-, conociendo sus límites y momentos. Se ha convertido de buen grado, tranquilamente, sin temor a nada, ni por aversión, ni esperar recompensa alguna, en presencia de Fulano.
[Los testigos] que le reconocen y se lo han oído, dan fe del testimonio del converso Fulan ibn Fulan, aducible en contra suya, sobre cuanto ha sido mencionado en este escrito, después de que ha reconocido haberlo comprendido en su totalidad y haberse obligado a cuanto contiene. El [converso] se halla en el estado supra descrito y este [acta] se establece con fecha ....


[Ibn Hawqal, Kitab surat al-Ard, ca. 977]:
 ... se fabrican diversos tejidos de lana; entre otros, el más bello  terciopelo armenio que se pueda imaginar, que se vende muy caro, sin contar los  tapices  de hermosa calidad. En los tejidos de lana tintada y en otros tejidos, a los   cuales se aplica el tinte, hay maravillas  obtenidas con hierbas especiales de Al-Andalus.
Se tintan fieltros del Magreb, excelentes y costosos, y seda, con los  diferentes  colores que se prefieren para  el adúcar y seda cruda. También se exporta brocado.  Ningún especialista de ningún otro país  iguala a los de Al-Andalus en la confección   de los fieltros... Los productos de calidad media son accesibles a todo el mundo, sin  tener que pagarlos muy  caros...



[Antonio Escohotado, Los enemigos del comercio]:
Los primeros captivi registrados por anales europeos serán dos jóvenes visigodos, en 724, si bien fuentes árabes afirman que diez años antes no menos de treinta mil (visigodos e hispanorromanos) fueron enviados desde España a Siria. Los musulmanes exageran a veces, como cuando dicen que tomar Barcelona y la Septimania le procuró a Almanzor —califa de facto en Al Ándalus— más de doscientos mil cautivos en 793. ... [Ídem] El desarrollo del reino cordobés  se apoyará básicamente en una compenetración de musulmanes con judíos y mozárabes... Entre el siglo VIII y el XI la Península Ibérica no solo constituye el lugar más culto y tolerante de Europa, sino el más rico con mucho. Los frutos de la concordia se observan, por ejemplo, comparando el tributo anual percibido por Abderramán I (731-788) y el de Abderramán III (912-961). El primero obtuvo trescientos kilos de oro, cuatro toneladas y media de plata, diez mil caballos y otras tantas mulas, mil corazas de cuero y mil tahalíes para lanzas. El segundo empieza su reinado con una renta de 12.045.000 dinares de oro — aproximadamente cincuenta mil kilos—, cifra superior al ingreso conjunto de los reyes europeos. Es el monarca más poderoso del globo, superior al califa de Bagdad, al emperador bizantino y al de China, un país con el cual ha empezado a comerciar de modo bastante asiduo. Su serrallo lo forman seis mil  trescientas personas, entre huríes y eunucos, y no puede ponerse  en duda que es un espíritu refinado... El derrocamiento de los omeyas por los abásidas... tendrá como consecuencia política primordial -y muy benéfica para Europa- que el reino cordobés deba entenderse de alguna manera con Bizancio y el norte del Mediterráneo. Aunque Omar ha quemado la biblioteca de Alejandría, el califato occidental lo compensa abriendo una Universidad que reúne seiscientos mil libros, y opera como correa de transmisión entre el saber grecorromano y su tiempo. Ls anales registran más de trescientos escritores cordobeses, presididos por el Aristóteles medieval que es Averroes. Sin embargo, el brillo alcanzado apenas sobrevive a Abderramán III. El último califa es una marioneta movida por Almanzor (939-1002), un integrista sumamente belicoso que clausura la Universidad, cierra escuelas y quema bibliotecas. ... En la floreciente España las invasiones de almohades y almorávides, que llegan desde África para asegurar el cumplimiento de la  sharia, equivalen a una persecución no solo del infiel sino del saber en general. Aplicar literalmente la ley islámica desalienta el desarrollo de la industria y el comercio, ya de por sí mermados como consecuencia de una guerra civil crónica, y con los reinos de Taifas -que llegan a ser treinta y nueve- la moneda de oro empieza a desaparecer, la de plata se adultera y el bronce se generaliza. a la discordia se añade hacer frente a reinos cristianos  cada vez más eficaces en términos militares, y aunque ningún lugar de Europa se acerque vagamente a AlÁndalus en producto agrícola y manufacturas, su riqueza va mermando sin pausa.



[Curación de Sancho "el Craso", 956-966 -artículo-]:
Abu Yusuf Hasday ben Isaac ibn Saprut, más conocido Hasday ibn Saprut, era un médico judío que había nacido en Jaén en 915. Fue el médico del califa y fue nombrado por éste príncipe de las comunidades judías de Al Andalus. Su cultura y diplomacia lo convirtieron en un personaje clave del califato.
Sancho I había accedido al trono de la capital leonesa en 956. Hijo de Ramiro II y de Urraca Sánchez no fue bien recibido en el trono por las turbulencias de la época y por su excesiva y ridícula figura. Dos años después, fue derrocado y huyó a Pamplona en busca del apoyo de su tía, la reina Toda Aznar, que se empeñó en que recuperara el trono, con un paso previo por la cura de adelgazamiento. Como una moderna asesora de imagen, buscó que su sobrino cumpliera más que los cánones de belleza de la época con el mínimo exigido para andar con soltura, montar a caballo y poder empuñar la espada y luchar.
La reina Toda negoció con el califa: curación de su sobrino y recuperación del trono de León, a cambio de plazas en las riberas del Duero. Y hacia Córdoba se fue la expedición cristiana donde «las hierbas del hebreo» hicieron efecto tras un tratamiento de cuarenta días durante los cuales el depuesto rey no pudo ingerir ningún alimento sólido. El régimen de Hasday consistió en infusiones compuestas por distintos productos que Sancho debía tomar siete veces al día. Las diarreas y vómitos fueron, al parecer, continuos, pero el adelgazamiento era urgente porque había que recuperar el reino.
Los bromistas leoneses aseguran que no hubo tal tratamiento, que el médico judío le hizo ir andando desde Pamplona a Córdoba, caminata que bastó para bajar los muchos kilos que le sobraban. Otros, además, aseguran que le impidió cualquier relación sexual. Sancho estaba casado con Teresa Ansúrez, que sin duda había viajado en la comitiva que fue a Córdoba encabezada por la reina Toda, que tenía entonces más de ochenta años.
Terminada la cura y firmados los pactos, el ejército navarro y musulmán quiso tomar León, que le cerró las puertas. Pero la razón de las armas fue superior y en 956 Sancho I, que seguía siendo el «craso» pero que había perdido los kilos y desterrado la obesidad mórbida que sufría, volvió al trono. Y el rey depuesto, Ordoño IV, ¿adónde huyó? Adonde va a ser, a Asturias, donde permaneció un tiempo hasta que se instaló luego en las profundidades de Castilla. Sancho no cumplió los pactos con el Califa, que envió un ejército triunfador.
Sin kilos de más, Sancho reinó por segunda vez desde el 960 al 966. Al año siguiente murió envenenado en el monasterio gallego de Castrelo do Miño.

[Aquilino Iglesia,
 El Derecho en la Cataluña altomedieval, 1977]:
... el Liber iudicorum era un texto cristalizado, que, con el transcurso del tiempo, envejecía de forma cada vez más acusada. Se explica así, dentro de la mentalidad que he indicado, que pronto surgiesen al lado del Liber malos usos, que imponían los poderosos y que intentan combatir los primeros capitulares francos sin mucho éxito, que se presentan así como abusos, como desviaciones del antiguo y buen derecho, y que por ello mismo no eran concebidos por la mentalidad altomedieval como creación de un nuevo derecho, sino como simple ocultación temporal del antiguo y buen derecho, que había sido recibido en parte en el Liber. Frente a estos abusos, la actividad del conde se enmarca dentro de la tarea de recuperar el antiguo y buen derecho, de restaurar el antiguo y buen derecho. Como señala Borrell II, mejorando los privilegios concedidos por su antecesor a los habitantes de Cardona: cin melius statuimus et in melius confirmamus et sic precipimus custodiri~; se trata de restaurar el antiguo y buen derecho, el derecho divino, frente a los abusos de los poderosos, permaneciendo en las demás causas en todo su vigor la ley, que no es otra que el Liber iudiciorum. «Nam de aliis modis ve1 culpis in omnibus precepit legem et directam iustitiam inter eos cum iudices custodire ad eum in cuius potestatem eos commendavi ve1 concessit patrono» había afirmado en el s. IX Vifredo el Velloso; «Et stabitis in dilectione Dei in legem directam et iustitiam rectam in quantum possitis secundum canonem et leges gotorum» afirma Borrell II. Y porque la tarea del monarca consiste en restaurar el antiguo y buen derecho, algunas concesiones realizadas por los antecesores pueden ser anuladas por los sucesores como hace Borrell II con las de Wifredo: «si aliquis fur aut latro ingeniosus, aut criminosus falsator, aut aliquis malignus adulter cum aliena uxore aud sponsa venerit inter vos, isti malefici secundum iegum iudicabuntur; quia non est bonus malignis abitare cum bonisn. La tarea del pnncipe no se limita a restaurar el antiguo y buen derecho; dispone también de lo que hoy calificaríamos, aunque sólo sea de forma aproximada, de sus derechos subjetivos. Las posteriormente llamadas regalías pueden ser concedidas por el príncipe a algunos de sus súbditos, alterándose así la situación de éstos dentro del ordenamiento jurídico de la kpoca. Tanto en el primer supuesto -la superación de los malos usos- como en el segundo -la concesión de diversos privilegios- el príncipe no innovaba en el derecho existente, ya que el autor del Derecho no era el hombre, sino Dios; se limitaba a descubrir el antiguo y buen derecho, que había quedado oculto por los abusos momentáneamente y a disponer de sus propios derechos como un particular cualquiera. Estas intervenciones, por las razones apuntadas, tenían un carácter particular, ya que el conde no pretendía dictar regias con carácter general. Este carácter particular del derecho altomedieval puede quedar ofuscado por algunos testimonios que o bien aluden a la situación jurídica propia de una determinada profesión o son el resultado de un cierto desarrollo, coetáneo con el surgir de un nuevo clima. Así ocurre con aquel privilegio concedido a los habitantes de Montpellier para suavizar la sanción impuesta a los adúlteros por la Iey, estableciendo que los mismos debían correr desnudos por las calles de la ciudad, sin que sus bienes sean confiscados en favor del marido; se extiende esta costumbre a través de la carta puebla de Lérida, convirtiéndose aquel privilegio de Montpellier con el paso del tiempo en costumbre de Lérida y terminar siendo reconocida como mos patriae, pero pese a esta calificación, aquella práctica no perdió su condición de privilegio, que sólo podían disfrutar aquellos que lo habían recibido. Esta situación altomedieval sufre una rápida transformación, cuando se dejan sentir los primeros síntomas de la Recepción. Entre Dios y los hombres se coloca ahora la justicia, que deja de ser identificada con Dios... Esta transformación la vemos en los Usatges: la novedad que supone la participación del príncipe en la tarea de crear el nuevo derecho la difunde el anónimo redactor de los Usatges, cuando justifica la actividad legislativa del conde Ramón Berenguer I invocando los principios recogidos en el Liber. La llegada del nuevo derecho --el derecho de la Recepción- había abierto los ojos a los juristas de la época y había permitido que el Liber se comprendiera. Esta transformación parece poderse colocar en la época de Alfonso 1, cuando por vez primera en las Cortes de Fontdaldara [1173], se menciona la existencia de Usatges escritos, es decir, de aquellos Usatges que fueron dados por Ramon Berenguer 1 según el anónimo jurista coetáneo de Alfonso 1. De esta manera se legitimaba doblemente la nueva tarea legislativa, que reclama Alfonso 1; esta tarea de creación del derecho se presenta no como una novedad, sino como algo que desde antiguo venían realizando los condes catalanes, y se justifica y legitima esta actividad creadora, pues es en virtud de la lex sacra, aquella que recogía el derecho divino, que el conde catalán se arroga la tarea de legislar.


[Fuero de Castrojeriz, 974]:
En el nombre de la santa e indivisa Trinidad, esto es, Padre, e Hijo y Espíritu Santo, un solo señor omnipresente, creador de todas las criaturas del que proceden todas las cosas, en el que están todos, por el cual han sido hechos todos. A El la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Yo García Fernández. Conde por la gracia de Dios, y Emperador de Castilla, a una con mi esposa Ava, Condesa, para remedio de mi alma, de las almas de mis padres y de todos los fieles difuntos, dicto esta escritura de libertad e ingenuidad para vosotros, mis fidelísimos varones de Castrojeriz, que es del tenor siguiente:
Damos buenos fueros a aquellos que fueron caballeros y los elevamos a infanzones, anteponiéndoles a los infanzones que sean de fuera de Castrojeriz y les autorizamos a poblar sus heredades con forasteros y hombres libres y respétenlos estos como infanzones, pudiendo ser desheredados los colonos si resultan traidores.
Y gozarán los caballeros de Castrojeriz el mismo fuero en sus heredades que en sus casas de la villa, si alguien matase a un caballero de Castrojeriz peche 500 sueldos y espúrguese del homicidio con doce testigos y no paguen ni abunda ni mañería.
El caballero de Castrojeriz que no tenga prestimonio que no acuda al fonsado, si el merino no le asigna soldana y tengan señor que les señale un beneficio.
Y si ocurre un homicidio en Castrojeriz, causado por caballero, pague el culpable 100 sueldos, tantos por un caballero como por uno de a pie.
Y los clérigos tengan el mismo fuero que los caballeros.
Y a los peones concedemos fuero y los anteponemos a los caballeros villanos de fuera de Castrojeriz y otorgamos que no se les pueda imponer ninguna serna ni vereda, excepto un solo día en el barbecho y otro en el sembrado, otro en podar y en acarrear cada uno un carro de mies.
Y a los vecinos de Castrojeriz no paguen portazgo en nuestros dominios y no se les exija mañería, fonsadera, ni ninguna vereda.
Si el Conde llamare a fonsado, de cada tres peones vaya uno y de los otros dos uno preste su asno, quedando libres los dos.
Y si los vecinos de Castrojeriz matasen a un judío pechen como por un cristiano y las afrentas se compensarán como entre hombres de las villas.
Se hizo esta carta el señalado día octavo de los idus de marzo, en la Era mil doce, imperando en Castilla el Conde García y Ava, la Condesa, su mujer. La oímos con nuestros oídos y la firmamos con nuestras manos juntamente con otros testigos. Sancho nuestro hijo, testigo. Pelayo, obispo, testigo. Urraca, nuestra hija, testigo. Diego, testigo. Anaya Sonaz, testigo.
Y ninguno de los gobernantes, hijos o nietos nuestros, se atreva a romper este pacto, sino que la escritura permanezca firme. Y si alguno quisiere romper o violar esta escritura sea separado de Dios y vaya al infierno más hondo con Datán y con Judas, el traidor que entregó a Cristo Redentor. Y decimos y confirmamos, yo el Conde García y Ava la Condesa, que si entre nosotros y los de Castrojeriz hubiese alguna caloña, la compondremos entre nosotros y ellos. Y si algún hombre dijese algún falso testimonio y le fuese probado sea castigado con el concejo de Castrojeriz y cuando hubiese investigación júzguese por el propio fuero.


[Aceifa de Almanzor hasta Santiago, 997 - Ibn Idhari, Kitāb al-bayān al-muġrib fī ājbār mulūk al-āndalus wa-l-maġrib (Libro de la increíble historia de los reyes de Al Andalus y el Magreb)]:
Al-Mansur había llegado en esta época al más alto grado de poder. Socorrido por Allah en sus guerras con los príncipes cristianos, marchó contra Santiago, ciudad de Galicia, que es el más importante santuario cristiano de España y de las regiones cercanas del continente. La iglesia de Santiago es como la Qaaba para nosotros [...].
Al-Mansur dirigió contra tal ciudad la expedición estival que salió de Córdoba el sábado 23 Chumada II de 387 (3 julio 997), que era su cuadragésimo octava campaña [...].
[Después de diversas peripecias los musulmanes] fueron a acampar ante la orgullosa ciudad de Santiago el 2 de Xaban (10 de agosto). La habían abandonado todos sus habitantes y los musulmanes se apoderaron de todas las riquezas que en ella hallaron y derribaron las construcciones, las murallas y la iglesia, de modo que no quedaron huellas de las mismas. Sin embargo, los guardias colocados por al-Mansur para hacer respetar el sepulcro del santo impidieron que la tumba del santo recibiera daño alguno. Pero todos los hermosos palacios, sólidamente construidos, que se alzaban en la ciudad, fueron reducidos a polvo y no se hubiera sospechado tras su arrasamiento que hubieran existido allí la víspera. Se llevó a cabo la destrucción durante los dos días que siguieron al miércoles 2 de Xaban. Las tropas conquistaron después las comarcas vecinas y llegaron hasta la península de San Mankas que avanza en el Océano, punto extremo al que ningún musulmán había arribado hasta entonces y que sólo había sido hollado hasta allí por los pies de sus habitantes [...].
En Santiago, al-Mansur no había encontrado sino un viejo monje sentado junto a la tumba del santo. Le preguntó: "¿Por qué estáis ahí?" "Para honrar a Santiago", respondió el monje, y el vencedor dio orden de que le dejaran tranquilo.


[Cita de al-Bakr de un texto de Ibrilh'm ibn Ya'qüb al-Turtüs, siglo X -recogida en Virgilio Martínez Enamorado, Relaciones entre los Omeyas y los núcleos cristianos-]:
El país de los gallegos (balad al-yillzqiyyzn) es todo él llano (sahl), predominando en su suelo la arena (ramal); supone su mayor fuerza el mijo (dujn) y el sorgo (durra), y su afición entre las bebidas por el jugo de manzana (sarab al-tufab), bebida que se toma en pequeña cantidad. Su gente es traidora y de naturaleza vil; no se limpian ni se lavan al año más que una o dos veces con agua fría. No lavan sus vestidos desde que se los ponen hasta que, puestos, se hacen a tiras; creen que la suciedad que llevan de su sudor proporciona bienestar y salud a sus cuerpos. Por otra parte, sus ropas son en extremo delgadas, hechas jirones, mostrando por entre las aberturas lo más de su cuerpo. Tienen gran valor, no admiten la huída en el encuentro de la guerra, y consideran apropiada la muerte en su puesto.


[Piedra de Silo, siglo X, pretendiendo ser del VIII]:
T I C E F S P E C N C E P S F E C I T
I C E F S P E C N I N C E P S F E C I
C E F S P E C N I R I N C E P S F E C
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P E C N I R P O L I L O P R I N C E P
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C E F S P E C N I R I N C E P S F E C
I C E F S P E C N I N C E P S F E C I
T I C E F S P E C N C E P S F E C I T

SILO PRINCEPS FECIT (lo hizo el príncipe Silo)


[Glosas Emilianenses, ca. 1000]:
Gaudeamus frates karissimi et Deo gratias agimus, quia uos, secundum desideria nostra, jncolomes [ sanos et salbos ] jnueniri meruimu [ jzioki dugu ] (...) Si uero, quod Deus non patiatur [non quieti] et mala opera exercimus [nos sificieremus] et plus pro carnis luxuria quam pro salute anime laboramus, timeo ne quando boni christiani cum angelis acceperint uitam eternam nos, quod absit, precipitemur [ guec ajutuezdugu ] [ nos non kaigamus ] jngeenna (...)


[Al Cid le hicieron 'mobbing' y otras verdades dolorosas de la Historia de España - Si no somos capaces de ponernos de acuerdo en torno a lo que pasó ayer mismo, ¿por qué damos por buenos los hechos que nos han contado siempre sobre el siglo VIII? - Entrevista a María y Laura Lara Martínez presentando su libro Mentiras de la historia de España en El Confidencial, 29 de enero de 2013 ] ... en la Edad Media se popularizaron los matrimonios mixtos. ... Así es, resulta recurrente el uso del concepto de mestizaje en la Historia de América, no obstante, hasta hace unos años parecía algo prohibido hablar de "cruce" sanguíneo en la Reconquista. Las crónicas árabes y cristianas nos permiten seguir el rastro de estirpes híbridas como las del infante Sancho Alfónsez, Abderramán III o Abderramán Sanchuelo. Y, también, casos insólitos, como el de la beréber Yamila, desposada con un cristiano y con egregia descendencia en Compostela... hubo mestizaje buscado. Cuando Zaida enviudó del gobernador de Córdoba por la presión almorávide, su suegro al-Mutamid no se lo pensó dos veces: le apalabró el refugio en la corte del Tajo. En 1091 llegó desde Almodóvar del Río (Córdoba) a Toledo con parte del tesoro real y lo más probable es que la relación sentimental comenzara al poco. Zaida tenía 28 años y Alfonso VI, 44. Tras renunciar al Islam, recibió las aguas en Burgos como Isabel y falleció frisando la treintena después de dar a luz al infante Sancho Alfónsez. Este infante de dos sangres, cristiana y musulmana, murió siendo adolescente en la batalla de Uclés contra los almorávides, en 1108. La belleza de la judía Raquel enamoró a Alfonso VIII en Toledo y, más al sur, en Granada, el rapto trocó en amor fecundo dando lugar al idilio de Muley Hacén con Isabel de Solís. La sultana Aixa, de la estirpe del Profeta, casi explotó de cólera al ver al padre de Boabdil prendado de la cautiva.


V - Plena Edad Media 

(taifas, almorávides, almohades, expansión de los reinos cristianos)



[Fitna de Al-Andalus, 1009-1031]
https://es.wikipedia.org/wiki/Fitna_de_al-%C3%81ndalus


[Fuero de León, 1017 y 1020]:
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media


[Reparto de la herencia de Sancho III el mayor, 1035]
https://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20170711/sancho-iii-mayor-primer-rey-moderno.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Sancho_Garc%C3%A9s_III_de_Pamplona#Reparto_entre_sus_herederos


[Ibn Hazm, Risãla fĩ fadl al-Andalus (“Epístola en elogio de al-Ándalus” ), 1035 y poema, 1048 -citado en Ibn Hazm, pasión y rebeldía, contiene vídeo-]:
Sus habitantes sienten envidia por el sabio que entre ellos surge y alcanza maestría en su arte; tienen en poco lo mucho que pueda hacer, rebajan sus aciertos y se ensañan, en cambio, con sus caídas y tropiezos, sobre todo mientras vive, y con doble animosidad que en cualquier otro país. ... Si la suerte le llega luego por el camino de descollar claramente sobre sus émulos, o le hace abrirse una senda que no es la que ellos frecuentan, entonces se le declara la guerra al desgraciado, convertido en pasto de murmuraciones, cebo de calumnias, imán de censuras, presa de lenguas y blanco de ataques contra su honor. Le atribuirán lo que no ha dicho, le cargarán lo que no ha hecho, le imputarán lo que no ha proferido ni creído su corazón. Si se le ocurre escribir un libro, lo calumniarán, difamarán, contradirán y vejarán. Exagerarán y abultarán sus errores ligeros; censurarán hasta su más insignificante tropiezo; le negarán sus aciertos, callarán sus méritos y le apostrofarán e increparán por sus descuidos,…
---
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego.


[Al-Waqqasí, Toledo, siglo XI -recogido por Miguel Asín Palacios, citado en Wikipedia-]:
Me aflige pensar que las ciencias de la humanidad son dos y que si las aprendo no tengo más que aprender: Una ciencia (la teología) cuya comprobación real es imposible y otra (la filosofía) cuya verdad de nada sirve.



[Reconquista de Barbastro, 1064 - 
¿Planearon los andalusíes una reconquista de los territorios cristianos? Los historiadores medievalistas estudian si hubo un equivalente a los proyectos cristianos de recuperación de territorio entre los habitantes musulmanes de la Península]:
La pérdida de Barbastro produce una enorme conmoción entre los andalusíes”, apunta Javier Albarrán. Un cronista cordobés de la época, Yusuf Ibn 'Abd al-Barr, ve en esa pérdida algo más que la simple caída de un lugar importante: “Si [los cristianos] nos arrebatan las regiones extremas, no es imposible que ocurra lo mismo con el centro”. Su relato de la conquista busca conmover a sus correligionarios: “Prevaleció la tiranía, aparecieron las cruces, hablaron las campanas, los demonios cayeron sobre su presa, los jefes de los cerdos prendieron fuego a todo y las casas se convirtieron en hornos”. La ciudad fue tomada de nuevo por las tropas del rey de Zaragoza, al-Muqtadir, un año después, y finalmente cayó en manos cristianas de nuevo en 1101. Toledo, el corazón de la Península, caerá en 1085, cuando entre en la ciudad Alfonso VI de León.


[Traición de Bellido Dolfos - Romance del rey don Sancho -el hecho, 1072-]:
¡Rey don Sancho, rey don Sancho!,   no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora   un alevoso ha salido;
llámase Vellido Dolfos,   hijo de Dolfos Vellido,
cuatro traiciones ha hecho,   y con esta serán cinco.
Si gran traidor fue el padre,   mayor traidor es el hijo.
Gritos dan en el real:   —¡A don Sancho han mal herido!
Muerto le ha Vellido Dolfos,   ¡gran traición ha cometido!
Desque le tuviera muerto,   metiose por un postigo,
por las calle de Zamora   va dando voces y gritos:
Tiempo era, doña Urraca,   de cumplir lo prometido.


[Romance de la Jura de Santa Gadea -el hecho, 1072-]:
En Santa Gadea de Burgos,     do juran los fijosdalgo,
allí le toma la jura    el Cid al rey castellano.
Las juras eran tan fuertes    que a todos ponen espanto;
sobre un cerrojo de hierro    y una ballesta de palo.
-Villanos mátente, Alfonso,    villanos, que non fidalgos;
de las Asturias de Oviedo,    que no sean castellanos.
Mátente con aguijadas,     no con lanzas ni con dardos,
 con cuchillos cachicuernos,    no con puñales dorados;
 abarcas traigan calzadas,     que non zapatos con lazos;
 traigan capas aguaderas,      no de contray ni frisado;
 con camisones de estopa,      non de holanda ni labrados;
 vayan cabalgando en burras,     non en mulas ni caballos;
 frenos traigan de cordel,      non de cueros fogueados.
 Mátente por las aradas,     non por villas ni poblados;
 y sáquente el corazón      por el siniestro costado,
 si non dijeres verdad      de lo que te es preguntado:
 si fuiste ni consentiste      en la muerte de tu hermano.
Jurado tiene el buen rey    que en tal caso no es hallado;
pero con voz alterada     dijo muy mal enojado:
-Cid, hoy me tomas la jura;     después besarme has la mano.
Respondiérale Rodrigo,     de esta manera ha fablado:
-Por besar mano de rey      no me tengo por honrado;
 porque la besó mi padre      me tengo por afrentado.
-¡Vete de mis tierras, Cid,     mal caballero probado,
 y no me estés más en ellas     desde este día en un año!
-Pláceme -dijo el buen Cid-,      pláceme -dijo- de grado,
 por ser la primera cosa       que mandas en tu reinado.
 Tú me destierras por uno,     yo me destierro por cuatro.
Ya se despide el buen Cid    sin al rey besar la mano,
con trescientos caballeros,     esforzados fijosdalgo.
Todos son hombres mancebos,    ninguno hay viejo ni cano;
todos llevan lanza en puño,    con el hierro acicalado,
y llevan sendas adargas      con borlas de colorado.


[Cantar de Mío Cid, compuesto en el siglo XII sobre hechos de finales del siglo XI]:
Myo Çid Ruy Diaz por Burgos entraua.
En su conpanna LX pendones leuaua:
exien lo ver mugieres e uarones.
Burgeses e burgesas por las finiestras son.
Plorando de los oios, tanto auyen el dolor.
De las sus bocas todos dizian una razon:
Dios, que buen vassalo si ouiesse buen sennor!
Conbidar le yen de grado, mas ninguno non osaua,
El rey don Alfonsso tanto auie la grand sanna.
Antes de la noche en Burgos del entro su carta,
Con grand recabdo e fuerte mientre sellada:
Que a Myo Çid Ruy Diaz que nadi nol diessen posada,
E aquel que gela diesse sopiesse una palabra,
Que perderie los aueres e mas los oios de la cara,
E aun demas los cuerpos e las almas.
...
Con uuestro consego bastir quiero dos archas.
Yncamos las darena, ca bien seran pesadas,
Cubiertas de guadalmeçi e bien enclaueadas:
Los guadameçis uermeios e los clauos bien dorados.
Por Rachel e Vidas uayades me priuado.
Entrando en Burgos me vedaron conprar, e el rey me a ayrado
Non puedo traer el auer, ca mucho es pesado:
Enpennar gelo he por lo que fuere guisado.
De noche lo lieuen que non lo vean christianos:
Vealo el Criador con todos los sos sanctos.
Yo mas non puedo e amydos lo fago.
Martin Antolinez non lo detarua,
Por Rachel e Vidas apriessa demandaua.
Passo por Burgos, al castiello entraua,
Por Rachel e Vidas apriessa demandaua.
Rachel e Vidas en vno estauan amos,
En cuenta de sus aueres, de 1os que auien ganados.
Lego Martin Antolinez a guisa de menbrado.
O sodes, Rachel e Vidas, los myos amigos caros?
En poridad flablar querria con amos.
Non lo detardan, todos tres se apartaron:
Rachel e Vidas amos me dat las manos
Que non me descubrades a moros nin a christianos;
Por siempre uos fare ricos que non seades menguados.
El Campeador por las parias fue entrado;
Grandes aueres priso e mucho sobeianos:
Retouo dellos quanto que fue algo.
Por en vino a aquesto por que fue acusado.
Tiene dos arcas lennas de oro esmerado.
Ya lo vedes que el rey le a ayrado.
Dexado ha heredades e casas e palaçios.
Aquelas non las puede leuar si non seryen ventadas.
El Campeador dexar las ha en uuestra mano,
E prestalde de auer lo que sea guisado.
Prended las archas e meted las en uuestro saluo:
Con grand iura meted y las fes amos
Que non las catedes en todo aqueste anno.
Rachel e Vidas seyen se conseiando:
Nos huebos auemos en todo de ganar algo
Bien lo sabemos que el algo ganno.
Quando a tierra de moros entro, que grant auer saco!
Non duerme sin sospecha qui auer tiene monedado.
Estas archas prendamos las amas,
En logar las metamos que non sean ventadas.
Mas dezid nos del Çid, de que sera pagado,
O que ganançia nos dara por todo aqueste anno?
Respuso Martin Antolinez a guisa de menbrado:
Myo Çid querra lo que ssea aguisado:
Perdir uos a poco por dexar so auer en saluo.
Acogen sele omnes de todas partes menguados.
A menester seys çientos marcos.
Dixo Rachel e Vidas: dar gelos de grado.
Ya vedes que entra la noch, el Çid es presurado,
Huebos auemos que nos dedes los marchos.
Dixo Rachel e Vidas: non se faze assi el mercado,
Si non primero prendiendo e despues dando.
Dixo Martin Antolinez: yo desso me pago
Amos todos tred al Campeador contado,
E nos uos aiudaremos, que assi es aguisado
Por aduzir las archas e meter las en uuestro saluo,
Que non lo sepan moros nin christianos.
Dixo Rachel e Vidas: nos desto nos pagamos.
Las archas aduchas, prendet seyes çientos marcos.
...
Enbraçan los escudos   delant los coraçones,
Abaxan las lanças    abueltas de los pendones,
enclinaron las caras    de suso de los arzones,
ívanlos ferir    de fuertes coraçones.
A grandes vozes llama    el que en buen ora nasco:
¡Feridlos, cavalleros,    por amor de caridad!
¡Yo só Ruy Díaz    el Çid Campeador de Bivar!
Todos fieren en el az    do está Pero Vermúez,
trezientas lanças son,    todas tienen pendones;
seños moros mataron,    todos de seños colpes;
a la tornada que fazen    otros tantos muertos son.
Veriedes tantas lanças    premer e alçar,
tanta adágara    foradar e passar,
tanta loriga    falsar e desmachar
tantos pendones blancos    salir vermejos en sangre,
tantos buenos cavallos    sin sos dueños andar.
Los moros llaman Mafómat    e los cristianos Sancti Yagüe;
cayén en un poco de logar    moros muertos mill e trezientos ya.


[Batalla de Zalaca o Sagrajas, según Al-Himyari, Kitab ar Rawd al mitar (Compendio de noticias sobre Al-Ándalus), siglo XV -los hechos, 1086-]:
Los ejércitos musulmanes llegaron a Badajoz y se instalaron en sus alrededores. El señor de Badajoz, al-Mutawakkil, vino a su encuentro con víveres [...]. Por un lado, los obispos y frailes salieron con sus cruces en alto [...], por otro, Yusuf [el emir almorávide] y al-Mutamid [rey de Sevilla] exhortaron a los suyos, y los alfaquíes y las gentes religiosas sermoneaban a la gente y les animaban a ser firmes [...]. Cuando llegó el jueves, se le ocurrió a Alfonso [VI] utilizar un ardid, y envió a decirle a al-Mutamid: "Mañana viernes es vuestra fiesta, y el domingo es la nuestra. Tenga lugar la batalla entre ambas, el sábado". Al-Mutamid observó: "Se trata de una estratagema de Alfonso". [El viernes] las tropas de Alfonso se echaron sobre al-Mutamid [...], que empezó a flaquear [...]. El primero de los generales almorávides que llegó junto a él, Daud, gran héroe, dio nuevo ánimo a al-Mutamid [...]. Enseguida llegó el emir almorávide, Yusuf ibn Tasufin, y ambos cargaron juntos, en un ataque que decidió la victoria."




Las misteriosas inscripciones del Arca Santa (Cámara Santa de la Catedral de Oviedo)
https://www.elcomercio.es/culturas/201509/03/misteriosas-inscripciones-arca-santa-20150903001226-v.html
Ver también artículo de Daniel Rico Camps


Toda la asamblea del pueblo católico adepta a Dios, conozca que inclitas reliquias se guardan dentro de las preciosísimas entrañas de la presente arca; esto es, mucho del leño, o sea, de la crus del Señor; de su vestido, que fue dividido en suertes; del pan deleitante, de que se hizo uso en la cena; del sepulcro del Señor, y de su sudario, y de sus santíssima sangre; de la tierra santa que entonces holló con sus piadosos vestigios (pies) de las ropas de la Virgen María, su madre; también de su leche, lo que es muy admirable. Y a estas reliquias están unidas igualmente algunas otras muy aventajadas de santos, de quienes, en cuanto pudimos , auí suscribimos los nombres, esto es: de San Pedro, de Santo Tomás, de San Bartolomé, de los huesos de los profetas y de todos los apóstoles, y de otros muchísimos santos, cuyos nombres sólo recoge la sabiduría de Dios. Para todos ellos, el egregio rey Alfonso, dotado de humilde devoción, hizo este receptáculo, por dentro exaltado con prendas de los santos, por fuera adornado con obras de arte no viles, por lo que después de su vida merezca [para] la compañía de aquellos santos, en las mansiones celestiales, [que no obstante, sea atendido en sus oraciones.] De cierto estas prendas saludables y venerados dones [los] conoció toda la provincia en la era, sin duda, 1113 [1075 de la era cristiana], por mano e industria de los clérigos y obispos, que por esto nos reunimos con dicho Alfonso Príncipe y con su gratísima hermana, llamada por nombre Urraca, a quienes el Redentor de todos conceda indulgencia y perdón de sus pecados por esas santísimas prendas de los apóstoles y mártires; esto es, de los santos Justo y Pastor, Adriano y Natalia, Cosme y Damián, Julia, Verísimo y Máximo, Germán, Baudilio, Pantaleón, Cipriano y Eulalia, Sebastián, Cucufate, Félix, Sulpicio. (Traducción de Gómez Moreno en asturnatura)



[Memorias de Abd Allah, último rey zirí de Granada destronado por los almorávides, 1090]:
Ibn Ammar había quedado empeñado con el cristiano, ya que, por el compromiso adquirido cuando alquiló un ejército infiel para lo de Belillos, le debía grandes cantidades e importantes sumas, que había de pagarle y le tenía prometidas. Con este motivo ponía a su soberano en grandes aprietos, porque no quería dejarle reposar un momento, para hacerse el indispensable en medio de las discordias, y no vacilaba en atraer el mal contra los musulmanes [...].
Por segunda vez fue a visitar al cristiano Alfonso y a preguntarle como fácil el negocio de Granada, pintándome a sus ojos como un ser incapaz de todo, por mi flaqueza y mis cortos años. Le garantizó, además, que, con la toma de Granada, todos los tesoros de esta ciudad pasarían a su poder, a cambio de que el cristiano le asegurase que, una vez hecho dueño de la plaza, la pondría bajo su soberanía y le dejaría apropiarse de mi peculio personal. No dejó paso por dar para decidir a Alfonso a ir contra Granada, y no sólo le entregó considerables sumas con ese propósito, sino que incluso le prometió que, una vez acabado el negocio, le daría cincuenta mil meticales, a más de lo que encontrase en la ciudad, para animarle a ponerse al punto en camino.
Tales proposiciones excitaron la codicia del cristiano. "Es éste un negocio -se decía- en el que de todos modos he de sacar ventaja, incluso si no se toma la ciudad, porque, ¿qué ganaré yo con quitársela a uno para entregársela a otro, sino dar a este último refuerzos contra mí mismo? Cuantos más revoltosos haya y cuanta más rivalidad exista entre ellos, tanto mejor para mí." Se decidió, pues, a sacar dinero de ambas partes, y hacer que unos adversarios se estrellaran contra los otros, sin que entrase en sus propósitos adquirir tierras para sí mismo [...].
Con la solemnidad requerida por las circunstancias, salí a encontrarme con Alfonso en las cercanías de la ciudad [...]. Entabladas luego las negociaciones, yo le envié mis embajadores y él me mando los suyos [...]. Me exigió cincuenta mil meticales [...]. Yo me quejé de los pocos recursos de mi territorio [...] y por fin llegamos al acuerdo de que le pagaría veinticinco mil meticales [...]. Además [...] le preparé muchos tapices, telas y vasos, y lo reuní todo en una gran tienda en la que le invité a entrar.


[Salustiano Moreta, 
Señores contra labradores: el malhechor feudal en la literatura, 1978, citado en Wikipedia]:
Respecto al feudalismo castellano, dado que la historiografía oficial y academicista partió de los presupuestos teórico-metodológicos positivistas y de una idea jurídico-política del feudalismo, no se dudó en asegurar «sin riesgo de error, que el sistema feudal no alcanzó en los Estados de la Reconquista su completo desarrollo y que la estructura social y política de la mayor parte de la España cristiana nunca llegó a constituirse según las formas políticas de los Estados feudales» (Luis García de Valdeavellano, Las instituciones feudales en España, pág. 231). En esta misma línea, a partir de la consideración del feudalismo como un fenómeno esencialmente político y superestructural, se formularía una distinción mixtificante entre régimen feudal y régimen señorial como categorías excluyentes y contrapuestas (Luis García de Valdeavellano, op. cit; Grassotti, Las instituciones feudo-vasalláticas en León y Castilla. Partiendo desde presupuestos positivistas, Salvador de Moxó ha puesto de manifiesto algunas de las limitaciones de las causas y razones aducidas por los dos autores anteriores para mantener la no feudalización castellana. Sociedad, estado y feudalismo, págs. 193-202.). Por fortuna la visión académico-oficial del feudalismo en general y del feudalismo castellano en particular resulta cada vez menos inapelable y su cuestionamiento crítico se halla en marcha, precisamente desde las perspectivas teórico-metodológicas derivadas -en unos casos simplemente invocadas y en otros asumidas directa y conscientemente, aunque con desigual acierto y rigor de la otra concepción del feudalismo: el feudalismo entendido como modo de producción (Pese a no contar todavía con una sola monografía rigurosa sobre el feudalismo en Castilla analizado desde las categorías y métodos derivados de su consideración como «modo de producción» se han publicado ya algunos trabajos y se van ensayando, poco a poco, ciertas observaciones y problemas que apuntan hacia esa dirección: Bartolomé Clavero, Mayorazgo: propiedad feudal en Castilla (1369-1836), págs. 60 y ss.; Señorio y hacienda a finales del antiguo régimen en Castilla; Julio Valdeón Baruque, Prólogo en El modo de producción feudal, Akal, págs. 7-14; Sebastiá Domingo, Crisis de los factores mediatizantes del regimen feudal; Reyna Pastor de Togneri, Del islam al cristianismo, págs. 12 y ss.)

[Paulina López, 
Señoríos nobiliarios bajomedievales, 1991]:
Sánchez Albornoz afirmaba que al mantener los reyes buen número de reservas del poder real en sus manos, no hubo feudalismo ni relaciones feudo-vasalláticas desarrolladas plenamente, y que si lo hubo fue imperfecto al menos hasta el siglo xiv. ... Para Reyna Pastor  la «vieja nobleza» no se gestó como mantenía Moxó, en el siglo xii, sino mucho antes, durante los siglos x y xi, momento en el que el comienzo de la expansión cristiana va a posibilitar la gestión, especialmente en el siglo x, del poder de la nobleza  ... poder real y poder nobiliario se fueron gestando a la par por mutua necesidad y apoyo, nacieron como complementarios, pero en ocasiones con intereses contrapuestos. Durante esta etapa, que abarcaría desde la segunda mitad del siglo x hasta finales del siglo xi, en la que Reyna Pastor fija la primera etapa de la señorialización, se produjo la desaparición progresiva del alodio; y la lenta, pero sostenida, desaparición del campesino libre y su entrada en la dependencia señorial con la consiguiente aparición de nuevas cargas e impuestos que los campesinos debían satisfacer a sus señores. De esta manera el campesino fue perdiendo su relación directa con la tierra; y se fue restructurando la renta feudal, base económica de la implantación del feudalismo ^^ Posteriormente, en los siglos bajomedievales, y más concretamente en el siglo xiv, uno de los siglos más controvertidos por su propia complejidad, tuvo lugar la formación de una «nueva nobleza» como consecuencia de la instauración de nuevas dinastías en los reinos peninsulares. El núcleo de linajes nobles que aparece en la cúspide nobiliaria al final del período Trastámara constituirá la base altonobiliar que dominará el reino durante la Edad Moderna, citemos, entre otros, a los Ayala, Álvarez de Toledo, Velasco, Medinaceli, etc.. solo una minoría de la nobleza vieja (20,5 %) se integrará en los cuadros de la nueva nobleza, los Guzmán, Ponce de León, Mendoza, Manrique, Osorio, Guevara, Rojas, etcétera ... 
Desde el último tercio del siglo xiv, con la llegada al trono de la Casa de Trastámara se produjo en Castilla la transformación de numerosos pueblos de realengo en lugares de señorío nobiliario, al tiempo que muchos tributos y contribuciones destinadas a la Hacienda real pasaron a engrosar las arcas de personajes particulares, lo cual ocasionó un grave quebranto para la hacienda castellana. Recordemos que en esos momentos el objetivo primordial de las monarquías occidentales era la organización de sus finanzas ya que constituían éstas uno de los pilares del nuevo orden político. El primer monarca de la Casa de Trastámara. Enrique II, al inicio de su reinado concedió a los nobles una serie de mercedes, entregándoles tierras, rentas, jurisdicciones, etc.. para asegurar y consolidar el gobierno de la nueva dinastía, especialmente en aquellas regiones que revestían un mayor peligro para la estabilidad del régimen ... desde 1371, cuando se celebran las Cortes de Toro, hasta 1379 se produjo un freno en la concesión de donaciones. Será precisamente a partir de entonces cuando la institución del mayorazgo comienze a generalizarse; su significado e importancia quedan reflejados en un privilegio real otorgado en 1377: «... Et otro si porque los maiorazgos son muy provechosos y cumplen mucho al nuestro servicio en los nuestros regnos por que aquellos que los an nos puedan mejor servir por ellos que en otra manera por que ellos sean mas ricos y mas honrados ...»


[
Els Greuges de Guitart Isarn, 1080-1095 -glosado por Reis Fontanals, Biblioteca de Catalunya-]:
... el senyor de Caboet, Guitart Isarn, relaciona les vexacions que ha suportat dels seus vassalls, castlans de Cabó. Comença amb l’expressió llatina: Hec est memoria de ipsas rancuras que abet domnus Guitardus Isarnus, sennior Caputense. Les rancures eren els actes escrits pels quals un senyor demanava la reparació dels perjudicis causats per l’incompliment dels pactes feudals. La fórmula son rancurós o rancur-me’n, utilitzada de manera repetitiva per Guitart Isarn, amb la qual va desgranant al llarg del document els greuges i malvestats que li han fet, dóna lloc a un text gairebé literari que és al mateix temps simptomàtic dels canvis que transformaven la Catalunya del segle XI amb la consolidació de la nova aristocràcia, representada en el document pels Arnall pare i fills, i l’increment de la violència, la inseguretat i la dependència pagesa fins a extrems mai vistos. L’antiga noblesa, representada en el document per Guitart Isarn, no va tenir més remei que fer lloc als nouvinguts, a costa, però, de l’extrema explotació del treball camperol.
Els motius adduïts per Guitart Isarn contra Guillem Arnall i els seus fills Guillem Arnall i Mir Arnall, amb els quals no era la primera vegada que s’enfrontava, eren la violació dels pactes vassallàtics concretats en els insults rebuts per ell i la seva esposa (per mal che Mir Arnall m·avia fait et dict a mi et a ma muler), el menyspreu a la seva esposa (Rancur-me quar desmentist ma mulier ante me e de las folias que li dexist davant me), l’establiment de pactes amb altres senyors sense el seu consentiment (E sso rancurós de Guilelm Arnal quar fed conveniencia de la mia onor ab suo fratre senes lo men consel), el desacatament de judicis (e fforon-ne judicis donads et aculids et Mir Arnall fer no·ls me volg), els robatoris (Rancur-me de I bou de Oliba d·Ares e no li vol redre. Rancur-me de I vaca de Guilelm Oler, no la vol redre.), el cobrament de rendes i serveis que no els corresponien (Et rancur-me de Mir Arnall de la casa de Botxera che s’a presa e m’a tolta et non debet abere nisi solum decimum), l’elecció de batlles sense llicència del seu senyor (He rancur-me de Mir Arnall quar d·altra guisa elegit baiulum en la onor de Guilelm Arnal sino con el o mannà), les violències (Et son rancurós de les toltes e de les forces que fa en la mea onor) i la manca de l’assistència obligada al senyor (Rancur-me’n de la cavalleria de Mir Guilabert qui no m·és servida).
Conclou el document dels Greuges confiant Guitart Isarn la seguretat de la seva esposa i del seu fill als seus homes i als seus batlles per tal que els protegeixin quan ell no hi sigui, tant en plets com en guerra, fins que llur dret els serà reconegut (per pled et per gera, tro lor dret los en sia exid.)


[Crónicas Anónimas del monasterio de Sahagún e Historia compostelana: o sea, hechos de d. Diego Gelmírez, primer arzobispo de Santiago  - Los hechos que siguen a las "Malditas e descomulgadas bodas" (1109) entre el rey Alfonso "el batallador" de Navarra y Aragón y la reina Urraca de León y Castilla, madre del príncipe Alfonso (futuro Alfonso VII de León y Castilla); guerra civil y revueltas urbanas o burguesas de las ciudades del Camino de Santiago, 1110-1117]:
Es poco cuanto se diga para ensalzar el interés que revisten estas narraciones, gracias á las cuales asistimos al nacimiento de la villa, á la llegada de los monjes de Cluni [sic, Cluny] traídos por Alfonso VI, y á la puebla, en su tiempo realizada, valiéndose de gentes extranjeras á las que se concedían grandes privilegios; á la otorgación de los primitivos Fueros y al auge del poder de la Abadía; á los primeros chispazos que anunciaron la lucha secular de los burgueses contra este poder; á la invasión de los aragoneses en el reinado de Alfonso I el Batallador- y á los pleitos sostenidos en el de Alfonso X de Castilla, todo ello sembrado de episodios, ora pintorescos, ora de acentuado carácter dramático, que cautivan la atención y proporcionan no pocas enseñanzas al historiador y al jurista; pero el mayor interés de las Crónicas consiste, sin duda alguna, en ofrecernos el proceso del concejo de Sahagún, cuyos períodos están determinados por las tres rebeliones de la villa, porque la primera de ellas significa el momento en que los pobladores de Sahagún, á quienes «se les prometieron garantías y ventajas excepcionales para hacerles venir de remotas tierras, se percatan de la inferior condición á que les redujo un Fuero como el de 1085, manifestación tardía de un sistema decadente en la época en que alboreaba el régimen municipal con todo el cortejo de sus libres privilegios; la segunda rebelión, la más formidable de todas ellas, corresponde al tiempo en que el concejo conquista sus derechos, y, una vez conquistados, procura y consigue el reconocimiento de su personalidad; y la tercera, en fin, que se desenvuelve en los días de Fernando III y en los primeros del reinado de Alfonso X, marca el comienzo de una nueva etapa en la que el Municipio, después de haber entrado en la vida legal, porfía por redimirse del señorío del abad para no acatar otro que el del Rey. [Boletín de la Real Academia de la Historia, 1919]
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Los acontecimientos narrados en la Historia Compostelana comienzan a recopilarse a partir de 1107, siete años después de que Diego Xelmírez fuese nombrado primer Arzobispo de la ciudad, época conocida como la primera edad de oro de Santiago. El contenido de la historia era, pues, muy favorable a la figura del arzobispo y su labor, pero también nos cuenta de primera mano cómo fue la edificación de la catedral, los problemas que tuvieron para construirla y algunos episodios importantes, como las revueltas populares que se iniciaron en la Compostela del siglo XII y que sirvieron para delimitar el poder en la Galicia feudal.
A principios del siglo XII, en la primavera de 1117, una turba de compostelanos prende fuego en el interior de la catedral que aún se encuentra en construcción. El arzobispo Gelmírez está escondido en dependencias cercanas y la reina Urraca ha podido escapar de un grupo de exaltados, aunque magullada y con la ropa echa jirones.
Los protagonistas del conflicto son tres: los monarcas, el obispo y los compostelanos. Durante estos años, el reino cristiano occidental se encuentra en un momento crítico: la reina Urraca se encuentra en Melide; su hijo, aún menor, Alfonso está en santiago al cuidado de la condesa doña Mayor, esposa del  Pedro Froiláz conde de Traba y ayo del rey Alfonso. El hijo de Urraca era el pretendiente apoyado por la nobleza gallega y por el obispo como futuro rey de Galicia, lejos de la influencia leonesa.
Urraca decide entonces apartar a su hijo Alfonso Raimúndez de la influencia de su tutor, para lo cual se dirige al frente de su ejército a Santiago y cerca la ciudad.
En este momento entra la intervención de los burgueses compostelanos. Un grupo de ellos se dirige a parlamentar con la reina, prometiendo ayuda para deponer al obispo y la entrega de la ciudad si las tropas se retiraban de las murallas de la ciudad. Otro grupo de compostelanos se acercó junto al obispo para pedirle que sacase de Santiago al rey niño. La reina, al ver que contaba con le apoyo de un grupo de compostelanos, decidió entrar con el ejército en la ciudad y obligó al obispo a refugiarse en una torre fortificada.
Ante esta situación , Gelmírez y el conde de Traba pactan una salida con Urraca y mientras se entrevistan con ella.
La situación social dentro de las murallas era volátil ya que entre los compostelanos las opiniones sobre el poder del obispo no siempre eran unánimes y tampoco se resolvían en las asambleas de corte popular y horizontal, llamadas germanitas, en contraposición a los concilium, de carácter vertical.
Las revueltas y motines eran bastante habituales durante la baja edad media.La influencia de Gelmírez dentro de la ciudad aminoraba, hasta el punto de que fueron los propios burgueses los que destruyeron parte de la catedral. Para recuperar su poder terrenal, había que buscar consenso con la reina Urraca, aliada de los burgueses de Santiago. Clero y nobleza acuerdan términos de paz y la reina ordena a los compostelanos que obedezcan de nuevo a Gelmírez.
Ante este repentino cambio de actitud, la población se amotina y en la revuelta popular Urraca fue rodeada, golpeada y en un barrizal fue desnudada, humillada y vejada y hasta se dice que alguien que estaba allí le tiró una piedra que le dio en la cara saltándole varios dientes y muelas. Tras huir, la reina sitió la ciudad hasta su rendición, sometiéndola posteriormente a una fuerte represión. [Historia Compostelana, un manual de prosperidad política medieval para Santiago, 29/12/2015]


[Fuero de Toledo, 1101 -derechouned-]:
La toma de Toledo por Alfonso VI en el 1085 llevó consigo la regulación del status jurídico de los diversos grupos de población. Así se distingue, el derecho de los moros, judíos y mozárabes por un lado y, de otro, el de castellanos y francos. Los clérigos obtienen, independientemente de su origen, un específico fuero eclesiástico con lo que quedan exentos de la jurisdicción secular rigiéndose por el derecho canónico.
Los moros y judíos mantuvieron su derecho y debió ser respetado aunque probablemente no fue escrito.
La población mozárabe recibió un estatuto que fijaba su condición jurídica si bien no supuso un régimen privilegiado salvo en lo relativo a regirse en cuestiones privadas por el Liber Iudiciorum. En cuanto al orden penal y de pleitos entre mozárabes y castellanos, cayeron bajo la regulación del derecho otorgado a estos últimos.
Para atraer a los castellanos procedentes de la región del Duero, Alfonso VI les concedió a finales del S XI una Carta Castellanorum que establece jurisdicción propia reconociéndoles numerosos privilegios. La Carta, ampliada en una segunda versión, fue aprovechada para la redacción del Fuero de Escalona.

Alfonso VI otorgó, por tanto, dos textos forales a Toledo con un doble sistema jurídico y una duplicidad de jurisdicciones. Fuero o Carta de los Castellanos de 1101 concedido a los castellanos que repoblaron Toledo. Y Fuero o carta a los mozárabes el 19 de marzo de 1101 en que concedía a los mozárabes, entre otras cosas, el derecho de regirse por el Fuero juzgo excepto en materia penal en cuyo caso aplicaría la Carta de los Castellanos.


[Guillermo Fatás, Alfonso I y ... (artículo en el centenario de la reconquista de Zaragoza) -los hechos, 1118-] :
... por el rey Batallador, un empeño de su linaje, fallido hasta 1118. La campaña fue compleja. Vinieron cruzados bearneses y bigordanos, con sus jefes Gastón y Céntulo, y el norteño Rotrou, conde de Perche. Nuestros abuelos, en similar ocasión (el VIII centenario, celebrado en 1918-1919), dejaron legados magníficos, incluida la colosal estatua del rey Alfonso que señorea el Parque, obra de José Bueno.
La conquista aragonesa de Zaragoza se evalúa mejor dentro de esta secuencia: Toledo es ganada en 1085, por Alfonso VI de León y Castilla; Zaragoza, en 1118; Lisboa en 1147, por Alfonso I de Portugal; Tortosa (1148) y Lérida (1149) por Ramón Berenguer IV, a punto de casar con la reina Petronila de Aragón. Así, el Tajo y el Ebro fueron, en poco más de sesenta años, las nuevas fronteras de la cristiandad occidental europea y tres de esas ciudades, poco después, eran las capitales de sendos reinos.
Alfonso I, «rey de aragoneses y pamploneses», contrajo unas ‘descomulgadas bodas’ con la reina Urraca de León y Castilla, en segundas nupcias de esta. Se llevaron a matar y no engendraron al heredero que habría unificado dinásticamente casi toda la cristiandad hispana. Todo fueron desavenencias y disgustos. Tantos que, recientemente, alguien ha aplicado la abusiva -por incomprobable- calidad de homosexual al monarca aragonés, quien más parece misógino que otra cosa.
Anulada la boda, la herencia de Urraca fue para un hijo de su primer enlace: Alfonso VII, que se proclamó ‘emperador’ de Hispania, como lo había hecho antes -con más motivo- su padrastro aragonés. Muerto este, su hermano y sucesor, el rey monje Ramiro, repudiado por los navarros, se vio forzado a un cierto vasallaje, pues la Saraqusta taifal había sido tributaria del rey castellanoleonés y Alfonso VII, deseoso de mantener esa preeminencia, se llegó a la ciudad, pacíficamente, pero con tropas a las que Ramiro no podía oponer resistencia útil.
El inesperado rey Ramiro era un monje vocacional. Monje, pero no manso, como no lo fueron tantos clérigos beligerantes contra los ‘infieles’. Ramiro se vio en el deber de casarse («y no por lujuria de la carne, sino por la restauración de la estirpe», según hizo constar). Gravoso deber. En medio de serias dificultades y tensiones internas, la Zaragoza recién conquistada adquirió valor simbólico: Alfonso VII requirió del Monje una muestra de sumisión, un acto de «fidelidad personal, sin apenas efectos reales» (Sesma). En el verano de 1136, Ramiro pactó con Alfonso la recuperación plena de Zaragoza, pero una vez que este hubiera muerto.
Zaragoza y su amplia jurisdicción formaban el ‘regnum Caesaraugustanum’. Este ‘regnum’ era distinto del de Aragón. No formaba parte del tronco antiguo y era un reino en sí, tomado a los moros, como conquista personal (‘acapto’), no heredada, de Alfonso I.
El Concejo y Alfonso I
La fugaz hegemonía leonesa sobre el ‘regnum Caesaraugustanum’ explica el león heráldico de Zaragoza, trasplante del león ‘imperial’ que variaría del color púrpura al rojo. Admiten este origen Ángel San Vicente y Guillermo Redondo (de la muerte del cual hizo el viernes cuatro años), que ya postuló en el siglo XVI Jerónimo Blancas, el sucesor del gran Jerónimo Zurita.
La necesidad de atraer pobladores a la urbe amurallada (y fronteriza, no se olvide) llevó al rey Alfonso a ser clemente con los musulmanes y a conceder a los zaragozanos ventajas y exenciones fiscales, monopolios de pastos y cursos de agua, licencias para explotar baldíos, bosques y canteras, permisos de pesca y franquicias para exportar e importar mercaderías.
Así, los zaragozanos fueron pronto una comunidad vigorosa, dotada de beneficios envidiables y alto nivel de autogobierno: no se les podía juzgar fuera de su ciudad y esta podía tomarse la justicia por su mano si se lesionaban sus derechos, imponiendo penas severas e inapelables. A lo largo de 1118 y 1119 se instauró lo que podría llamarse el germen del ayuntamiento: veinte vecinos, designados «entre los mejores», se ocuparían de aplicar estos fueros, pronto famosos.
La Real Academia de la Historia (RAH) -a través de José Ángel Sesma, su único numerario aragonés- convocó a seis conferenciantes en torno al IX centenario de la conquista de Zaragoza . Sus textos (accesibles en el portal de la RAH) se han reunido en el reciente libro ‘Ciudades y frontera en el siglo XII hispánico’. Al revés que la RAH, el gobierno de Zaragoza prefirió en el bienio 2018-2019 (la ciudad se rindió en diciembre) olvidar su propio origen y la raíz de su capitalidad, que afectó a Aragón, primero, y a su Corona, además, puesto que en Zaragoza, y solo en ella, debían coronarse sus soberanos.


[Dos textos musulmanes sobre Alfonso el Batallador (en Claudo Sánchez Albornoz, La España Musulmana, recogidos en Narbaitz) - I. El llamamiento de los mozárabes... (1125-1126) (Ibn Al-Jatib, Kitab Amal Al-Alam y anónimo, Hubal Al-Mawchiyya) - II. La batalla de Fraga (21 de octubre 1134) (Ibn Al-Athir, Kamil fi-I-Tarif)]


[Contrato de esponsales entre la princesa Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, 1127, recogido en el Líber Feudorum Maior]:
En nombre de Dios. Yo Ramiro, por la gracia de Dios rey de Aragón, te doy a ti Ramón, conde de Barcelona y marqués, mi hija por mujer junto con todo el reino de Aragón, íntegramente, tal como mi padre. Sancho, rey, y mis hermanos, Pedro y Alfonso, lo tuvieron y retuvieron (...) respetando los derechos y costumbres que mi padre Sancho y mi hermano Pedro tuvieron en su reino. Y te encomiendo a ti todos los hombres del mencionado reino con homenaje y juramento a fin de que te sean fieles en todo el mencionado reino y en todos los lugares pertenecientes al mismo, salvada la fidelidad debida a mí y a mi hija. También, todas estas cosas antedichas yo el mencionado rey Ramiro te las hago de tal manera a ti. Ramón, conde de Barcelona y marqués, que, si mi hija falleciera prematuramente, y tú aún vivieras, tengas la donación del mencionado reino de manera libre o inmutable sin ningún impedimento después de mi muerte (...). Y yo el antes mencionado rey Ramiro seré rey, señor y padre en el mencionado reino y en todos sus condados hasta que a mí me plazca. Lo cual se hizo el III de las idus de agosto en el año 1127 de la Encarnación del Señor (...) reinando el mencionado rey Ramiro.


[Donación de Petronila a Alfonso II, 1174, según el Liber Feudorum Maior -en iesmardearagon-]:
Sigue instrumento de donación que hizo la noble reina Petronila después de la muerte del ilustrísimo conde de Barcelona y príncipe de Aragón, su marido, a su venerable hijo Alfonso, rey de Aragón y conde de Barcelona, sobre el reino de Aragón.
Yo, Petronila, por la gracia de Dios, reina de Aragón y condesa de Barcelona, mujer que fui del venerable Raimundo Berenguer, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, con gustoso ánimo, prontísima voluntad, con el consejo y consenso y providencia de otros magnates tanto aragoneses como barceloneses, te doy, a tí, mi dilecto hijo Alfonso, rey de Aragón y conde de Barcelona, que en el testamento de mi marido eras llamado Raimundo, y a todos tus sucesores, todo el reino de Aragón íntegramente, sus ciudades y fortalezas, villas, iglesias y monasterios, con todos los términos y posesiones y pertenencias que corresponden al mencionado reino de Aragón o deben pertenecer de algún modo, así como mejor tuvieron el reino de Aragón en otro tiempo mi abuelo y mi bisabuelo.
Y para que esta donación sea tenida firme y estable a perpetuidad, confirmo con mi propia mano y concedo ordenación del testamento de mi marido y su última voluntad, así como el mismo marido, tu padre, ordenó y estableció en dicho testamento de todo el antedicho reino y de las demás cosas [...]. Si muriese sin descendencia legítima se seguirá el orden fijado en el testamento de mi marido, tu padre, entre tus otros hermanos.
Hecho esto en Barcelona XIIII calendas de julio año de la encarnación del Señor MCLXXIIII


[Fuero de Calatayud concedido por Alfonso I el Batallador, 1131]:
Todos los pobladores que vengan a poblar Calatayud queden absueltos y libres de todas las deudas que hayan contraído, de las caloñas y daños que pesaren sobre ellos, vengan del rey o de cualquier otro hombre; y dondequiera que tuvieren heredades o haberes, ténganlo todo a salvo y sin trabas, libre y franco para venderlo, donarlo y gravarlo a quienes ellos quieran (...).
El vecino de Calatayud que pueda tener hombres en su solar, cristianos, moros o judíos, sea responsable ante sí y ante cualquier otro señor (...).
Elija el Concejo el juez que quisiere y esté a su cargo un año; después haga el Concejo como le plazca (...).
Ningún vecino de Calatayud pague lezda (peajes) en tierra del rey, y el que se la arrancare a la fuerza pague mil maravedíes, en tres partes.
más extenso en "artesonado"


[Chronica Adefonsi imperatoris, Coronación imperial de Alfonso VII durante el Concilio de León, 26 de mayo de 1135]:
En el año 1135, fijó el rey la fecha de celebrar concilio en la ciudad regia de León, en 26 de mayo, en la solemnidad de Pentecostés, congregando a los arzobispos, obispos y abades, condes y príncipes, jefes militares y jueces de todo el reino. En el día señalado, se reunió el rey con su esposa, doña Berenguela, su hermana la infanta doña Sancha; con ellos, el rey García de los Pamplonicas. Obedientes a la indicación real, todos acudieron a León. Se congregó también un gran número de monjes y clérigos y una inmensa muchedumbre del pueblo llano, deseosos de ver y de escuchar o de predicar la palabra divina.
En el primer día del concilio tanto las clases altas como las más populares se congregaron con su rey en la iglesia de Santa María y allí discutieron lo que se dignó inspirarles, en su bondad, Nuestro Señor Jesucristo, para la salvación de las almas de los fieles cristianos. Al día siguiente, que coincidía con la venida de del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, arzobispos, obispos, abades, nobles y plebeyos y todo el pueblo, se congregaron nuevamente en la iglesia de Santa María con el rey García y con la infanta doña Sancha. Por inspiración divina se propusieron entronizar como emperador al rey Alfonso, en atención a que el rey Zafadola de los Sarracenos, el conde de Barcelona, el conde Alfonso de Tolosa y muchos condes y duques de Gascuña y de Francia le habían prometido vasallaje. Cubrieron al rey con un manto muy rico, bordado exquisitamente; impusieron sobre su cabeza una corona de oro puro y piedras preciosas; le colocaron entre las manos el cetro. El rey García le sostenía el brazo derecho y el obispo de León, don Arias, el izquierdo y, entre obispos y abades, lo llevaron al altar de Santa María entonando el “Te Deum laudamus” y aclamándole con vivas a Alfonso Emperador. En el altar le bendijeron y celebraron la misa con rito festivo. Terminada la ceremonia cada uno regresó a su alojamiento.


[Bufurdium o torneo de Arcos de Valdevez, 1141 -Chronicum Lusitanum-]:
Per idem tempus Imperator D. Alfonsus filius Comitis Raymundi, & Reginae Donnae Orracae filiae Imperatoris magni D. Alfonsi, coadunato omni exercitu de Castella, & de Gallecia, voluit intrare Regnum Portugalliae, & venerunt usque ad locum qui dicitur Valdevez; sed Rex de Portugal D. Alfonsus occurrit ei cum exercitu suo, & obsedit iter, per quod ille venire volebat, fixitque tentoria sua, isti ex hac parte, & illi ex altera parte, cumque veniret aliquis ex parte Imperatoris ad ludendum, quod populares dicunt Bufurdium, statim egrediebantur ex parte Regis Portugallis occurrentes eis, & ludentes cum eis, qui in exercitu comprehenderunt Fernandum Furtado fratrem Imperatoris, & Consulem Pontium de Cabreira, Veremundum Petri, & Varella filium de Fernando Joannis germanum de Pelagio Curvo, & Rodericum Fernandi patrem de Fernando Roderici, & Martinum Kabra consobrinum Consulis D. Pontii, & alios multos, qui cum eis venerant.


[Frase del Corán que usaba Ibn Túmart "el Mahdi" y los almohades como lema, siglo XII]:
¡Que constituyáis una comunidad que llame al bien, ordenando lo que está bien y prohibiendo lo que está mal! Quienes obren así serán los que prosperen.



[Carta puebla de Lérida, 1150]:
Sea conocido por todos que yo Ramón [Berenguer IV] conde de Barcelona, príncipe de Aragón y marqués de Lérida y Tortosa, y yo Ermengol, conde de Urgell, que poseo a Lérida de manos del conde de Barcelona, damos a vosotros todos los pobladores y habitantes o residentes de la ciudad de Lérida, así presentes como futuros, las casas y patios y huertos y fincas, y toda la ciudad de Lérida, así construida como destruida, dentro y fuera de los muros para que en ella habitéis y la pobléis y edifiquéis casas. También os damos todo el territorio de la ciudad de Lérida así cultivado como yermo, con todos sus términos y pertenencias y todas sus entradas y salidas para que allí tengáis vuestras casas y vuestras heredades [...] Os damos también los prados y pastos, fuentes y aguas, bosques y leñas, y la caza, el llano y el monte para todos vuestros usos y apacentar y conducir todos vuestros rebaños. O concedemos también a todos que, en lo sucesivo, no paguéis en la ciudad de Lérida y su término lezda ni ningún usatge y que ninguna persona a ello os requiera perpetuamente. [...] Y que en lo sucesivo seáis francos, libres y seguros con todas vuestras posesiones y heredades sin otra retención que aquí no hacemos , salva la felicidad y recta justicia solamente que aquí nos reservamos, las cuales fidelidad y justicia tendréis y observareis así, tal y como se halla escrito y constituido a continuación. Primero el modo de instituir y observar la justicia es este. Si alguno desenvainare el cuchillo o espada o lanza contra otro amenazándole e irritándole, o entregue a la curia 60 sueldos o pierda una mano. El que prendiere a u ladrón robando su propiedad reténgale hasta que recupere sus bienes y luego entréguenlo a la justicia de la curia. [...] Empero en todas las injusticias y en todos los perjuicios que ocurrieren entre los habitantes de Lérida, los prohombres de Lérida, tengan facultad para pacificarlas y componerlas si quisiesen antes de que ellas se adjure querella ante la curia [...] Y nos los prescritos Condes de Barcelona y de Urgell convenimos con vosotros todos lo habitantes de Lérida en mantener firmemente y cumplir de buena fe todo lo arriba escrito [...]. E igualmente nosotros, todos los pobladores y residentes en la ciudad e Lérida, de mano mayor y menor, convenimos con vosotros nuestros señores Ramón, conde de Barcelona, y Ermengol, conde de Urgell, que de este día en adelante os seremos fieles en todos vuestros derechos y justicias [....]


[Privilegio de la Orden de Santiago, 1181]:

En el nombre de nuestro señor Jesucristo. Es condición de reyes católicos amar y venerar tanto los lugares sagrados como a las personas religiosas, enriqueciéndolos y engrandeciéndolos con magníficos donativos y generosos beneficios para conseguir, mediante donaciones temporales, el premio de una eterna compensación. Por esta razón yo Rey Don Fernando [II], junto con mi hijo el Rey Don Alfonso [IX], sabiendo que la Orden Militar de Santiago, creada específicamente para contener la arrogancia de los enemigos de la Cruz de Cristo y para extender la gloria del nombre de Cristo por Hispania, tuvo sus orígenes dentro de mi reino, y viendo que Vos, Pedro Fernández, maestre de esta orden militar, y vuestros hermanos todavía no tenéis un lugar que sirva de sede capitular y casa central […] os hacemos carta de donación de las tierras de Valduerna y Villafáfila para la casa que ha de ser la sede capitular de vuestra orden dentro de mi reino y que poseeréis a perpetuidad tanto vos, maestre Pedro Fernández, y vuestros hermanos como vuestros sucesores.


[Cortes de León, 1188]:
En el nombre de Dios. Yo don Alfonso, rey de León y de Galicia, habiendo celebrado curia en León, con el arzobispo y los obispos y los magnates de mi reino y con los ciudadanos elegidos de cada una de las ciudades, establecí y confirmé bajo juramento que a todos los de mi reino, tanto clérigos como laicos, les respetaría las buenas costumbres que tienen establecidas por mis antecesores.
Dispuse y juré que si alguien me hiciera o presentara delación de alguno, sin tardanza daré a conocer el delator al delatado; y si no pudiere probar la delación que hizo en mi curia, sufra la pena que debiera sufrir el delatado, en caso de que la delación hubiere sido probada.
Juré también que, por la delación que se me haga de alguien o por mal que se diga de él, nunca le causaré mal o daño en su persona o bienes, hasta citarlo por carta para que responda ante la justicia en mi curia en la forma que mi curia mande; y si no se probare, el que hizo la delación sufra la pena sobredicha y pague, además, los gastos que hizo el delatado en ir y volver.
Prometí también que no haré guerra ni paz ni pacto a no ser con el consejo de los obispos, nobles y hombres buenos, por cuyo consejo debo regirme.
Establecí también que ni yo ni otro de mi reino destruya o invada la casa o tale las viñas y los árboles de otro, más el que recibe agravio de alguien, que me presente a mí la queja o al señor de la tierra o a los justicias nombrados por mí o por el obispo o por el señor de la tierra; y si el que es objeto de queja quisiera presentar fiador o dar prendas en garantía de que estará a derecho conforme a su fuero, no sufra daño alguno; y si no quisiere hacerlo, el señor de la tierra y los justicias le obliguen, como es justo; y si el señor de la tierra o los justicias no quisieren hacerlo, presénteme denuncia con el testimonio del obispo y de los hombres buenos, y yo le haré justicia.
Prohíbo también firmemente que ninguno lleve a cabo asonadas en mi reino, sino que demande justicia ante mí, según se ha dicho más arriba. Y si alguien hiciere asonada [pague] un daño doble del que me haya causado a mí; y pierda mi benevolencia, beneficio y tierra si de mi parte poseyera alguna.
Establecí también que ninguno se atreva a ocupar violentamente cosa alguna ya sea mueble o inmueble que estuviere en posesión de otro. Y si esto hiciere, restituya el doble al que sufrió violencia.
Establecí también que ninguno prende a no ser por medio de los justicias o los alcaldes puestos por mi; y ellos y los señores de la tierra hagan cumplir fielmente el derecho en las ciudades y en los alfoces a los que lo buscan. Y si alguien prendare de otra forma sea castigado como violento invasor. Del mismo modo [sea castigado] quien prendase bueyes o vacas destinadas a la labranza, o lo que el aldeano tuviese consigo en el campo, o a la persona del aldeano. Y si alguien prendase o se apoderase de las cosas, como queda dicho, sea castigado y además excomulgado. Y quien negare haber actuado con violencia para evitar dicha pena, presente fiador de acuerdo con el fuero y las antiguas costumbres de su tierra, y en seguida indáguese si cometió violencia o no, y según los resultados de la investigación quede obligado a satisfacer con la fianza dada. Los pesquisidores, sin embargo, lo sean o por consentimiento del acusador y de su acusado, o si estos no llegasen a un acuerdo sean de aquellos que nombrasteis al frente de las tierras. Si pusieran para hacer justicias por consentimiento de los hombres precitados a los justicias y a los alcaldes o a los que tienen mi tierra, los tales deben tener sellos, por medio de los cuales citen a los hombres para que acudan a responder a las demandas de sus querellantes, y por medio de ellos me den testimonio sobre qué quejas de los hombres son verdaderas o no.
...
Juré también que ni yo ni otro cualquiera entre por la fuerza en casa de otro o le haga algún daño en ella o en sus bienes; y si lo hiciese, pague al dueño de la casa el doble de su valor y además al señor de la tierra nueve veces el daño causado, si no prometiera satisfacer, según está escrito. Y si acaso matase al [el] dueño o la dueña o alguno de los que les ayudaren a defender su casa matase a alguien de aquéllos, no sea castigado como homicida y del daño que le causase nunca quede obligado a responder.
Y establecí que si alguno quisiere hacer justicia a alguna persona que tuviera agravio de él, y el agraviado no quisiera recibir de él justicia, según lo dicho anteriormente, no le haga ningún daño; y si lo hiciera, pague el doble, y si además acaso le matare, sea declarado alevoso.
Establecí también que si alguien por casualidad vagase de una ciudad a otra o de una villa a otra o de una tierra a otra y alguno con sello viniere de justicias a justicias de aquella tierra para que lo detengan y hagan de él justicia, inmediatamente y sin dilación no duden en detenerlo y hacer justicia. Y si no lo hicieren los justicias, sufran la pena que debiera sufrir el malhechor.
Prohíbo además que ningún hombre que posea bienes por los que me paga foro los entregue a ningún establecimiento eclesiástico.
Ordené también que nadie acuda a juicio a mi curia ni al juicio de León a no ser por aquellas causas por las que debe irse según sus propios fueros.
También prometieron todos los obispos, y todos los caballeros y los ciudadanos confirmaron con juramento, ser fieles en mi consejo, a fin de mantener la justicia y conservar la paz en mi reino.


[Mariano Rajoy, Carta abierta a los leoneses, 17 de noviembre de 2017, usa, sin citar, muchos de los elementos del vídeo de Jauan Pedro Aparicio y Álvaro del Amo, León, cuna del parlamentarismo, 2010]: Mi patria, como la vuestra, es España. Y, como a vosotros, nada me enorgullece más que poder hablar bien de España. ¡Hay tantos motivos! Uno de ellos fue la oportunidad de promover ante la Unesco, en 2012, en la primera Legislatura como presidente del Gobierno, la candidatura de los ‘Decreta’ de León de 1188 como el documento más antiguo del sistema parlamentario de occidente, su cuna en el sentido primigenio del término.  La Unesco incorporó los ‘Decreta’ en la Memoria del Mundo en 2013 como prueba documental del sistema parlamentario más antiguo que se conozca. Este hito histórico se sumó a la larga lista de aportaciones de León a la Historia, el patrimonio y la cultura de España. Que León sea «Cuna del Parlamentarismo» es motivo de legítimo orgullo para los leoneses y para todos los españoles.

Así lo había dejado escrito, con décadas de antelación, don Claudio Sánchez-Albornoz: «En este año inolvidable de 1188, un rey Alfonso otorgó lo que podríamos llamar la Carta Magna española, anterior en varios siglos a la inglesa. La Carta Magna leonesa se dirigía a un pueblo que no conocía el régimen feudal, articulado en grandes municipios libres, y que fue por ello más liberal y democrática que la de Juan Sin Tierra».

Ese rey Alfonso era un entonces jovencísimo Alfonso IX que, en sus 42 años de reinado, fundó la Universidad de Salamanca, que vinculó a Santiago, y la ciudad de La Coruña; otorgó fuero a Tui y a Llanes; conquistó Cáceres, Mérida y Badajoz; reunió a las Cortes en Benavente en 1202… pero tuvo un reinado no exento de dificultades, con riesgo reiterado de excomunión y entredicho. Sé que el carácter abierto, afable e inclusivo de todos los leoneses me evitará la condena de excomunión o entredicho en esta ocasión.

El próximo año viajaré en AVE a León. Cuando, el 29 de septiembre de 2015, llegó a vuestra ciudad el AVE, recordé cómo era el León de mi infancia, y sentí, como español, un legítimo orgullo. León es historia de España, y es un presente cargado de futuro. La llegada del AVE permitió la explosión de León como destino turístico; este año que ahora acaba estáis conmemorando el milenario del Fuero de León, y podré acompañaros en el arranque del año de la celebración del bimilenario de su fundación romana. En 2018, además, León será Capital de la Gastronomía más prestigiosa del mundo, que es la española. Y seguiremos trabajando para concluir las obras del AVE a Galicia y Asturias, lo que terminará de convertir a León en el gran centro logístico del oeste. Ya sois referente en biotecnología, en ciberseguridad y en modernas tecnologías de la comunicación. Y habéis sabido conjugar esa modernización con el cuidado al sector agroalimentario en una oferta productiva equilibrada y sostenible.

En las últimas décadas, León y España han dado un salto enorme hasta situarnos entre las grandes naciones del mundo, entre las grandes democracias del planeta. Y una gran democracia debe rendir siempre honor a sus primeros esfuerzos por asentar en la ley la convivencia de sus gentes. Eso fue, precisamente, lo que hicieron los ‘Decreta’, con esbozos muy definidos de lo que hoy son derechos fundamentales de los ciudadanos, como la defensa de la inviolabilidad del domicilio o la sujeción de todos a la ley. Porque sabemos que la democracia merece ese nombre cuando somete a todos al imperio de la ley, al Estado de derecho.


[Fuero de Cuenca, 1190]:
El fuero de Cuenca es el más importante de nuestros fueros medievales y fue otorgado por Alfonso VIII en torno a 1190. En virtud de su fecha, volumen y perfección dio lugar a una importante familia de Fueros basados en este modelo y otorgados a otras localidades de Castilla, Aragón y Portugal.
https://derechouned.com/historia/edad-media/9626-las-areas-de-fueros-de-la-edad-media


[Batalla de Las Navas de Tolosa, 1212]:
http://socialesmoriles.blogspot.com/2012/01/tema-5-2-batalla-de-las-navas-de-tolosa.html (Rodrigo Jiménez de Rada, De Rebus Hispaniae, 1243)
http://socialesmoriles.blogspot.com/2012/01/tema-5-2-batalla-de-las-navas-de-tolosa.html (fuentes secundarias literarias)
 Jiménez de Rada es un claro ejemplo de esta disparidad de cifras entre vencedores y vencidos, ya que señala que de los musulmanes murieron doscientos mil, mientras que de los cristianos sólo murieron veinticinco. ... como recogen los textos cristianos y musulmanes, la gran mayoría de muertos se produjo, no en la batalla en sí, sino una vez esta término, tanto en el campo de batalla, donde se dio muerte a los heridos musulmanes que allí se encontraron, como en la persecución de los que huían en desbandada, que fueron perseguidos hasta bien avanzada la noche por las tropas cristianas. El botín conseguido por el ejército cristiano, especialmente con la ocupación del campamento musulmán, fue enorme, obteniendo gran cantidad de oro, plata, joyas, telas preciosas, y todo tipo de armas y animales, entre los que se encontraban diferentes tipos de animales de carga, incluidos camellos, animales de guerra y todo tipo de animales de carne. Tras descansar dos días en el campamento musulmán, el ejército cristiano se puso en marcha, haciéndose con algunas fortalezas de la sierra, como los castillos de Losa o de Ferral, llegando a la ciudad de Úbeda, que encontraron abandonada, siguiendo hasta Baeza, en donde se habían refugiado los musulmanes de la región y parte de los supervivientes de la batalla de las Navas. Inmediatamente fue cercada, y aunque se ofreció una gran cantidad de dinero por su rendición, cosa que agradaba a algunos magnates del ejercito cristiano, no se aceptó, y la ciudad, aunque sin resistencia, fue conquistada, siendo arrasada en su totalidad, y sus habitantes capturados y hechos esclavos. Poco duró la campaña, pues al poco de la conquista de Baeza fueron apareciendo epidemias en el ejército cristiano, por lo que se tomó la determinación de que se disolviese el ejército cristiano y sus componentes volvieron a sus tierras, en su gran mayoría cargados de un espléndido botín, en especial los reyes Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. (Federico Gallegos, La batalla de las Navas de Tolosa, 2012).
El Príncipe de Viana, en su crónica escrita mediado el siglo XV, proporciona la versión de la leyenda que en adelante se consolidará. Según su descripción de la batalla de Las Navas, el recinto del califa almohade habría estado protegido por “gruessas cadenas de fierro” que unían hasta tres mil camellos. Tras la victoria, el soberano navarro habría tomado “el dicho cadenado de los gamellos e las tiendas, e conquistó las cadenas por armas”. De este modo, el carbunclo con botones o esferillas [el escudo real] fue interpretado hace más de quinientos años como un poco lógico entrelazamiento radial y perimetral de eslabones de una cadena de oro. El relato legendario se apoyaba en los fragmentos de gruesas cadenas que, también según noticias tardías, habrían recibido de manos de Sancho el Fuerte varios santuarios navarros en recuerdo de la victoria. De ahí procederían las que en 1910 poseía la Diputación Foral y de ahí igualmente las que todavía hoy se exponen en Roncesvalles. La identificación del emblema de Navarra con las cadenas ganadas por Sancho VII fue reiterada durante siglos por cronistas e historiadores, quedando firmemente asentada en el imaginario colectivo. Frente a la leyenda, gloriosa pero falaz, la historia real del escudo está plasmada en los capiteles tudelanos. Sin duda carece del poder de evocar hazañas pasadas, pero posee otras virtudes, como hacernos reflexionar sobre la simplicidad, el error o en ocasiones la mentira con que están construidos muchos argumentos falsamente históricos que apelan al sentimiento olvidando la razón. (Javier Martínez de Aguirre, Así llegaron las 'cadenas' al escudo y la bandera de Navarra, 2015).


[El milagro de San Isidro que ayudó al rey a ganar la batalla de las Navas de Tolosa - Cuenta la leyenda que Alfonso VIII regaló el arca donde está enterrado al reconocerle como el pastor que le permitió derrotar a los almohades, ABC, 2014]:
El arca de San Isidro se encuentra en el interior de la catedral de la Almudena. Muy pocos conocen la leyenda del origen de esta obra de arte, donación de Alfonso VIII. Resulta que uno de los 438 milagros más conocidos admitidos por la Santa Sede para la canonización del santo es el de la batalla de las Navas de Tolosa.
Según la tradición, el santo se apareció a Alfonso VIII en forma de pastor para guiar a las tropas del rey sin ser vistos por los almohades y poder atacarles por sorpresa. Era el 16 de julio de 1212. Los cristianos, después de vencer en la famosa batalla, buscaron al pastor para agradecerle su ayuda, pero no lo encontraron.

Cuando Alfonso VIII pasó por Madrid y visitó la iglesia de San Andrés, al ver el cuerpo incorrupto del santo le reconoció y exclamó: «Este es el pastor que nos enseñó el camino y nos llevó a la victoria». En agradecimiento regaló un arca de madera recubierta con pinturas alusivas a la vida de San Isidro destinada a albergar el cuerpo del santo. El arca se apoyaba sobre tres leones de piedra dorados.


[Batalla de Muret, 1213, en la Canço de la Cruzada de Guillermo de Tudela (poema occitano)]:
El bos reis d’Arago, cant les ag perceubutz, / Ab petit companhos es vas lor atendutz; / E l'ome de Tolosa son tuit corregutz, / Que anc ni coma ni mis non fon de ren creütz; / E anc non saubon mot trois Frances son vengutz / E van trastuit en le on fo.l reis conogutz. / E el escrida: “Eu sois reis!” mas no i es estendutz / E fo sí malament e nafratz e ferutz / Que par meje la terre s ‘es lo sancs espandutz / E lores cazec mortz equi totz estendutz. / E l’autri cant o viro, teno.s per deceubutz, / Qui fug sa, qui fug la: us no s’es defendutz..., [en castellano moderno]: El buen rey de Aragón, cuando les ha apercibido, Con pocos compañeros se va hacia ellos; Y los hombres de Tolosa allí todos han corrido, Que ninguno ni el conde ni el rey no son creídos [obedecidos]; Y ninguno sabe nada hasta que los franceses han llegado, Y ven todos juntos hasta donde es el rey reconocido. Él gritó: “iSoy el Rey!”pero no es oído. Y ft,e tan malamente golpeado y herido Que en medio de le tierra la sangre se ha esparcido; Y entonces cae muerto aquí todo extendido. Y los otros, cuando lo vieron, por traicionados [son]tenidos; Quien huye de acá quien huye de allá: ninguno se ha defendido...
[El error mortal de Pedro II en Muret (Historia y Vida-La Vanguardia)]Las consecuencias derivadas de la batalla fueron trascendentales. La represión de la herejía cátara fue imparable, y durante déca­das Occitania se vio envuelta en una marea de sangre y fuego hasta el ani­quilamiento de la última resistencia en 1244. Al mismo tiempo, la expan­sión francesa hacia el sur, en gran parte gracias al decisivo apoyo del papa Inocencio III y su sucesor, Hono­rio III, sería ya irreversible. El reino de Aragón estuvo sin rey algún tiempo, hasta que, en 1218, con solo diez años, las Cortes de Léri­da declararon la mayoría de edad del heredero. El rey Jaime I se vio obli­gado a reorientar su política exterior. Las nuevas vías de expansión de la Corona iban a ser la zona musulmana de la península ibérica, por un lado, y el Mediterráneo, por otro. Por esta razón, la Corona de Aragón tuvo que competir con Castilla en la península y con los estados italianos en el este. 


[Ibn ´Amira al-Mahzumi, Kitab Tanh Mayurqa, en La conquista de Mallorca contada por los vencidos (I), 2015 -los hechos, 1227-1229-]:
Hasta hace seis años no se conocía ningún relato de la conquista de Mallorca por el rey Jaime I desde el punto de vista de los vencidos, los musulmanes que vivieron intramuros el asedio de Madina Mayurqa-
Seguramente, la conquista de Mallorca por parte de Jaime I y sus huestes sea uno de los capítulos más conocidos de la historia insular. Tradicionalmente, durante siglos, se ha recurrido a las cuatro grandes crónicas catalanas –especialmente el Llibre dels fets– para documentar y recordar la gesta de la fundación del reino. Ahora bien, no se conocía ninguna noticia ni ningún relato de lo ocurrido según la visión de los vencidos: los mayurquines, aquellos musulmanes que vivieron intramuros el asedio de Madina Mayurqa.
Se tuvo que esperar hasta el año 2008 para descubrir una crónica árabe de la conquista de Mallorca: Kitab Tanh Mayurqa, escrita en Rabat pocos años después de la Conquista por Ibn ´Amira al-Mahzumi (1186-1269), un funcionario y escritor musulmán de la época. Fue el profesor Muhammad ben Ma´mar que descubrió una copia manuscrita de la crónica en una biblioteca particular de Tinduf. Tal como recuerda el propio profesor Ben Ma´mar esta situación, por desgracia, no es nada extraña: "Es conocido que los manuscritos árabes conservados en los países del Occidente islámico han sufrido, a lo largo de su prolongada historia, la desgracia de su pérdida [€]. Las personas cultas de esos lugares han guardado un gran número de libros de diferente tipo [€], la mayoría de los cuales se encuentra en un depósito o reserva de archivo; libros que, por ahora, se conservan sin inventariar, aunque se mantiene la firme esperanza de encontrarlos algún día. Este es, pues, un manuscrito [la crónica árabe de la conquista de Mallorca] que ha conservado para todos nosotros la familia de los Bul´amas".
Tras acceder a la crónica, Ben Ma´mar la transcribió y estudió. Más tarde, esa transcripción y estudio fueron traducidos al catalán por Nicolau Roser y Guillem Rosselló-Bordoy, lo que permitió su publicación en Mallorca. Como se ve ha sido un largo recorrido, pero que sin duda ha valido la pena.
Gracias a este hallazgo ahora conocemos lo que vivieron y sintieron aquellos ´mayurquines´ protagonistas de los fatídicos últimos meses del año 1229 y de los primeros de 1230. Recordemos los hechos a partir de la crónica de Ibn ´Amira.
Tras la gran derrota de las Navas de Tolosa (1212) el poder almohade se fue desintegrando. Fue en esos momentos que el valí de Mayurqa, Abu Yahya, aprovechó esta situación para gobernar la isla como un estado independiente. Además, un año más tarde, tras la inesperada derrota y muerte de Pedro el Católico en la batalla de Muret (1213), los musulmanes de al-Andalus oriental en general, y de las Balears en particular, tuvieron un respiro, disfrutando de un período de tranquilidad nada desdeñable. El motivo de ello fue el escenario de descontrol en que se encontró la corona de Aragón al quedar sin rey. Jaime I (1208-1276), heredero de la corona, todavía era un niño y esta situación fue aprovechada por la nobleza que se enconó en un enfrentamiento por el poder político que les mantuvo entretenidos en luchas internas durante años.
Siguiendo siempre el relato de Ibn ´Amira, el valí de Mayurqa, Abu Yahya, tenía un gran defecto: la avaricia. Tanto es así que pudo ser esa tara, años más tarde, el motivo de su derrota frente a las tropas de Jaime I, pues se negó "a aceptar el plan de defensa de la ciudad que le propusieron durante el asedio, debido a su avaricia y el temor de tener que gastar demasiado dinero". Ahora bien, a pesar de este hecho, cabe decir que durante su mandato tuvo una buena conducta a la hora de gobernar y pudo disfrutar de varios años de paz y tranquilidad.
Fue a partir de 1227 –cuando Jaime I ya había sometido a sus nobles– que el valí y sus consejeros detectaron la intención de los catalanes de ocupar el archipiélago. Ante esta amenaza, Abu Yahya ordenó fletar una tarida (nave de transporte) para ir a Eivissa a buscar la preciada leña de sabina que allí crece, con la intención de construir con ella resistentes naves de guerra. Cuando el barco de carga ya estaba fondeado en Eivissa, unos mercaderes catalanes se enteraron del plan del valí de Mallorca y enseguida enviaron un mensaje a las costas de Tortosa. Desde la costa catalana, no tardaron en enviar una expedición marítima para interceptar el valioso contenido del mercante mallorquín. Las naves se encontraron en el canal entre Eivissa y Mallorca, los catalanes abordaron y capturaron la nave apoderándose de la codiciada leña de sabina. El valí, al enterarse de la captura montó en cólera y se dirigió al rey Jaime I exigiéndole, bajo la amenaza de fuertes represalias, la devolución de la tarida. Fue el inicio de una serie de ataques a naves cristianas, tanto catalanas como genovesas. Un grave error según el propio Ibn ´Amira, pues Abu Yahya "no sabía que, en algunas ocasiones, el orgullo lleva a la humillación; y que a veces una sola palabra es capaz de provocar una guerra sin fin".
Así fue, pues los mercaderes catalanes empezaron a instigar al rey para que se apoderase de las Illes Balears. Y fue entonces que Jaime I, que veía tres razones para intentar la conquista: entretener a los nobles; saciar a los mercaderes que codiciaban el gran botín que –según se aseguraba por doquier– se escondía tras los muros de Madina Mayurqa; y ampliar y asegurar el espacio de influencia comercial; fue así como el joven rey empezó a buscar una excusa para ordenar el ataque a Mallorca.
De ello fue consciente el valí de Mayurqa, que no dudó en reagrupar su ejército, reunió a 2.000 jinetes y 18.000 soldados de a pie. Convocó a la gente del campo para que oteara el mar y vigilase los puertos. Pero ante esta convocatoria, Ibn ´Amira asegura que apareció la división entre los musulmanes, división que tendría como origen, tanto las banderías o parcialidades de los diferentes clanes; como la actitud de desconfianza de los almohades expulsados de al-Andalus, muchos de ellos soldados, que se habían refugiado en la isla. Abu Yahya tuvo serios problemas con esos soldados. La tensión fue tan seria que tuvo que ejecutar a algunos de sus cabecillas, mientras que otros pudieron escaparse a las montañas de la sierra de Tramuntana.
Mientras sucedían estas cosas, las noticias sobre Haymi al-barsinuni (Jaime el barcelonés, es decir, Jaime I), aumentaban. El valí envió espías para poder confirmar las noticias. La última expedición que envió, pronto se vio envuelta en un fuerte temporal que la desvió hasta la isla de Cerdeña. Allí capturaron a unos sardos y los llevaron ante el valí y estos –sorprendentemente– le aseguraron que la gente de Aragun (los catalanes) habían decidido retardar el ataque a Mallorca hasta la primavera siguiente, en lugar de hacerla durante el invierno. Todavía sorprende más que Ab? Yahya les hiciese caso, pues "anunció a la gente que el enemigo no se presentaría y que los ´trinitarios´ (los cristianos) habían acordado quedarse [en su casa]", por lo que autorizó el retorno de los payeses a sus casas y sus campos.
Creyendo el valí que gozaría de unos meses de paz, aprovechó para reprimir a los jefes de los clanes que le eran hostiles. Y volvió el impío a cometer un nuevo error al ejecutar a un sobrino –que "era una persona que siempre estaba en estado de purificación", es decir, piadosa– de Abu Hafs ibn Sayri, "que era de posición preeminente" en la isla. A causa de este suceso, huyeron de Madina Mayurqa "muchos nobles y prohombres. Se reunieron entorno a Ibn Sayri, le informaron de las desventuras que habían pasado y le dieron el pésame". Fue de este modo, que muchos clanes de toda la isla decidieron organizarse entorno a Ibn Sayri con el objetivo de derrocar a Abu Yahya.
Ignorando estos hechos, el valí continuó con sus represalias sobre los prohombres de la ciudad. Una mañana, en los primeros días de septiembre de 1229, entregó al jefe de policía una lista de cincuenta personas que debían ser conducidos a la alcazaba de la Almudaina. Así se hizo esa misma mañana. Los cincuenta se presentaron "embriagados por la pavor con la saliva que se secaba en sus bocas", ante el valí que les esperaba con sus "lobos y perros aulladores". Todos temían por su vida. Pero de repente irrumpió ante todos ellos un jinete desnudo –antigua costumbre árabe de dar una noticia transcendental y urgente, lo hacían para llamar la atención de los demás– anunciando la fatalidad a Abu Yahya: "¡Hasta nosotros han llegado los rum! [los cristianos, rum de romanos]. Sus naves vuelan sobre la costa. ¡He contado hasta cuarenta naves!". No había acabado de hablar el mensajero cuando apareció otro jinete inquieto: "¡Es verdad que una armada enemiga ha hecho aparición. He contado setenta naves!. El terror cubrió a todo el mundo "de pies a cabeza". La conquista de Mallorca había empezado.


Citado en [Las Dueñas de Zamora, una pornocracia en el conventoSilvia Castellanos, Jot Down, 5/12/2021]:

quizá el testimonio que nos dé la pista definitiva sobre lo que había estado ocurriendo tras los muros del convento sea el de María Martínez, la priora:

Declaró que ni la regla ni las constituciones se observan. Ni el silencio. Las monjas recibían a veces cartas y regalos de los dominicos que les llevaban mujeres o que les pasaban por agujeros del muro. Las mujeres llevaban los mensajes escritos en los dedos. La razón de que las monjas viviesen en un estado de discordia era que los frailes frecuentaban el convento y se entregaban allí a actividades disolutas con ellas (…). En cuanto a las actividades disolutas los frailes se desnudaban delante de las monjas y uno de los que estaba desnudo se puso la túnica de doña Xemena que estaba haciendo sus necesidades. El oficio divino o no se celebraba o se hacía a deshora. Y ese hermano que se puso la túnica hizo unos versos sobre Inés Domínguez. También se enfrentaron a la priora diciendo que no era priora. Le dijeron palabras desagradables, la amenazaron y la privaron del cargo de priora. Doña Perona y doña Xemena se apoderaron de los paños de los altares aunque luego los devolvieron. Pero doña Xemena se apoderó de reliquias que nunca se devolvieron (…). Caterina dejó la orden y la recogieron hombres de los hermanos predicadores que estaban allí cerca. Pedro Pérez vino a san Frontis y la llevó por las aldeas. Y vendió trigo con ella, en Montamarta (…). Perona Franca le había pegado (a la priora) y había acudido a la reja sin su permiso.

Y el relato de Xemena Pérez es todavía más preciso:


El problema en el convento tenía su origen en la presencia de los frailes allí. El hermano Munio dijo que le quitaría el hábito a doña Orobona. Las monjas y frailes habían formado parejas y tomado amantes: María Reínaldez con el hermano Bernabé, Inés Domínguez con el hermano Nicolás, Marina Domínguez de Toro con el hermano Juan de Aviancos que se desnudó en el convento en presencia de las monjas y Teresa Arnáldez con el hermano Pedro Gutiérrez (…). Inés Domínguez tenía dos amantes entre los frailes, los hermanos Nicolás y Juan de Aviancos. Y el hermano Juan se sentó en la cama de la enfermería con ella y le dijo: «Mi monjangelina, no quieras al muchacho, quiéreme a mí que soy viejo que más vale viejo bueno que muchacho malo» (…). Inés Domínguez, Elvira Pérez, doña Juana y María Reináldez abandonaban completas para irse a beber…


[
Foro do Burgo de Castro Caldelas, 1228]:
Eu don Alfonso  porla gratia de Deus Rey de Leon a vos omes [do boo Burgo?], assy aos presentes como aos que an de víír, et a vossos fillos et a toda vossa generacion faço karta de donacion et texto de firmidũe, et dou a vos foros en que sempre vivades. Inprimeiramente omẽs do bon Burgo non ayam nullo señor senon el Rey ou quen esse Burgo tover de sua mão (tover). Et qualquer noble ou de qual dignidade na villa do Burgo in propia ou in alia casa morar, ille et quantos cun el moraren ayam foro assy como cada um viçiño.  ... Meyriños do Burgo seyan duos viçiños do Burgo et vassalos daquel que tover o Burgo et ayam casas no Burgo et intrem por mandado do señor do Burgo et por octoridade do concello. Et omẽs do bon Burgo den in cada un ano un soldo de cada una casa in festivitate de Sancta Maria de agusto por incenso de suas casas. Et omẽs do bon Burgo vendam seu pan et seu viño por midida dereyta quando quiseren. Et quen por forcia casa a[l]lẽa romper, peyte ao señor do Burgo .LX. slds. et ó señor da casa outros .LX. slds. et os livores et os danos que feçer. 


[Reconquista de Valencia, 1238, según la 
Historia del Rey de Aragón Don Jaime I el Conquistador escrita en lemosín por el mismo monarca; traducida al castellano y anotada por Mariano Flotats]:
Pasados tres días, a la hora de vísperas enviamos a decir al rey y al arráyaz Abuihamelec, que para que supiesen los cristianos que Valencia era nuestra, y ningún daño les hiciesen, enarbolasen nuestra señera en aquella torre que ahora es del Templo. Respondieron ellos que les placía, y entonces fuimos a la rambla que había entre el real y la torre, donde descabalgamos, y vuelta la cara a Oriente, lloraron nuestros ojos y besamos la tierra por la gran merced que Dios nos había hecho. Diéronse tal prisa entretanto los sarracenos a salir, que en vez de verificarlo al quinto día, estuvieron ya al tercero dispuestos del todo; en vista de lo que, Nos, acompañado de caballeros y llevando cerca a otros hombres armados, fuimos a buscarlos y los sacamos afuera en aquellos campos que se encuentran entre Ruzafa y la villa; mas obligado nos vimos en tal punto a herir de muerte a algunos hombres que querían quitar el equipaje a los sarracenos y robar algunas sarracenas y niños; lo que impedimos de modo, que, no obstante de ser tan grande el gentío que salía de Valencia, pues entre hombres y mujeres pasaban de cincuenta mil, gracias a Dios no perdieron los que marchaban ni por valor de mil sueldos, y llegaron seguros a Cullera para donde les dimos Nos nuestro salvoconducto.

[Fueros de Aragón, 1243 y Privilegio General, 1283]:
https://es.wikipedia.org/wiki/Fueros_de_Arag%C3%B3n


[Reconquista de Sevilla, 1248, según la 
Primera Crónica General de España que mandó componer Alfonso el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1289]:
Libradas todas las pleytesías de suso dichas, que en razón del entregamiento de la noble cipdat de Sevilla fueron traydas, et el rey apoderado, ya en el Alcaçar della, commo dichos auemos, los moros demandaron plazo al rey para vender sus cosas las que non podían leuar; et fue un mes el que ellos demandaron, et el rey ge lo dio. El plazo conplido, los moros auien vendido todas las cosas que vender quisieron; et entregados de su auer, entregaron las llaues de la uilla al rey don Fernando. Et el rey a los que por mar quisieron yr, dióles cinco naues et ocho galeras; et a los que por tierra, dióles bestias et quien los guiase et los posiese en saluo. Et desta guisa los enbió este rey don Fernando a esos moros de esa cibdat de Sevilla desque la ouo ganada et puesta en sennorío. Et los que yuan por mar et queríen pasar a Cebta, eran cient vezes mili por cuenta; et los que por tierra, que yuan para Xerez, eran trezientas uezes mili, et con estos enbío al maestre de Calatrava que los guió et los puso en saluo, fasta dentro a Xerez.


[Tratado de Almizra, 26 de marzo de 1244, reflejado en el 
Llibre dels feyts o Hechos del rey Jaime I]:
Volvieron los mensajeros a a ver al infante [Alfonso, el futuro Alfonso X "el Sabio"], y acordaron entonces no insistir en reclamarnos [por la dote de Violante] la plaza de Játiva, sino que, partiendo las tierras entre los dos, conforme estaban divididos ya el reino de Muricia y el de Valencia, le cederíamos Nos [Jaime I "el Conquistador"] Villena, Saix, Capdets y Bugarra; y él nos entregaría en cambio Enguera y Muxent. Conforme el repartimiento de las tierras que quedó entonces acordado, tocaron al infante Almansa, Sarazull y el río de Cabrio; y nos correspondieron a Nos Castalla, Biar, Sexona, Alarch, Finestrat, Torres, Polop, la Mola cerca de Aynés, Altea, Tormos, y todo lo que se hallaba comprendido en sus términos. Extendiéronse en seguida las correspondientes escrituras entre Nos y el infante don Alfonso, pusimos en ellas nuestros sellos, y nos separamos amigos, restituyendo cada uno al otro lo que de él tenía.
Ver el contexto y la siguiente revuelta mudéjar



Sepulcro de Fernando III en Sevilla, con epitafio en latín, castellano, árabe y hebreo (fuente: glosarioarquitectonico)
Aqui yace el muy honrado Hernando, Señor de Castilla, è de Toledo, de Leon, de Galicia, de Sevilla, de Cordova, de Murcia, è de Jaen, que conquistò toda España, el mas leal, el mas verdadero, è el mas franco, è el mas esforzado, el mas apuesto, è el mas granado,  el mas sofrido è el mas homildoso, el que mas temia à Dios, è el que mas le hacia servicio, è el que quebrantò, è destruyò à todos sus Enemigos, è el que abrazà, è honrò à todos sus amigos, è conquistò la Ciudad de Sevilla, que  es Cabeza de toda España (trasncripción de Pedro Murillo, 1725)


[
Las Siete Partidas de Alfonso X "el Sabio", 1256-1265]:
Primera Partida: En la que el autor demuestra que todas las cosas pertenecen a la iglesia católica, y que enseñan al hombre conocer a Dios por las creencias.
Segunda Partida: Lo que conviene hacer a los reyes, emperadores, tanto por sí mismos como por los demás, lo que deben hacer para que valgan más, así como sus reinos, sus honras y sus tierras se acrecienten y guarden, y sus voluntades según derecho se junten con aquellos que fueren de su señorío.
Tercera Partida: La Justicia que hace que los hombres vivan unos con otros en paz, y de las personas que son menester para ella.
Cuarta Partida: Los desposorios, los casamientos que juntan amor de hombre y de mujer naturalmente y de las cosas que les pertenecen, y de los hijos derechureros que nacen de ellos, y de los otros de cualquier manera que sean hechos y recibidos, del poder que tienen los padres sobre sus hijos y de la obediencia que ellos deben a sus padres, pues esto, según naturaleza junta amor por razón de linaje, y del deudo que hay entre los criados y los que crían, y entre los siervos y sus dueños, los vasallos y sus señores, las razones del señorío y de lo bien hecho que los menores reciben de los mayores y otrosí por lo que reciben los mayorales de los otros.
Quinta Partida: Trata de los empréstitos y de los cambios y de las miercas, y de todos los otros pleitos y conveniencias que los hombres hacen entre ellos, placiendo a ambas partes, como se deben hacer y cuáles son valederas o no, y cómo se deben partir las contiendas que entre las partes nacieren.
Sexta Partida: Los testamentos, quién los debe hacer, y cómo deben ser hechos y en qué manera pueden heredar los padres a los hijos y a los otros parientes suyos y aun a los extraños, y otrosí de los huérfanos y de las cosas que les pertenecen.
Séptima Partida: Y en la setena partida de todas las acusaciones y los males y las enemigas que los hombres hacen de muchas maneras y de las penas y de los escarmientos que merecen por razón de ellos.
...
Clérigos quiere decir hombres escogidos en suerte de Dios. Y esto se demuestra por dos razones: la una, porque ellos han de decir las horas y hacer todos el servicio de Dios que es establecido en la iglesia, y la otra, porque se deben tener por satisfechos y vivir de aquella suerte que dan los cristianos a Dios, así como décimas y primicias y ofrendas. Y por esto, todos aquellos que son ordenados de corona o de aquí para arriba son llamados clérigos comunalmente, bien que sean mayores o menores.
...
Estudio es ayuntamiento de maestros y escolares, que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes, y hay dos maneras de él: la una es la que dicen estudio general, en que hay maestros de las artes, así como de gramática y de lógica y de retórica y de aritmética y de geometría y de música y de astronomía, y otrosí en que hay maestros de decretos y señores de leyes; y este estudio debe ser establecido por mandato del papa o del emperador o del rey. La segunda manera es la que dicen estudio particular, que quiere tanto decir como cuando algún maestro amuestra en alguna villa apartadamente a pocos escolares; y tal como este puede mandar hacer prelado o concejo de algún lugar.
...
Compañía hacen los hombres unos con otros para ganar algo de común acuerdo; y la carta de la compañía debe ser hecha de esta manera: "Sepan cuantos esta carta vieren como Pedro de la Rochela y don Beltrán, mercaderes de Sevilla, hicieron entre sí compañía por diez años para comprar estableciendo un común acuerdo, y venderlos a retal en la rúa de los Francos de Sevilla, y para hacer todas aquellas cosas que perteneciesen a esta mercaduría; en la cual compañía metió cada una de ellos mil maravedís alfonsíes, con los cuales prometieron entre sí el uno al otro hacer ganancia o daño o pérdida que hubiesen por razón de esta mercaduría. Y todas estas cosas sobredichas y cada una de ellas prometieron un mercado al otro hacer guardar así como dichas son, y no hacer ni venir contra ninguna de ellas so pena de mil maravedís, la cual pena, bien que sea pagada o no, siempre sea firme la postura de esta compañía, obligándose el uno al otro a sí mismo y a sus herederos, y renunciando eximiéndose de toda ley de todo fuero, etc.
...
Ley quiero decir leyenda, enseñanza y aviso que apremia la vida del hombre a no hacer el mal y que muestra lo que el hombre debe hacer y usar, y otrosí es dicha ley porque los mandamientos deben ser leales legales y derechos y cumplidos según Dios y justicia. ,,, Estas leyes se tomaron de las palabras de los santos que dijeron lo que le conviene a bondad del cuerpo y a salvación del alma, la otra de los dichos de sabios que dicen sobre las cosas naturales, como se ordenan los hechos del mundo, de cómo se hagan de bien y con razón. A Nuestro Señor Jesucristo pertenecen las leyes que hablan de la fe y unen al hombre a Dios con amor, por derecho conviene amarlo honrarlo y temerlo, por su bondad y por el bien que nos hace. Al gobierno de los hombre pertenecen las leyes que los unen por amor, y esto es derecho y razón, de estas dos cosas sale la justicia que hace a los hombre vivir como les conviene y sin motivo para desamarse, sino para quererse bien, estas leyes juntan las voluntades de los hombres por amistad. Las leyes han de ser cumplidas y cuidadas y miradas para que sean hechas con razón y las cosas hechas según naturaleza; las palabras de las leyes han de ser claras para que todo hombre la entienda y guarde en su memoria: Otrosí deben ser sin escasez y sin punto para que los hombres del derecho saquen razones torcidas por su maldad, y muestren la mentira por verdad y la verdad por mentira. ... Uso es lo que nace de aquellas cosas que el hombre dice o hace y que siguen en el tiempo y sin ningún problema. Se debe hacer el uso de manera que a pro comunal y sin daño y no a escondidas, sino de manera que se sepa y se satisfagan de ellos los conocedores de derecho y razón. ... Se llama costumbre al derecho o fuero no escrito, el cual han usado los hombres largo tiempo ayudándose de él en las cosas y en las razones por las que lo usaron. ... Pueblo quiere decir ayuntamiento de gentes y de la forma de aquella tierra donde se allegan, y de esto no sale hombre ni mujer, ni clérigo ni lego. Y tal pueblo como este o la mayor parte de él, si usaren diez o veinte años hacer alguna cosa como en manera de costumbre, sabiéndolo el señor de la tierra y no contradiciéndolo y teniéndolo por bien, puedénlo hacer y debe ser tenido y guardado por costumbre, si en este tiempo mismo fueren dados concejeramente de treinta juicios arriba por ella de hombres sabios y entendidos en juzgar y no habiendo quien los contraríe. Otrosí decimos que la costumbre que quiere el pueblo poner y usar de ella, debe ser con derecha razón y contra la ley de Dios, ni contra señorío; ni contra derecho natural, ni contra procomunal de toda la tierra o del lugar donde se hace. Y débenla poner con gran consejo, no por yerro, ni por antojo, ni por otra ninguna cosa que les mueva, sino por derecho y razón y pro, pues si de otra manera la pusiesen, no sería bueno, sino sería en daño de ella y de la justicia. Fuero es cosa en que se encierran estas dos maneras que hemos dicho, uso y costumbre, que cada una de ellas ha de entrar en el fuero para ser firme, el uso, porque los hombres se hagan a él y lo amen, y la costumbre, que les sea así como en manera de herencia para razonarlo y guardarlo, pues si el fuero es hecho como conviene, de buen uso y de buena costumbre, tiene tan gran fuerza que se vuelve a tiempo así como ley, porque se mantienen los hombres y viven los unos con los otros en paz y en justicia Y por eso tiene este nombre: fuero porque no se debe decir ni mostrar a escondidas, sino que en las plazas y por los otros lugares a quienquiera que lo quiera oír. 
...
Defensores son uno de los tres estados por los que Dios quiso que se mantuviese el mundo; pues bien así como los que ruegan a Dios por el pueblo son dichos oradores, y otrosí los que labran la tierra y hacen en ella aquellas cosas por las que los hombres han de vivir y de mantenerse se llaman labradores, y otrosí los que han de defender a todos son dichos defensores. Por ello los hombres que tal obra han de hacer tuvieron por bien los antiguos que fuesen muy escogidos; y esto fue porque en defender yacen tres cosas: esfuerzo, honra y poderío.
...
Judío es dicho aquel que cree y tiene la ley de Moisés según suena la letra de ella que se circuncida y hace las otras cosas que manda esa ley suya, ... Y la razón por la que la Iglesia y los emperadores y los reyes y los otros príncipes sufrieron a los judíos vivir entre los cristianos es esta: porque ellos viviesen como en cautiverio para siempre y fuesen memoria a los hombres que ellos vienen de linaje de aquellos que crucificaron a Jesucristo. Mansamente y sin mal bullicio deben hacer vida los judíos entre los cristianos, guardando su ley y no diciendo mal de la fe de nuestro señor Jesucristo que guardan los cristianos. Otrosí se deben mucho guardar de no predicar ni convertir a ningún cristiano que se torne judío alabando su ley y denostando la nuestra.... Sinagoga es lugar donde los judíos hacen oración y tal casa como esta no pueden hacer nuevamente en ningún lugar de nuestro señorío, a menos de nuestro mandato. Pero las que había antiguamente, si acaeciese que se derribasen, puédenlas reparar o hacer en aquel mismo suelo así como antes estaban, no alargándolas más ni alzándolas ni haciéndolas pintar. Y la sinagoga que de otro manera fuese hecha, débenla perder los judíos y ser de la iglesia mayor del lugar donde la hicieren. Y porque la sinagoga que de otra manera fuese hecha, débenla perder los judíos y ser de la iglesia mayor del lugar donde la hicieren. Y porque la sinagoga es casa en donde se loa el nombre de Dios, prohibimos que ningún cristiano no sea osado de quebrantarla ni de sacar de allí, ni de tomar ninguna cosa por fuerza, fuera de sí algún hombre malhechor se acogiese a ella, pues a este tal, bien lo pueden pretender por fuerza para llevarlo delante de la justicia. Otrosí prohibimos que los cristianos no metan bestias ni posen en ellas ni hagan embargo a los judíos mientras estuvieren haciendo oración según su ley. ... Fuerza ni apremio no deben hacer en ningún modo a ningún judío por que se torne cristiano, mas con buenos ejemplos y con los dichos de las Santas Escrituras y con halagos los deben los cristianos convertir a la fe de Jesucristo, pues nuestro señor no quiere ni ama servicio que le sea hecho por apremio. Otrosí decimos que si algún judío o judía de su grado se quisiere tornar cristiano o cristiana, no se lo deben impedir ni prohibir los otros judíos en ninguna manera. ... Otrosí mandamos que después que algunos judíos se tornasen cristianos, que todos los de nuestro señorío los honren, y ninguno sea osado de retraer a ellos ni a su linaje de como fueron judíos en manera de denuesto. Y que tenga sus bienes y sus cosas partiendo con sus hermanos y heredando a sus padres y a los otros parientes suyos bien así como si fuesen judíos. Y que puedan tener todos los oficios y las honras que tienen los otros cristianos.  ... Prohibición es que ningún judío sea osado de tener su casa cristiano ni cristiana para servirse de ellos, aunque los puedan tener para labrar y enderezar sus heredades de fuera o para guiarlos en camino cuando hubiesen de ir por algún lugar dudoso. Otrosí prohibimos que ningún cristiano ni cristiana convide a judío ni a judía ni reciba otrosí convite de ellos para comer ni beber juntos, ni beba del vino que es hecho por mano de ellos. Y aun mandamos que ningún judío sea osado de bañarse en baño junto con los cristianos. Otrosí prohibimos que ningún cristiano reciba medicina ni purga que sea hecha por mano de judío, pero bien la puede recibir por consejo de algún judío sabedor, solamente que sea hecha por mano de cristiano que conozca y entienda las cosas que hay en ella. ... Muchos yerros y cosas desaguisadas acaecen entre los cristianos y las judías y las cristianas y los judíos porque viven y moran juntos en las villas y andan vestidos los unos así como los otros. Y por desviar los yerros y los males que podrían acaecer por esta razón, tenemos por bien y mandamos que todos cuantos judíos y judías vivieren en nuestro señorío, que traigan alguna señal cierta sobre sus cabezas, y que sea tal por la que conozcan las gentes manifiestamente cuál es judío o judía. Y si algún judío no llevase aquella señal, mandamos que pague por cada vez que fuese hallado sin ella diez maravedís de oro. Y si no tuviese de qué pagarlos, reciba diez azotes públicamente por ello.
...
Moros son una manera de gente que cree que Mahoma fue profeta y mandadero de Dios. ... en las villas de los cristianos no deben tener los moros mezquitas ni hacer sacrificios públicamente ante los hombres. Y las mezquitas que tenían antiguamente deben ser del rey, y puédelas él dar a quien quisiere. Y comoquiera que los moros no tengan buena ley, sin embargo mientras vivieren entre los cristianos, en seguridad de ellos no les deben tomar ni robar lo suyo por fuerza. Y cualquiera que esto hiciere, mandamos que peche doblado todo lo que les así tomaren. ... Como quiera que no se debe apremiar a los moros ni a los judíos para creer en la fe de los cristianos, con todo eso no tenemos por bien que ninguno de ellos sea osado ni atrevido en ninguna manera de denostar a Dios ni a santa María ni a ninguno de los otros santos que son otorgados por la iglesia de Roma, pues si los moros prohiben, en todos los lugares donde tienen poder sobre los cristianos, que no denuesten a Mahoma ni digan mal de su creencia, y los azotan por esta razón, y les hacen mal en muchas maneras y los descabezan, mucho más conveniente cosa es que se lo prohibamos a ellos y a los otros que no creen en nuestra fe, que no osen ser atrevidos de decir de ella mal ni de denostarla.
...
Tormento es manera de pena que hallaron los que fueron amadores de la justicia para escudriñar y saber la verdad por él de los malos hechos que se hacen encubiertamente, que no pueden ser sabidos ni probados por otra manera, y tiene muy gran provecho para cumplirse la justicia y por los tormentos saben los jueces muchas veces la verdad de los malos hechos encubiertos, que no se podrían saber de otra manera. Y comoquiera que las maneras de los tormentos son muchas, pero las principales son dos; la una se hace con heridas de azotes, la otra es colgando al hombre que quieren tormentar de los brazos, y cargándole las espaldas y las piernas de lorigas o de otra cosa pesada.
Atormentar los presos no debe ninguno sin mandado de los jueces ordinarios que tiene poder de hacer justicia de ellos. Y aun los jueces no los deben mandar atormentar luego que fueren acusados, a menos de saber antes presunciones o sospechas ciertas de los yerros sobre los que son presos. Y otrosí decimos que no deben meter a tormento a ninguno que sea menor de catorce años, ni a caballero, ni maestro de leyes o de otro saber, ni a hombre que fuese consejero señaladamente del rey o del común de alguna ciudad o villa del reino, ni a los hijos de estos sobredichos, siendo los hijos hombres de buena fama, ni a mujer que fuese preñada hasta que para, aunque hallasen señales o sospechas sobre ella, y eso es por honra de la ciencia o por nobleza que tienen en sí, y a la mujer, por razón de la criatura que tienen en vientre, que no merece mal.
...
Dilucidar ni esclarecer no puede ninguno las leyes sino el rey, cuando duda acaeciere sobre las palabras o el entendimiento de ellas; o la costumbre antigua que siempre hubiesen los hombre usado para así entenderla, eso mismo decimos de los privilegios y de las cartas del rey.


[Repartimiento de Murcia, 3ª y 4ª Particiones, 1266-1272 -en 
iesmardearagon-]:
Esta es la quadriella de Beniffanda. Gonçalvo Corella et Johan Alffonso que son quarelleros.
Caualleros mayores non ouo y,
Caualleros medianos non ouo y,
Estos son los caualleros menores que fueron puestos en quantía de v alffabas cada uno dellos.
Ramón de Castellón tiene en Beniffanda xxiii taffullas, que son v alffabas et vi ochauas.
Diéronle por emienda de las casas viii taffullas, que son i alffaba et media. Tiene en orto iii taffullas, que son i alffaba et iiii ochauas en Neuba.
Tiene en Aduffa i taffulla et quarta, que son vii ochauas. Summa xxxv taffullas, que son ix alffabas et v ochauas.
Peones mayores non ouo y,
Estos son los peones medianos de la quadriella de Beniffanda que fueron puestos en quantía de dos alffabas et media cada uno dellos.
Iohan Riquelm tene en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et ii ochauas et media. Tene en lo de maestre Pedro ii taffullas et quarta, que son i alffaba et ochaua et media. Summa x taffullas et quarta, que son ii altabas et media.
Pero Martínez del Real tiene en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et media. Tiene en orto i taffulla, que es iii ochauas. Tiene en lo de maestre Pedro ii taffullas et quarta, que son i alffaba et ochaua. Summa xi taffullas et quarta, que son ii alffabas et media.
Summa destos peones medianos que tienen xxi taffullas et media, que son v alffabas.
Estos son los peones menores que fueron puestos en quantía de i alffaba et vi ochauas cada uno
dellos.
Pero Artal tiene en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et quarta. Tiene en orto en Alffarella i taffulla, que es vii ochauas. Summa ix taffullas, que son ii alffabas et ochaua.
Los fijos de Bernat Uidal tienen en Beniffanda viii taffullas, que son i alffaba et vi ochauas.
Summa mayor destos peones menores que tenen xvii taffullas, que son iii alffabas et vii ochauas.
Estos fueron errados que fueron dados por absentes et eran presentes
Ramón de Segarra viii taffullas, que son i alffaba et media.
Domingo Segarra viii taffullas, que son i alffaba et quarta.
Guillen Royz viii taffullas, que son i alffaba et ii ochauas et media.
Summa destos que fueron errados que tienen xxxii taffullas, que son v alffabas et ii ochauas et media.
Estos fueron dados por absentes.
Bernat Riquer et su hermano xxxii taffullas que son vi alffabas.
Maestre Matheu c taffullas que son xxiii alffabas.
Maestre Pedro c taffullas que son xxiii alffabas.
Summa destos absentes que son ccxxx taffullas, que son liii alffabas.
Summa mayor desta quadriella que tenen todos los herederos cient et v taffullas et media, et daluar taffullas, que son xxiii alffabas et vi ochauas et media.


[Cortes de Zamora, 1274 -derechouned-]:
Alfonso X intentó la unificación jurídica del reino. Ante la oposición de los partidarios de los viejos fueros, en las Cortes de Zamora el rey cedió, acordándose que los pleitos foreros se resolvieran según los antiguos fueros municipales y por sus propios jueces sin intromisión de los alcaldes de Corte. Se establecieron asimismo los casos de Corte, reservados al tribunal del rey. Aparecen así dos tipos de pleitos: Pleitos foreros: juzgados conforme al Derecho municipal de cada lugar, tanto en primera instancia como en apelación. Pleitos del rey: "casos de Corte" y conflictos propios de la casa real y sus oficiales. Solo en los "pleitos del rey" encontró aplicación el derecho regio.
En ausencia de normas adecuadas de los fueros municipales, jueces y alcaldes hubieron de acudir al monarca en demanda de preceptos a que ajustarse. Las disposiciones fueron compiladas en una colección llamada Leyes Nuevas, formada en Burgos a fines del siglo XIII.
La distinción en la práctica entre estos dos tipos de pleitos se recoge en las Leyes de Estilo, que reúnen casos ejemplares de jurisprudencia del tribunal de la Corte.



[Balbino Lozano, Los enfrentamientos por el control de la Corona en el siglo XIII, 2018]:
Violante de Aragón, hija de Jaime I El Conquistador y de Violante de Hungría, contrajo matrimonio el 26 de diciembre de 1246 en la Colegiata de Valladolid con el rey Alfonso X El Sabio.
En un primer momento, Alfonso llegó a considerar la posibilidad de solicitar al Papa la anulación matrimonial creyendo que su esposa era estéril, pero ello era debido a la extrema juventud de Violante que solo contaba diez años cuando contrajo matrimonio.
Según cuenta la leyenda, como la reina no quedaba encinta, el médico le mandó reposo. En 1248, al ser reconquistado Alicante para la Corona de Castilla, doña Violante fue a descansar a una finca situada en los campos próximos a la ciudad y allí fue donde quedó embarazada, decidiendo llamar al paraje "Pla del Bon Repos" (llano del buen reposo), nombre que quedó para la posteridad y que hoy es un barrio de Alicante.
El hijo primogénito del matrimonio, don Fernando de la Cerda, murió en 1275 en Villareal, cuando se dirigía a hacer frente a una invasión árabe. De acuerdo con el derecho consuetudinario, en caso de muerte del primogénito en la sucesión de la Corona, los derechos debían recaer en el segundogénito, en este caso Sancho.
Sin embargo, el derecho romano introducido en el Código de las Siete Partidas establecía que la sucesión debía corresponder a los hijos de Fernando de la Cerda.
El rey Alfonso, en principio estaba a favor de las aspiraciones de Sancho; pero posteriormente, presionado por su esposa Violante, se vio obligado a compensar a los llamados "Infantes de la Cerda" creando un reino en Jaén para el mayor de los hijos del antiguo heredero Fernando de la Cerda.
Sancho se enfrentó a su padre y junto con buena parte de la nobleza se rebelaron llegando a desposeer a Alfonso X de sus poderes. Alfonso maldijo a su hijo, a quien desheredó en su testamento. Sancho se alzó contra el rey sin respetar la voluntad de su padre y fue coronado en Toledo el 30 de abril de 1284, aunque hubo un grupo bastante numeroso de partidarios de los infantes de la Cerda que reclamaban el acatamiento testamentario.
Durante todo el reinado de Sancho IV hubo luchas internas por alcanzar el poder.
Especial interés tiene para los zamoranos la milagrosa aparición de la Virgen al rey Sancho IV cuando estaba cazando por tierras de Zamora. El monarca, tras ir a recoger una perdiz que había sido abatida por su halcón, se encontró entre la retama o hiniesta una pequeña imagen de la Virgen. Trasladada la Imagen a la Iglesia de San Antolín, el rey dispuso que se construyera un templo en el lugar de su aparición. Como consecuencia del mandato regio se edificó la Iglesia de la Hiniesta o de Santa María la Real. Actualmente es una de las escasas, pero importantes muestras del estilo gótico en nuestra provincia. En el interior de la Iglesia se conservan tres estatuas de piedra: la Virgen embarazada, el Arcángel San Gabriel y otra Virgen con el Niño Jesús en brazos.
La reina Violante, apoyada por Felipe III de Francia, tío de los "Infantes de la Cerda", falleció en Roncesvalles en el reino de Navarra el 1301 a su regreso de la ciudad de Roma donde había ido a ganar el Jubileo el año anterior de 1300.
Sancho IV murió en 1295, dejando como heredero a su hijo Fernando, de nueve años de edad. Dejó también la herencia de las disputas y rivalidades con los infantes de la Cerda y sus partidarios entre los que estuvo su madre Doña Violante.


"No - madeja -do" Emblema de Sevilla,
que representa su fidelidad a Alfonso X
Fuente: Wikipedia


[Defensa de Tarifa por Guzmán "el Bueno", 1294, en las Crónicas de los reyes de Castilla, citadas en Breve Historia...]:
É el infante don Juan [hermano y enemigo del rey Sancho IV, aliado con los musulmanes que sitiaban la plaza] tenia un mozo pequeño, fijo deste don Alfonso Perez [de Guzmán], é envió decir a este don Alfonso Perez que le diese la villa, é sin non, que le mataria el fijo que él tenia. E don Alonso Pérez le dijo que la villa que gela non darie; que cuanto por la muerte de su fijo, que él le daría el cuchillo con que lo matase; é dijo que ante quería que le matasen aquel fijo é otros cinco si los toviese, que non darle la villa del Rey su señor, de que él ficiera omenaje; é el infante don Juan con saña mandó matar su fijo antél, é con todo esto nunca pudo tomar la villa.



[Sebastià Giralt, Quién es Arnau de Vilanova, 2013 -los hechos, finales del siglo XIII-]:

Arnau de Vilanova es sin duda uno de los personajes más atractivos de nuestra historia, tanto por méritos propios como por los que le ha otorgado la posteridad. Fue uno de los médicos más destacados de su época por su obra, su docencia universitaria y su actividad profesional. También fue un teólogo controvertido, blasfemado y perseguido por los teólogos de profesión, pero apreciado y seguido por las corrientes más reformistas. Los reyes y papas de la época se disputaban sus servicios médicos y le encomendaban misiones diplomáticas. Tras su muerte, una sentencia eclesiástica condenó algunas de sus tesis teológicas, que quedaron enterradas en el olvido. En cambio, su fama de médico no cesó de crecer con el tiempo y su figura se sumergió en la leyenda. Hoy en día aún pervive la imagen legendaria de Arnau de Vilanova formada a partir de la deformación de su recuerdo y los numerosos escritos que le fueron falsamente atribuidos: con frecuencia se sigue reproduciendo la visión tradicional como alquimista, astrólogo, médico empírico o introductor de la destilación del alcohol, a pesar de que la investigación de las últimas décadas ha desmentido todos estos equívocos y nos ha devuelto su personalidad histórica.



[
Autobiografía de Ramon Llull/Raimundo Lulio, 1311 (versión catalana moderna del latín original)]:
Jo he estat un home casat, he tingut fills; era bastant ric, lasciu i mundà. Vaig deixar-ho tot de
bon grat per poder-me dedicar a fomentar l’honor de Déu i el bé públic, i a exaltar la santa fe. Vaig
aprendre l’àrab i vaig anar moltes vegades a predicar als sarraïns; per causa de la fe vaig ser pres,
empresonat, colpejat. He treballat quaranta-cinc anys per aconseguir que l’Església i els prínceps
cristians s’interessessin pel bé públic. Ara sóc vell, ara sóc pobre, i encara tinc el mateix propòsit, i
el tindré fins a la mort si Déu voldrà.


[
Romance de Fernando IV "el emplazado" -los hechos, de 1312-]:
 Después que estuvo en Jaén 
y la fiesta hubo pasado, 
pártese para Alcaudete, 
ese castillo nombrado; 
el pie tiene en el estribo 
que aún no se había apeado, 
cuando le daban querella 
de dos hombres hijosdalgo, 
y la querella le daban 
dos hombres como villanos, 
abarcas traen calzadas 
y aguijadas en las manos: 
-Justicia, justicia, rey, 
pues que somos tus vasallos, 
de don Pedro Carvajal 
y de don Alonso su hermano, 
que nos corren nuestras tierras 
y nos robaban el campo, 
y nos fuerzan las mujeres 
a tuerto y desaguisado. 
Comíannos la cebada 
sin después querer pagallo 
hazen otras desverguenzas 
que verguenza era contallo. 
-Yo hare de ello justicia, 
tornáos a vuestro ganado. 
Manda pregonar el rey 
y por todo su reinado, 
de cualquier que los hallase 
le daría buen hallazgo. 
Hallólos el Almirante 
allá en Medina del Campo, 
comprando muy ricas armas, 
jaezes para caballos. 
-Presos, presos, caballeros, 
presos, presos, hijosdalgo. 
-No por vos, el Almirante 
si de otro no traéis mandado. 
-Estad presos, caballeros, 
que del rey traigo recaudo. 
-Plácenos, el Almirante, 
por complir el su mandado. 
Por las sus jornadas ciertas 
en Jaén habían entrado. 
-Manténgate Dios, el rey. 
-Mal vengades hijosdalgo. 
Mándales cortar los pies, 
mándales cortar las manos, 
y mándalos despeñar 
de aquella peña de Martos.   
Allí hablara el uno de ellos, 
el menor y más osado: 
-¿Por qué lo haces, el rey, 
por qué haces tal mandado? 
Querellámonos, el rey,   
para ante el soberano, 
que dentro de treinta días 
vais con nosotros a plazo 
y ponemos por testigos 
a san Pedro y a san Pablo; 
ponemos por escribano 
al apostol Santiago. 
El rey, no mirando en ello, 
hizo complir su mandado, 
por la falsa información   
que los villanos le han dado; 
y muertos los Carvajales, 
que lo habían emplazado, 
antes de los treinta días 
él se fallará muy malo, 
y desque fueron cumplidos, 
en el postrer día del plazo, 
fue muerto dentro en León 
do la sentencia hubo dado.


[Juan Ruiz, arcipreste de Hita, 1330 -citado en 
El derecho mercantil en el Libro de buen amor-]:
Las vuestras fijas amadas
véadeslas bien casadas
con maridos caballeros
e con onrados pecheros,
con mercadores corteses
e con ricos burgeses.
...
El dinero es alcalde e jüez mucho loado,
éste es consejero e sotil abogado,
alguaçil e merino, bien ardit, esforçado:
de todos los ofiçios es muy apoderado.


[Juan Manuel, 
El Conde Lucanor, 1331-1335]:
Señor conde -dijo Patronio-, el conde Fernán González vivía en Burgos, después de haber luchado muy duramente por defender su tierra. Una vez que estaba allí más sosegado y en paz, le dijo Nuño Laínez que ya le convenía alejarse de tantas disputas y contiendas, para descanso suyo y de sus gentes.
Le respondió el conde que nadie del mundo desearía tanto como él descansar y disfrutar de la paz si pudiera, pero bien sabía don Nuño que estaban en guerra con los moros, con los leoneses y con los navarros, por lo que, si ellos se dedicaban al ocio, sus contrarios les atacarían en seguida, y si se marcharan de caza con buenas aves de cetrería, siguiendo el cauce del Arlanzón, montados en buenas mulas gordas, sin mantener la defensa de sus tierras, bien lo podrían hacer, pero les sucedería como dice el antiguo refrán: «Murió el hombre y murió su nombre». Mas si, por el contrario, queremos olvidar las comodidades y nos esforzamos por defender este joven reino y acrecentar nuestra honra, dirán cuando muramos: «Murió el hombre, pero no murió su nombre». Y como hemos de morir, felices o desgraciados, no me parece que sea bueno dejar de hacer, por preferir el descanso y los placeres, lo que después de muertos mantiene viva la buena fama de nuestros hechos y gestas.


[David Igual Luis, Las "taules de canvi" privadas y los cambistas, en Ciudades y élites urbanas en el Mediterráneo medieval]:
... si en la Valencia bajomedieval hubo algún tipo de institución centrada sobre los temas financieros, esta fue la de las taules de canvi particulares.... la verdadera acta fundacional de la banca valenciana cristiana sería la creación por Jaime I en 1239 de una zona reservada, precisamente para esas mesas de cambio en un solar de la ciudad conocido como la Vall del Paradís, delimitado por la zapatería, la carnicería y el lienzo de la muralla, junto al cual se dispondría cada jueves el mercado. Además, el rey garantizó ese mismo año de 1239 la exclusividad de los vecinos de este nuevo carrer dels canvis en los intercambios monetarios. La posterior acuñación de moneda privativa del reino, que comenzó en 1247 con la creación del real de Valencia, confirió incluso mayor importancia al papel de los cambistas de la ciudad, que serían a la postre los que deberían fijar en el futuro la paridad de esta moneda con el resto de divisas que circulaban por sus mesas. Pero estos profesionales del cambio no se limitaron a dicha función, sino que comenzaron a aceptar pronto dinero en depósito de terceras personas, con el cual especulaban en los negocios más variados.


[Manuel Cabezas, 
La "Taula de Canvi", 2019]:
[No deben confundirse las tablas descritas aquí con las oficiales de cada ciudad, véase en Wikipedia]
En la Alta Edad Media, las transacciones mercantiles no estaban reguladas y esto provocaba numerosos problemas: quiebras de cambistas, desajustes en el cambio de moneda, morosidad en los pagos, no devolución de los depósitos, usura, etc. Por eso, en la Baja Edad Media y ante el incremento del comercio y de los viajes a ultramar, se creó en Barcelona, primero, y en otras ciudades de la Corona de Aragón, después, la institución de la “Taula de Canvi”, precedente y embrión de los bancos actuales. Con ella, se pretendía poner orden, regular y dar seguridad en los intercambios comerciales.
Las “Taulas [sic, el plural es taules] de Canvi” se instalaban en las ferias, al aire libre o bajo los soportales de la vía pública. Y la infraestructura se componía de un banco y de un simple tablero de madera, como mesa y soporte de las operaciones financieras (contar el dinero, hacer los pagos y cobros, y efectuar otras operaciones). La Taula de Barcelona dio lugar a lo que se denominó los “usos de Barcelona”: un conjunto de reglas o normas, de obligado cumplimento en las transacciones financieras. De entre ellas, quiero citar sólo dos.
Según la primera, los responsables o titulares de una “Taula de Canvi” (i.e. los ancestros de los banqueros actuales) debían ofrecer a sus clientes la fianza o la garantía de una tercera persona. Si no lo hacían, se les prohibía cubrir con un mantel o tapiz o tapete, que tenía estampado el escudo de armas de la ciudad, la mesa (“taula”) sobre la que oficiaban. La ausencia de tapete informaba a los clientes de que los banqueros no eran solventes, ni honestos, ni fiables, ni dignos de confianza. Si alguno no respetaba esta regla y, además, utilizaba el precitado tapete ... cometía un delito de fraude, que era severamente castigado...
Según la segunda, si el titular de una “Taula de Canvi” no respetaba la deontología profesional, si engañaba y estafaba a sus clientes, si falsificaba la moneda, si no cumplía con sus obligaciones, si trabajaba sin tener fiadores, si hacía un uso indebido del tapete que debía cubrir la “taula” (mesa), si no pagaba sus deudas, se le caía el pelo. En efecto, era severamente castigado con un abanico de penas ejemplares y ejemplarizantes.
Por un lado, in situ y públicamente, se le rompía la mesa y el banco, y era declarado, en sentido propio y figurado, en bancarrota (banca-rota). Además, era objeto de escarnio y de humillación pública: un vocero o pregonero municipal se encargaba de denunciar públicamente al estafador. Por otro lado, era sometido a una dieta cuaresmal de pan y agua hasta que devolviese los depósitos a los acreedores. Y si, en el espacio de un año, no pagaba sus deudas, el banquero era decapitado, ante su mesa de trabajo (“Taula de Canvi”), y sus propiedades eran vendidas para resarcir a los acreedores. En ciertos casos, se le arrancaba la lengua o se le amputaba un brazo. Y los casos de falsificación de moneda se castigaban con la amputación de la mano derecha, la hoguera o la deportación.


[Petición en las Cortes de Madrid de 1330]:
Este alcalde de la Mesta y los pastores andan, señor, por vuestras tierras demandando de nuevo nuevas cañadas en los lugares donde nunca las hubo […] y os pedimos, señor, que tengáis por bien de mandar que en los lugares donde no hubo cañadas desde el tiempo del rey don Alfonso, vuestro bisabuelo, que no las haya ahora ni de aquí en adelante […] Y si en algunas tierras se quieren abrir o ensanchar cañadas, que lo hagan por los lugares acostumbrados. Y no como las quieren abrir ahora, pasando por medio de las mejores huertas, viñas y heredades y por las aldeas mismas.
Ver el texto original en Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla (este texto modernizado aparece en varias páginas web que parecen haberlo extraído de un manual de 3º de BUP).

[Á. Van den Brule, La primera globalización fue castellana: origen e historia de la MestaSus fundamentos no eran solo mercantiles y expansivos, sino que fueron propiciados por los favorables lances bélicos que enfrentaron a Castilla con otras potencias marítimas, El Confidencial, 05/08/2023]:

En el año 1273, Alfonso X el Sabio, el enorme rey castellano que tan gran legado dejó a la historia, creó, con la idea de dirimir diferencias entre los ganaderos trashumantes y la sedentaria gente del campo, una enorme organización con proyección internacional. Los conflictos entre los agricultores y los ganaderos eran más que frecuentes y en ocasiones acababan de forma abrupta, básicamente, por los temas relacionados con las cañadas reales, tema este que tuvo cierto grado de imposición, en esencia, por condicionantes orográficos y operativos difícilmente negociables. Este monarca de fértil creatividad y de talla política probada, tras consultas, arbitró las diferencias entre ambos colectivos y tomó una decisión salomónica; diseñó un marco en el que los agravios al campesinado fueran los mínimos posibles, incluso concediendo indemnizaciones para los colonos. De paso, favoreció el que probablemente fuera el primer grupo de presión europeo, de tal manera que, con el tiempo, este llegaría a manejar sus actividades en Calais (una vez desalojada la piratería inglesa por Tovar, Pero Niño y Bocanegra), Países Bajos, Amberes, Brujas y hasta en el mismísimo balcón Báltico, promoviendo a través de la Liga Hanseática la difusión de la famosa lana merina entre otros productos de exportación. Se calcula con bastante aproximación que en 1521 ya había una cabaña de 21.000.000 de ovejas entre las cuatro razas principales.

El llamado Honrado Concejo de la Mesta se creó tras una entente cordial entre todos los pastores de Castilla y de León, desembocando en una afortunada asociación formal de dimensiones nunca vistas. La comprometida protección de la Corona y la exención del servicio de armas le dieron cierto atractivo a una durísima profesión en la que, durante seis meses de trashumancia, se vivía sin paréntesis y con intensidad la conducción, el trasquilado y castrado, junto a la cobertura de docenas de mayorales, pastores, zagales y mastines. Basta decir que las diferentes cabañas de ganado ya fuera grandes masas de trashumancia o pequeños rebaños o reatas, tenían paso franco siempre y cuando se acatara el tiempo de la siembra y el de la cosecha, algo que no siempre se respetaba, pues en estos paréntesis no siempre imperaba el sentido común. Los que atentasen contra los pastores podían ser apercibidos en primera instancia, pero si eran repetidores, al calabozo por una temporada. Asimismo, se les dispensaba de pagar montazgos (derechos de paso por territorios protegidos por el rey). La Mesta se puede decir que surgió al principio con el objetivo de crear cañadas y dehesas en su fase temprana, para luego consolidarse por aquello de que las costumbres se hacen leyes. Históricamente, siempre se ha valorado la formidable apuesta marítima promovida por el reino de Aragón generando el mercadeo intensivo en su predio mediterráneo a un nivel mucho más avanzado y próspero que la República de Venecia y la de Génova, pero en esta valoración, hay cierto sesgo por omisión. Al otro lado de las fronteras y zonas de influencia pactadas en función de la llamada Reconquista, Castilla, reino europeo de dimensiones mayores que Inglaterra o Francia, en aquel tiempo, no estaba de brazos cruzados.

Los fundamentos de La Mesta no eran solo mercantiles y expansivos, sino que fueron propiciados por los favorables lances bélicos que enfrentaron a Castilla con otras potencias marítimas. Las hazañas olvidadas de La Rochelle (1372) con más de 5.000 bajas inglesas infligidas por Ambrosio Bocanegra a la sazón almirante de la flota castellana, y la durísima derrota posterior provocada por Tovar incendiando el puerto de Gravesend (1380) en las cercanías de Londres, permitieron al Reino de Castilla empezar a pensar a lo grande. La Mesta, tras cien años de existencia, dio un salto cualitativo, potenciada enormemente tras estas derrotas producidas a los ingleses, pues los mercados flamencos sufrían muy mucho las acometidas de la piratería anglosajona. Tarde, los anglos entenderían que era mejor fortificar sus ciudades que llevar vida de salteadores. Se hace necesario recordar que los castellanos no solo acometieron empresas “comerciales” tales como las “visitas" permanentes a las costas inglesas (incendio del puerto de Londres con pingues beneficios, la conexión hanseática a través de los puertos vascos y cántabros y su particular doctorado, el Descubrimiento de América, que proporcionó una realidad nueva a la humanidad dando un giro de 180º a la historia universal. "En aquellos momentos del medievo, la acuñación de moneda escaseaba o, no daba abasto, por lo que el trueque era casi imperativo; la oveja era el eje de las transacciones, aunque no la única opción." La excelente conexión con el Señorío de Vizcaya proporcionó al Reino de Castilla a los mejores pilotos de aguas bravas, sin demérito por supuesto de los marinos de otros enclaves. El soporte logístico lo aportaría la Hermandad de la Marina de Castilla a través de una infraestructura de astilleros y puertos tales como Pasajes, Guetaria y Fuenterrabía en el actual País Vasco y Laredo y Santander en la actual Cantabria. En lo que afecta a los mercados de Flandes, sus avanzados y famosos telares no podrían haber producido sin la necesaria materia prima proporcionada por la Mesta. Aunque siempre fue la merina la oveja de referencia en las exportaciones, es bastante acertado incluir en las remesas al exterior, un porcentaje alrededor del 33% entre sus pares de churras, manchegas y latxas vasco- navarras, estas últimas de lana más burda pero también más resistente. Un tema para destacar y que ha pasado bastante desapercibido, es que en aquellos momentos del medievo la acuñación de moneda escaseaba o, no daba abasto, por lo que el trueque era casi imperativo; la oveja era el eje de las transacciones, aunque no la única opción. Este patrón de cambio tuvo un increíble arraigo y aceptación con la consiguiente repercusión en la economía castellana. La incuestionable calidad de la lana disparó la demanda de forma exponencial hacia el norte de Europa, traduciéndose en un saneamiento de las arcas del reino. Lo cierto es que nada se le puede hurtar a la erosión del tiempo ni a las extrañas ecuaciones que produce la incertidumbre de la vida. Durante el siglo XVIII, la Mesta sufriría duros ataques, por parte de dos de los ministros del buen gestor y mejor rey, Carlos III. Campomanes y Jovellanos y su peculiar racionalismo ilustrado, actuaron en consecuencia ante el imparable crecimiento de tierras de cultivo, parejo al surgimiento urbano y la demanda de productos agrícolas que conllevaba. La exportación de lana se debilitaba a pasos agigantados por la venta de centenares de estas ovejas a Alemania y Francia en donde se traduciría en competencia. En Dresde, los telares de lana sajona causaban furor. En este punto, es importante destacar que existía un pacto desde los orígenes de la Mesta que prohibía la venta de las cuatro razas de ovinos más allá de los Pirineos.

Francia, a partir de 1786, ejerció una intensa presión para obtener cerca de 6000 carneros y ovejas y tras un tira y afloja ante el débil Carlos IV, se ejecutó la venta por un importe descomunal; pero la puñalada trapera de Napoleón, un ensalzado canalla admirado injustamente y sobrevalorado por la historia, más allá de los horrores que trajo con su guerra gratuita a nuestro suelo patrio, se incautó de una cantidad de miles de ovejas imposible de registrar en una calculadora, acabando definitivamente con el monopolio español sobre la lana merina. Pero como a todo monopolio, se le acaba viendo el plumero. La enorme corrupción ejercida por la figura todopoderosa del Alcalde Entregador (una especie de omnipotente gestor) rebosó los límites de lo aceptable. Era el año de 1764, cuando Vicente Payno, un diputado extremeño levantisco y peleón, en un informe a las Cortes, hizo una brillante exposición sobre la miseria que afectaba a las gentes de Extremadura por los abusos de la Mesta. Ahí, se juntaron el hambre con las ganas de comer. A la oratoria impecable de este pacense había que sumar los acontecimientos derivados de una mala planificación en la exportación. A esto hay que añadir que, en el siglo XVIII, el crecimiento demográfico era galopante y, en consecuencia, la demanda estaba disparada; pero a estas alturas, los extremeños, ya habían soportado más que mucho. El fallo del rey fue lúcido y justo, se acabaron los privilegios seculares de esta institución que se había doctorado en el abuso de sus atribuciones.

Al mismo tiempo, la venta de algunos ganaderos que no operaban con las reglas del juego inundó toda Europa con centenares de ovejas merinas y carneros que producían lana merina en un régimen acorde con la revolución Industrial y su maquinaria de confección de tejidos. España perdía fuelle en los mercados. La verdad es que poco se podía hacer ante un hecho consumado. La estocada definitiva la daría el advenimiento del liberalismo con la Real Orden impulsada en 1836 por la que se desnudaba a esta vieja institución despojándola de ciertos derechos hasta condenarla a vestir santos como mera asociación. Objetivamente, La Mesta, cayó en desgracia no por un simple trámite jurídico, sino por la competencia de los Países Bajos e Inglaterra. En el caso de los primeros, la desalinización progresiva por evaporación de grandes extensiones robadas al mar a través de la construcción de Pólder tuvo como consecuencia el crecimiento de los pastos y consiguiente asentamiento de cabañas extensivas de ovinos. El caso inglés es algo diferente. Las dos revoluciones inglesas, primero la agrícola y luego la industrial, afectaron a las ya de por sí endebles exportaciones de lana merina.



[Texto mítico de la coronación de los reyes de Aragón, o discurso de Francisco de Vinatea ante Alfonso IV, 1333]:
Nos, que valemos tanto como vos y juntos podemos más que vos, os hacemos nuestro Rey y Señor, con tal que guardéis nuestros fueros y libertades; y si no, no.
http://javifields.blogspot.com/2011/10/y-si-no-no-historia-o-leyenda.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Francesc_de_Vinatea





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