Textos bajomedievales desde la Crisis hasta Cisneros

VI - Crisis bajomedieval


[Rubriques de Bruniquer, 1333]:
En lany 1333, grans carestías, y peste per que en poc temps moriren mes de deu milia homens.
https://es.wikipedia.org/wiki/Lo_mal_any_primer
https://ajuntament.barcelona.cat/rubriques/bruniquer/#/topic/rubric


[Ordenamiento de Alcalá, 1348 -derechouned-]:
La aplicación del derecho en los siglos XIII y XIV fue problemática ya que a partir de lo acordado en las Cortes de Zamora en 1274 y las reacciones populares, se habían impuesto la aplicación de los fueros antiguos, limitando la aplicación de las leyes regias.
No se produjo un claro deslinde entre el derecho nuevo y el viejo con la distinción de los pleitos foreros y los pleitos del rey ya que las lagunas de los fueros municipales hicieron intervenir al rey en numerosas ocasiones interpretando de diferentes formas esos textos, además de que la aplicación del derecho común románico-canónico era ya incontenible bien por la actividad de los juristas, bien por la importancia y prestigio que habían desarrollado las Partidas.
El Ordenamiento de Alcalá es un conjunto de leyes de carácter territorial promulgado por Alfonso XI en las Cortes celebradas en Alcalá de Henares, en 1348, en cuya ley primera se establece el orden general de prelación de fuentes con el fin de que en los pleitos se atienda mediante “leyes ciertas”.
Así queda sancionado el siguiente orden de prelación de fuentes jurídicas:
1- Las leyes contenidas en el propio Ordenamiento de Alcalá.
2- El Fuero municipal de cada localidad.
3- Las Partidas.
Se trata de una forma de poner orden a la situación creada desde las Cortes de Zamora (1274). Este orden estará vigente hasta el siglo XIX cuando se promulgó el Código Civil.
El Ordenamiento de Alcalá significó el reconocimiento de las Partidas como texto legal. Tanto el Ordenamiento como cualquier fuero municipal se quedaron cortos frente a la monumental obra de las Partidas que prácticamente recogían casi todo y además en buena técnica jurídica.


[Epitafio de una tumba judía de Toledo, 1349, citada en A. Vaca, La Peste Negra en Castilla]:
¿A quién tienes aquí ¡oh novio!
para que tú hayas fijado aquí firme tu morada,
y hayas desdeñado vivir en castillos y palacios,
y estés aquí encerrado en una grieta de peñascos?
¿Por qué a marchar te has apresurado
con la mujer que tú amaste?
Yo soy un varón
que ha visto desolación y descalabro,
sangre y peste;
me han arrebatado repentinamente en la flor de mis años
aún mancebo y joven en edad,
enfermedades graves y perniciosas.
Y cuando fue más grande mi dolor y acreció mi dolencia,
dejé mi casa y abandoné mi herencia.
La peste ha exterminado con espantosa rapidez
al novio junto a su novia;
y ha convertido mi casa en ruina y en devastación,
aun antes de haberse cumplido el año;
no dejándome en paz ni en tranquilidad,
libre para mi casa, el año completo.
Así, al morirme yo crecieron (en mi casa) cardos y broza,
devastándola;
tampco tengo hijo que herede mi patrimonio y perpetúe mi nombre
entre mis gentes.
Yo soy quien habla, heme aquí:
Téngame lástima quien escuche mis vicisitudes!
José, hijo de R. Meir, que descanse en el Paraíso, apellidado Abulafía, el Merarita;
éste es mi nombre para siempre y mi recuerdo.
Sucumbí por la peste el año ciento nueve sobre cinco mil de la Creación [1349]
¿hemos   de parecer todos?:
abandonando una madre atribulada y sobresaltada,
encenagada en amargo llanto,
que antes de morir, con aflición y con suspiro,
se desprendió de sus hijas
quedando ella sóla aflijida, malograda y asolada


[Crónica del rey don Alfonso el Oncenocitada en A. Vaca, La Peste Negra en Castilla -los hechos, de 1350-]:
... estando asi el fecho desta cerca de Gibraltar, fué voluntad de Dios que recresció pestilencia de mortandad en el real del Rey don Alfonso de Castiella muy grande en el año siguiente que pusiera su real sobre Gibraltar: et esta fué la primera et grande pestilencia que es llamada mortandad grande. ... [El rey]  adolesció, et ovo una landre ...  dos años antes desto fuera ya esta pestilencia en las partes de Francia, et de Inglaterra, et de Italia, et aún en Castiellas, et en Leon, et en Estremadura, et en otras partidas.


[Cortes de Valladolid de 1351, citadas en A. Vaca, La Peste Negra en Castilla]:
A lo que me pedieron por merced e dizen que por la mortandad e por los malos tenporales e por las grandes menesteres que han acaesçido, que muchos de los lugares del mi sennorio asi rregalengos como abadengos e solariegos e behetrías e otros sennorios e morerías do tiene cabeça los pechos que me han a dar, que son hermados e astragados en guisa que non pueden conplir nin pagar los padrones que suelen, et que a grant tienpo que non fue fecho egualamientos; que sea mi merced de mandar fazer algund egualamiento e baxamiento e que les mande fazer alguna merced en ello ...
... la incidencia de la Peste Negra en la evolución de los salarios ocasionó un alza preocupante para los señores feudales, los cuales expusieron al rey Pedro I, en las Cortes de Valladolid de 1351, que por la mortandad que ovo en el tienpo pasado, los dichos menestrales e labradores que han a labrar las heredades, que son encaresçidos, y le pidieron que tenga por bien de fazer hordenamiento en que sea puesto coto conuenible en los menestrales e labradores. A lo que el citado rey accedió, decretando en las mismas Cortes el Ordenamiento de menestrales, cuyo objetivo fundamental consistía en fijar un tope máximo a los salarios de los jornaleros y menestrales, según una división regional, y así frenar la tendencia alcista. Pero a los señores feudales de Castilla no sólo les preocupaba la subida de los salarios de jornaleros y menestrales, también les producía inquietud el aumento de los precios de los productos artesanales y manufacturados, de los que eran consumidores habituales, por lo que se querellaron al rey en las citadas Cortes de Valladolid de 1351, exponiéndole que los menestrales que labran e vsan de otros oficios que son mantenimiento délos ornes que non pueden escusar, vendían las cosas de sus oficios a uoluntad e por muchos mayores precios que valían, e que desto que se seguia e venia muy grandes damnos atoaos aquellos que auian de comprar dellos aquellas cosas que auian mester. ...  que los mas dellos [de los señores feudales] que biuen en el mio sennorio dexan de labrar las heredades que han, por la careza de los menestrales e labradores, e por ende que son yermas las mas de las heredades que han. ...
[El rey] mandó "que ningunos omès nin mugeres, que ssean et pertenescan para labrar, non anden baldíos por el mio sennorio, nin pediendo nin mendigando; mas que todos lazren et vivan por lauor dessus manos", después que los procuradores de las ciudades le hubiesen expuesto que "en la mi corte e en las çibdades e villas e lugares de mis regnos andan muchos ornes baldíos que son sanos e podrían seruir e no quieren, e por non afanar, dexan algunos menesteres que saben, por do podrien beuir, e porque non pueden escusar de comer, ponense a furtar e a rrobar e a fazer otros muchos males andando baldíos". ...
Pero no sólo los señores feudales vieron descender sus ingresos, también los arrendatarios de los impuestos fiscales de la Corona castellana y sus fiadores tuvieron grandes dificultades y pérdidas económicas, como recoge una petición de los procuradores de las ciudades al rey en las Cortes de Valladolid de 1351: "A lo que dizen que algunos de mios rregnos que arrendaren las rentas que auia de auer el Rey mio padre e yo, et que algunos otros que fueron ffiadores; et por muchas maneras que acaesçieron assi deia mortandat commo de otras cosas, que tomaron grandes perdidas en las dichas rentas, et algunos destos debdores e ffiadores que sson idos ffuera de mios rregnos e otros estan ascondidos e otros presos". ...
"... por que porla grant mortandat que después acaesçio, todos los ornes que murieran, con deuoçion que ovieron, mandaron grant parte dé las eredades que auien a las eglesias por capellanías e por aniuersarios, assi que después del ordenamiento del Rey mi padre acá que es pasado por esta rrazon e por otras muy mayor parte délas heredades rrengalengas al abadengo"

[La expresión "Por Castilla hablaré yo", 1348-1425]
... ha pasado a ser un tópico literario utilizado de forma ambivalente: tanto para denunciar el perjuicio que para los territorios periféricos tuvo el centralismo, como para denunciar el perjuicio que la Monarquía Hispánica supuso para Castilla.​ Tiene su origen en la disputa protocolaria sobre a quién correspondía la prelación en el orden de palabra en las sesiones de Cortes. Lo disputaban Burgos ... y Toledo... De hecho, se hablaba de Dos Castillas: Castilla la Vieja y Castilla la Nueva. Se dice que el rey Alfonso XI zanjó el asunto en las Cortes de Alcalá. Juan Núñez de Lara, señor de Vizcaya, sostenía la voz de Burgos... y Don Juan Manuel, príncipe de Villena, tenía la parte de Toledo. Divididos los procuradores, el rey mandó callar a todos y dijo: Los de Toledo farán todo lo que yo les mandare, e yo ansí lo digo por ellos, por ende hable Burgos. Con esa solución salomónica (que suponía que teóricamente había hablado primero Toledo, pues el rey habló por ellos, y que de hecho hablaba primero Burgos) las dos partes quedaron contentas. Lo mismo volvió a suceder en las Cortes de Valladolid del segundo año del reinado de Pedro I de Castilla, que tuvo que repetir exactamente la misma frase que su padre. En las Cortes de Valladolid de 1425 volvió a suscitarse la polémica, y entonces fue Juan II de Castilla el que dijo: Yo hablo por Toledo y hable luego Burgos.


[Muerte de Pedro I a manos de Enrique II, 1369 -artículo de Eduardo Kavanagh-]:
Pedro había sido derrotado días antes en la batalla de Montiel, y se hallaba sitiado, junto con un puñado de fieles, en el castillo de la villa. Desesperado, trató de buscar una salida pactada con algunos de los nobles fieles a Enrique (entre ellos Bertrand du Guesclin) y, para ello, fue invitado a salir del castillo y entrevistarse con ellos en el campamento de Enrique. Pero era un ardid: cuando Pedro entró en la tienda donde se debía encontrar con estos, halló también allí a Enrique y descubrió que había sido traicionado. Las narraciones de lo acontecido a partir de entonces difieren enormemente. La fuente más cercana a los hechos, Pedro López de Ayala, narra de la siguiente manera lo que ocurrió al encontrarse los dos hermanos: «E él (Enrique) non le conoscía, ca avía grand tiempo que non le avía visto: é dicen que le dixo un caballero de los de Mosén Beltrán: “catad que este es vuestro enemigo”. E el rey don Enrique aún dubdaba si era él; e dicen que dixo el rey don Pedro dos veces “yo só, yo só”. E estonce el rey don Enrique conoscióle, é firiólo con una daga por la cara: é dicen que ambos á dos [...] cayeron a tierra é el rey don Enrique le firió estando en tierra de otras feridas. E allí morió el rey don Pedro [...]».
Otras fuentes, algo posteriores, atribuyen un mayor protagonismo a otros nobles, que ayudarían a Enrique a lograr ventaja sobre su oponente en la pelea. El portugués Fernao Lopes afirma que, estando los hermanos trabados, y Pedro sobre Enrique: «Fernán Sánchez de Tovar, que era uno de los caballeros que el rey don Enrique traía consigo, le quitó al rey don Pedro de encima y volvió al rey sobre él, y de esta manera fue muerto». Jerónimo de Zurita da una versión similar, si bien en su caso es el vizconde catalán Felip Dalmau de Rocabertí quien auxilia al Trastámara. Lo mismo Jean Froissart, quien narra que: «Tan pronto como [don Enrique] entró en la cámara donde su hermano el rey don Pedro estaba, dijo: “¿Dónde está el hijo de una puta judía que se llama rey de Castilla?”. Entonces respondió el rey don Pedro, y dijo “Tú eres el hijo de puta, que yo soy hijo del buen rey don Alfonso”. Diciendo esto abrazó al rey Enrique y, siendo más fuerte, le tiró al suelo, quedando él encima. [...] Puso la mano en su daga, y sin duda le hubiese matado si el vizconde de Rocabertí no habría estado presente; pues tomó a don Pedro por las piernas y le dio la vuelta. Entonces el rey don Enrique sacó una daga que llevaba en el escarpe y se la clavó a su hermano».
Sin embargo, aunque Bertrand du Guesclin es mencionado por casi todas estas fuentes como instigador de la histórica trampa, ninguna le atribuye participación en la pelea, ni la frase que supuestamente pronunció entonces: «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Tendríamos que esperar hasta el Siglo de Oro para hallar ese relato, por lo que podemos, en confianza, dudar de su historicidad. Sea como fuere, de este modo tan inusual y sombrío terminó el reinado de un rey sobre cuya memoria la tradición a menudo se ha ensañado, siguiendo las directrices del discurso oficial enriquista.


[Tratado anglo-portugués, 1373]:
De Alligantiis cum Rege & Regina Portugalliae / Ann. D. 1373 /  Universis, praesentis Paginae feriem inspecturis, Willielmus Dominus de Latymer Miles & Baro Camerariusque regius, & Thomas Juvenis Curiae Cantuariensis Officialis, Illustrissimi Principis & Metuendissimi Domini nostri, Domini Edwardi, Dei gratia, Regis Angliae & Franciae Procuratores, & Negotiorum Gestores, ad infrascriptum negotium specialiter deputai, in omne aevum, temporibus quibuscumque, Salutem in Domino, & Firmam, si placet, Credentiam Praesentibus adhibere  Ex parte, Illustris & Magnifici Principis, Domini Fernandi, Dei gratia, Regis Portugalia & Algarbii, &, Illustrissimae Feminae, Dominae Alianorae, Reginae & Conjugis ejusdem, Ambassatores, Procuratores, & Nuncii speciales, Nobilis Vir, Johannes Fernandi de Andeiro Miles, &, venerabilis & discretus Vir, Dominus Valascus Dominici Cantor Ecclesiae Bracarensis, Ad supradicti Domini nostri Regis praesentiam personaliter accede Alligantias, Adunationes, Confoederationes, & purae dilečtionis Foedera, Inter dičtos Regem Portugaliae & Reginam , &, Illustrem & Magnificum Principem, Dominum johannem, Dci gratiâ, Regem Castelle & Legionis, Ducem Lancastriae, dicti Domini nostri Regis Angliae Filium prœdilectum, adinvicem initas, contractas, & ordinatas, Et prœconceptum, non solum exindè, set ex vinculo propinquae Consanguinitatis & amicitiis antiquatis, inter ipsos &, recolendae memoriae, eorumdem Progenitores, sincerae dilectionis affectum, Quem tàm erga Personam dicti Domini nostri Regis quàm ejus Filios, Jura,. & Subditos eorumdem, §i Dominus Rex Portugaliae & Regina piis gerebant, & gerunt omni tempore, visceribus, Eorumdenn zelantes ferventius comodum & honorem & inimicorum  suorum malitiae, & fraudulentis machinationibus, seu molitionibus, contra praedičtos Dominum nostrum Regem, ejus Filios, Regnum, Dominia, Terras, & Subditos, nequiter Machinatis, obstando resistere, Ac cum ipso Domino nostro Rege, & ejus Filio Primogenito, Domino Edwardo Principe Walliae, caeterisque Filiis ejusdem Domini nostri Regis (cum quibus nondum Alligantias contraxerunt) Regno Angliae, futurisque Successoribus suis...
https://archive.org/stream/fderaconventione03ryme#page/n487/mode/1up
[t]here shall be between the respective kings and their successors, their realms, lands, dominions, provinces, vassals, and subjects whomsoever, faithfully obeying, true, faithful, constant, mutual, and perpetual friendships [Amicitae], unions [Adunationes], alliances [Alligantiae], and leagues of sincere affection [purae Dilectionis foedera]; and that, as true and faithful princes, they shall henceforth reciprocally be friends to friends and enemies to enemies, and shall assist, maintain, and uphold each other mutually, by sea and by land, against all men that may live or die of whatever degree, station, rank, or condition they may be, and against their lands, realms, and dominions.
https://en.wikipedia.org/wiki/Anglo-Portuguese_Treaty_of_1373


[Peticiones del estamento popular en las Cortes de Burgos, 1373]:
Algunos ricos hombres y caballeros de nuestros reinos toman algunas ciudades y villas y lugares de nuestros reinos y los hacen suyos, y también hacen nuevamente suyas muchas casas en perjuicio de los vecinos de dichos lugares (...). Algunos poderosos ponen tributos nuevamente en algunos lugares donde nunca los hubiera, portazgos, rondas y otros tributos desfavorables (...). Algunos de dichos ricos hombres despueblan los dichos lugares que les habían sido dados, aumentando los pechos (impuestos) de tal manera que los campesinos marchan, los campos se despueblan y se yerman los lugares (...). También hacen muchos agravios y sinrazones a sus habitantes, tomándoles mucho de lo suyo y pidiéndoles dinero, y pan, y vino, y otras cosas y tomándoles los oficios que tienen por sus fueros y privilegios (...). Pedimos que dichas ciudades y lugares, que fueron siempre de vuestra Corona Real antes de que el rey Don Enrique vuestro padre los entregase a algunos señores y caballeros, vuelvan a vuestras manos.


[Constituciones decretadas por el obispo de Oviedo Gutierre de Toledo, 1383, citado en Vaca, La Peste Negra en Castilla]:
... de las mortandades acá han menguado ... cerca la meatad délias [de las rentas], ca en la primera mortandad fueron abaxadas las rentas de tercia parte, e después acá lo otro por despoblamiento de la tierra.


[Batalla de Aljubarrota, 1385 -Crónicas de Pero López de Ayala-]:
Señor, yo so vn cauallero del rey de Françia, vuestro hermano e vuestro amigo, e so en la hedat que vos vedes, e he visto e estado en muchas batallas, assi de christianos commo de moros estando yo allen mar. E señor, tanto he yo aprendido que la cosa del mundo por que omne mayor auentaja puede tomar de su enemigo es ponersse en buena hordenança, assi en guerra commo en batalla. E señor, en dos batallas que los reyes de Françia mis señores, el rey Felipe e el rey don Juan, ouieron con el rey Eduarte de Inglaterra e con el prinçipe de Gales su fijo, perdieron las batallas los reyes de Françia; todo esto, sseñor, fue por non tener buena hordenança en su batalla. E por ende, señor, vos pido por merçed que vos querades el dia de oy mandar a los vuestros que se tengan en buena hordenança en conosçer su auentaja. Ca señor, yo sso en el consejo que los caualleros han dicho, que los vuestros hanse de tener quedos en el lugar do estan fasta que los enemigos sse partan de aquella auantaja que tienen tomada en aquel lugar do estan. ...
Pero algunos caualleros del rey, que eran omnes mançebos e nunca sse vieran en otra batalla, non sse touieron en aquel consejo, teniendo en poco los enemigos, e acometieronlos. E assi fue, ssegund que algunos auian reçelo, que las dos alas de la batalla del rey non pudieron pelear, que cada vna de las alas fallo vn valle que non pudieron pasar. E la auanguarda del rey peleo ssin acorro de las sus alas, e en las dos alas de los enemigos estauan muchos omnes de pie, e tenian muchas piedras e grand ballesteria, los quales fizieron grand daño en los de la auanguarda del rey. Assi que la auanguarda e las dos alas de los enemigos peleauan con la auanguarda del rey de Castilla sola; ca las dos alas suyas non pudieron acorrerles nin peleauan.


[Ricardo García Cárcel, Francesc Eiximenis, el franciscano burgués, 2018 -los hechos, finales del siglo XIV-]:
Nacido en Girona hacia 1330, en el seno de una familia burguesa. Entró en la orden franciscana muy joven. Se formó en las universidades de Oxford y de París. Recibió influencias de Duns Scoto y de Guillermo de Ockham. Se ordenó en 1352 y se doctoró en la universidad de Toulouse en 1374. Viajó mucho por toda Europa. Volvió a Cataluña para poco después trasladarse a Valencia, donde vivió de 1382 a 1408. En Valencia fue asesor del gobierno municipal. Allí vivió la explosión antijudía de 1391. Su actitud fue mucho menos beligerante hacia los judíos que la de Vicente Ferrer. Eiximenis organizó "un ejército de plegarias" que buscó serenar los ánimos. En 1397 fue miembro de una comisión asesora de Martí I sobre el cisma de occidente y participaría en la preparación de dos cruzadas valenciano-mallorquinas contra la piratería musulmana en el Mediterráneo. En 1399 intentó llevar adelante un proyecto de unificación escolar que sería anticipo de la futura universidad de Valencia, fundada oficialmente en 1499. Tomó parte, asimismo, en el concilio de Perpiñán, donde el papa Luna de Aviñón, Benedicto XIII, con el que tuvo excelentes relaciones, le nombró Patriarca de Jerusalén, administrador apostólico y obispo de Elna. Murió en Perpiñán en 1409.
Eiximenis escribió una abundante obra en catalán y en latín. En catalán destaca su Tractat d'usura (en el que subyace el problema judío​); Lo Crestià, una especia de suma teológica, obra proyectada en doce volúmenes de los que solo conservamos cuatro, y que tuvo enorme difusión en Valencia, hasta el punto de que la obra estaba en la biblioteca de los agermanados valencianos que se levantaron contra Carlos V, un siglo después de muerto Eiximenis; el Regiment de la cosa pública, una recopilación de consejos para el buen gobierno; el Llibre dels àngels (traducido al castellano, al francés, al latín y al flamenco); el Llibre de les dones (un manual de educación de mujeres, tema sobre el que girarían no pocos textos de la literatura del momento como los de Jaume Roig); una Vida de Jesucrist y la Scala Dei o Tractat de la Contemplació. Su obra destaca por su formación escolástica y por su inmersión en el lenguaje popular y las escenas costumbristas. Escribió especialmente para un público burgués bienestantante. Su gran estudioso ha sido el filólogo suizo Kurt Wittlin, que considera que el sueño político de Eiximenis fue el de las ciudades-estado italianas que conoció en sus viajes de juventud. El presunto republicanismo que se ha atribuido a Eiximenis se conjuga más con las relaciones excelentes que mantuvo con la corte. Ciertamente, parece constatarse en él la melancolía decadente de los últimos años de la corte de Martín I el Humano. Él murió tres años antes de Caspe.
Eiximenis ha de ser valorado, ante todo, como franciscano en contraste con el mundo dominico, aunque unos y otros estuvieran dentro de las órdenes mendicantes. El franciscano propugnaba una renovación de la espiritualidad que pusiera coto a la praxis clerical en la que había degenerado la Iglesia. Un anticipo de la devotio moderna erasmiana, un sentido pragmático de la existencia con la fe como bandera, fustigando toda la superstición y la ignorancia popular, pero intentando capitalizar al mismo tiempo lo mejor de aquella cultura popular. Un sentido realista de la vida con la ilusión de la fe como referencia. Es interesante el contraste del equilibrio burgués de Eiximenis con el de su coetáneo, el dominico Vicente Ferrer. Este último, predicador populista, nacido en el marco de la peste negra, con la cabeza llena de admoniciones fatalistas. Eiximenis, en cambio, ejerció un interés por el pueblo pero en su versión más discreta y funcional, siempre pensando en la paz social y no en el radicalismo de la ansiedad del cambio. Su paraíso social era una monarquía perfectamente conectada con las fuerzas vivas de la cosa pública.
Eiximenis fue ciertamente una figura extraordinaria dentro de la literatura catalana medieval que desarrolló buena parte de su vida fuera de Cataluña, en especial en Valencia. Es subrayable que dentro de la literatura catalana medieval sobresalen los valencianos (solo citaré aquí los grandes nombres de Arnau de Vilanova, el científico; Vicente Ferrer, el predicador; los poetes Ausias March y Jordi de Sant Jordi; y el prosista Joanot Martorell, el autor del Tirant) así como los mallorquines, Ramon Llull o Anselm Turmeda.


Un judío y un musulmán juegan al ajedrez.
´Libro del Ajedrez de Alfonso X el Sabio.

Judíos y conversos



[Francisco Morales Padrón, Canarias: Crónicas de su conquista,1978 -los hechos, siglo XV-]:
A la etapa bentancuriana (1403-1461), había sucedido la etapa de Diego García de Herrera (1461-78), Años éstos de régimen señorial. A partir de entonces se desarrolla la etapa realenga con las siguientes fases por lo que a la conquista de Gran Canaria se refiere: la de Frías-Bermúdez-Rejón y Algaba (1478-80) y la de Pedro de Vera (1480-91). El momento final lo marcan las anexiones de La Palma y Tenerife (1492-96). El cronista Alonso de Palencia conjuntamente con el Asistente de Sevilla Diego de Merlo, fueron los comisionados reales encargados de organizar la conquista de Gran Canaria. Por su parte, el obispo Juan de Frías figura corno responsable de la empresa, según se desprende de una aclaración que el 20 de abril de 1478 Palencia dio a petición de Frías. En ella el cronista transcribe y glosa la capitulación o concordia establecida, deduciéndose de su texto que los Reyes ordenaban enviar una armada para someter la isla de Gran Canaria, yendo como capitanes Juan de Frías, obispo del Rubicón, Juan Bermúdez, deán del Rubicón y Juan Rejón, su cria do. Al obispo se le reservaba el monopolio de la orchilla canaria mientras durase la empresa con el fin de compensarle los gastos que aquella le ocasionara. La Corona se comprometía a contribuir con 20 lanzas de la Santa Hermandad, y exigía la construcción de una iglesia catedral y el poblamiento de la isla con cristianos, cuya seguridad se garantizaría fortaleciendo los puertos isleños, para lo cual se llevarían pertrechos y herramientas. El obispo Frías tuvo que pedir dinero prestado para organizar la empresa, saliendo Bermúdez fiador. ...
El campo indígena, afectado por la pestilencia, volvía a enfrentarse y resistir al invasor. Las pestilencias debía tener su origen en los cadáveres no enterrados y, tal vez, al contacto (aunque no era la primera vez) entre guanches y cristianos. La batalla decisiva, en la cual jugó un papel clave don Fernando Guanarteme, tuvo lugar en La Laguna el 14 de noviembre de 1495. Allí perecieron el mencey Benitomo y su hermano Chimenchia (Tinguaro). Los vencedores abandonaron el campamento y torre de Gracia y se refugiaron en Santa Cruz de Añazo. El 20 de noviembre reanudaron la ofensiva, precedida de una serie de operaciones de castigo sobre los bandos de Tegueste y Tacoronte. El 25 de diciembre tuvo lugar la segunda batalla de Acentejo, que decidió la suerte de Tenerife, y que fue favorable a los cristianos. Sobre el campo de batalla se fundó Nuestra Señora de la Victoria. El mundo indígena se había venido abajo en Tenerife tan dramáticamente como en Gran Canaria. Seguro que de haberse dado una historiografía indígena, el vencido nos hubiera legado unos testimonios similares a los mejicanos. El etnocidio y genocidio se cebó en los indígenas; la peste y el hambre los diezmó; algunos eran comidos por los perros y tenían que dormir en los árboles para huir de ellos... Ante el drama de su pueblo, el mencey de Taoro se suicida en Tigaiga arrojándose al vacío... En la Península siguen vendiéndose esclavos procedentes de La Palma y Tenerife. En febrero de 1496 la resistencia indígena tinerfeña era nula. Algunos grupos se refugiaban en las cumbres, y otros se acogían a los bandos de paz. El 15 de febrero Fernández de Lugo desmoviliza al grueso de su tropa, y en marzo se traslada a la corte. Retorna. En abril se realizan unas postreras operaciones de limpieza. En mayo se someten los menceyes rebeldes de Tegueste, Tacoronte, Icod y Daute. Acompañado de los menceyes de Güimar, Abona, Adeje, Anaga y algunos otros, Lugo viaja en junio a la metrópoli y presenta en Almazán al grupo de notables tinerfeños que son bautizados


[Compromiso de Caspe, 25 de  junio de 1412]:
Nosotros, Pedro de Çagarriga, arzobispo de Tarragona, Domingo Ram, obispo de Huesca, Bonifacio Ferrer, donado de la Cartuja, Guillermo de Valseca, doctor en leyes, fray Vicente Ferrer de la orden de Predicadores, maestro en sagrada teología, Berenguer de Bardají, señor del lugar de Zaidín, Francisco de Aranda, donado del monasterio de Portaceli de la orden de la Cartuja, oriundo de la ciudad de Teruel, Bernardo de Gualbes, doctor en ambos derechos y Pedro Bertrán, doctor en decretos, los nueve diputados electos por los Parlamentos generales, ... con plena y plenísima, general y generalísima autoridad, facultad y poderes para investigar, instruir, informar, conocer, reconocer y publicar a quién deben prestar el juramento de fidelidad los citados Parlamentos y al que los súbditos y vasallos de la Corona de Aragón deben tener y reconocer por justicia, según Dios y nuestras conciencias, como a su verdadero rey y señor. De tal modo, que aquel a quien nosotros los nueve de común acuerdo, o seis de nosotros siempre que entre los seis figure uno por cada terna, ... decimos y publicamos que los mencionados Parlamentos y súbditos y vasallos de la Corona de Aragón deben y están obligados a prestar fidelidad al ilustrísimo y excelentísimo príncipe y señor don Fernando, infante de Castilla, y que deben y vienen obligados a reconocer al propio don Fernando como a su verdadero rey y señor....

Capilla del Condestable o de los Luna, catedral de Toledo (desde 1434)
Fuente: Matilde Miquel y Olga Pérez
Ver más breve en https://arte.laguia2000.com/arquitectura/capilla-de-los-luna-catedral-de-toledo


[Fernando Castillo, ¿Guerra o torneo?: la Batalla de Olmedo, modelo de enfrentamiento caballeresco -los hechos, 1445]:
... enfrentó a Juan II de Castilla y don Álvaro de Luna con parte de la nobleza encabezada por los Infantes de Aragón. ... actitudes ante el combate y ... convergencia entre las características y reglas de un choque militar y las propias del torneo cortesano, dada la común procedencia social de los contendientes de ambas partes.

[Ejecución de Álvaro de Luna, 1453]:
https://vallisoletvm.blogspot.com/2009/11/la-ejecucion-de-don-alvaro-de-luna.html
https://confilegal.com/20170122-por-que-a-alvaro-de-luna-favorito-del-padre-de-isabel-de-castilla-fue-condenado-en-un-juicio-sumarisimo/


[Revuelta irmandiña, 1467]:
Las gentes de Galicia que identifican hacia 1467 a los señores de Galicia como los malhechores del Reino, les acusan asimismo de traicionar al Rey, máximo representante del sistema social y mental feudal: "se llebantaran por mandado del dicho Rey e por su serbiçio, porque dezian que los caballeros destonçes no querían obedesçer al rey e dezian que azian délias [las personas que andaban en la irmandade] muchos males que robaban y mataban e se acogían a las dichas fortalezas" . Enrique IV, por su parte, después de que los señores lo destronasen simbólicamente en la llamada farsa de Ávila (5 de junio de 1465), se convierte también en acusador y llama a las ciudades y al pueblo a ponerse de su lado contra los caballeros desobedientes: se lamenta diciendo que "crie hijos y puselos en grande estado, y ellos me menospreciaron", y toma medidas pues "mando despachar sus cartas para todo el reino a todos los estados, notificándoles la gran maldad de los cavalleros que se avian levantado contra el y aleado por rey a su hermano, para que viniesen a servir y le ayudasen a los destruir, prometiendo mercedes, exenciones, libertades y franquezas" . Esta llamada a "destruir" a los caballeros enemigos del Rey puede llegar a invertir la primera función de defensa del orden señorial asumida por la monarquía: así ocurrió en la Galicia irmandiña [nota: Dice en las probanzas del pleito Tabera-Fonseca un zapatero de Santiago: "se abian quexado al rey don Enrique que al dicho tienpo cree que reinaba y dezian quel dicho rey les mandara que pues que les hazian mal quellos se llebantasen a una y destruisen a los dichos caballeros y les derrocasen las dichas sus fortalezas"].
En las relaciones mutuas de apoyo entre Enrique IV y los concejos urbanos hay algunas diferencias entre Galicia y Castilla-León. En el segundo caso son habituales las quejas de las ciudades de que el Rey, o su valido, imponían los nombres de los procuradores a Cortes, impidiendo su preceptiva elección por las ciudades30 . En el caso gallego, una determinante conciencia antiseñorial31 eleva el tono de las críticas al Rey por sus acciones u omisiones. Tras la gran revuelta de 1431 contra los Andrade, un procurador de la villa de Ferrol, llamado Pedro Padrón, se presenta ante Juan II en Zamora, alarmado por las noticias de que iba a entregar la villa a Pedro Fernández de Andrade, asegurando que Ferrol era villa realenga y rebelándose altivamente diciendo que "no consiento en niguna ni alguna gracia e merced que de la dicha villa é su tierra sea fecha al dicho Pero Fernandez, é protesto que si lo es ó fuere fecha, que sea en si ninguna, é de ningún valor".
Carlos Barros, Viva el rey-Rey imaginario y revuelta en la Galicia bajomedieval


De su familia hereda Pardo de Cela castillos y casi nada más; llegará a ser un gran señor de fortalezas, lo que le confiere gran poder coercitivo y pocos medios económicos directos. Una buena pólitica matrimonial lo emparenta con importantes familias nobles: se casa con Isabel de Castro, hija del Conde de Lemos y sobrina del obispo de Mondoñedo; casa a sus hijas con caballeros de las casas de Saavedra (que viene en el nobiliario de Aponte) y de Ribadeneira (a su vez emparentado con las casas de Miranda, Bolaño y Ron). En 1464 es ya encomendero del obispado de Mondoñedo (ya lo fuera su padre Juan Núñez Pardo) y alcalde de Vivero por el rey, cargo que le será confirmado el año siguiente por Enrique IV al pasar la villa a la corona. Sus ingresos se complementan con las alcabalas de gran parte del obispado de Mondoñedo. Esta dependencia de los ingresos ajenos (generados por la iglesia de Mondoñedo, los vecinos de Vivero y las rentas del rey) para mantener un estatus de gran señor fue el talón de Aquiles del mariscal Pardo de Cela, siendo en esto también representativo de la nobleza gallega del siglo XV que refeudaliza el país e institucionaliza el agravio como parte principal de la renta feudal. Por las fuentes orales sabemos que fueron las rentas del obispado de Mondoñedo las que desencadenaron el conflicto que le llevará al cadalso. Y por las fuentes judiciales posteriores que el cobro de las rentas reales justificó la confiscación pos-morten de sus bienes. 
La falta de sentido económico de esta nobleza advenediza y violenta de origen trastámara, que tan bien encarna Pardo de Cela, se ve en aquello que "Pedro Pardo, Mariscal dixera al dicho Conde [de Lemos] que ynchiese [hinchiese=llenase] los carballos de los dichos basallos e quel dicho Conde que no queria que no se abia de mantener de los carballos". Este diálogo tuvo lugar en 1469, cuando el mariscal vuelve del exilio (interior o exterior, no lo sabemos), bajo las órdenes del Conde de Lemos, su suegro, para recuperar sus posesiones tomadas por los irmandiños. Los vasallos rebeldes habían derrocado la fortaleza A Frouseira "donde prendieron al Mariscal Pedro Pardo", dejándole con vida pese a su fama de bandolero, cosa que diez y seis años después no harán los oficiales de la reina Isabel. Pardo de Cela no fue el dirigente de los irmandiños que ha imaginado el novelista Vicetto, sino uno de sus enemigos más recalcitrantes. 
Pedro Pardo quiso emular a los grandes señores aprovechando las oportunidades que ofrecía el turbulento siglo XV. Sin embargo, un caballero que sirvió como él a Fernán Pérez de Andrade, Alonso de Lanzós, siguió el camino contrario: eligió el bando de los vasallos, y llegó a ser uno de los capitanes (en el obispado de Lugo) más conocidos de los irmandiños, después de sufrir personalmente los agravios y asaltos de Andrade, Pardo de Cela y otros señores. A su vez Alonso de Lanzós es culpable de la muerte del hermano de Pedro Pardo de Cela. Es conocida asimismo la enemistad del mariscal con el hidalgo Fernando Díaz Teixeiro, dirigente militar irmandiño en Mondoñedo.
Tampoco es cierto, como ha dicho la historiografía galleguista, que Pardo de Cela militara en el bando de la Beltraneja y de Portugal contra Isabel la Católica en la guerra de sucesión 1476-1479. Todo lo contrario, se alineó con el bando isabelino que encabezaba el arzobispo Fonseca y que comprendía a casi toda la nobleza gallega (aunque el entusiasmo desplegado fue muy desigual), de tradición integracionista como sabemos, con la notoria excepción de Pedro Alvarez de Soutomaior que defendió la opción portuguesa. Así, en 1476, estuvo el mariscal "con todos los otros Pardos y Rivadeneyras" en el gran cerco de Pedro Madruga en Pontevedra, y en 1477 -según ya dijimos- participa en una confederación señorial que siendo isabelina, "guardando servicio del rey e reina nuestros señores", está pensada para resistir la orden real de recrear la Santa Hermandad; los intereses de clase estaban por encima de cualquier fidelidad política. A partir de ahí se suceden una serie de problemas puntuales del mariscal con los oficiales de los Reyes Católicos sin que ello suponga un cambio de bando. No existe pues noticia documental alguna del alineamiento, en cualquier momento, de Pardo de Cela con Pedro Madruga y los portugueses durante la guerra de sucesión.
Los enfrentamientos de Pardo de Cela con los oficiales reales (sucesivamente: Ladrón de Guevara, Francisco Cerón y Fernando de Acuña) serían marginales para la historia de la Galicia en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, sino fuera por el desenlace mortal de este conflicto. Los señores de Galicia gobernaban sus estados proclamando la lealtad hacia un lejano rey de Castilla, de cuyas rentas gallegas se apropiaban. Cuando la reina Isabel pretende hacer más efectiva la autoridad real en Galicia, resucitando las hermandades y buscando el sostén de las ciudades, surgen grandes conflictos de poder, de jurisdicción, entre los enviados de los reyes y cada uno de los grandes señores de fortalezas, empezando por los partidarios de Isabel.


[Guerra civil catalana - La Biga y la Busca en Barcelona, 1462-1472]
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Biga_y_la_Busca


[Guerra remensa y sentencia arbitral de Guadalupe, 1462-1486]
https://es.wikipedia.org/wiki/Sentencia_arbitral_de_Guadalupe


[Guerras civiles castellanas]
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Guerras_civiles_castellanas


[Farsa de Ávila, 1465, en Diego de Valera, Memorial de diversas fazañas]:
Los grandes del reino que en Ávila estaban con el príncipe don Alfonso determinaron de deponer al rey don Enrique de la corona y cetro real, y para lo poner en obra eran diversas opiniones, porque algunos decían que debía ser llamado e se debía hacer proceso contra él, otros decían que debía ser acusado ante el Santo Padre de herejía e de otros graves crímenes e delitos que se podrían ligeramente contra él probar (…) Ninguna cosa les parecía ser más conveniente, ni que más sabiamente se pudiese hacer que la privación del tirano, al cual fallecía vigor del corazón e prudencia e esfuerzo e todas las otras habilidades que a buen príncipe convienen. Ninguna otra cosa le quedaba, salvo nombre de rey, el cual quitado él era todo perdido, lo cual no era cosa nueva en los reinos de Castilla e de León, los nobles e pueblo de ellos elegir rey e deponello (…). Para lo cual, en un llano que está cerca del muro de la ciudad de Ávila se hizo un gran cadahalso (…) e allí se puso una silla real con todo el aparato acostumbrado de poner a los reyes, y en la silla una estatua, a la forma del rey don Enrique, con corona en la cabeza y cetro real en la mano, y en su presencia se leyeron muchas querellas que ante él fueron dadas de muy grandes excesos, crímenes e delitos (…) e allí se leyeron todos los agravios por él hechos en el reino, e las causas de su deposición, aunque con gran pesar y mucho contra su voluntad. Las cuales cosas así leídas, el arzobispo de Toledo, don Alonso Carrillo, subió en el cadahalso y quitóle la corona de la cabeza, como primado de Castilla, y el Marqués de Villena, don Juan Pacheco, le quitó el cetro real de la mano (…) y el conde de Plasencia, don Álvaro de Estúñiga, le quitó la espada, como Justicia Mayor de Castilla, y el Maestre de Alcántara, don Gome Solís (…) y el conde de Benavente, don Rodrigo Pimentel, y el Conde de Paredes, don Rodrigo Manrique, le quitaron todos los otros ornamentos reales y con los pies le derribaron del cadahalso en tierra y dijeron: “¡A tierra, puto!”. Y a todo esto gemían y lloraban la gente que lo veían. E Luego, incontinente el príncipe don Alfonso subió en el mismo lugar, donde por todos los grandes que ende estaban le fue besada la mano por rey y señor natural de estos reinos.



VII - Reyes Católicos


[Concordia de Segovia, 1475, glosada en Fernando del Pulgar, Chronica de los muy altos y esclarecidos reyes Catholicos don Fernando y doña Ysabel de gloriosa memoria]:
... dende en adelante el y ella mandaron, que no se hablasse mas en esta materia [si debía reinar Fernando por propio derecho]: y acordaron que en todas las cartas que diesen, fuessen nombrados el y ella: y que el sello uno fuesse, con las armas de Castilla y de Aragon. Assi mesmo en la moneda que mandaron labrar, estuviessen puestas las figuras del y della, y los nombres de ambos.
Véase también Niveles de lectura del "Tanto Monta"


Yugo y lema "Tanto Monta", 
sobre los preexistentes relieves nazaríes de la Alhambra

[Batalla de Toro, 1476 -visiones contrarias de ambos bandos-]
http://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/la-batalla-de-toro-1476-datos-y-documentos-para-su-monografa-histrica-0/


[Jorge Manrique, Coplas a la muerte de su padre, 1476]:
IX
Pues la sangre de los godos,
el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos
se sume su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!
Otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.
...
XVI
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención
como trujeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras,
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿Qué fueron sino verduras
de las eras?
...
XVIII
Pues el otro, su heredero,
don Enrique, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus placeres
se le daba!
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró,
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él
lo que le dio!
XIX
Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaeces y caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
XX
Pues su hermano, el inocente
que en su vida sucesor
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
que le siguió!
Mas como fuese mortal,
metiólo la muerte luego
en su fragua,
¡oh juicio divinal!
Cuando más ardía el fuego,
echaste agua.
XXI
Pues aquel gran Condestable
Maestre que conocimos,
tan privado,
no cumple que dél se hable,
sino sólo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿que fueron sino pesares
al dejar?
XXII
Pues los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alta fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad,
que cuando más encendida
fue matada?
...
XXIX [Habla de su padre, Rodrigo Manrique]
No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas,
ni vajillas,
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.
...
XXXII
Y sus villas y sus tierras
ocupadas de tiranos
las halló,
mas por cercos y por guerras
y por fuerza de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de Portugal,
y en Castilla quien siguió
su partido.


[Inquisición en Sevilla, desde 1478 - Solomon Ibn Verga, Chébet Jehuda: La vara de Judá]:
He oído que es intención de mi señor obligarles a abrazar la religión cristiana: he aquí una empresa que sería buena y hermosa si fuese hacedera.  Pero sabe, oh señor, que los conversos sirven más a su antigua religión después de convertidos que lo hacían antes de la conversión. He oído que un relapso cuando entraba en nuestra iglesia y alzaban la Hostia, se golpeaba el pecho diciendo: «¡Ay de aquel que esto ve y ay de quien lo cree!». En la ciudad de Sevilla manifestó un inquisidor al gobernador: «Si quieres, señor, saber cómo guardan el sábado los conversos, vayamos y subamos a la torre». Subieron a ella y le dijo el inquisidor: «Levanta tus ojos y mira: tal casa es la casa de un converso, tal otra es la casa de otro converso, y así muchas; no verás tú, a pesar de todo el rigor del invierno, que salga humo de ninguna de ellas, lo cual es porque no han encendido fuego por ser sábado». Además es cosa sabida entre nosotros que hubo en España un converso que comía todo el año pan sin levadura, a fin de poder comer así en la Pascua sin que se alzaran contra él: él afirmaba que su estómago no le soportaba pan fermentado. El día de la fiesta en que tocan la trompeta, marchan al campo y tocan en medio de los montes y valles, para que no se oiga el sonido afuera.También tienen un hombre determinado que degüella, quita el sebo y se lo lleva a sus casas. Hay entre ellos algunos que se hacen circuncidar en secreto y aun hubo quien se circuncidó a sí mismo, porque no confiaba en nadie, por temor a que se descubriera el hecho. Hay también entre ellos quien lleva el Libro de la Ley mosáica en un saco de pimienta, e igualmente ocurre en sus restantes preceptos. De qué le servirá, pues, a mi señor y mi rey derramar sobre los judíos las aguas bautismales y llamarles con nuestros nombres ...


[Hernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos -en iesmardearagon-]:
Decían asimismo que en la manera del hacer de los procesos y del tomar de los testigos e informaciones y en los tormentos que daban y en la execución de las sentencias y en las otras circunstancias, los inquisidores eclesiásticos y los ejecutores seglares se avían cruelmente; y mostraban grand enemiga, no sólo contra aquellos a quien justiciaban y atormentaban, mas avn contra todos, con ánimos de los macular y de los difamar de aquel pecado horrible. Y que considerada la piedad de Dios y lo que la Santa Madre Iglesia manda usar en este caso, con dulces razones y blandas amonestaciones y con buenas doctrinas y enxenplos se debían traer a la Fe aquellos errados. Y siguiendo los preceptos y reglas de los santos cánones, los debían reducir y admitir en las penas que las leyes disponen, y no con aquella cruel pena del fuego. Especialmente aquellos que confesaban su yerro y se convertían a la Fe de Cristo, Nuestro Redentor; porque decían que era cosa ynumana y cruel llevar al fuego a ninguno que llamaba el nombre de Cristo y confesaba ser cristiano y quería vivir como cristiano.


[Tratado de Alcaçovas, 1479]:
Qusieron los dichos señores Rey y reina de Castilla e de Aragón e de Sicilia etc., e les plugo para que esta paz sea firme, estable e para siempre duradera en todo tiempo, que por sí nin por otro, público nin secreto, nin sus herederos nin subcesores, non turbarán, molestarán nin inquietarán de fecho nin derecho, en juicio nin fuera de juicio, a los dichos señores Rey e príncipe de Portugal, nin los reyes que por tiempo fueren de Portugal, nin sus Reinos, la posesión e casi posesión en que están en todos los tratos, tierras, rescates de Guinea, con sus minas de oro, e cualquier otras islas, costas, tierras descubiertas e por descubrir, falladas e por fallar, islas de la Madera, Puerto Sancto e Desierta, e todas las islas de los Açores, e islas de las Flores, e así las islas de cabo Verde, e todas las islas que agora tienen descubiertas cualesquier otras islas que se fallaren o conqirieren de las islas de Canarias para baxo contra Guinea, porque todo lo que es fallado e se fallare, conquerir o descubrir en los dichos términos, allende de lo que es ya fallado, ocupado, descubierto, finca a los dichos Rey e Príncipe de Portugal e sus Reinos, tirando solamente las islas de Canaria a saber: Lanzarote, Palma, Fuerte Ventura, la Gomera, el Fierro, La Graciosa, La Gran Canaria, Tenerife e todas las otras islas de canaria ganadas o por ganar las cuales fincan a los Reinos de Castilla.


[Ordenamiento de Montalvo 1480]
https://derechouned.com/historia/edad-moderna/9589-las-recopilaciones-castellanas
https://derechouned.com/historia/edad-moderna/9588-las-recopilaciones-en-los-territorios-forales
https://derechouned.com/libro/historia/2117-las-recopilaciones-en-los-restantes-territorios
https://derechouned.com/historia/edad-moderna/9587-las-recopilaciones-en-indias
https://derechouned.com/historia/comentarios/9525-pragmatica-nueva-recopilacion (1567)
https://derechouned.com/historia/comentarios/9531-novisima-recopilacion
derechouned Novísima Recopilación (1805)


[Mito de la camisa de Isabel]:
César Cervera, mito-isabel-catolica-sucia-y-maloliente (otros falsos mitos medievales, del mismo)


Tres morillas me enamoran en Jaén


[Toma de Alhama, 1482]:
https://www.alhama.com/digital/cultura/historia/8214-la-toma-de-alhama-partiendo-de-cronicas-musulmanas
Romance del rey moro que perdió Alhama, música de Luis de Narváez 


[Capitulaciones de Granada, 25 de noviembre de 1491, con efecto el 2 de enero de 1492]:
Primeramente es asentado que el dicho rey de Granada, los alcaldes y alfaquís, alcaides, alguaciles, sabios, moftíes, viejos y buenos hombres y comunidad, chicos y grandes de la ciudad de Granada, y del Albaicín y sus arrabales, hayan de entregar y entreguen a sus Altezas o a su mandato, pacíficamente y en concordia realmente y con afecto dentro de sesenta días primeros siempre que se cuenten desde veinte y cinco días del mes de noviembre, que es el día del asiento de la capitulación de estas fortalezas del Alhambra y del Alhaizán, y puertas y torres de la dicha Alhambra y Alhaizán, y las puertas de la dicha ciudad de Albaicín, y sus arrabales, y de las torres de las dichas puertas y las otras puertas de la dicha ciudad, apoderando a sus Altezas o sus capitanes o gentes de cierto mandato en lo alto y bajo de todo ello a toda su libre y entera voluntad.
...
que sus Altezas y el señor Príncipe don Juan, su hijo y sus descendientes tomarán y recibirán al dicho rey Muley Baaudili y a los dichos alcaides, etc. machos, hembras y vecinos de la ciudad de Granada y del dicho Albaicín y sus arrabales, villas y lugares de su tierra y de las Alpujarras y de las otras tierras que entran en este asiento y capitulación de cualquier estado o condición que sean por sus vasallos, súbditos y naturales de su amparo, seguro y defensa real y les dejarán y mandarán dejar en sus casas y haciendas bienes muebles y raíces, ahora y en todo tiempo para siempre jamás, sin que les sean tomada cosa alguna de lo suyo, antes serán de sus Altezas y de sus gentes honrados favorecidos, y bien tratados como servidores y vasallos suyos.
...
Item es asentado y concordado que sus altezas y sus descendientes, para siempre jamás dejarán vivir al dicho Rey Muley Baudili [Boabdil] y a los dichos alcaides y alcaldis y sabios y muftíes -al-faquíes- y alguaciles y caballeros y escuderos y viejos y buenos hombres y comunidad chicos y grandes, estar en su ley y no les mandarán quitar sus algimas y çumaas y almuédanos y torres de los dichos almuédanos para que llamen a sus açalaes y dejarán y mandarán dejar a los dichos algimas sus propios y rentas como ahora los tienen y que sean juzgados por su ley sarracena con consejos de sus alcaldis según costumbre de los moros y les guardaran y mandaran guardar sus buenos usos y costumbres.
Item es asentado y acordado que no les tomarán ni mandarán tomar sus armas y caballos ni otra cosa alguna, ni en tiempo alguno para siempre jamás, excepto todos los tiros de pólvora grandes y pequeños que han de dar y entregar luego a sus altezas.
Item es asentado y acordado que ningún judío no sea recaudador ni receptor ni tenga mando ni jurisdicción sobre ellos.
Item es asentado y acordado que a ningún moro o mora non haga fuerza a que se torne cristiano ni cristiana.
http://www.culturandalucia.com/BOABDIL/Capitulaciones_entre_Boabdil_y_los_Reyes_Catolicos.htm
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/boabdil-granada-y-los-reyes-catlicos-0/html/007ed4be-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html
https://sanchezgarrido.wordpress.com/2011/01/02/la-toma-de-granad/


[Edicto de Granada o de expulsión de los judíos, 31 de marzo de 1492]:
Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca. . . duques de Atenas y Neopatria. Al Príncipe don Juan, nuestro hijo, e a los Infantes, prelados, duques, marqueses, condes. . . a los concejos, corregidores, alcaldes. . . de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos , y a las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de cualquier edad que sean. . . salud y gracia. Sepades e saber debedes que porque Nos fuimos informados que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban de nuestra Sancta Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la comunicación de los judíos con los cristianos, en las Cortes de Toledo de 1.480 mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su pecado, pensando que se remorderían; e otrossi ovimos procurado que se ficiese Inquisición, . . por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio. Y consta ser tanto el daño que se sigue a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la fe católica, que los llevan a su dañada creencia. . . procurando de circuncidar a sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley. . . persuadiéndoles de que guarden la ley de Moisés, faciéndoles entender que no hay otra ley nin verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos, lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica. Por ende, Nos, en concejo e parescer de algunos prelados, e grandes e caballeros, e de otras personas de ciencia e de conciencia, aviendo avido sobrello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; e sobrello mandamos dar esta carta por la cual mandamos. . . que fasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus fijos, de cualquier edad que sean, e non osen tornar. . . bajo pena de muerte. E mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recebir, acoger o defender pública o secretamente a judío nin judía pasado el término de julio. . . so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enagenar o trocar sus bienes. Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto non seya oro nin plata, nin moneda nin las otras cosas vedadas. Otrossí mandamos a nuestros alcaldes, corregidores. . . que cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas e mercados.


[Primera carta de Colón, 1493]:
Señor, porque sé que habréis placer de la gran victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viaje, vos escribo ésta, por la cual sabréis cómo en 33 días pasé de las islas de Canaria a las Indias con la armada que los ilustrísimos rey y reina nuestros señores me dieron, donde yo hallé muy muchas islas pobladas con gente sin número; y de ellas todas he tomado posesión por Sus Altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fue contradicho. A la primera que yo hallé puse nombre San Salvador a conmemoración de Su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto ha dado; los Indios la llaman Guanahaní; a la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción; a la tercera Fernandina; a la cuarta la Isabela; a la quinta la isla Juana, y así a cada una nombre nuevo.
https://es.wikipedia.org/wiki/Cartas_que_anunciaron_el_descubrimiento_de_las_Indias


[El llamado "Diario de Colón" -recogido en el repertorio de textos ccsocialesafapinto-, atribuido a Bartolomé de las Casas]:
Porque, cristianíssimos y muy altos y muy excelentes y muy poderosos príncipes, Rey e Reina de las Españas y de las islas de la mar, Nuestros Señores, este presente año de 1492, después de Vuestras Altezas aver dado fin a la guerra de los moros, que reinavn en Europa, y aver acabado la guerra en la muy grande ciudad de Granada, adonde este presente año, a dos días del mes de Enero, por fuerça de armas vide poner las banderas reales de Vuestras Altezas en las torres de la Alfambra, que es la fortaleza de dicha ciudad, y vide salir al rey moro a las puertas de la ciudad, y besar las reales manos de Vuestras Altezas y del Príncipe mi Señor, y luego en aquel presente mes, por la información que yo avía dado a Vuestras Altezas de las tierras de India y de un Príncipe que es llamado Gran Can (que quiere dezir en nuestro romançe Rey de los Reyes), como muchas vezes el y sus anteçessores avían enviado a Roma a pedor doctores en nuestra sancta fe porque le enseñasen en ella, y que nunca el Sancto Padre le avía proveído y se perdían tantos pueblos, cayendo en idolatrías e resçibiendo en sí sectas de perdición; y Vuestras Altezas, como cathólicos cristianos y príncipes amadores de la sancta fe cristiana y acreçentdores d´ella y enemigos de la secta de Mahoma y de todas idolatrías y heregías, pensaron en enviarme a mí, Cristóval Colón, a las dichas partidas de India para ver los dichos príncipes y los pueblos y las tierras y la disposiçión d´ellas y de todo, a la manera que se pudiera tener para la conversión d´ellas a nuestra sancta fe, y ordenaron que yo no fuese por tierra al Oriente, por donde se costumbra de andar, salvo por el camino de Occidente, por donde hasta oy no sabemos por cierta fe que aya pasado nadie; así que, después de aver echado fuera todos los judíos de todos vuestros reinos y señoríos, en el mismo mes de Enero, mandaron Vuestras Altezas a mí que con armada suffiçiente me fuese a las dichas partidas de India, y para ello me hizieron grandes mercedes y me anobleçieron, que dende en adelante yo me llamase Don y fuesse Almirante Mayor de la mar Occéana y Visorey e Governador perpetuo de todas las islas y tierra firme que yo descubriese y ganasse, y de aquí adelante se descubriesen y ganasen en l mar Océano, y así sucediese mi hijo mayor, y él así de grado en grado para siempre jamás.


[Tratado de Tordesillas, 1494]:
Que se haga y asigne por el dicho mar océano una raya o línea derecha de polo a polo, del polo Ártico al polo Antártico, que es de norte a sur, la cual raya o línea e señal se haya de dar e dé derecha, como dicho es, a trescientas setenta leguas de las islas de Cabo Verde para la parte de poniente, por grados o por otra manera, como mejor y más presto se pueda dar, de manera que no será más. Y que todo lo que hasta aquí tenga hallado y descubierto y de aquí adelante se hallase y descubriere por el rey de Portugal y por sus navíos, así islas como tierra firme, desde la raya arriba dada en la forma susodicha, yendo por la parte de levante, dentro de la dicha raya a la parte de levante, o de norte o sur de ella, tanto que no sea atravesando la raya, que esto sea y quede y pertenezca al dicho señor rey de Portugal y a sus subcesores para siempre jamás. Y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas y por hallar, descubiertas y por descubrir, que son o fueren halladas por los señores rey y reina de Castilla y de Aragón, y por sus navíos, desde la raya dada en la forma susodicha, yendo por la parte de poniente, después de pasada la raya para el poniente o al norte sur de ella, que todo sea y quede y pertenezca a los dichos señores rey y reina de Castilla y de León, y a sus subcesores para siempre jamás.


[Real Pragmática de 1499, fechada en Medina del Campo -Wikipedia-]:
Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos con sus mujeres e hijos, que del día que esta ley fuera notificada y pregonada en nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partido hasta sesenta días siguientes, cada uno de ellos viva por oficios conocidos, que mejor supieran aprovecharse, estando atada en lugares donde acordasen asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan, y los den lo hubiese menester y no anden más juntos vagando por nuestros reinos como lo facen, o dentro de otros sesenta días primeros siguientes, salgan de nuestros reinos y no vuelvan a ellos en manera alguna, so pena de que si en ellos fueren hallados o tomados sin oficios o sin señores juntos, pasados los dichos días, que den a cada uno cien azotes por la primera vez, y los destierren perpetuamente destos reinos; y por la segunda vez, que les corten las orejas, y estén sesenta días en las cadenas, y los tornen a desterrar, como dicho es, y por la tercera vez, que sean cautivos de los que los tomasen por toda la vida.


[Testamento de Isabel la Católica, 1504]:
Y, viendo como el Príncipe, mi hijo, por ser de otra nación y de otra lengua si no se conformase con las leyes, fueros, usos y costumbres de estos reinos y, él o la Princesa, mi hija, no los gobernasen por dichas leyes, fueros, usos y costumbres no serían obedecidos ni servidos como debían y no les tendrían el amor que yo querría que les tuviesen [...] ; y conociendo que cada reino tiene sus leyes, fueros, usos y costumbres y es mejor gobernado por sus naturales: Por ello, queriendo por remedio para que los dichos Príncipe y Princesa, mis hijos, gobiernen estos reinos como deben [...], ordeno y mando que de aquí adelante no se conceda ni alcaldías, ni tenencias, castillos, fortalezas, ni jurisdicciones, oficios de justicia, ni oficios de ciudades ni de villas, ni oficios de hacienda, los de la casa y corte a persona alguna o personas que no sean naturales de estos reinos; y que los oficiales ante los que los naturales de estas tierras tengan que presentarse por cualquier asunto relacionado con estas tierras sean habitantes de estos territorios.
...
También mando que en cuanto que el Papa nos concedió las Islas y Tierra Firme del Mar Océano descubiertas y por descubrir [América y las islas cercanas], y como fue mi intención procurar, inducir y atraer a los pueblos que las pueblan a la fe católica, y enviar a las Islas y Tierra Firme prelados y religiosos y clérigos y otras personas doctas... para instruir a los moradores de aquellas tierras en la fe católica, y enseñarles buenas costumbres. A demás suplico al rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la princesa, mi hija, y al príncipe, su marido, que así lo hagan y cumplan, y que esto sea su principal fin y en ello ponga mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido algún agravio que lo remedien y provean para que no se sobrepase en cosa alguna lo que en las cartas apostólicas de dicha concesión se mandaba y establecía.

https://es.wikisource.org/wiki/Testamento_de_Isabel_la_Cat%C3%B3lica
http://www.ub.edu/duoda/diferencia/html/es/primario16.html
Luis Suárez Fernández, Análisis del testamento de Isabel la Católica
https://www.palaciorealtestamentario.es/2017/10/12/algunas-curiosidades-del-testamento-de-isabel-la-catolica/


[Leyes de Toro, 1505 -derechouned-]:
Entre ellas feísmos una ley e ordenanza que fabla cerca de las opiniones de Bartola, e Baldo, e de Juan Andrés, e el Abad, qual dellas se debe seguir en dubda, a falta de ley e porque agora somos informados, que lo que feísmos por estorvar la prolixidad e muchedumbre de las opiniones de los doctores, ha traydo mayor daño e inconveniente... mandamos que de aquí adelante no se use Della, ni se guarde, ni cumpla, porque nuestra intención e voluntad es, que cerca de la dicha ordenación e determinación de los pleytos e causas, solamente se faga e guarde lo contenido en dicha ley del señore rey don Alfonso, e en esta nuestra

https://es.wikipedia.org/wiki/Letrado
https://es.wikipedia.org/wiki/Colegio_mayor


[Entrevista a Luis Suárez Fernández]:
... tenemos la Historia mal dividida. Hay una época, a la cual no se le ha prestado verdadera atención —mi tesis estaba en el final de la misma—, que es la que va de 1328, en que Ockham se enfrenta con el Papa Juan XXII, rompe con él, se adscribe a una especie de «fideísmo filosófico» y propone un programa de secularización de la vida política; hasta que tales ideas, más o menos desarrolladas, se imponen en la Paz de Westfalia de 1648. Estos tres siglos forman una unidad [después añadirá: "De 1098 hasta 1328 hay otra etapa en la historia"]. Desde luego, no pretendo haber descubierto estos defectos de la periodización histórica. Son, en efecto, bastantes los historiadores que se han dado cuenta de que entre el final de la Edad Media y lo que podríamos llamar el triunfo de la modernidad hay un período de tiempo que cubre exactamente trescientos años. Ésa fue precisamente la época que me atrajo, como he tratado de explicar en el librito sobre Humanismo y Reforma Católica. Mi planteamiento coincide con algo que los investigadores actuales, en la conmemoración de Felipe II, han comenzado a decir: que no hubo una modernidad, sino dos modernidades. Por una parte, la que representaba España y recogía toda la tradición del tomismo, sobre todo el tomismo salmantino, que resultó vencida y, por consiguiente, arrumbada, considerada antigua y digna de muerte. Por otra, la opción de modernidad que empieza con Ockham, sigue a través de Lutero y llega hasta Westfalia. Ésa es la época que a mí me ha atraído más. Si tuviera que definir mi trabajo, diría que estudio el periodo comprendido entre 1328 y 1648. No estoy de acuerdo, por tanto, con los límites cronológicos generalmente admitidos, entre el Bajo Medievo y la nueva época. ... Lo que no tiene sentido es pensar que el final de la Edad Media es la caída de Constantinopla en 1453. Esto ya no fue un acontecimiento. Constantinopla ya había caído en 1204, y, aunque se había instaurado un supuesto Imperio bizantino, no tenía significación: era un estado agónico, condenado a desaparecer antes o después.
P. Y para España, la llegada de los Reyes Católicos (desde 1479), ¿supone el inicio de una nueva era? R. Para mí, lo que suponen los Reyes Católicos es la madurez de los ideales que habían comenzado a definirse con la revolución de los Trastámara, especialmente con Juan I de Castilla (1379-1390). Desde mi punto de vista, es un momento intermedio, en el que se toma un decisión sumamente importante: la defensa de un tipo de modernidad que va a ser vencida en 1648. Por eso es tan decisivo: es el momento de la reforma de las Universidades, de la unidad religiosa, de la aceptación del principio cuius religio eius regio, es decir, que cada reino siga la religión de su príncipe. Según éste, el Estado naciente tiene que acomodarse a los principios de la religión, al revés de lo que está defendiendo la otra línea, que se llama a sí misma teoiogía moderna, y es que el país tiene que someterse a la religión del Estado. La posición de los Trastámara, que triunfó con los Reyes Católicos, y los ideales del ockhamismo, por así decir, constituyen como los extremos de una misma línea. La línea es la misma: la identificación entre el Estado y la comunidad religiosa. La diferencia estriba en que, para una modernidad, es el Estado o el príncipe el que toma la iniciativa; para la otra, la iniciativa parte del Reino. He aquí, a mi entender, la diferencia, que, obviamente, no es una banalidad. Por este motivo me interesó tanto la época de los Reyes Católicos: porque en ella culmina un proceso histórico iniciado en la segunda mitad del siglo XIV, con la revolución Trastámara. En tal proceso, el perfil de la modernidad se identifica con la misión que la monarquía católica española se va a proponer defender. Ellos la llamaron la «monarquía católica española», antes que Tommaso Campanella lo hiciese.
...
En realidad, no hubo tal decreto de expulsión, sino de prohibición del judaismo. Los judíos tenían la doble opción: podían convertirse; por consiguiente no estaban obligados a salir. No eran expulsados por ser judíos: lo que se les prohibía era seguir practicando en España su religión. Si querían continuar en ella tenían que marcharse; si no querían abandonarla, se bautizaban y se quedaban. El jefe de los judíos, el Rabino Mayor, Abraham Seneor, se bautizó; los Reyes fueron sus padrinos, le hicieron noble, le dieron el apellido de Núñez Coronel, y su bisnieta es Sor María Jesús de Agreda. Cuando Alejandro VI recibe la noticia del decreto organiza grandes fiestas en Roma, entre otras cosas, una corrida de toros en señal de alegría. Y la Universidad de París se reúne en claustro para felicitar a los Reyes Católicos. Porque el judaismo estaba prohibido en toda Europa, salvo en España. Por consiguiente, el decreto responde a lo que era el espíritu de la época. Sin embargo, ahora da la impresión de que España fue el único país que expulsó a los judíos, y que todos los demás eran muy bondadosos y tolerantes. Pero es una opinión falsa, completamente falsa.
...
 Navarra se incorporó a la Corona española en virtud de un pacto. Es el único caso claro que conocemos. El pacto se conserva además en Simancas; es decir, es un documento fehaciente. En nombre del Rey actúa el Duque de Alba, y no hay una ocupación militar: hay una incorporación. Mi duda fue por qué esa incorporación no se hizo a la Corona de Aragón, y sí, expresamente, a la Corona de Castilla, cuando realmente el modelo que permitía ese pacto era el modelo de la Corona de Aragón, y no el castellano. Yo no encuentro más que una posible explicación: es precisamente para imponer también en Castilla el modelo pactista, que era lo que quería Femando el Católico. En aquel momento, 1512, ya había muerto Isabel. Es un modo de imponer el pactismo, típico de la Corona de Aragón, también en la de Castilla; como si quisiera transmitir ese mensaje a sus sucesores: no lo cambiéis. Porque, en estos momentos, Fernando está ya ante la perspectiva inmediata de que Carlos va a ser su sucesor. 


[José Antonio Maravall, El mundo social de La Celestina -V La protesta contra la determinación social de la persona. Pragmatismo y cálculo. El comportamiento como técnica  -la obra , ca. 1499-]
La predisposición que revelan y la subsiguiente evolución que a través de la obra se observa en los criados más próximos a la persona de Calixto, explican perfectamente el éxito de Celestina para atraerlos «con anzuelo de codicia y de deleite» (pág. 19). Su comportamiento no tiene nada que ver con el que se atribuye a los criados bribones en algunas narraciones medievales. No son caracteres perversos en los que se dé una predeterminada y fija inclinación al mal. Su proceder es el resultado social, al que se ven arrastrados por la situación en que se encuentran, en virtud de la cual se hallan instalados en unas formas de vida que condicionan la quiebra de la virtud moral, tradicionalmente estimada, de los individuos inmersos en aquellas. Y de esa consecuencia, la responsabilidad corresponde principalmente a la sociedad en que les ha tocado vivir y al grupo dominante de los señores.
Estos criados acompañantes del señor, según las condiciones de la nueva clase ociosa del siglo XV, nada tienen que ver con el sabio anciano de los cuentos medievales, cuya figura se encuentra, por ejemplo, en apólogos del infante don Juan Manuel. Aunque en la primera parte tengan junto al descarriado joven, un papel de sermoneadores, no va a ser esa su misión. Tampoco su antecedente inmediato hay que buscarlo en los esclavos de la comedia clásica, como ya intuyó M. Pelayo y queda bien puesto en claro después de la colosal investigación de María Rosa Lida. Finalmente, tampoco corresponden a la figura del criado en el teatro posterior. Todo ello hace pensar que se trata, pues, de figuras muy ajustadamente referidas a la situación concreta y peculiar de los comienzos de la Edad Moderna, cuya novedad, cuya singularidad, irreductible a los tiempos de la Antigüedad clásica, del Medievo o del Barroco, explica que tales personajes de La Celestina se presenten como criaturas originales, diferentes de todos los tipos anteriores o posteriores con los que podrían tener alguna semejanza. En tal sentido dijimos al empezar, que La Celestina reflejaba con perfecta adecuación la imagen de la sociedad en que había sido escrita.
Es cierto que Sempronio se nos presenta junto a su amo, en alguna ocasión, ejerciendo un papel parecido al del gracioso en la comedia española del XVII (pág. 64). Basándose en algunos datos de esta naturaleza, Menéndez Pelayo escribió «Los dos criados de Calixto tienen particular importancia en la historia de la comedia moderna, porque en ellos acaba la tradición de los Davos y los Siros y penetra en el arte el tipo del fámulo libre, consejero y confidente de su señor, no sólo para estafar a un padre avaro dinero con que adquirir una hermosa esclava, sino para acompañar a su dueño en todos los actos y situaciones de la vida, alternando con él como camarada, regocijándole con sus ocurrencias, entrometiéndose a cada momento en sus negocios, adulando o contrariando sus vicios y locuras, haciendo, en suma, todo lo que hacen nuestros graciosos y sus similares italianos y franceses, derivados a veces de los nuestros. Pero esta representación que con el tiempo llegó a ser tan convencional es en Rojas tan verídica como todo lo demás si se tienen en cuenta las costumbres de su siglo y la intimidad en que vivían los grandes señores, no sólo con sus criados (palabra que tenía entonces más noble significación que ahora), sino con truhanes, juglares y hombres de pasatiempo». En dos pasajes, sobre todo, vino a apoyarse M. Pelayo para sostener la aproximación entre los graciosos y los criados de La Celestina: en primer lugar las escenas el aucto II, en que Sempronio aparece como acompañante placentero y alegre que distrae al señor con sus «donaires» (la representación del criado como «figura del donaire» será hecha por Lope en el prólogo de La Francesilla); en segundo lugar la presentación que Sempronio hace de sí mismo en el aucto IX, como contrafigura del señor, como caricatura aplebeyada de los caracteres aristocráticos de aquel, cuando dice de sí «andar hecho otro Calixto» en su amor por Elicia.
No cabe duda de que la base que todo esto representa para equiparar graciosos y criados celestinescos es bien exigua. Y aparecen, en contradicción con ese intento de interpretación, las imágenes enteras de unos y otros, cuyas profundas diferencias ayudan a comprender la propia significación del mundo social de La Celestina.
El gracioso es siempre inclinado a prestar fiel ayuda a su señor, por lo menos en la medida en que se lo permita la   falta de virtudes heroicas, las cuales, según la concepción estamental de la virtud, vigente todavía en el XVII, no le corresponde poseer por razón de su condición plebeya. A pesar de esta, y a pesar también de que no es sabio -aunque a algunos de ellos, en el desarrollo de la acción, el autor o autores los acerquen a las aulas universitarias para dar verosimilitud a sus culteranismos-, el gracioso pone al servicio de su señor la astucia, la prudencia o la sindéresis que su baqueteada experiencia de la vida le ha proporcionado. Es muy acertada la observación de Ch. D. Ley: «el gracioso será siempre muy amigo de su dueño, muy benévolo para con sus flaquezas, cuando por tales las juzga», y en relación con ello tiene, por lo menos, una virtud positiva, «su fidelidad al protagonista, de quien constituye una especie de sombra». A la actitud irreflexiva, de entrega, que tópicamente asume su señor, actitud que el criado de la comedia del XVII estima como generosa, se corresponde en este una sabiduría mundana y aun desvergonzada, que siempre se pone -con buen o mal resultado, esto puede variar-, al servicio de los intereses del joven amo, de quien viene a ser un trasunto en negativo.
Aunque condicionada por la situación social que la clase dominante ha producido y sostiene, o mejor dicho, en tanto que condicionada por esa situación, la personalidad del criado de La Celestina es mucho más autónoma. Y su desvinculación moral del señor llega a ser radical: es enemigo suyo: no pretende ayudarle, sino conseguir su propio proyecto, aun perjudicando a aquel, y hasta procurando sistemáticamente su daño; no es fiel, por tanto, sino aprovechado; no estima por encima al señor más que, a lo sumo, en algún aspecto de linaje; y, lejos de ser benévolo con sus faltas, le califica duramente de ruin y destaca su mala condición moral, como eximente, si no justificante, de su proceder contra él.
Esta radical discrepancia entre la figura del gracioso y la del criado celestinesco deriva, como llevamos dicho, de una motivación histórico-social. Los criados de La Celestina corresponden a la fase de crisis de la sociedad señorial del siglo XV. Se aprecian en sus imágenes, con vigorosa conciencia, los desarreglos que trae consigo la caída del orden tradicional. No se trata de que esa actitud de protesta y rencor brote precisamente de añoranza por el régimen precedente, cosa inexplicable en quienes no habían hecho más que sufrir también sus muchos males y aun mayores. Pero ese desarreglo que los cambios sociales de la nueva época traen consigo pone en claro -y hoy hemos de considerar esto como un aspecto fecundo en la Historia social- las injusticias que el nuevo sistema, basado en los privilegios de la riqueza, introduce en las relaciones entre los individuos. Consideremos también que, si en ello encontró apoyo, como es bien sabido, la autoridad estatal -de suyo opuesta a los antiguos poderes señoriales-, para imponer un nuevo orden, dio también lugar a que, con el impulso de un individualismo creciente, cada uno buscara obtener el mayor provecho posible y el auge del egoísmo hiciera palidecer la presencia de otros resortes en las relaciones interindividuales de los hombres que vivieron la crisis de la modernidad.
Los investigadores de Historia social y económica con todo rigor han demostrado que, a fines del XVI, se produce, con la reorganización económica de la propiedad territorial, una nueva fase de vigoración del régimen señorial. El fenómeno, después de los trabajos de Braudel, está claro en todos los  países de la cuenca mediterránea, con manifestaciones en el resto de Europa. En España se presenta con características especialmente acentuadas. Pues bien, la figura de los «graciosos» en nuestro siglo XVII corresponde a la de los criados de esa nueva etapa de una sociedad señorial, cuya nueva estructura resulta tan fuertemente impuesta en España, hasta el punto de que frente a ella no cabe ya la protesta y apenas quedan posibilidades para el rencor. No hay otra salida que la acomodación. La invención de los graciosos hay que atribuirla a la mentalidad que deriva de la aceptación de la nueva sociedad señorial. Su difusión coincide, en el campo del teatro, con la nueva moral acomodaticia que caracteriza, en sus más peculiares manifestaciones, a nuestro siglo XVII y que dará en él la obra de moralística más representativa quizá del tiempo: la obra de Gracián.
Esas posibilidades de manifestación, tan férreamente reducidas, del rencor antisocial, producirá en la literatura española el fenómeno de la novela picaresca. Los criados de La Celestina no son pícaros, porque en la sociedad más libre, menos esclerótica, de fines del XV y comienzos del XVI, hay todavía lugar para la protesta, aunque sea dentro de un alcance reducido. Los pícaros no son criados al modo de los de La Celestina, pero derivan de un espíritu emparentado con el de aquellos, contorsionado, eso sí, bajo la ley de crueldad social que preside sus vidas, y adaptado a las nuevas circunstancias de una sociedad que ha vuelto a ser mucho más cerrada.

[Crónica general, citada por Lojendiio, sobre el episodio de las cuentas del Gran Capitán, 1506]:
Había Gonzalo Hernández en aquellos días burlado la diligencia y curiosidad de los tesoreros envidiosos, y a él enojados y al Rey poco honrosos, que siendo llamado como a juicio para que diese cuenta de lo gastado en la guerra y del recibo asentado en la tesorería y mostrando ser muy mayor la entrada que no era lo gastado, respondió muy severamente que él traería otra escritura muy más auténtica que ninguna de aquéllas, por lo cual mostraría, clara y patentemente que, había mucho más gastado que recibido y que quería que le pagasen todo el alcance de aquella cuenta como deuda que le debía la Cámara Real. El día siguiente presentó un librillo y con un título muy arrogante con que puso silencio a los tesoreros y al Rey y todos mucha risa. En el primer capítulo asentó que había gastado en frailes y sacerdotes, religiosos, en pobres y monjas, los cuales continuamente estaban en oración rogando a Nuestro Señor Jesucristo, y a todos los santos y santas que le diesen victoria, doscientos mil y setecientos treinta y seis ducados y nueve reales. La segunda partida asentó setecientos mil y cuatrocientos y noventa y cuatro ducados a las espías de los cuales había entendido los designios de los enemigos y ganado muchas victorias, y finalmente, la libre posesión de tan gran reino. Entendida del Rey la argucia mandó poner silencio, porque quien sería aquél si no fue algún ingrato o verdaderamente de baja y vil condición que buscase los deudores y quisiese saber el número de los dineros dados secretamente de un tan excelente capitán.


Cardenal Cisneros


[Joseph Pérez, Cisneros, el cardenal de España, 2014 -los hechos, 1506-15016-]:
Una anécdota muy popular  dice mucho sobre la tirantez que pudo existir en varias ocasiones  entre el cardenal y los grandes. No se sabe bien si en 1506 o en 1516, un grupo de grandes poco dispuestos a obedecer las órdenes de Cisneros le preguntaron con qué poderes actuaba como lo estaba haciendo; el cardenal les pidió que volvieran al día siguiente; entonces les contestaría. El día señalado, Cisneros llevó a los grandes a una ventana que daba al patio del palacio; allí estaba formada una tropa de unos 2.000 hombres con algunos cañones ("bellicorum tormentorum machinas"); el cardenal pronunció entonces aquellas palabras:  "
estos son mis poderes". La anécdota es probablemente falsa, pero confirma el interés que Cisneros  siempre tuvo por las cuestiones militares... "como si desde niño, se criara en la guerra", comenta un cronista. Un día, cuando se estaba preparando la expedición a Orán, el cardenal se acercó a ver los ejercicios que se hacían en la vega de Toledo; el conde Pedro Navarro, jefe de aquella tropa, le llamó la atención: "Pase Vuestra Señoría Ilustrísima por estotra parte, porque por esa le dará mucho enfado el humo de la pólvora"; a lo cual respondió Cisneros; "no os dé nada, general, que el humo de la pólvora es para mí más agradable que los perfumes más raros de Arabia". ... Más significativa todavía fue la voluntad de Cisneros de dotar la institución monárquica de los medios necesarios para imponer su autoridad en cualquier circunstancia, sin que dicha institución se viera obligada a acudir a las huestes señoriales o a las milicias urbanas; de la fuerza militar dependía en últíma instancia el orden público. A esta preocupación se debe el proyecto de formar la que él llamó una "gente de ordenanza" que estuviera exclusivamente a disposición del monarca. La idea ya le había interesado a Fernando el Católico, pero este no quiso o no pudo llevarla adelante. Su autor, el comendador Gil Rengifo, natural de Ávila y veterano de las guerras de Italia y Navarra, proponía formar una fuerza de intervención, poco numerosa pero bien equipada y mejor entrenada...  Al iniciar su segunda gobernación, Cisneros recogió el proyecto y decidió llevarlo a la práctica. Como lo explica al rey, "es cosa tan necesaria y tan provechosa.... para que la justicia y el estado de la corona real sea acatado y obedecido como conviene"... Procura el gobernador quitarle al proyecto el aspecto de una innovación:  "todos los reyes pasados siempre tuvieron dos mil de caballo de sus guardas, con los quales eran reyes y mandaban y hacían lo que querían, hasta el rey don Enrique el Cuarto, el qual, luego que despidió y deshizo las dichas guardas, fue desobedecido y perdido"; con aquella tropa "no habrá ninguno que en el reyno se ose mover".

[Carta de García de Bobadilla al cardenal Cisneros, recomendando que Erasmo fuera invitado a Alcalá para participar en la Políglota, 1516]:
Aun cuando en 1516 la edición de la Biblia Políglota Complutense estaba en sus últimas fases, Cisneros y sus colaboradores no desaprovechaban ninguna oportunidad para mejorar la calidad de la obra. No disponemos de testimonios sobre que llegaran a saber de la existencia de la edición políglota del Salterio, impresa por el obispo Giustiniani  en dicho año, pero sí supieron de la edición greco-latina Novum Testamentum de Erasmo. Su impresión por Froben le garantizó una excelente difusión comercial. En noviembre el abad de Santa María de Husillos, García de Bobadilla, escribió al cardenal esta carta llena de entusiasmo por aquella la edición grecolatina, encareciendo además la necesidad de que el humanista holandés,  «buen teólogo... harto doto en lo griego y hebraico, ... elegante latino, ... y excelente persona», fuera invitado a España para que colaborara en la labor de crítica textual bíblica emprendida. El abad, que acababa de recibir un ejemplar de su Novum Instrumentum (Basilea, 1516), expresaba así su gran admiración por la obra y el autor:
«Y puesto que en la publicación ha prevenido a V. Sª Rma., creo que podría ser lo mesmo harta más ayuda para que lo de V. Sª Rma. salga algo más enucleado; y a esta causa, y para lo del Testamento Viejo, parecíame que V. Sª Rma. no devria estar sin tal persona como la de Erasmo, y con su parecer y correción hazer la publicacion de toda la obra, y que se devría comprar su presencia por algún tiempo, que cierto en tanta universalidad, aunque he visto personas singulares, no he visto cosa igual como ésta puesta en obra ni más elimada...»
Si bien es evidente que en los años anteriores algunos libros del humanista, como los Adagia, habían llegado a la península (en 1515 se estableció esta obra como lectura obligatoria para los estudiantes de gramática del Colegio alcalaíno de San Eugenio y de San Isidoro), su Novum Testamentum en latín y griego causó un especial impacto en Alcalá de Henares, donde un grupo de teólogos y filólogos, seleccionados por el cardenal Cisneros, trabajaba por terminar la edición políglota de la Biblia. Aunque en 1514 se había impreso en Alcalá el volumen dedicado al Nuevo Testamento -el V dentro del conjunto de la obra-, y verdadera editio princeps en griego de esta parte de la Biblia, todavía quedaba por imprimir parte del Antiguo. Como la edición que aquel “Erasmus” había hecho de los textos novotestamentarios coincidía en muchos aspectos con los planteamientos complutenses, se comprende que Cisneros no desaprovechara el consejo de García de Bobadilla para que ayudara en la edición. Se sabe que escribió a Erasmo por dos veces, pero también que éste rechazó la invitación. En una epístola enviada a Tomás Moro el humanista justificaba su decisión con un célebre «Non placet Hispania», que debe ser matizado. Su negativa no suponía un desprecio a la Biblia Políglota. Es más, en 1517 escribiría a Capitón anunciando los albores de una nueva edad dorada, en la que tenía todavía más esperanzas tras saber que se había asentado la paz entre los estados de la Cristiandad y cómo, al mismo tiempo, las letras revivían en todas partes: en Roma, gracias a León X, y en España por obra del cardenal de Toledo. Éste no tardaría en fallecer, pero (como veremos más adelante) Erasmo encontraría pocos años más tarde un nuevo valedor en su sucesor en la silla arzobispal toledana, Alonso de Fonseca.
https://biblioteca.ucm.es/historica/biblia-poliglota-complutense
https://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_cisneriana

Sepulcro de Cisneros, Bartolomé Ordóñez, 1519
[Juan de Vergara, Epitafio del sepulcro del Cardenal Cisneros]:
CHR. OPT. MAX
CONDIDERAM MVSIS FRANCISCVS GRANDE LICEUM
CONDOR IN EXIGVO NVC EGO SARCOPHAGO
PRAETEXTAM IVNXI SACCO GALEAMQVE GALERO
FRATER -DVX- PRAESVL- CARDINEUS
QVIN VIRTUTE MEA IVNCTUM EST DIADEMA CUCULLO
QVVM MIHI REGNANTI PARAVIT HESPERIA
OBIT ROAE. VI. ID. NOVEMB. M. D. XVII.

A CRISTO ÓPTIMO MÁXIMO.
ABIERTO HABÍA YO, FRANCISCO, A LAS MUSAS UN ESPACIOSO LICEO
ENCERRADO ESTOY AHORA EN ESTRECHO SARCÓFAGO.
LA PÚRPURA UNÍ AL SAYAL Y EL YELMO AL CAPELO
COMO FRAILE, GENERAL, GOBERNANTE Y PRÍNCIPE CARDENAL.
MÁS AÚN: POR MI TEMPLE SE UNIÓ LA CORONA A LA COGULLA
CUANDO EN MI REGENCIA ME OBEDECIÓ ESPAÑA.
MURIÓ EN ROA, EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1517.



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